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casas clamadas La Zuda, el reverent en Jesu Christo Padre, et Sr. D. Pedro, por la Divinal miseracion Bispe de Tarazona, para memoria de los presentes, et de los advenideros mandó escribir esti libro, el qual de mandamiento suyo avie ordenado el honrado, et discreto varon D. Juan Perez de Mugeta, Chantre de Tarazona, et compañero, et familiar suyo, por que el dicho Señor, é los succesores suyos que por tiempo serán Bispes de Tarazona sepan, et puedan saber los dereytos et rentas, que han, et les pertenesce haber en todos los lugares que son en el Obispado de Tarazona, así en el regno de Aragon, como de Castiella, et de Navarra, en los quales regnos el Bispado de Tarazona fué antiguamente, et es fundado». Este libro es en folio entero, de pergamino, de 90 hojas, encuadernado en tabla con aforro de becerro, de letra muy antigua, del cual hay tres conformes, uno en el archivo episcopal de Tarazona, otro en el de la Santa Iglesia y el tercero en la curia episcopal del oficialado de Calatayud, para que como auténtico y fé faciente, con él todos los puntos del Obispado se puedan gobernar, sabiendo lo que toca á cada uno y los derechos de todas las Iglesias y rentas del Obispado.

Todo consta de un papel intitulado: Instrumentos que califican ser auténtico el libro llamado Chantre de la mensa episcopal y Santa Iglesia de Tarazona, el cual papel tuvo en su librería el señor Latassa.

Perez Calvillo (D. Pedro).-Fué natural

de Tarazona, segun el Padre Ranzon en la Historia de esta ciudad, pág. 115. El Regente D. Miguel Martinez del Villar, en su Patronado de Calatayud, part. 10, página 484, lo hace, no sé con qué fundamento, hijo de Calatayud, y el Abad D. Martin Carrillo, citando á este escri

tor, refiere lo mismo en la Historia de San Valero, pág. 343. Aumenta la incertidumbre sobre la pátria de D. Pedro un papel formado por la villa de Mallen, en que se afirma haber sido natural de ella, y en efecto ha existido y existe allí este linaje, del cual fué D. Francisco Perez Calvillo Monge Cisterciense del Real Monasterio de Beruela, y Abad de él, desde el año 1700 hasta el de 1704, como consta de una memoria manuscrita que el Sr. Latassa tuvo de este Monasterio.

Segun el dicho Carrillo era ya Obispo de Tarazona el año 1384. Pero ya consta que ocupaba esta Sede en el de 1376, en el que compró por precio de 30,000 sueldos los palacios Reales de dicha ciudad, llamados el Alcázar de Hércules y la Zuda, y que los adjudicó para habitacion de los sucesores en su dignidad, como tambien lo refieren el Cronista Hebrera, en la dedicatoria de la Historia de San Gaudioso, el Maestro Argaiz, tomo 7, de la Soled. Lauread., Casanate, en la Historia manuscrita de Tarazona, y otros escritores.

de

Gobernó esta Iglesia con celo y probidad, no obstante lo turbados y calamitosos que fueron los tiempos de su prelacía, especialmente cuando encendida la guerra entre los Reyes de Castilla y Aragon vino el ejército del Rey D. Pedro, llamado el Cruel, á Tarazona, y con él la desolacion de esta ciudad y gran parte de su Diócesi, pues entonces fué admirable su cuidado pastoral, y su valor y fidelidad, sirviendo tambien el cargo de Capitan, como refiere Zurita en sus Anales, pág. 2, lib. 9, cap. 43. Su palacio y bienes saqueados, su persona expuesta á los mayores riesgos, y puesta en prision por livianas sospechas, como dice aquel Cronista, y que se vindicó de ellas, y otros infortunios no fueron capaces de quebrantar su constancia; del

mismo modo que la profanacion, el robo, las violencias y sacrilegos ultrages que padeció su Catedral y otras Iglesias y personas de su Diócesi, antes bien fué singular su caridad y diligencia en procurar evitar estos daños, y en aplicarse á repararlos cuando cesaron dichas turbaciones, tiempo en que no se duda que escribió algunas cartas á sus Iglesias, consolándolas en su afliccion, y franqueándoles las mejores disposiciones para excitar su diligencia y procurar su antigua felicidad. Del mismo modo acudió con el Rey D. Pedro el IV de Aragon á aliviar á sus vasallos abatidos con estas y otras calamidades, y en las Córtes que celebró este soberano no fueron otros los cuidados de su ánimo generoso y pío y con el mismo, entre otros dones y fundaciones que hizo á su Catedral, le donó una magnífica Biblioteca, y fundó allí doce aniversarios, y otros tantos en la parroquial de la Magdalena de esta ciudad. Murió en el año de 1391, habiendo tambien ordenado y publicado:

2.°-Constituciones sinodales del Obispado de Tarazona, por los años de 1376, **segun una Memoria que obraba en la librería del Sr. Latassa, en que se trata del sínodo de D. Pedro Cerbuna, prelado venerable de esta misma Sede. Hizo asimismo en su Catedral

3.0-Algunos estatutos pertenecientes á su direccion, conforme la naturaleza de sus tiempos.

Tratan de este digno prelado los referidos escritores, como tambien de don Fernando Perez Calvillo, su hermano, que le sucedió en esta mitra en 1392, habiendo sido Canórigo Arcipreste y Dean de su Catedral, y que mereció la estimacion del Papa Benedicto XIII, como se dirá y acuerdan la antigüedad y nobleza del cerco de su linaje, algunos de los citados autores y nobiliarios del reino. Zurita,

en sus Anales, part. 4, libro 19, cap. 44, página 255, tratando de Zamora y batalla de Toro, año 1476, col. 2, dice que »se señaló entre todos de muy valiente »y esforzado caballero Juan Perez Cal»villo, Señor de Malón, en Aragon, y »fueron muy loados los hechos de armas »que acometió aquel dia, de que quedó »muy estimado entre todas las naciones». Perez Calvillo (D. Fernando).-Hijo de Mallen, segun lo acreditan unas memorias de esta villa, que el Sr. Latassa vió MSS., citadas en el artículo del Obispo D. Pedro Perez Calvillo, su hermano; otros le dan por pátria á Tarazona.

En la Catedral de esta ciudad obtuvo un canonicato y las dignidades de Arcipreste y de Dean, y en la Santa Iglesia de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza la Camarería. Su literatura y prudencia estuvieron acompañadas de una piedad bien arreglada y de un celo y direccion de notable sinceridad, con que ilustró la Sede de Tarazona, que entró á poseer en el año de 1392 y á suceder en ella á su referido hermano. El Papa Benedicto XIII le tuvo muy particular afecto, lo distinguió en su confianza, estimó la defensa que hizo de su persona en Aviñon, lo empleó en cargos y comisiones de gravedad y lo creó Cardenal. Cuando solicitó Bonifacio la union de la Iglesia en aquella ciudad; entonces, dice Zurita en sus Anal. al año 1397, lib. 10, cap. 62, pág. 423, col. 1 y 2: «lo envió Benedicto con dos galeras á Roma, y este Cardenal Obispo desembarcó en Terracina, que estaba debajo la obediencia de Benedicto y era sujeta al Conde de Fundi, y pasando á este pueblo fué acompañado de la gente de armas del Conde hasta Castromarino, y de allí escribió al Cardenal Brancacio para que se le enviase salvo conducto, y entró en Roma, donde fué aposentado en el palacio de San Pedro,

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y con él Micer Domingo Masco y Micer Tomás de Colibre, que iban para asistir en aquella embajada, y trató con Bonifacio y despues con los Cardenales que se nombraron de su parte, y eran el de Florencia, Monopoli y Bolonia, y el Camarero de Bonifacio, y propusieron de ambas partes algunos medios razonables y justos para procurar la union de la Iglesia. Pero como se vino á tratar del medio de la renunciacion, ó que se juntasen en cierto lugar los que contendian por el Pontificado, ó que se declarase por término de justicia, eligiéndose ciertas personas por cada una de las partes que conociesen de su derecho, «no se resolvieron en ninguno de estos caminos, y el Obispo regresó». El Abad Carrillo, en la Hist. de S. Valero, pág. 343, trata de esta embajada con tanta brevedad como obscuridad; motivo por que lo referimos, segun aquel Cronista, para que se vea la estimacion que lograba nuestro Prelado y su celo por servir aquel empleo. Túvolo tambien para con su Iglesia de Tarazona, cuyo cuidado y el de la defensa de sus derechos manifestó al mismo tiempo que estimaba el cumplimiento de sus obligaciones. Murió el año 1404, segun un Compendio latino histórico de los Obispos de Tarazona, otras veces citado, que parece exacto en estas épocas; *bien que en una nota franqueada al Sr. Latassa por D. Josef Ipas, Archivero y Secretario que fué del Pilar de Zaragoza, se dice que parece haber fallecido por el Enero de 1405, y no se duda que escribió:

Algunas cartas y papeles pertenecientes al pontificado de Benedicto XIII. Piezas interesantes en su historia. Perez (D. Francisco Climente).- Véase

Climente).

Perez Caseda (Micer Juan).-Natural de Zaragoza, su distinguido ciudadano y docto jurisperito en 1416. Fué Lugarte

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gon, en tiempo en que ejercieron este Supremo Magistrado D. Juan Ximenez Cerdan y D. Berenguer de Bardagí, y regentó el mismo oficio de Justicia de Aragon, estando vacante este cargo el año de 1420. Su sabiduría, práctica y justo discernimiento del derecho, fueros del reino, leyes municipales, usos y costumbres y gran pericia y destreza en la expedicion de negocios, fué muy acredi tada por muchos años y la dejó recomendada, escribiendo:

Comentarios é interpretaciones legales de los fueros y observancias del reino de Aragon, MSS., para su uso, segun consta de una memoria del Justicia de Aragon D. Luis de Exea.

Hace honorífica mencion de este Magistrado, entre otros, el Cronista Blancas, en sus Comm., pág. 489, 490 y 492. Perez de Vargas (Juan).—Nació en Aragon, segun lo persuade D. Juan Lúcas Cortés, en su Bibliot. Hisp. Geneal., página 335. Fué familiar estimado de don Alonso de Aragon, Duque de Villaher mosa, y tuvo mérito su aplicacion literaria, especialmente en la historia y ciencia heráldica. Escribió á principio del siglo XVI:

De los linajes de España. Lastímase de su brevedad Gonzalo Argote de Molina, en el prefacio de la Nobleza de Andalucia, y Gerónimo Gudiel, en el Compen dio de los Girones, pág. 7 de la Dedicatoria y pág. 3 del Prólogo; añadiendo, que el original de dicha obra se guarda de órden de D. Felipe IV en la Biblioteca del Escorial, y una copia en la del Conde Duque de Olivares, segun D. Nicolás Antonio, en la Bibliot. Hisp. Nov., tomo 1, pág. 381.

Perez de Miedes (Don Miguel).-En los

siglos XV y XVI dió á conocer su sábia práctica en la jurisprudencia, de

que

fué

Doctor, y deudo del insigne Obispo de Albarracin D. Bernardino Gomez Miedes, natural de Alcañiz, de donde quizá lo fué D. Miguel. Poseyó una Canongía de la Santa Iglesia de Valencia y su Arcedianado de Murviedro, que asimismo tuvo aquel prelado, quizá como Coadjutor, segun tambien lo intentan persuadir unas advertencias que siguen al Estracto manuscrito de la Historia Eclesiastica del Maestro Espés, sobre su página 802, del que se trató. En 1532, siendo D. Miguel Vicario General de D. Fadrique "de Portugal, Arzobispo de Zaragoza, presidió en su nombre la Sínodo Diocesana, convocada por este prelado en dicha ciudad, como consta de la epístola latina que hay en ella, edicion de Jorge Coci, por cuya epístola tambien se ve que las referidas Constituciones Sinodales las revisó, coordinó y adaptó el mismo D. Miguel, quien tuvo del mismo modo el cargo de Gobernador de esta Diócesi, segun se manifiesta en un edicto suyo sobre asuntos eclesiásticos, con fecha de 1532, que se guardaba en la librería del Doctor D. Francisco Paula de Roa, Catedrático de Prima de leyes de la Universidad de Zaragoza, su pátria, varon erudito y de selecto gusto, y en la leccion de libros de nuestros paisanos, de quien se tratará. No sabemos cuándo falleció D. Miguel, solo sí que subrogó el Gobierno de este Arzobispado en 26 de Julio de dicho año en el Dr. Pascual, Arcediano de Daroca, de la Metropolitana de Zaragoza, como refiere en su Historia el citado Maestro Espés, pág. 802. Escribió:

Constitutiones, seu ordinationes Valentiæ Ecclesia, Insignis Metropolitanæ ab ejus primava fundatione, et origine, secundum successiones temporum, per vigilantissimos in ea sucedentes episcopos, et capitulum, non minori zelo, quam diligentia, editæ. Valencia, por Felipe, año

1546, en folio, y no en 1346, como equivocadamente dice el Cronista Rodriguez, en su Biblioteca Valenciana. En esta obra se halla una completa recopilacion de las Constituciones de dicha Iglesia. De este útil trabajo hizo un Epitome latino el citado D. Bernardino Gomez Miedes, que tambien se imprimió en Valençia por Pedro Patricio en 1582, en 4.o, segun el citado Rodriguez, página 551. D. Antonio Ponz, en el Viaje de España, tomo 4.o, pág. 43, acuerda asimismo á D. Miguel Tomás Miedes, Canónigo de Valencia, á cuya costa, dice, que se hizo el coro de su Metropolitana. Perez (D. Gonzalo).-Fué natural del lugar de Monreal, del Marquesado de Ariza, riberas del Xalon, segun comun sentir de nuestros escritores, y que fué de ilustre linaje. Despues de haber manifestado sus conocimientos políticos y la grandeza de su talento, llegó á ocupar el cargo de Secretario de Estado del Príncipe D. Felipe II, y del mismo elevado á la corona de España; habiéndolo ejercido por espacio de 41 años, como lo afirma su hijo D. Antonio en las Relaciones, que andan impresas. De su habilidad, cortesanía, expedicion en los negocios, sabiduría, erudicion y singular conocimiento de la lengua griega y ciencias matemáticas, dan testimonio muy cumplido los escritores coetáneos, que se citarán, y señaladamente el docto Juan Ginés de Sepúlveda, en una Carta que le dirigió, y es la 83 del libro 6, donde despues de celebrar el esmero y habilidad en el desempeño de su cargo, añade: «et non modo utriusque linguæ notitia, sed etiam doctrinarum cognitione valeas. Itaque astrologicis, et libris, et instrumentis comparatis, libenter in erudito mathematicorum pulvere versaris». Ignoramos la carrera y ocupaciones que tuvo en su juventud, pero tengo la

satisfaccion de poder acreditar, que don Gonzalo Perez abrazó la carrera eclesiástica, la cual le proporcionó, juntamente con sus prendas y literatura, que el Sumo Pontífice pensase en condecorarlo con la dignidad cardenalicia. Esta observacion, que no he visto en D. Nicolás Antonio ni en otros escritores de nuestra historia literaria, se comprueba por la dedicatoria que le dirigió Blasco de Garay de la traduccion de la Arcadia de Sannazaro, que se estampó en Toledo por Juan de Ayala en 1547, en 4.o, en donde llama á D. Gonzalo Perez, Arcediano de Sepúlveda. El Padre don Próspero Levesque, Benedictino en sus Memorias para la Historia del Cardenal Granvela, que estampó en francés en París el año 1753, en dos tomos, en 12.o; en el primero, desde la pág. 74, trata de nuestro Perez, y en las páginas 76 y 79 pone dos fragmentos de cartas suyas, escritas al Cardenal Granvela, en las cuales, quejándose de que el Rey, por tenerlo á su servicio, dificultase la gracia de Cardenal, con que su Santidad queria premiar su mérito, pondera tambien su poca fortuna, y que solo tenía dos mil ducados de renta por los beneficios eclesiásticos, y en otra carta que copia en la página 85, dice al mismo Cardenal, que el Duque de Alba hacía esfuerzos inútiles para desbancarlo, ignorando con quién habia de medir sus fuerzas, y que para contrarestar los intentos del Duque, educaba con el mayor cuidado un sobrino de singular talento, para que fuese un dia su sucesor.

Tambien se ignora el año de su fallecimiento, el cual hubo de acaecer con sentimiento de muchos literatos á quienes honraba y favorecia. Aún vivia en 1556, en que el Maestro Fr. Gregorio de Castro, en su Historia de los Reyes Godos, pág. 386, col. 1, dice, que dió el Cé

sar Cárlos V la Abadía de San Isidro de Leon á D. Gonzalo Perez, y el Arcedianato de Sepúlveda, que poseia, al hermano del Secretario Erasso. D. Juan Antonio Pellicer, en su Ensayo de traductores, pág. 136, dice que murió por los años 1566. Dejó eternizada su memoria y aficion á las letras con los escritos de que luego trataremos, y enriqueció á su hijo con su preciosa librería abundante de MSS., sacados de los Monasterios de Sicilia y de varias partes de Grecia, la cual cedió su hijo D. Antonio á S. M., como lo afirma el Cronista Andrés, en sus Borrad. de Escrit. Las obras de nuestro D. Gonzalo que han llegado á mi noticia, son las siguientes:

1.°-La Odixea de Homero, del original griego, en versos sueltos castellanos. Las ediciones de esta obra, que trae equivocadas D. Nicolás Antonio, son: Primera, la de Amberes, en 1550, en 8.o, que abrazó los XII libros, y está dedicada al Príncipe D. Felipe II. En la misma ciudad, en 1556, por Juan Steclsio, dedicada al mismo D. Felipe, ya Rey de España, y comprende XXIV libros, es tambien en 8.o. La tercera, en dicha ciudad, en 1562, en 8.o. La cuarta, en Venecia, por Felipe Rampareto, 1562, en 8.o, que está en la librería del Real Seminario de San Cárlos de Zaragoza. La quinta, de Salamanca, en 1565, en 4.o, y en caractéres áltiitálicos, que es sumamente rara, y mamente la de Madrid, por Francisco Xavier García, en 1767, en dos tomos en 8.° español.

El Ilmo. Sr. D. Francisco Perez Bayer, habiendo hallado en un código del Escorial la dedicatoria de La Odixea, escrita de letra de Juan Paez de Castro, y advirtiendo que se conformaba con la estampada, creyó que éste era el verdadero autor de la traduccion, y dejó notado en la márgen de este que tuvo por

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