Imágenes de páginas
PDF
EPUB

despues de haber sido tantos años el jefe principal del partido de Doña Isabel contra el de la Beltraneja, tomó finalmente el de esta y peleó contra el de Doña Isabel en la batalla de Toro el año de 1476, es oficio própio de los coronistas.

ILUSTRACION III.

Estado de Castilla en el reinado de Enrique IV.

Cuanto fuese el desorden y trastorno general de las cosas en el reinado de Don Enrique IV, lo prueban unánimemente los documentos históricos de aquel tiempo. Y cuan público y conocido era en Europa el estado de Castilla y cuanto el descrédito de su gobierno, lo muestran las reconvenciones, aunque amistosas, de los embajadores que el duque Carlos de Borgoña envió á Don Enrique el año de 1473, penúltimo de su reinado. No cesaron aquellos embajadores, dice Zurita (1), de exortar al Rei de Castilla que considerase atentamente cuantos excesos se cometian en sus réinos, y cuanto menosprecio habia de la justícia, y cuanta libertad tenian los poderosos para abatir á los que no lo eran, cuan desolada estaba la república, y cuantos robos se hacian del património real, y cuanta licéncia tenian todos los malhechores, y que esta era con tanto atrevimiento, como sinó hubiera juício entre los hombres. Que esto era tan notório á todo el mundo, que todos los buenos se dolian de ver á Castilla, que así habia caido de su glória antíguay que no cumplia el duque de Borgoña con su déuda sinó desease despertar el ánimo del Rei para que procurase el remédio de tanta méngua.

La história de aquel reinado especialmente en su postrer período, es una continuada demostracion de la justícia con que hablaban los embajadores del desgobierno de Don Enrique, de la insubordinacion de los principales vasallos y de la confusion que habia en los negócios públicos. El atrevimiento de los grandes llegó hasta intentar prender al Rei en su palácio de Madrid: rompieron las puertas, y el Rei solo pudo evitar su prision re

(1) Anal. lib. 18, cap. 60.

trayéndose á un lugar escondido del alcazar (1). Esto sucedió en el año 1464, y en el mismo se celebró la junta de Burgos, cuya relacion pone de manifiesto el grado de abatimiento y vilipendio en que habia caido la dignidad real, las causas de ello y el exceso de la osadia á que llegaron los grandes y prelados malcontentos. Estos dias, cuenta en su crónica Alonso de Paléncia, se juntaron en Burgos con el marqués de Villena Don Juan Pacheco los condes de Plaséncia y Benavente y Paredes, y los obispos de Burgos y de Coria Don Luis de Acuña y Don Iñigo Manrique, é Juan de Padilla adelantado de Castilla, los procuradores del maestre de Calatrava Don Pedro Giron y del maestre de Alcántara Don Gomez de Cáceres, y del almirante Don Fadrique, y del arzobispo de Toledo Don Alonso Carrillo, y Don Alonso de Fonseca arzobispo de Santiago, que ya tenia la posesion contra la vountad del Rei, Don Garcia de Toledo hijo mayor del conde de Alva de Liste, Don Diego de Estúñiga conde de Miranda, Don Gabriel Manrique conde de Osorno, Don Alvar Perez Osório conde de Trastamara, Don Juan Sarmiento conde de Santa Marta, Don Pedro Fajardo adelantado de Múrcia, Juan Hurtado de Mendoza señor de Cañete, Sancho de Rojas señor de Monzon, Gomez de Benavides señor de Frómesta: los cuales todos unánimes y conformes juraron con todas sus fuerzas de resistir al tiránico poder del Rei Don Enrique, de lo cual nunca se apartarian por ningun interés ni ruego, ni ascondida ni públicamente: y sobre esto hicieron omenaje en manos de Diego Lopez de Zúñiga. E de consejo de todos fué acordado hacer al Rei una amonestacion, la cual no solo al Rei fué intimada, mas aun enviada á su procurador en corte romana Gomez de Solís, criado de Don Juan Pacheco marqués de Villena;....... al cual todos los ya dichos enviaron sus poderes para que lo mostrase al Papa y lo notificase á cardenales españoles, franceses é italianos,... abiertamente haciendo mencion del estirpe fingida por el Rei Don Enrique, á quien queria dar la sucesion destos réinos, la maldad de sus costumbres, el menosprecio de la religion cristiana, el amor que á los moros tenia, el quebrantamiento de las leyes, la

[merged small][ocr errors]

alteracion de la moneda, el no oir los querellantes, la general licéncia que á los crímines y pecados daba, la disolucion de la disciplina militar, la persecucion de las iglésias, la toma de las doncellas, la aprobacion de los maleficios, el ódio que á los buenos habia, la fé que daba á los adervinos, el menosprecio que tenia al avicto real, Lo cual todo Alonso de Paléncia coronista leyó al Papa,

Eralo á la sazon Paulo II, á cuya corte habia enviado anteriormente el arzobispo de Sevilla al historiador mismo de estos sucesos. Su exactitud se comprueba por las cópias de la amonestacion hecha al Rei que se conserva entre los curiosos. Es mui notório, se dice en ella, haber personas en vuestro palácio é cerca de vuestra persona infieles enemigos de nuestra santa fé católica.... en especial que creyen é afirman que otro mundo no hai, sinó nacer é morir como béstias.... Ende estan contínuos blasfémios é renegadores de nuestro Señcr et de nuestra señora la Virgen Maria é de los santos evangélios á los cuales vuestra Señoria ha sublimado en altos honcres é estados é dignidades de vuestros réinos; é por consiguiente la abominacion y corrupcion de los pecados abominables dignos de no ser nombrados que corrompen los áires é desfacen la naturaleza humana, son notórios;....é otros muchos pecados, sin justícias é tiranias son aumentados en tiempo de vuestra Señoria, cuales no fueron en los tiempos pasados.... E gente de moros ha traido vuestra Alteza en su compañia en guarda de su persona, y á muchos dellos vuestra Alteza ha redimido de cautivos, é les dió libertad é¦'á todos dió armas é caballos, é les ha hecho é face muchas mercedes, pagándoles el sueldo doblado que á los cristianos, dejando tantos mezquinos cristianos cautivos en el réino de Granada........é asimesmo entre ellos hai muchos cristianos que se tornaron moros.... con los cuales dichos todos vuestra Alteza ha mui gran familiaridad é prática é participacion;... é estos moros han hecho á Dios é á nuestra lei mui grandes injúrias, violando á muchas mugeres casadas, corrompiendo las vírgenes é forzándolas contra natura........é aunque grandes clamores de los que las dichas ofensas recibieron, fueron fechos á vuestra Señoria, en lugar de recibir remédio, algunos dellos han recibido pena por se quejar, é fueron azotados públicamente por ello.....E cuanto á la administracion de la justícia.. son puestos tales oficiales de los cuales vuestros pueblos tienen gran

[ocr errors]

des quejas por las grandes injustícias é tiranias de que algunos han
usado, segun desto pueden dar testimónio muchas ciudades é villas
é províncias de vuestros réinos, en especial la mui noble ciudad de
Sevilla, Cuenca, é Salamanca é Trujillo, é las de Cáceres é Albur-
querque é Zamora é otras de Extremadura é principado de Astú-
rias é de Oviedo é réino de Galícia, que por defeto de justícia está
perdido....E cuanto destruimiento é mal los dichos réinos han reci-
bido en el desfacer de la moneda de los gloriosos Reyes, padre é
avuelos vuestros, á todos es manifiesto; é asimismo mandando vues-
tra Alteza en las férias en los comienzos abajar la moneda, é al fin
permitir que se alzase, son daños intolerables que vuestros pueblos
han recibido desto; é todos los pobres é estados medianos son per-
didos, que no se pueden mantener por la mudanza de las dichas
monedas que vuestra Señoria mandó facer.... E por algunos prove-
chos que se recibieron fué consentido bajar la lei de la moneda que
vuestra Señoria mandó labrar, é non fueron punidos los que la ha-
bian abajado.....E ya vuestra Alteza sabe como algunas ordenan-
zas por algunas dádivas fueron revocadas, por donde el estado
de los labradores fué destruido é es hoi dia: é que son traspasadas
las leyes de vuestros réinos é juramentos que vuestra Alteza ha fe-
cho de no acrecentar las alcaidias, veinteicuatrias é regimientos de
las ciudades é villas, é en ellas crecidos nuevos oficios que nunca
fueron en vuestros réinos para robar é cohechar vuestros réinos é súb-
ditos. Otrosí, como á los caballeros, fidalgos é dueñas é doncellas,
iglésias y monastérios, letrados é de vuestro consejo, oidores é alcal-
des de vuestra corte é cancilleria non les son pagados ni librados
los maravedis que en vuestros libros tienen é han de haber ....
E los de vuestro consejo no pueden facer justícia, porqué les es ve-
dado.... Pero lo que al presente requiere mui acelerado remédio, é
por lo cual nuestros corazones é vuestros naturales lloran gotas de
sangre, es la opresion de vuestra real persona en poder del conde de
Ledesma, pues parece que vuestra Señoria no es señor de sí, ni
atiende á lo que la razon natural vos enseña: el cual no temiendo á
Dios, ni mirando las grandes mercedes que de vuestra Alteza reci-
bió, ha deshonrado vuestra persona é casa real, ocupando las cosas
solamente á vuestra Alteza debidas, procurando con vuestra Alteza
que ficiese á los grandes de vuestro réino é á las ciudades jura-

por primogénita heredera dellos á Doña Juana, llamándola princesa no lo siendo, pues à vuestra Alteza é á él es bien manifiesto ella no ser fija de vuestra Señoria: é el dicho juramento que los grandes de vuestros réinos ficieron, fué por justo temor é miedo que por entonces á vuestra Señoria tuvieron, é todos los mas ficieron sus protestaciones, segun que entendian que á salvacion de sus conciéncias é lealtad les cumplia. Siguen quejándose de que el conde de Ledesma tenga sujetos y como presos á los infantes Don Alonso y Doña Isabel; manifiestan temer que se les quite la vida para que herede Doña Juana; piden que el Rei otorgue lo que le es suplicado, y de lo contrário amenazan con la resistència, y dicen que no haciéndolo así, cuanto á Dios perderian las ánimas, é cuanto al mundo farian traicion conocida segun las leyes del réino lo disponen. La fecha de este documento es en Burgos á 29 de setiembre del año arriba expresado de 1464.

Bien puede creerse que no fué el celo del bien público el que dictó esta atrevida representacion. Y aunque los principales de entre los grandes, para evitar la nota de que obraban por su interés personal, juran solamente al fin della y hacen pléito homenage como caballeros, segun costumbre de España, de no recibir merced ninguna del Rei hasta que se remediase los abusos de que se quejan; es claro que tenia mucha parte en ello la envidia al favor y privanza de que por entonces disfrutava Don Beltran de la Cueva, conde de Ledesma, y despues duque de Alburquerque. Pero sin perjuicio de esto, los hechos alegados eran ciertos, y debian serlo, cuando se alegaban en un papel que se dirigia sin mistério alguno al mismo Rei por tantos y tan conocidos personages: añadiendose á los males que describen, el escándalo que daban de tratar al monarca con tanto descomedimiento y osadia.

Consecuencia de esto fué el concierto celebrado á fines de noviembre del mismo año de 1464 entre Cabezon y Cigales, á que con méngua y vilipendio de la corona Real suscribió Don Enrique, sujetándose, como exigieron los grandes malcontentos, á la senténcia de jueces árbitros nombrados por ambas partes. No contentos con esto el marques de Villena, los condes de Plaséncia, Benavente y Paredes, el maestre de Alcántara y Q

el ar

« AnteriorContinuar »