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ber sido el bautizo de Doña Isabel en la iglésia de San Nicolás.

ILUSTRACION II.

I. Notícia de los diferentes matrimónios que se propusieron á Doña Isabel. II. Relacion de las circunstancias que precedie ron y acompañaron al que contrajo con el príncipe Don Fernando de Aragon: verdadera fecha de este matrimónio. III. Negociaciones para que lo aprobase el Rei Don Enrique. IV. Investigaciones sobre la dispensa pontifícia con que se hizo.

§. I.

La história del siglo de la Réina Doña Isabel ofrece contínuos

ejemplos del uso que los Gobiernos hacian de los ajustes de matrimónio entre personas reales para sus fines; así como la facilidad con que solian hacerse y deshacerse los conciertos, manifiesta lo poco estable de los princípios que entonces dirigian las operaciones de la política.

la

La primera boda que se propuso para Doña Isabel fue que al cabo se verificó andando el tiempo. Cuenta Alonso de Paléncia en sus décadas (1), que el año IV de Don Enrique de Castilla, esto es el de 1457 ó 1458, se avistó este monarca con Don Juan, Rei á la sazon de Navarra y á poco de Aragon por fallecimiento de su hermano Don Alonso V, y que en estas vistas se concertaron los casamientos de Don Alonso y Doña Isabel hermanos de Don Enrique, con Doña Juana y Don Fernando hijos del Rei de Navarra. Tenia entonces Doña Isabel de seis á siete años de edad, y el nóvio uno menos. Esta anticipacion daba lugar á muchas mudanzas antes de que se realizase el pensamiento.

Son harto notórias las disensiones que el Rei Don Juan de Aragon durante su segundo matrimónio con Doña Juana Enriquez, hija del almirante de Castilla, tuvo con su hijo Don

(1) Lib. 4, cap. 9.

Carlos, príncipe de Viana, habido de su primer matrimónio con la Réina Doña Blanca de Navarra. El año de 1460 el Rei Don Enrique, queriendo despicarse de la liga que el de Aragon habia hecho con algunos grandes castellanos, trató de confederarse con el príncipe Don Carlos, ofreciéndole por muger á su hermana Doña Isabel, y vendiéndole la fineza de que le prefería para ello á Carlos, Duque de Berri, hijo del Rei de Francia que la pretendia (1). Mas sin embargo de que el príncipe por complacer á su padre, renunció á un enlace que le prometia los poderosos auxílios de Castilla, mui en breve fue preso en Lérida á 2 de diciembre del propio año de 1460. Este suceso hubo de abrirle los ojos acerca de lo que debia temer del influjo de su madrastra, y tres meses después luego que recobró su libertad y pasó á Barcelona, envió á Martin Guerau de Cruillas, caballero catalan, á pedir la infanta Doña Isabel. De acuerdo con el Rei Don Enrique pasó el mensagero á Arévalo donde la infanta vivia con su madre, y despues de haberla visitado á nombre del príncipe, volvió mui satisfecho á Barcelona. El principado de Cataluña, que entretanto se habia declarado abiertamente y tomado las armas á favor de Don Carlos, despacho tambien embajadores para acelerar la conclusion de la boda pero entretenidos estos por el Rei Don Juan en Calatayud, donde estaba celebrando cortes por agosto de 1461, no llegaron á salir de Aragon, porque en el ínterin vino la notícia de haber fallecido el príncipe en Barcelona á 23 de setiembre, no sin graves sospechas de veneno.

Doña Isabel, que habia entrado en los once años de su edad, quedó de este modo libre de un enlace que siempre habia tenido contradiccion en Castilla por parte del almirante Don Fadrique. Insistia éste en que se efectuase el matrimónio de la infanta con su nieto el príncipe de Aragon Don Fernando (2); y lo apoyaba el Rei Don Juan, quien con motivo de la muerte de su primogénito Don Carlos, renovó el proyecto anterior de casar á sus hijos Don Fernando y Doña Juana con los

(1) Zurita l. 17.C.3. Pulgar crón.c.8. (2) Zurita lib. 17, cap. 3.

hermanos del Rei de Castilla. Ya andaban estos tratos á fines del mismo año de 1461 (1), y en el siguiente llegaron segun Paléncia (2) á estar concertados los casamientos. Mas apesar de la ventaja con que se presentaba Don Fernando, jurado ya sucesor de los estados de su padre, no halló acogida la pretension en el ánimo del Rei Don Enrique, antes al contrário hubo hostilidades entre ambos Reyes con ocasion de las revueltas de Cataluña, donde los descontentos, negándose á reconocer al de Aragon, aclamaron al de Castilla en el mismo año de 1462.

Otro partido se movió á la infanta Doña Isabel mui á fines del año de 1463 ó princípios del siguiente de 1464. En las vistas que por aquel tiempo tuvieron en Gibraltar los Reyes Don Enrique de Castilla y Don Alonso de Portugal, se trató de casarla con este último que á la sazon se hallaba viudo. Apadrinaba el pensamiento la Réina de Castilla Doña Juana, hermana del pretendiente. pocos meses, hallándose Don Enrique en Madrid, supo, dice Alonso de Paléncia (3), de la venida del Rei de Portugal á Guadalupe por cumplir ciertos votos, é llevó consigo á la Réina su muger é á la infanta Doña Isabel su hermana de trece años, mui hermosa é mui discreta, á la cual el Rei Don Enrique mucho habia amonestado que no casase sino con el Rei de Portugal. É llegado á la Puente del Arzobispo, vino el Rei de Portugal á ver á la Réina su hermana é á la infanta Doña Isabel su prima, con la cual quisiera luego desposarse: é como quiera que fuese mucho requerida por el Rei Don Enrique, ella respondió que segun las leyes destos réinos no lo podia hacer sin consejo de los grandes; y por esto el desposório se estorbó. Mas no quedó abandonado el intento, puesto que segun Diego Enriquez del Castillo en la crónica de Don Enrique (4), una de las cosas que se concluyeron en la Puente del Arzobispo, fué que el Rei de Portugal casaria con la infanta Doña Isabel, hermana del Rei.

(1) El mismo lib. 17, cap. 27.

(3) Año IX (2) Crón, de Don Enrique, año VIII. (4) Cap. 57.

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Por este tiempo, el Rei de Aragon mantenia inteligencias con algunos grandes descontentos de Castilla, entre ellos su suegro el almirante Don Fadrique. Con el fin de deshacer esta confederacion, proponia Don Enrique el matrimónio de su hermano Don Alonso con la infanta de Aragon Doña Juana: pero el Rei Don Juan fiel á su primer desígnio, desechó la proposicion á no ser que se casasen tambien su hijo Don Fernando y Doña Isabel hermana de Don Enrique (1). Cierto de la comun aceptacion que tenia esta boda en Castilla por el poderoso influjo del almirante; asegurado probablemente de la inclinacion y voluntad de la princesa; enseñado por la experiència de lo poco que habia que fiar en el caracter voltário del Rei su hermano; queriendo al parecer estar prevenido para aprovechar la coyuntura, si Don Enrique consentia en el casamiento, y ejecutarlo al instante sin dar lugar á nuevas mudanzas; ó resuelto á valerse de qualquier ocasion de que se verificase la boda, aunque fuese, como al fin sucedió, á despecho de Don Enrique; habia hecho, segun se cuenta, solicitar de antemano en la corte del Papa Pio II una dispensa para que su hijo Don Fernando pudiese casarse con una princesa de sangre real, con quien tenia tercer grado de consanguinidad, pero sin nombrarla: precaucion que hubo de considerarse conveniente para el secreto. Esta dispensa, de que no tuvo noticia el diligentísimo Zurita (2), suena concedida segun su contexto á 28 de mayo de 1464, pero con la expresa condicion de que no habia de usarse hasta pasados cuatro años; y en virtud de ella se contrajo después el matrimonio de los Reyes católicos, insertándose entera en el acta matrimonial, como veremos.

Estaba el Rei Don Enrique mui distante de acceder á los deseos del Rei de Aragon, especialmente después que los grandes de Castilla de su confederacion trataron de destronarle y últimamente celebraron el ruidoso auto de Ávila de 5 de junio de 1465, en que le declararon privado de la

1) Zurita, lib. 17, cap. 56.

(2) Veanse sus Anales 1. 18, cap. 26.

I

con

corona, y proclamaron á su hermano Don Alonso. Con este motivo Don Enrique estrechó su amistad con el Rei de Portugal (1), y los grandes del partido aragonés llegaron á temer que se verificase el casamiento de este monarca Doña Isabel, á quien tenia en su poder Don Enrique (2). Don Juan Pacheco, caballero de extraccion caballero de extraccion portuguesa, que se habia criado de doncel del Rei de Castilla cuando era príncipe, llegando por su proteccion á ser marqués y señor del estado de Villena (3), que fue anteriormente del Rei Don Juan de Aragon, habia continuado en su valimiento despues de subir Don Enrique al trono. Menos célebre en la história de los validos que Don Álvaro de Luna, pero no menos árbitro de los negócios del réino, le excedió ciertamente en la habilidad con que supo formar y dejar á su familia un gran estado, mantener hasta la muerte su privanza y evitar los azares en que se perdió la del condestable. Disgustado por este tiempo del favor que el Rei mostraba dar á Don Beltran de la Cueva, se apartó por algun tiempo de su servício y se agregó al partido de los malcontentos, entre los cuales hizo uno de los principales papeles, como se ve por la peticion que en 29 de setiembre de 1464 dirigieron á Don Enrique los grandes, prelados y caballeros reunidos en Búrgos, quejándose de su gobierno, pidiéndole que separase de su favor á Don Beltran, y esforzando el derecho del infante Don Alonso á la sucesion del réino. Y en manos del marqués juró el Rey el concierto hecho el 30 de noviembre del mismo año entre Cabezon y Cigales, por el qual capitulando con sus vasallos se obligó á pasar por lo que determinasen cuatro jueces árbitros, dos por su parte y dos por la contrária, siendo el marqués uno de estos últimos. Pero apesar de todo y de que tuvo tambien parte mui principal en la escena de Ávila, siguiendo en lo público la voz del infante Don Alonso, mantenia al mismo tiempo relaciones secretas con el Rei, á quien ofre

(1) Enriquez del Castillo, cap. 75. (3) Crón. de D. Juan II cap. 81, (2) Paléncia crón, año XI.

año 45.

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