Imágenes de páginas
PDF
EPUB

queremos que los moros nuestros vasallos sean asegurados é mantenidos en toda justícia como vasallos é servidores nuestros. Dada en la ciudad de Sevilla á veinte y siete dias del mes de enero de mil y quinientos años. = Yo el Rey = Yo la Réina= Yo Fernando de Zafra, secretário del Rey é la Réina nuestros señores, la fice escribir por su mandado.«

II., Doña Isabel por la grácia de Dios, Réina de Castilla &c. A vos los cadis, alguaciles, viejos y buenos hombres moros, nuestros vasallos de las villas y lugares de las serranias de Ronda y Marbella é Ajarquia y Garbia, é á cada uno de vos. Ya sabeis como por cuanto al Rei mi señor é á mí fue hecha relacion que algunos vos decian que nuestra voluntad era de vos facer tornar cristianos por fuerza, vos hobimos embiado una nuestra carta por la cual vos embiamos á asegurar, é á certificar como nuestra voluntad nunca fué, ni es de vos facer tornar cristianos por fuerza, antes siempre habemos tenido é tenemos voluntad que seais guardados y mantenidos en justícia, y de vos guardar las capitulaciones que con vosotros mandamos asentar. E agora en respuesta de la dicha nuestra carta vinieron á mi Mahomad Moravi é Cacen Modaguar, levadores de esta, con los cuales me escribisteis teniéndome en merced lo contenido en la dicha carta del Rei mi señor é mia, é diciendo como estais en mucho deseo de guardar en todo nuestro servício, lo cual yo así tengo creido de vosotros, que como buenos y leales vasallos me servireis; y así sed ciertos que el Rei mi señor é Yo vos mandaremos tener en justícia é paz sosiego, é si necesário es, de nuebo por esta mi carta os aseguro por mi fé é palabra real que el Rei mi señor é Yo no consentiremos ni daremos logar que ninguno de vosotros ni vuestras mugeres é fijos é nietos sean tornados cristianos por fuerza contra sus voluntades, antes queremos é es nuestra merced que seais é sean guardados é mantenidos en toda justícia como buenos vasallos nuestros, segun que en la dicha carta del Rei mi señor é mia es contenido. Dada en la ciudad de Sevilla á diez y ocho dias del mes de febrero, año del nascimiento de nuestro señor Jesucristo de mil é quinientos años. =

é

Yo la Réina = Yo Miguel Perez de Almazan, secretário del Rei é de la Réina nuestra señora, la fice escrebir por su mandado.,

Estas seguridades y protestas no alcanzaron á tranquilizar enteramente los ánimos y á mantener la obediéncia de los moros. Mas no por eso mudó de conducta el gobierno ni se abandonaron las máximas de equidad y justícia observadas hasta entonces. En el año inmediato de 1501, se levantaron los pueblos de las montañas de Ronda y Villaluenga, y sucedió en Sierra Bermeja la muerte desgraciada de D. Alonso de Aguilar, señor de Montilla, de Francisco Ramirez de Madrid, capitan de la artilleria, y de otros muchos caballeros que perecieron en aquella jornada, una de las mas célebres y lloradas en nuestros antiguos cantares. Finalmente fueron vencidos los moros, capitulando los mas de ellos que se les condujese bajo seguro á Berberia. Así se hizo con los de Villaluenga, que fueron de los mas obstinados y tardos en rendirse. En esta ocasion el duque de Medinasidónia propuso á los Reyes cierto pensamiento (no se sabe cual) para castigo de aquellos moros, fundándose en la sutileza de que desembarcados una vez en la costa, debia mirarse como fenecido el plazo del seguro real, y podia tratárseles como á enemigos. La resolucion se verá mejor por la cópia siguiente de la respuesta de los Reyes, que se guarda original en el archivo de los duques de Medinasidónia, de donde la sacó nuestro laborioso y erudito académico D. Martin Fernandez de Navarrete.

» El Rei é la Réina. Fernando de Zafra nuestro secretário. Vimos nuestra letra, en que nos fecistes saber lo que el duque de Medinasidónia tenia pensado que se podia facer contra los moros de Villaluenga después de desembarcados allende. Decidle que le agradecemos y tenemos en servício el buen deseo que tiene de nos servir: pero porqué nuestra palabra y seguro real así se debe guardar á los infieles como á los cristiafaciéndose lo que él dice pareceria cautela y engaño armado sobre nuestro seguro para no le guardar, que en ninguna manera se haga eso, ni otra cosa de que pueda parecer que se quebranta nuestro seguro. De Granada vinte y nueve de

nos, y

Ddd

[ocr errors]

mayo de quinientos y un años, = Yo el Rei. Yo la Réina. Por mandado del Rei é de la Réina, Miguel Perez Almazan. «

Pide la împarcialidad que se juzgue del carácter de Doña sabel por sus acciones antes que por los elógios, teñidos de as ideas vulgares, que le dieron vários escritores de su tiemo y del siguiente, los cuales tal vez creyeron digno de alabanza lo que era mas bien digno de excusa.

ILUSTRACION XVI.

Ensayo sobre el siglo literário de la Réina Doña Isabel y su influjo en la ilustracion española del siglo XVI.

Seria asunto digno de una pluma erudita á un mismo tiempo y filosófica presentar el estado en que se hallaba la ilustracion castellana al subir Doña Isabel al trono; describir sus adelantos durante aquel importante reinado, y mostrar el inAujo y parte que este tuvo en la glória literária española le la centúria XVI. Lo que vamos á hacer, será mas bien delinear por mayor el cuadro de este argumento que desempeñarlo.

Por el tiempo en que empezó á reinar Doña Isabel, la aobleza tenia como vinculado en sí el honor y el poder: el resto del pueblo castellano carecia absolutamente de consideracion, y á semejanza de los antíguos hilotas, solo obraba en matérias de interés público como instrumento de la voluntad de los nobles y señaladamente de los magnates. La nobleza por su parte miraba generalmente con desden la doctrina y las luces; y creyendo que solo era digna de ella la profesion de las armas, despreciaba como baja y humilde la de las letras (1). De las pocas personas de alta clase que se apartaron de la regla general, unos dejaron en opiniones su nombre, como D. Enrique de Villena, otros contribuyeron á confirmar con su ejemplo que la aficion á las letras se oponia á otras incli

(1) Pedro Martir de Angleria en la ep. CII y en otras.

naciones elevadas y generosas, como sucedió con los mismos D. Juan II y D. Enrique IV. La educacion de los Reyes católicos se ajustó con estas ideas, y tuvo cortísima parte en ella el cuidado de adornar el entendimiento.

Doña Isabel supo hacerse superior á esta funesta preocupa cion de su siglo; y aunque la guerra de Portugal, el sosiego interior del réino, la reforma urgente de los abusos y los preparativos para la conquista de Granada distrajeron su atencion desde los princípios de su reinado, nunca perdió de vista el proyecto de aumentar la cultura y el amor del saber en los ánimos de sus vasallos. El fruto correspondió á sus tareas; y si al empuñar el cetro halló á los castellanos valientes y feroces, al morir los dejó valientes y cultos. Su corte fué el principal teatro de esta agradable trasformacion: los grandes, los nobles, los palaciegos eran los que se mostraban mas amantes y solícitos de los favores de las musas. La corte precedia á la nacion en el honor y cultivo de las letras; la nacion seguia, pero su instruccion, inferior siempre á la de la corte, indicaba cual era el verdadero origen de la luz, y que no era la nacion quien la daba sino quien la recibia. No fué así en tiempo de Felipe II; y esta observacion que hacemos al paso, es una de las que deben tenerse presentes al formar el paralelo entre los dos reinados de Isabel y de Felipe, para decidir á cual de los dos debe darse la glória de la ilustracion española en aquel siglo.

[ocr errors]

La Réina persuadia con su ejemplo. Para uso suyo habia compuesto Diego Valera una crónica de España, precedida de la descripcion de las tres partes del mundo conocidas hasta éntonces, obra que tenia concluida su autor en el año de 1481. Por una carta que escribió á Doña Isabel el cronista Fernando del Pulgar (1) se vé que antes de empezarse la guerra contra los moros de Granada, estudiaba aquella princesa la lengua latina y habia aprendido otras. La latina, cuyo estúdio consideran hoi algunos poco menos que como ocupacion incivil

(1) Es la XI entre las de este cronista.

y aldeana, era en aquella época la que por lo comun cultivaban exclusivamente los literatos, y la única que solia mirarse como digna no solo del culto religioso, no solo de las ciéncias, sinó tambien de las negociaciones políticas. Continuó por largo tiempo la costumbre de usarse del latin, como idioma comun entre los potentados de Europa. Mas de un siglo después, el Padre Juan de Mariana al describir las calidades del príncipe, contaba entre ellas la facilidad de hablar correctamente el latin para entender á los enviados de las cortes extrangeras y contestarles con dignidad y grácia (1); y todavia quedan en nuestra diplomácia actual vestígios de aquella costumbre. Doña Beatriz Galindo fué la maestra de quien aprendió Isabel á entender los embajadores y los libros latinos con la facilidad que refiere Marineo (2).

No quiso la Réina que se echase de menos en la educacion de sus hijas esta parte de enseñanza de que habia carecido la suya. Los dos hermanos António y Alejandro Geraldino (3) desempeñaron tan honroso magistério, cuyo fruto refiere Luis Vives en el libro De christiana foemina (4), donde dice: Aetas nostra quatuor illas Isabellae reginae filias, quas paullo ante memoravi, eruditas vidit. Non sine laudibus et admiratione refertur mihi passim in hac terra (en Flandes) Ioannam, Philippi coniugem, Caroli huius matrem, ex tempore latinis orationibus quae de more apud novos principes oppidatim habentur, latine respondisse. Idem de regina sua, Ioannae sorore, britanni praedicant: idem omnes de duabus aliis, quae in Lusitania fato concessere.

(1) De Rege et Regis instit. 1. II cap. 6. (2) De rebus Hisp. memo. lib. XXI. (3) Fueron italianos. António, el mayor, estuvo encargado de la enseñan za de la infanta Doña Isabel, hija primogénita de los Reyes; cargo que se haliaba desempeñando el año de 1488 en que murió, como refiere en la carta LXXVI Pedro Martir. Parte de sus obras poéticas latinas, á saber las Bucó licas sagradas, que dedicó á D. Alonso de Aragon arzobispo de Zaragoza,

se imprimieron el año de 1505 en Sa-
lamanca. Alejandro, que era el herma-
no menor, siguió primero la profesion
de las armas, y sirvió en la guerra de
Portugal. Después fué nombrado maes.
tresala de la Réina y destinado á la en-
señanza de las infantas, hermanas de
Doña Isabel. Finalmente abrazó el
estado eclesiástico, y murió obispo de
Santo Domingo en la isla española el
año de 1525.
(4) Cap. 4.

« AnteriorContinuar »