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rado trae consigo cantidad de indios naturales de las provincias de Guatimala á los cuales ha mandado é dado lugar que coman carne humana, é ansi han comido los indios é muchachos que querian, é porque les robaron cuanto tenian, y aun hasta sus mujeres é hijas, los pueblos de aquella provincia quedaron despoblados é asolados, é sabiendo estas nuevas, todos los de la comarca. han hecho lo mismo.

Ha sido grande inhumanidad lo que Alvarado ha fecho é gran daño á estas provincias, porque sucedió luego que él invió dos navios suyos, armados é artillados, por esta costa adelante con cierta gente, é salieron á robar los indios de un pueblo que está á la Punta de Santa Elena, que estaba de paz, y lo tomaron é ciertas mujeres é otras cosas, é la gente del pueblo, viendo esto, salieron á ellos de guerra y les mataron un español ó dos y les hirieron otros algunos.

Despues acá han venido otros navios con gente á esta gobernacion é con mucha necesidad arribaron á Puerto Viejo para se proveer é fornecer, é hallaron todos los pueblos sin gente, despoblados é asolados é destruidos, que aun no hobo con quien nablar, é desta cabsa no pudieron ser proveidos de nada, é con mucha necesidad pasaron adelante, pensando que en aquel pueblo que está á la punta de Santa Elena se proveerian é fornecerian de bastimentos é de lo demas que hobiesen menester para su viaje é creyendo que estaban de paz, como solian, salieron en tierra seguros é como la gente naturales del pueblo estaban lastimados, saliéronles de guerra é hirieron diez ó doce hombres muy mal, los cuales ha tres dias llegaron á esta cibdad, donde yo los he hecho curar é proveido de lo necesario; algunos estan tan mal heridos que tienen peligro de sus vidas.

Un navio venia de la cibdad de Panamá á esta gobernacion, cargado con gente é caballos, é pasando por donde Alvarado estaba, salió á ellos, que los tomó é tuvo manera que se quedasen con él y no los dejó pasar; en todo muestra traer la intencion dañada, en hacer lo que ha fecho é alzar la tierra que con tantos trabajos se ha pacificado é conquistado y que era refugio é amparo de cuantos por esta mar navegan; que á gran trabajo de hoy mas vernan con los navios, no seyendo, como no

serán, proveidos en aquella costa, porque cuando alli llegan, todos traen necesidad, por ser los viages largos.

Tambien nos han informado que ha prometido á su gente que verna sobre el gobernador don Francisco Pizarro sobre los que estan con él con mucha gente y les tomará el oro é plata é las otras cosas que tienen é han habido en la conquista é pacificacion destas partes é que lo repartirá entre los que vienen con él; por manera que los españoles con oir que pone en platica de venirles á tomar su hacienda y ver que se entra en la gobernacion que Francisco Pizarro en nombre de V. M. tiene pacífica y es gobernador della por sus reales provisiones, y los naturales de la tierra con saber que los comen estando recebidos a las paces, estan tan alterados los unos y los otros, que no sé que medio se ha de poner en ello, que, por Dios, que tengo recelo que lo que Pedro de Alvarado ha fecho é hace que ha de ser cabsa de mucho mal é levantamiento de indios; Dios se lo perdone, que en tal conyuntura ha metido tanto mal en una tierra tan rica, é ques ya como esta que ya no lo podrá recabar en toda su vida el mal que ha hecho.

El gobernador tenia mandado al Cabildo de esta cibdad que si por acaso Pedro de Alvarado ó algun navio suyo por aqui aportase, que se le diese é proveyese de todo lo que hobiesen menester muy cumplidamente, é ansi lo habia proveido é mandado en toda esta gobernacion, é pareceme que Alvarado ha tirado por otra via, é un capitan suyo llegó á un puerto ocho leguas desta cibdad y entró en él con dos navios de armada antes que yo viniese á esta cibdad; y los alcaldes é regidores le escribieron que si hoviese menester algo, se lo hiciese saber é que lo prevenian porque ansi lo habia mandado el gobernador, y nunca quiso responder á su carta, antes salió en un pueblo de la costa, que está en el mismo puerto, y llevó cuanto ganado tenian los indios, é les pudo tomar, é fuese con sus navios. Hanseme venido á quejar los indios, que es la mayor lástima del mundo, y segun del principio con que Alvarado entra, tengo sospecha de que no ha de parar en esto, sino que hemos de tener algunas diferencias é rompimientos, viendo que el gobernador don Francisco Pizarro, con el celo que tiene de servir á V. M. por todas las vias é manera que pudiere,

no dará lugar á ello, si á el fuere posible; yo, por mi parte, lo tengo de trabajar con todas mis fuerzas, como verdadero servidor é criado de vuestra real magestad; plegue á Nuestro Señor de darme gracia para que en ello y en todo lo demas que se ofreciere pueda meter toda paz é concordia y servir á V. M., como yo deseo.

De la fundicion de oro que se hizo en Caxamalca, tiene V. M. aqui, demas del oro que llevó Hernando Pizarro, ciento é setenta. mil pesos de buen oro; despues acá se ha habido en esta pacificacion é conquista que se ha hecho, mucha cantidad de oro, de que terna V. M. otros doscientos mill pesos de oro é terna cien mill marcos de plata de su quinto. Vuestra católica real magestad mande enviar á mandar la órden que es servido que se tenga en llevallo á España, que se cree que demas destos se habrá mucha mas cantidad adelante, con la ayuda de Dios.

Yo he despachado agora tres navios, que van á la cibdad de Panamá por gente é caballos para la poblacion destas partes, y envio dinero para que socorran á la gente que viniere de España á servir á V. M. en estas partes, porque vienen pobres é adebdados, é con que se curen los enfermos que enfermaren, que como son nuevamente venidos, y Castilla del Oro por donde han de pasar de necesidad, es enferma, adolecen muchos, é no tiniendo, de siguro murirán. Este es el estado en que está la tierra; de que otra cosa haya de nuevo, haré relacion á V. M, y le suplico en todo mande proveer lo que convenga á su real servicio. Nuestro Señor la sacra cesarea católica real persona de vuestra católica magestad acreciente, prospere é guarde por muchos años y buenos con acrecentamiento de muchos mas reinos é señorios á su santo servicio. Desta cibdad de San Miguel, á ocho de mayo de mil é quinientos é treinta é cuatro años.-De V. M. humilde criado é servidor, que sus muy reales pies y manos besa.-Diego de Almagro.

21 de Mayo de 1531.

XXVIII-Capitulacion con Don Diego de Almagro para la conquista y poblacion de las tierras é provincias que hubiere en doscientas leguas que comiencen desde donde acaban los límites de la gobernacion de Don Francisco Pizarro hácia el estrecho de Magallanes.

(Archivo de Indias, Escribanía de Cámara del Consejo, legajo 1007, publicada por Torres de Mendoza, XXII, págs. 338-350, y reproducida en Amunátegui, C. de L., 1, 21.)

El Rey. Por cuanto el capitan Don Hernando Pizarro en nombre del mariscal Don Diego de Almagro é por virtud de su poder bastante que en el nuestro Consejo de las Indias presentó, me hizo relacion que os ofrecereis quel dicho mariscal Don Diego de Almagro por nos servir é por el bien é acrescentamiento de nuestra corona real, descubrirá, conquistará é poblará las tierras é provincias que hay por la costa de la mar del sur á la parte del levante dentro de doscientas leguas hacia el estrecho de Magallanes, continuadas las dichas doscientas leguas desde donde se acaban los límites de la gobernacion que por la capitulacion y por nuestras provisiones tenemos encomendadas al capitan Francisco Pizarro á su costa é mincion sin que en ningun tiempo seamos obligados á le pagar ni satisfacer los gastos que en ello hiciere mas de lo que en esta capitulacion vos fuere otorgado en su nombre, é me suplicastes é pedistes por merced mandase encomendar la conquista de las dichas tierras al dicho mariscal é le concediese y otorgase las mercedes é con las condiciones que de yuso serán contenidas, sobre lo cual mando tomar con vos el dicho capitan Hernando Pizarro en el dicho nombre el asiento é capitulacion siguiente:

Primeramente doy licencia é facultad al dicho mariscal Don Diego de Almagro para que por nos y en nuestro nombre é de la corona Real de Castilla, pueda conquistar, pacificar é poblar las provincias é tierras que hubiere en las dichas doscientas leguas que comiencen desde donde se acaban los límites de la gobernacion que por la capitulacion é por nuestras provisiones tenemos.

encomendadas al capitan Francisco Pizarro al levante que es hácia el estrecho de Magallanes.

Item, entendiendo ser cumplidero al servicio de Dios é nuestro por honrar su persona é le hacer merced, prometemos de le hacer nuestro gobernador é capitan general por todos los dias de su vida de las dichas doscientas leguas, con salario de setecientos é veinte é cinco mil maravedis cada un año, contados desde el dia que vos el dicho Hernando Pizarro vos hicieredes á la vela con la gente que llevaredes al dicho Don Diego de Almagro en el dicho puerto de Sanlucar de Barrameda para continuar la dicha poblacion é conquista, los cuales le han de ser pagados de las rentas é derechos á nos pertenecientes en la dicha tierra que asi ha de poblar, del cual salario ha de pagar en cada un año un alcalde mayor é diez escuderos é treinta peones é un médico é un boticario, el cual salario le ha de ser pagado por los nuestros oficiales de la dicha tierra de lo que á nos perteneciere en ella durante vuestra gobernacion.

Otrosí, le hacemos merced de título de nuestro Adelantado de las dichas tierras é provincias que asi descubriere é poblare en el término de las dichas doscientas leguas é asi mismo del oficio del alguacilazgo mayor dellas todo ello por los dias de su vida.

Otrosí, le doy licencia para que con parecer é acuerdo de los dichos oficiales nuestros, pueda hacer en las tierras é provincias que asi descubriere é poblare en el término de las doscientas leguas hasta cuatro fortalezas en las partes é lugares que mas convengan, pareciendo á él y á los dichos nuestros oficiales ser necesarias para guarda é pacificacion de las dichas tierras é provincias é le haré merced de la tenencia dellas para él é para dos herederos é subcesores suyos uno en pos de otro, con salario de setenta é cinco mil maravedis en cada un año por cada una de las dichas fortalezas que asi estuvieren fechas, las cuales ha de hacer á su costa sin que nos ni los Reyes que despues de nos vinieren seamos obligados á se lo pagar al tiempo que asi lo gastare, salvo dende en cinco años despues de acabada la tal fortaleza, pagándole en cada uno de los dichos cinco años la quinta parte de lo que se montare en el dicho gasto de los dichos frutos de la dicha tierra.

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