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ya las reputamos ceviles é tolerables, immo lícitas. El condestable, el conde de Triviño (1) con esos caballeros de las Montañas, se trabajan asaz por asolar toda aquella tierra fas-ta Fuenterrabia. Creo que salgan con ello segun la priesa le dan. No hai mas Castilla; sinó mas guerras habria. La corte que.... Los del consejo squalidi, contadores gementes, secretários querentes. Habemos dejado ya de facer alguna imagen de provision, porque ni se obedesce ni se cumple (2), y contamos las roturas é casos que acaescen en nuestra Castilla, como si acaesciesen en Вoloña ó en réinos dó nuestra jurisdiccion no alcanzase. É porqué mas brevemente vuestra merced lo comprehenda, certificoos, señor, que podria bien afirmar, que los jueces no ahorcan hoi un hombre por justícia por ningun crimen que cometa en toda Castilla, habiendo en ella asaz que lo merescen, como quier que algunos se ahorcan por injustícia. Dígolo porqué poco há que Juan de Ulloa en Toro envió á las casas del licenciado de Valdivieso é de Juan de Villalpando, é los ahorcó de sus puertas. Estos eran de los mas principales de la cibdad: todos los otros caballeros de Toro, sabido esto, con sus parciales é allegados fuyeron, é desampararon la cibdad; é Juan de Ulloa é los suyos entraron las casas é robáronlas. Yo vos certifico, señor, que no acabe aquí esta letania: asiqué, señor, si Dios miraculose no quisiese reedificar este templo tan destruido, no os ponga nádie

mos, todavia mandaron derribar otras veinte fortalezas, desde las cuales fueron informados que se habian hecho fuerzas y robos como desde las derribadas anteriormente.

(1) El origen de estas desavenéncias entre el condestable Don Pedro de Velasco, conde de Haro y el con-de de Trevino Don Pedro Manrique, lo refiere Enriquez del Castillo en su crónica (cap. 151); que fue el favor que el conde de Treviño dió á Pedro de Avendaño y á Juan Alonso de Moxica, cabezas de los bandos de Oñez y Gamboa, desterrados de Vizcaya por el de Haro. El rompimiento pasó tan a lelante, que puestos en armas ambos

condes pelearon de poder á poder en Munguia, quedando vencedor el de Treviño con ayuda de los naturales, y desbaratado el de Haro con gran destrozo de los suyos, sin que lo pudiese estorbar el Rei D. Enrique, que á grandes jornadas acudio desde Segovia para escusar la batalla. Esto fue en Abril de 1471.

(2) Este modo de hablar prueba que Pulgar asistia por entonces en la corte como secretário del Rei : lo cual explica la reserva y aun el respeto con que habla en esta carta del maestre Don Juan Pacheco, privado de Don Enrique.

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mucho peor in dies. Los procullamados tres años há, gasta

esperanza de remédio, sinó de radores del réino, que fueron dos é cansados ya de andar acá tanto tiempo, mas por alguna reformacion de sus faciendas que por conservacion de sus consciencias, otorgaron pedido é monedas (1); el qual bien repartido por caballeros é tiranos que se lo coman, bien se hallará de ciento é tantos cuentos uno solo que se pudiese haber para la despensa del Rei. Puedo bien certificar á vuestra merced, que estos procuradores muchas é muchas veces se trabajaron en entender é dar orden en alguna reformacion del réino, é para esto ficieron juntas generales dos ó tres veces: é mirad quan crudo está aun este humor é quan rebelde, que nunca hallaron medicina para le curar; de manera que desesperados ya de remédio se han dejado de ello. Los perlados esomismo acordaron de se juntar para remediar algunas tiranias que se entran su poco á poco en la iglésia, resultantes destotro temporal, é para esto el señor arzobispo de Toledo é otros algunos obispos se han juntado en Aranda (2). Menos se presume que aprovechará esto; porque he miedo..... El señor maestre se casa agora (3): casado, acuérdase que se jun

(1) En las cortes de Santa Maria de Nieva cerca de Segóbia, celebradas el año de 1473. En estas fué donde el Rei, á instancia de los procuradores del réino, revocó todas las mercedes que habia hecho en los diez años anteriores.

(2) El concilio provincial de Aranda de Duero fué convocado por el metropolitano de Toledo Don Alonso Carrillo, y duró hasta el dia 5 de diciembre del año 1473, en que se publicaron sus estatutos. Concurrieron con el metropolitano Don Juan Arias obispo de Segóbia, Don Diego de Mendoza obispo de Paléncia, y los procuradores de los obispos de Jaen, Cuenca, Osina y Sigüenza. No faltó quien atribuyera la celebracion del concílio á motives políticos, relativos á la sucesion del réino en la princesa Doña Isabel (Colmenares, Hist. de

Segóbia cap. 33. §. 13). Conjetura que
se esfuerza mucho
mas, si se consi-
dera que á la sazon se hallaba la
princesa en Aranda; que andaban
mui calientes las negociaciones para
la reconciliacion con su hermano el
Rei Don Enrique el cual estaba en
Segóbia; que en ellas tenia grande in-
terés y parte el arzobispo; y que con
efecto se verificó la reconciliacion de
los dos hermanos á poco de conclui-
do el concílio en el mismo mes de di-
ciembre, trasladándose desde Aranda
á Segóbia la princesa. Quizá indica al-
go de esto la reticéncia de Pulgar en
la cláusula siguiente. Como quiera todo
concurre á afianzar la fecha que hemos
señalado á la presente carta.
(3) El maestre de Santiago Don
Juan Pacheco fue casado dos veces:
la primera con Doña María Portocar-
rero, señora de Moguer, en quien tu-

ten aquí en Madrid él y el cardenal (1) con algunos procuradores, para dar orden en alguna paz é gobernacion del réino, poniendo algunos perlados é caballeros que gobiernen por tiempo... porqué sobre el como, sobre el quien... como dice Tulio: y esto porqué falta el oficio del Rei, que lo habia todo de mandar solo. Muerto el arzobispo de Sevilla (2), todos sus bienes é la mota de Medina quedó á Fonseca su sobrino. Aquella villa viéndose opresa de aquella mota, acordaron de la derribar, é para esto tomaron por ayudador al alcáide de Castronuño, el qual con los de la villa, é los de la villa con él la tienen ya en algun aprieto con propósito de la derribar, é aun daban alguna suma por ello. El Fonseca viéndose á sí é á su mota en algun estrecho, trató con la villa que le diesen alguna equivaléncia, é les daria la mota para la derrocar, é para esto que llamasen al señor duque de Alba, porque el duque la tuviese en las manos fasta que la villa cumpliese la equivaléncia que al Fonseca habia de ser dada: y esto todo se trató sin lo saber el alcáide de Castronuño que la tenia cercada. Et factum est sic. Vino el duque de Alba con gente y entró por una puerta de Medina, y el alcáide se fué por otra é alzó el cerco, é tomó el duque la mota en sí: unos dicen que para la derribar como la villa lo desea, otros que para la tornar á Fonseca como él lo querria. Yo, señor,

vo copiosa sucesion. Doña María, Do-
fia Beatriz y Doña Catalina, hijas de
este matrimónio, casaron con el conde
de Benavente, el marques de Cadiz y
Don Alonso de Aguilar, señor de Mon
tilla. Doña María Portocarrero falleció
en Segobia y á poco casó el maes-
tre en segundas núpcias con Doña Ma-
ria de Velasco, hija del conde de Haro,
de cuya amistad queria asegurarse por
médio de este enlace. Esta es la bo-
da de que se habla en la carta.
(1) El cardenal de España Don Pe-
dro Gonzalez de Mendoza, obispo de
Sigüenza. Desbarató todos estos acuer-
dos y trazas de Don Juan Pacheco
la reconciliacion de la princesa Doña

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Isabel con Don Enrique, que se' realizó á poco de escrito esto, é interrumpió por algun tiempo el influjo de su privanza.

(2) Don Alonso de Fonseca, natural de Toro, fue obispo de Avila y después arzobispo de Sevilla. Tuvomucha parte en los negócios y gobernacion del réino en tiempo de los Reyes Don Juan y Don Enrique. El primero le dió las villas de Coca y Alaejos, y le hizo otras grandes mercedes, de todo lo cual formó casa y mayorazgo para su família. Murió en Coca de edad de cincuenta y cinco años á mediados de mayo de 1473.

veo

que se la tiene el duque. No dude vuestra merced que la envídia ha fecho su ofício aquí, de tal manera, que algunos favorescen de secreto al alcaide , para que el señor duque de Alba tenga que entender con él algun rato. Vedes aquí las nuevas de hasta agora: si mas quisiéredes, por la muestra destas sacareis las otras.",

ILUSTRACION IV.

Sobre la hermandad del tiempo de los Reyes católicos,

Fueron comunes durante la edad média las hermandades ó cofradias políticas entre las comunidades y pueblos de Castilla, señaladamente en tiempo de Reyes menores, y solian tener por objeto la conservacion de los fucros y libertades de los que entraban en la hermandad. En el reinado de Don Alonso XI la hermandad de Burgos del año 1315, tratando de la estirpacion de salteadores y bandidos, formó con este fin un cuaderno de leyes de que andan cópias en manos de los curiosos. En lo sucesivo se volvió algunas veces á usar de este mismo médio de la hermandad para afianzar la seguridad pública, y tal fué el origen de la que se proyectó desde los primeros años de los Reyes católicos: pero entre esta y otras anteriores hubo la diferéncia de que las antíguas eran un establecimiento meramente popular sin intervencion del gobierno, y aquí por el contrário el gobierno excitó la formacion de la hermandad, dirigió sus operaciones, aprobó sus reglamentos, y finalmente la suprimió cuando creyó que ya no era necesária. Hubo hermandades en que solo entraron algunos pueblos ó comarcas; pero la de los Reyes católicos comprendió todo el réino, en cuyas províncias se fué introduciendo sucesivamente á vista de los buenos efectos de los primeros ensayos. El cronista Alonso de Paléncia en sus décadas (1) se dá por primer autor de la empresa y fundacion

(1) Lib. 24, cap. 6.

de la hermandad, que aconsejo, dice, desde que se recibió la notícia de la muerte del Rei Don Enrique; y de hecho contribuyó en adelante al fomento de ella y á su introduccion en el réino de Sevilla, como refiere en los libros posteriores. Pero los que tuvieron mas inmediato influjo en la verificacion del proyecto fueron el contador Alonso de Quintanilla, , y Don Juan de Ortega, provisor de Villafranca de Montesdoca y sacristan del Rei. Estos fueron los que promovieron señaladamente la formacion de la hermandad en las juntas que los diputados de Castilla celebraron en Madrigál, Cigales, y Dueñas desde el mes de mayo al de júlio del año 1476. Acordose que cada cien vecinos contribuyesen con diez y ocho mil maravedís para mantener un hombre de á caballo: nombróse por capitan general de la hermandad á Don Alonso de Aragon Duque de Villahermosa, hermano del Rei, y se nombraron capitanes de la gente de guerra, que en número de dos mil hombres asistia de contínuo con sus armas y caballos en los parages señalados con el objeto de asegurar los caminos, y perseguir á los malhechores.

Los réinos de Toledo, Andalucia, y Galícia siguieron el exemplo de Castilla y Leon, y lo imitaron después, aunqué con alguna dificultad, muchos lugares y tierras de señorio á persuasion del condestable de Castilla, conde de Haro, Don Pedro Fernandez de Velasco, uno de los caballeros mas ilustres y autorizados de aquel tiempo (1).

Para conocer de los debates que ocurriesen sobre los casos de hermandad, y para decidirlos, se nombró una junta suprema compuesta de un diputado de cada província, y presidida por Don Lope de Ribas obispo de Cartagena: esta junta decidia sin apelacion. El presidente y diputados generales tenian en cada província un diputado particular, que juzgaba en primera instáncia, y cuidaba de exigir las con

(1) Hijo del Buen conde de Haro. Está enterrado con su muger Doña Maria de Mendoza en la magnífica capilla que labró en la catedral de Bur

gos: enterramiento el mas notable de cuantos hai de señores en España, dijo Gonzalo de Oviedo en sus Quincua. genas (Acrecentados fol. 84).

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