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de ordinario, en épocas de transición en que sus respectivos adeptos naturalmente fueron apénas tolerados cuando no perseguidos, como había acontecido con especialidad á los patriotas y á sus obras después de la reconquista.

Basta á mi propósito esta advertencia que en parte explicará los naturales dacíos anexos á todo trabajo bibliográfico, por cuidado que este sea, tanto más si se considera que es el primero que se publica sobre el tema que abraza; y digo el primero, pues si bien es cierto que don Ramón Briseño había enumerado de una manera sumaria en su “Éstadística bibliográfica de la literatura chilena" las producciones de la imprenta en Santiago durante los años que comprende este ensayo, nuestros bibliógrafos lo saben bien, esos apuntes son demasiado someros y en gran parte en extremo deficientes. Debo reconocer, sin embargo, que en ocasiones me han sido de utilidad y que aún he debido por varias veces citarlos para la colación de piezas que no he podido consultar.

He seguido un extricto órden cronológico en la descripción de las piezas de que consta esta bibliografia; dejando para el fin, en cada año, las que carecían de fecha, y los periódicos, aunque comprendan màs de uno, para no fraccionar sus respectivos índices.

He copiado fielmente las portadas de los libros, ó los encabezamientos de las hojas sueltas, señalando con diagonales, como es hoy de uso, la conclusión de cada línea del original; en la generalidad de los casos y siempre que la especialidad del formato lo ha exigido, he dado la medida del libro ó de la hoja, refiriéndome à la parte impresa y no al papel; he reproducido en facsimil las portadas de los nueve títulos que he considerado más importantes bajo el punto de vista bibliográfico y las firmas de los pri

meros impresores; cuido siempre de expresar quien posee ó donde he examinado el ejemplar que describo, y cuando no he logrado tenerlo à la dista, la obra en que se cita; y, por fin, para no limitarme à una mera enunciación de títulos, siempre árida, apunto las noticias que he creído más interesantes, que aparecen de los mismos impresos que describo, ó que he podido agregar de otras fuentes. Siempre que se trata de trabajos de alguna consideración he anotado también los datos biográficos que poseía de sus autores, apartándome de esta norma al hablar de los de corta extensión y de ordinario referentes à la marcha política de la nación, ya por ser conocidos de todos, ó ya por no permitirlo naturalmente la índole de este trabajo: encontrándome así cierto de que los eruditos y aficionados al estudio de nuestra historia patria, à la dez que hallaràn en él un guía para sus investigaciones, habrán ahorrado de antemano la mitad de sus tareas: si así fuese, como me atredo à esperarlo, daré por bien empleadas las horas que he dedicado à una labor tan ingrata como la presente y que tan pocos saben apreciar aún en este país.

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INTRODUCCIÓN de la imprenta en algunas de las ciudades americanas.-Dificultades que tenían que vencer los escritores chilenos para la impresión de sus obras. -Gestiones hechas por el Cabildo de Santiago para establecer una imprenta.-Resolución que merecen del monarca.-Como se imponía la necesidad de una imprenta.-Primeros ensayos del arte de imprimir en Chile.-Biografía de D. José Camilo Gallardo, el primer impresor conocido de Chile.-Fecha de su nacimiento.-Es nombrado bedel mayor de la Universidad de San Felipe.-Sus primeros trabajos tipográficos. Su apogeo en el arte.-Sus diligencias para ser nombrado sota-síndico del Cabildo de la capital. Los patriotas le destituyen en 1817.-Continúa publicando los almanaques.-Un plagio literario.-Suerte que han corrido muchos de los impresos de Gallardo.-Últimas noticias de su familia. -La Junta Gubernativa encarga una imprenta á Buenos-Aires y no se logra obtenerla.-Don Ma

teo Arnaldo Hoevel pide una á Estados Unidos.Llega á Valparaíso en la fragata Galloway.-Nombramiento de Camilo Henríquez para redactor de La Aurora.-Sale á luz este periódico. Cuidados que presta el Gobierno al taller tipográfico.-Biografía de Hoevel.-Sus primeros años.-Viene á Chile en la fragata Grampus y ésta es apresada en Talcaguano.-Reclamaciones que interpone en España. -Su regreso á Chile.-Su intervención en los sucesos de la revolución de la independencia.-Es juzgado por Osorio y desterrado á Juan Fernández.-Después de Chacabuco.es nombrado intendente de Santiago.-Funda el Semanario de policia.-Es destituído del puesto y nombrado contador de la armada en Valparaíso. Su muerte.-Noticias de su familia.Su testamento (nota). - Datos sobre los primeros tipógrafos.-Muerte trágica de Burbidge.-Proyectos de Burr Johnston.-Es nombrado ciudadano chileno.-Garrison se avecinda en Chile.-Conclusión.

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ÉJICO fué la primera ciudad del Nuevo Mundo que tuvo imprenta. Se conoce un libro publicado en aquella capital con fecha de 1540 y aún se cita alguno que viera la luz pública un año ántes.

En la América del Sur, puede gloriarse de esa fortuna Lima. Antonio Ricardo, un italiano que había tenido su taller en Méjico, fué el primero que en 1584 imprimió allí la Doctrina christiana en quíchua y aimará.

Los jesuítas dieron á luz en algunos pueblos del Paraguay, entre los años de 1705. y 1727, vários libros de devoción y el Arte de la lengua guaraní del padre Antonio Ruíz de Montoya.

En 1766, en las vísperas de la expulsión, la misma Orden fundaba una imprenta en su Colegio de Monserrat en Córdoba del Tucumán, que algunos años más tarde fué transladada à Buenos Aires para servir de base á la de los «Niños Huérfanos,» que dió comienzo á sus labores en 1780 y cuya historia ha escrito el erudito bibliógrafo argentino don Juan María Gutiérrez.1

En Chile, está demás decirlo, no hubo propiamente imprenta durante todo el período colonial.

El que quería, pues, ver su nombre en letras de molde no tenía más recurso (como aconteció muchas veces) que hacer en persona el viage à Lima ó á España, ó fiarse de la honradez de un agente. Al famoso obispo fray Gaspar de Villarroel le sucedieron á este respecto (por no citar más de un caso) percances muy desagradables. Había encomendado á cierta persona algunos manuscritos, distrayendo no pequeña suma de su fondo de limosnas, para que se publicasen en España, y al fin de cuentas resultó que los cajoncillos que los llevaban, los que no hicieron naufragio en el mar, corrieron borrasca en la Península, habiéndose alzado el emisario con el dinero y abandonado su encargo. Meléndez, recordando varios ejemplos de esta naturaleza, concluye con razón que «todo este riesgo tienen los pobres escritores de las Indias que remiten sus libros á imprimirlos á España, que se quedan con el dinero los correspondientes, siendo tierra en que lo saben hacer, porque hay muchas necesidades, aún estando presentes los dueños, cuando más en las largas distancias de las Indias, y echan el libro al carnero y al triste autor en olvido». «Si muchos de los excelentes frutos del ingenio americano, dice el Mercurio Peruano, han quedado sepultados en el olvido, sin lograr por la impresión la recompensa de la fama, fué efecto en los pasados tiempos de la imposibilidad de costearla, y del riesgo que había en remitirlos á Europa». «Pocas obras han dado á luz los criollos que yo pueda citar, agrega Gómez de Vidaurre, para garantir la verdad de lo que yo aquí me he avanzado á decir; pero esto no ha sido porque no se hayan aplicado ellos á componer diversas, sino porque los inmensos gastos de la impresión fuera del reino, donde hasta hoy no ha habido imprenta, las han dejado en el olvido de manuscritos. »4 Todavía á los comienzos de este siglo, un chileno que se encontraba en Europa, exclamaba: «¡Qué desconsuelo para un buen patriota

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1 Sin tiempo ni oportunidad para tratar hoy este tema tan interesante como de actualidad, la introducción de la imprenta en América, remito al lector curioso que desec algunos pormenores sobre el particular, entre otros, á algunos de los libros siguientes:

Harrisse.-Introducción de la imprenta en América. Madrid, 1872, 8.o

Jiménez de la Espada.-Introducción de la imprenta en Mejico, artículo publicado en la Revista contemporánea de Madrid;

Gutiérrez (Juan María).-Bibliografia de la primera imprenta de Buenos Aires, Buenos Aires, 1865, publicada en la Revista de Buenos Aires, VII, VIII, IX y compaginada en tirada aparte en un corto número de ejempla

res;

García Icazbalceta (Joaquín).—Bibliografia mexica

na del siglo XVI, México, 1886, 4.° mayor, obra de verdadera erudición, cuya parte material he tratado de imitar en la ejecución de la presente.

La Revista de Santiago, 1872, donde se registra un artículo de Amunátegui, pp. 353-369, y otro de Barros Arana, pp. 596-606, ámbos bastante interesantes aunque no exentos de inexactitudes y deficiencias; y, finalmente, la Introducción de la imprenta en Sud-América, eruditos artículos de mi amigo don Enrique Torres Saldamando insertos en La Libertad Electoral de 1889.

2 Tesoros verdaderos de las Indias, t. I, prólogo.

3 Número cincuenta y seis, de 27 de Junio de 1791.

4 Historia geográfica, natural y civil del reino de Chile, II, pág. 295.

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