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das é puñales è alabardas ó picas, en muriéndose la Reina Doña Isabel, que fué a. d. 1504, die 26 novembris. É fué después á Nápoles; é venido de Nápoles a. d. 1507 en júlio, trajo consigo hombres armados de ordenanza, que continuamente estaban en palácio, é salian con el Rei adonde quiera que iba ciento y cincuenta hombres á pié armados con puñales y espadas y alabardas en cuerpo con sayos médio colorados y médio blanCOS é cincuenta de caballo.

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Gonzalo Fernandez de Oviedo en el libro manuscrito de la cámara del príncipe don Juan refiere, que después que la católica Réina Doña Isabel pasó de esta vida en Medina del Campo año de 1504, quedó el Rei católico por gobernador de los réinos de Castilla é de Leon, é acordó tomar guarda de alabarderos para su persona, é hizo capitan della á Gonzalo de Ayora su coronista, hombre diestro en las armas é perfecto soldado.... é buen poeta é orador..... Esta guarda se principió con cincuenta alabarderos, los cuales allegó é juntó Gonzalo de Ayora, tomándolos de los mozos de espuelas de caballeros cortesanos, é como era cosa nueva é aun no la entendian en esos princípios, parecia cosa de burla, é iba con ellos por las calles llevándolos en procesion en dos alas, é sacábalos al campo é emponíalos en saberse juntar é formar escuadron é en la orden de las picas, é mostrábales á jugar dellas, é volvíase al pueblo. É iban delante del con sus capas é espadas é puñales en la manera que dicho es, sin pifano ni atambor. Después mostrólos á traer alabardas; é como les fue dada librea, é acudieron algunos soldados pláticos de Itália que fueron á buen tiempo acogidos, fueron causa de ser mas aina diestros los novícios. E se hicieron cabos de escuadra é diéronles sus tres ducados de paga cada mes á los soldados, é acrecentóse el número de la guarda hasta ciento: é dióseles á los cabos de escuadra sus ventajas é al alferez é compañeros de la bandera sus mejorias é salarios competentes. É acompañaban al Rei cuando salia de palácio á pié ó á caballo.

Venido á España el Rei Don Felipe I en el año de 1506, ocurrieron las diferéncias de que habla la história entre él y su suegro, en las cuales Ayora manifestó mayor inclinacion al

primero, y de resultas perdió la grácia de Don Fernando, y se quedó en Castilla cuando aquel príncipe pasó á Nápoles en el mismo año. Habiendo fallecido por este tiempo el Rei Don Felipe, volvió el año siguiente á España el Rei católico; pero no tornó el oficio, dice Oviedo (1), ni quiso en su casa á Gonzalo de Ayora, antes traia ya por capitan de su guárdia al capitan Valdés, que era un caballero pobre, natural de Guadalajara, buen soldado, criado é page que habia sido de Don Juan de Cabrera, segundo marqués que fué de Moya; desde casa del cual este Valdés se fué á Itália, donde probó muy bien é fué tenido por valiente hombre. E venia tan en grácia del Rei, que en poco tiempo estuvo mui adelante é se le dió el hábito de Santiago; é casó muy bien con una señora generosa. Al cual después mataron los franceses en la guerra de Navarra. E aqueste puso el oficio de capitan en muchos mas quilates é estimacion; en el cual oficio sucedió el comendador Don Gerónimo de Cabanillas.... gentil caballero é de los principales de la ciudad de Valéncia del Cid, é tuvo el oficio todo el tiempo que el Rei vivió; é fallecido S. A., quedó con la misma guarda sirviendo al serenísimo señor infante Don Fernando. Después.... quedó sirviendo en la misma guarda al Emperador con los cien alabarderos é con cien estradiotes de caballo, que se habian puesto por el Rei católico en su guarda ordinária desde el tiempo del capitan Valdés. Hasta aqui son notícias de Oviedo.

No obstante que Ayora no habia recobrado enteramente el favor de Don Fernando, la reputacion de su perícia militar lo hizo emplear de coronel de infanteria en la expedicion del cardenal Jimenez de Cisneros contra Oran el año de 1509 (2): y por una carta suya á su antíguo amigo y protector Miguel Perez de Almazan, parece que en 1512 todavia mantenia alguna correspondéncia privada con el Rei católico, y que este pensó en emplearle en la guerra de Navarra. Se vé por la misma carta que Ayora se ocupaba por en

(1) __ Libro citado de la Cámara, par- (2) Pedro Martir epist. CCCCXII. te II

tonces en escribir: verosimilmente seria la história de los Reyes católicos en desempeño de su cargo de coronista. En el epílogo de las cosas de Ávila que imprimió en el año de 1519, titulándose capitan y coronista de las católicas magestades, despues de hacer grandes elógios de los Reyes Don Fernando y Doña Isabel, dice que esperaba dar á luz en breve su história. Citóla ya Marineo y empezaba en el año de 1500, segun cuenta Lorenzo Galindez de Carbajal en el prologo de su memorial ó itinerário de los Reyes católicos..

Posteriormente tuyo parte Ayora en los movimientos del tiempo de las comunidades, de cuyos sucesos escribió una larga relacion que se conserva manuscrita. Pedro Martir en una de sus cartas, que es la DCLXIV, cuenta los esfuerzos que hizo Ayora en compañia del obispo de Cuenca Don Diego Ramirez para sosegar el pueblo de Valladolid en agosto de 1520; y Sandoval refiere (1) lo que habia hecho algunos meses antes por conservar la quietud pública; pero últimamente. fué del partido de los comuneros como el Pinciano y otros hombres de mucho mérito de aquel tiempo, y su nombre se lee entre los exceptuados del perdon general que después de sosegados los movimientos del réino promulgó Carlos V en Valladolid á 28 de octubre de 1522. Ayora se refugió á Portugal, y allí murió en obscuridad y pobreza, como cuenta Alonso de Santacruz en el prólogo de su crónica manuscrita de los Reyes católicos. Añade Santacruz que esta fué la ocasion de perderse la crónica escrita por Ayora, y que ya no se supo mas de ella: sin embargo Don Francisco Bermudez de Pedraza la cita en su his ́tória de Granada, y Don Antonio de Mendoza en un papel sobre los historiadores y cronistas de España, dirigido á Felipe IV, que se conserva en la biblioteca privada del Rei, habla de la crónica de Ayora, y dice que contiene notícias mui particulares que no se hallan en otras crónicas. Pero en el dia no sabe donde para, y han sido infructuosas cuantas diAigéncias he practicado para encontrarla. En ella como escrita

(1) Hist. de Carlos V, lib. V,§. 36.

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por el primero y mas antíguo de nuestros escuadronistas, se encontrarian probablemente muchas luces para la história militar de su tiempo.

ILUSTRACION VII.

Conducta heróica de algunos moros en la guerra de Granada.

Cuando Múcio Escévola intentó librar á Roma del sítio puesto por el Rei Porsena, sacrificando su vida por quitársela al enemigo de su pátria, el mismo Porsena trató de heróica su resolucion, la aplaudieron sus contemporáneos y nosotros la admiramos todavia. La accion de Abrahen Algerbi igual en la sustáncia y aun en los accidentes á la de Escévola, tuvo mui distinta suerte en el juício que se formó de ella. Estaba sitiada Málaga una de las principales ciudades de la morisma. La sitiaban en persona Fernando é Isabel, enemigos implacables, que segun todas las apariéncias iban á exterminar el império mahometano en España. Abrahen hecho prisionero al querer introducirse con otros compañeros en la plaza, forma el proyecto de librar á su gente de enemigos tan importunos, y de morir matando á los Reyes. Para este efecto pide que le lleven á la tienda real, suponiendo tiene descubrir notícias importantes. Conducido interinamente á una tienda inmediata, y creyendo por los trages magníficos de la marquesa de Moya y de Don Alvaro de Portugal que son los Reyes, saca un cuchillo, hiere casi mortalmente á Don Alvaé intenta hacer lo mismo con la marquesa.

que

Porsena devolvió á Escévola con honor á su pátria: Abrahen fué hecho pedazos por los circunstantes y sus miembros arrojados á Málaga con un trabuco. Múcio fué mirado como un héroe, Abrahen como un vil asesino. El ódio religioso y el desprécio con que ya en tiempo de los Reyes católicos se miraban en Castilla las cosas de los moros, produjeron esta diferéncia en las opiniones: pero pasado el influjo de aquellas causas, no hallará entre nosotros mucha aprobacion el modo de pensar de nuestros antepasados.

Tampoco se hizo la justícia debida al valor y constáncia de Hamete Zelí, gobernador moro que defendió á Málaga. Cuando el Rei Don Fernando le hizo la primera intimacion antes de empezar el sítio, respondió Hamete á los mensageros, que no le habia sido encomendada aquella cibdad para la entregar como el Rei pedia, mas para la defender como veria (1). Cumpliólo así, y solo se rindió después de cinco meses de la mas porfiada defensa, después de haber sufrido inumerables combates y la hambre mas espantosa, teniendo que pelear no solo con los sitiadores, sinó tambien con los de dentro, que querian entregarse por evitar tantos males. Entregada Málaga á discrecion, se opinaba en el campo que debian ser pasados á cuchillo todos los moros en venganza de los daños que habian hecho en los cristianos: pero se opuso la Réina, quien como dice Pulgar (2), no daba lugar á ninguna crueldad. No se hizo otra demostracion que la de aherrojar á Hamete: y preguntándole que era lo que le habia movido á tanta obstinacion (rebelion dicen nuestros coronistas), respondió, conservando entre los grillos y cadenas la misma dignidad con que contestó á las primeras amenazas, que él ha. bia tomado aquel cargo con obligacion de morir ó ser preso, defendiendo su lei é la cibdad é la honra del que se la entregó: que si fallara ayudadores, quisiera mas morir peleando que ser preso no defendiendo la cibdad. Nuestra edad hubiera tratado con mas decoro á aquel digno alcáide.

é

Merece elógio la accion que refiere el cura de los Palácios de Abrahen Cenete, uno de los capitanes de la guarnicion de Málaga. En una salida que hicieron de madrugada los moros sobre las estáncias del marqués de Cadiz, mataron á vários cristianos que hallaron desapercibidos, durmiendo, dice Bernaldez (3), á mal recáudo, é ficieron alboroto y rebato en el real. E allegó Abrahen Cenete encima de su caballo á unos mozuelos, donde pudieran ser siete ú ocho dellos, é volvió el cuento

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