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EL CALÓ JERGAL

TRANSFORMACIÓN DE LA GERMANIA.-El estudio que acabamos de realizar está hecho en presencia del Vocabulario de J. Hidalgo, y es representativo de la sociedad delincuente que existía en los comienzos del siglo xvii y de su lenguaje.

En ese tiempo existía otra sociedad más naturalmente diferenciada y más naturalmente delincuente que la primera.

La germania es un retoño anómalo de una sociedad nacional, producto de afinidades de elementos reunidos por comunidad de tendencias y condensados en las grandes poblaciones donde esas tendencias pudieran realizarse.

El gitanismo no es un retoño, es un cuerpo extraño, pues lo constituye la ingerencia en la sociedad nacional de un pueblo errante, apegado á su lengua, á sus costumbres y á sus tradiciones, y sin más adaptación al pueblo en que se ingiere que la puramente nutritiva.

La germania, por nacer de elementos nacionales y pcr caracterizar vicios nacionales, se exteriorizó, se manifestó, se entroncó literariamente y fué conocida en las intimidades de sus costumbres y su lengua.

El gitanismo adquirió pronto notoriedad; pero no obstante servir de apelativo para caracterizar determinadas condiciones, y no obstante la singularización literaria que le prestan el príncipe de nuestros ingenios al tomarlo como asunto de sus obras escénicas (principalmente en la comedia Pedro de Urdemalas) y de sus novelas (La Gitanilla, Coloquio de los perros) y las ampliaciones de Espinel, Meneses y el Dr. Jerónimo de Alcalá, fué tan desconocido en sus principales caracteres, que, además de ignorar por completo su lenguaje (1), y además de las confusiones de H. de Luna y del Dr. Sancho de Moncada, actualmente demuestran el extravío en que se vivió las definiciones del Diccionario de la lengua. (Véase LA HAMPA).

La transformación de la germania nos ofrece un fenómeno curioso de contacto entre estas dos sociedades.

Los gitanos, por su natural y por su modo de

(1) En la Pícara Justina (pág. 67, col. 1.a) se lee la única referencia á un término gitano, y este es una locución jergal agitanada: «Dijo á fuer de gitano: garda la bulza; y armó cierta mamona á una faltriquera.»>

En el Escudero Marcos de Obregón (pág. 417, col. 1.a), aludiendo al lenguaje de los gitanos: «Ellos quedaron hablando en su lenguaje de jerigonza.»>

vivir, son más afines á la sociedad delincuente que á la sociedad común. De esta última, sólo tienen rudimentarias tendencias industriales y especificadas tendencias comerciales; y de la primera tienen el ser naturalmente inclinados á la exacción y al engaño, característicos de su comercio.

En los siglos XVI y xvii la germania tuvo más personalidad y más imperio que el gitanismo, y lo demuestra el que en su lenguaje no aparezca casi ninguna influencia caracterizada del «caló», mientras que en éste se introducen algunas voces de germania. Ciento siete se mencionan más adelante.

Omitiremos en esta parte de nuestro estudio toda referencia filológica conducente á demostrar el origen de los gitanos y la fecha de su probable emigración. En este punto hay dos opiniones: la de Ascoli, que afirma que el humilde idioma zíngaro excede en nobleza á la misma lengua palica, y que es, por lo tanto, el que más se aproxima al sánscrito, lo que le induce á armonizar esta conclusión con la teoría prehistórica de Bataillard; y la de Miklosich, que encuentra semejanzas entre el zíngaro y los modernos lenguajes arianos de la India, refiriendo el momento de la emigración á la época en que esos dialectos se formaron, es decir, después del período prakrito.

Más interés tiene, para nuestro objeto, el estudio de la incorporación al zíngaro de palabras de las lenguas procedentes de los distintos pueblos con quienes se relacionaron en su ruta emigratoria.

Así la teoría que los hace dimanar de Egipto, queda desautorizada con la ausencia de elementos árabes en su idioma. En cambio las palabras persas, armenias, griegas, slavas, valacas, magiares, alemanas, francesas, españolas, italianas é inglesas, son, además de comprobantes del itinerario emigratorio, evidenciadoras de las relaciones transitorias ó permanentes del pueblo zíngaro, con los países que recorrieron en su ruta y con los que eligieron para permanecer en sus dominios.

En este punto hace Colocci una afirmación bien encaminada, y es la de que el pueblo zíngaro, en el momento de su aparición en Europa, se encontraba en un estado de cultura tan inferior, que apenas había sobrepasado el nivel del hombre primitivo. Su lengua se reducía, por lo tanto, á indicar únicamente los objetos de primera necesidad y los que caen bajo el dominio de los sentidos. Era una lengua extraordinariamente pobre, y se enriqueció á la vez que las ideas de los europeos iban penetrando en el espíritu de los zíngaros. Para esto adoptaron el modo más natural, el de aceptar la cosa indicada al propio tiempo que el vocablo indicador, al cual dieron una estructura aparente ó una terminación zingaresca.

De este modo, los catorce tipos principales de los dialectos zíngaros estudiados hasta la fecha (greco-turco ó tchinghiane, rumano, húngaro, slavón, alemán, polaco-lituano, ruso, finno, scandinavo, anglo-sajón ó gipso, galaico ó welso, italiano, vasco y español ó gitano) se distinguen por haber

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