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Monarca Supremo al mismo tiempo que objeto del culto, reune de una vez la autoridad civil y la autoridad religiosa. Así el estado y la religion tan diferentes en otras partes, aquí (son una cosa sola: los dos poderes léjos de chocar uno con otro, se prestan un mútuo apoyo, y la autoridad divina imprime tambien á las leyes civiles un carácter sagrado, y por consiguiente una fuerza, que no han tenido en ninguna otra legislacion (10).

Bajo Jehovah, un gefe, su teniente y su virey gobierna la nacion conforme á sus leyes. La manda en la guerra, la juzga en la paz, la muerte es la pena de la des obediencia á sus órdenes (11); pero su autoridad no es ni despótica ni arbitraria. Un Senado formado de miem bros los mas distinguidos de todas las Tribus le sirve de consejo (12); él toma su dictámen en los negocias importantes; y si lo son á la nacion entera, toda la congregacion, esto es, la asamblea del pueblo (13), ó para hablar segun vuestros usos, se convocan los Estados; se hace la propuesta, deciden, y el gefe ejecuta.

El mismo órden reina en las diferentes Tribus. Cada una tiene su príncipe, su senado, sus gefes de familia; bajo estos gefes de familia, los gefes de las ramas que de ella habian salido, y bajo ellos comandantes de mil, de ciento, de cincuenta, de diez hombres (14) revesti¬ dos, cada uno segun su puesto, de la autoridad civil militar,

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Por estas sábias disposiciones una milicia numerosa, prontamente reunida, marcha con su gefe como un solo, hombre; se hace justicia, se mantiene el órden, los súbdi tos son contenidos, la autoridad de los superiores encer rada en sus justos límites; y una feliz armonía reina en todo el Estado. ¿Es este, Señor, un plan de adminis-, ૐ tracion digno de un Legislador absurdo y bárbaro?

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Y notad como todas las partes de este gobierno se apoyan y se balancean. El sábio equilibrio establecido en TOM. III, CUAD. 1.o

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el estado no deja á ninguno de los ciudadanos bastante poder para apoderarse de la autoridad absoluta, y atentar á la libertad pública. En igual empresa el juez hubie 1a sido detenido por los Príncipes de las Tribus, y éstos por el juez y los cabezas de familia. Ricos, sábios y respetados los Sacerdotes y los Levitas hubieran podido entregarse á proyectos de ambicion; pero elevados sobre los demas por la dignidad de su ministerio, y por la supe rioridad de sus luces, se han hecho en ciertó modo dependientes. Por una ley expresa (15) son absolutamente y para siempre excluidos de la division de las tierras. Ex-. clusion tanto más notable, cuanto el Legislador era de aquella Tribu, y salia del Egipto en donde su pueblo habia visto por tanto tiempo á los Sacerdotes poseer fundos. inmensos exentos de toda carga. Cuanto mas se reflexiona sobre este plan de gobierno, mas se conoce que. todo estaba allí admirablemente calculado por el sostenimiento de la libertad pública.

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S. 39

Precauciones tomadas para mantener la union entre las,

Tribus.

La desunion de las Tribus solamente podia turbar esta feliz armonía; y por eso el Legislador tomó las precauciones mas sábias para tenerlas siempre estrechamente Jigadas.

Ya las unian la sangre misma, y un origen comun: estos nudos los estrechaba todavía la religion; el mismo Dios, el mismo culto, los mismos ministros de este culto, un solo altar, un solo templo, y la obligacion de ir á él de todas partes tres veces cada año. Allí reunidos todos los cantores, todas las Tribus, los Israëlitas, despues de haber dado gracias al Señor, comian en su presencia el diezmo de los granos y de sus frutos, y las primicias de sus rebaños: estos festines solemnes, cuya alegría consagrada por la religion, los unia á la religion, les daban ocasión de verse, de conocerse, de mantener sus antiguas relaciones, y de formarlas nuevas.

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Esto no basta: la Tribu de Leví repartida en todas las demas, sin estar particularmente ligada con ninguna, anuncia por todas partes la misma doctrina, y enseña la misma ley. Y sí, para abreviar las dilaciones y disminuir gastos de los procesos, cada Tribu, cada ciudad tiene sus jueces (16) que despachan los negocios particulares en que el contexto de la ley no presenta ninguna dificultad; hay establecido un tribunal supremo para decidir las cuestiones espinosas (17), y las discusiones de Tribu á Tribu. Esta córte nacional decide sin apelacion; y extendiéndose su jurisdiccion por todas partes en el Estado, mantienen en él la union al mismo tiempo que la justicia y el buen órden.

A esto es tambien á lo que se dirigian esas leyes severas, promulgadas contra los cultos extrangeros, contra las ciudades y las Tribus rebeldes ó separadas: leyes, cuyo rigor vituperais porque no habeis conocido sus razones políticas (18).

Os lo preguntamos, señor: ¿esos gobiernos vuestros mas aproximados al de Moysés (19) han sabido poner entre las partes que los componen lazos de union tan fuertes?

S. 40

Cuan querido del pueblo debia ser este gobierno.

Si el arte del Legislador consiste en hacer que los súbditos amen el gobierno que él establece, ¿qué forma de administracion puede ser mas cara á los Hebréos ? Ninguna otra se aproxima mas á la institucion de la naturaleza. Tal era la autoridad del padre de familia sobre sus hijos, de los hijos sobre los nietos, de los nietos sobre los tataranietos, &c. Todos tenian de algun modo sus derechos naturales; y estos derechos respetables y caros pa saban de los mayores á los menores hasta á los descendientes mas lejanos.

En este gobierno, si es permitido explicarse así, doméstico y familiar, los títulos de mando y de autoridad no eran títulos de exaccion, ni puestos de tesoros; todo

era gratuito. Tampoco se pagaban sino tributos muy ligeros señalados por la ley, y cuyo destino mismo dulcificaba la obligacion de pagarlos. Los unos estaban con-sagrados al consuelo de los pobres, y á los gastos de los festines religiosos (20), de cuya alegría debian partioipar los otros destinados á mantener el culto público, y á sus ministros (21), como una recompensa de sus servicios; y como una indemnizacion necesaria de lo que por el bien del Estado no habian tenido parte en la distribucion de las tierras.

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Aquí ninguna de aquellas profesiones hereditarias, de aquellas brillantes distinciones de familia (22), establecidas entre los Egipcios y los Bracmanes, ni de aquellos ultrajantes desprecios de un órden con otro, que ágitá~~ ron tanto tiempo la república romana. No habia porque gemir de esos reglamentos bárbaros, que reunian ademas en una parte de la nacion, los privilegios y la autoridad, y acumulaban sobre el resto de los hábitantes las calamidades y la infamia. Todo conducia allí á los Hebréos á la igualdad natural, y á los sentimientos de fraternidad que debia inspirarles su comun orígen.

§. 5.0

Miras de Moyses sobre los Hebréos. Que no queria hacer de ellos un pueblo conquistador. Fronteras del país: sabiduría en la fijacion de sus límites.

Diferentes pueblos de la antigüedad seducidos por falsos oráculos se vanagloriaban de conquistar al Universo. Engañados tambien nuestros padres, si hemos de creeros (23), se prometieron igualmente someter algun dia á fuerza de armas toda la tierra á su dominio.

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Quizá en los delirios de una imaginacion acalorada el amor propio, algunos de nuestros maestros han ́si. do atacados de esta loca esperanza. Puede ser tambien que algunas expresiones orientales de nuestros Poetas sagrados mal entendidas les hayan hecho nacer, como á vos, semejantes idéas.

Pero ciertamente, señor, esas idéas no fueron las de

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nuestro Legislador. Este grande hombre estaba bien per-, suadido de que la dominacion mas extensa no es la mas sólida, y que la feliz situacion de un estado, y la naturaleza de sus fronteras, contribuyen mucho mas á su duracion, que las vastas conquistas.

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Fuera de la Palestina propiamente dicha, promete á sus Hebréos, si son fieles á sus leyes, un país mas estenso; pero fija sábiamente sus límites. Estos límites son límites naturales, por consiguiente menos sujetos á las contestaciones y á las guerras con las naciones vecinas; Al poniente el gran Mar (24); al medio diá y al levante el rio de Egipto, el golfo Elanítico, montañas, desiertos, y el Efrates; al norte los valles profundos y las rocas escarpadas del Líbano hasta el país de Emath. Estas fronteras : tan difíciles de franquear, como fáciles de defender, formaban una barrera poderosa contra las incursiones extrangerast Ellas circundaban por otra parte un país bastante espacioso para levantar en él un grande y poderoso estado: luego un pueblo regular mas bien podria contenerlo, y parece que los deseos del Legislador eran que nuestros Padres se limitasen á él.

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Las prohibiciones expresas que les reiteró tantas veces › de que volvieran á Egipto, y la manera con que les dió por límites al Eufrates, anuncia claramente que no que-ria que se extendiesen mas allá de estas dos costas. Para hacerlo por el otro hubiera sido necesario pasar los márés, ó, atravesar los inmensos desiertos de la Arábia, Si á estos obstáculos que les opone se une el deseo marcado en todas sus leyes de tener á los Hebréos reunidos entre sí, y separados de los demas pueblos, poco retira. dos del sitio principal del culto, no se podrá ménos de - inferir que el espíritu de conquistas no era absolutamen-te el espíritu de su legislación, y que lejos de querer hacer de nuestros Padres uno de los pueblos ambiciosos, azote de las demas naciones, no trataba mas que de asegurarles por buenas fronteras el goce tranquilo del país en que iban á establecerse. Veamos cómo se lo distribuye.

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