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Bibliotecas antigua y nueva de Escritores Aragoneses de Latassa. XIII

bajo del estudioso Racionero resultaba para la mayoría infructuoso por la dificultad de consultarlo; las mismas alabanzas de los hombres doctos habian generalizado el deseo de conocer libros de tan sabrosa doctrina; y era ya á la hora presente, dado el vuelo de la Literatura y de la Crítica, una verdadera necesidad de las buenas letras reproducir las Bibliotecas de Latassa.

La satisfaccion de esta necesidad, el cumplimiento de aquel deseo, y hacer partícipes á cuantos estudian de las riquezas literarias atesoradas por el bibliografo zaragozano, es lo que magistralmente han venido á realizar el Sr. Gomez Uriel y cuantos le han auxiliado con sus ilustraciones y consejo: tan grande valor é importancia tiene la obra Bibliotecas Antigua y Nueva de Escritores Aragoneses de Latassa, cuyo primer tomo de XXXV-662 páginas en folio, á dos columnas, limpia y compacta edicion en hermosos y claros tipos y excelente papel, acaba de dar á luz tras sacrificios de todo linaje, de sí propio y acaso, acaso tambien de su familia, el señor D. Miguel Gomez Uriel, con las adiciones y novedades que vamos á indicar, con un prólogo del insigne jurisconsulto D. Joaquin Gil Berges y con un estudio crítico del discreto periodista don Victorio Pina.

Realizó como bueno el Doctor Latassa el plan que se habia trazado para la composicion de su Biblioteca, y acomodó al órden estrictamente cronológico sus relaciones bio-bibliográficas, deseoso tal vez de conservar cierto carácter histórico en las eruditísimas páginas de su obra: pero ya por la índole de este mismo plan, ya por las inexactitudes ó erratas de la impresion del índice, es lo cierla consulta del Latassa, sobre no ser fácil, exige paciencia, tiempo y habilidad mayores que las que muchas veces consienten las necesidades del literato y del erudito. Bien sabemos que todos estos inconvenientes fueron á maravilla subsanados por el Indice

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que

Alfabético de autores y de materias que de la obra de Latassa publicó el ya citado Sr. Campillo; pero como de libro tan útil solo fueron impresos 125 ejemplares, y de estos únicamente ciento eran destinados á la venta y fueron sin pérdida de tiempo adquiridos por los más engolosinados bibliófilos, para la generalidad de los hombres de letras y para la juventud estudiosa el Latàssa continuaba con sus naturales inconvenientes.

Para evitarlos el Sr. Gomez Uriel ha ordenado la nueva edicion en forma de Diccionario, lo cual facilita sobremanera toda consulta; y su obra tendría bajo este aspecto toda la perfeccion ahora posible si al formar los índices se añadiese el de materias: conocido el fervoroso entusiasmo que por Aragon siente el señor Campillo, no habia de costar grandes esfuerzos conseguir sus licencias para que al final del nuevo Latassa sea incluido su Indice Alfabético.

Las reformas hechas en la obra reproducida no se reducen á tan notable mejora; el número de los autores y de las obras por éste conocidos ha sido considerablemente aumentado con la inclusion de los que á sus diligentes pesquisas escaparon, y con el catálogo y juicio de escritores aragoneses que desde los dias de Latassa hasta los nuestros han existido; sin excluir los mismos que hoy viven y los que se encuentran en el comienzo de su vida científica ó literaria: acuerdo este último del ordenador de la nueva edicion, que es apreciado de varias maneras, cuyos escollos se conciben fácilmente, pero que, una vez adoptado, permite completar hasta el dia las noticias de los escritores contemporáneos y adelantar algun juicio respecto de sus obras, si bien esto exige suma prudencia.

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Sabiendo cuánta diligencia y cuánta erudicion puso en sus escritos el Doctor Latassa, está hecho el justo elogio de la más dagacion rebusca entre papeles viejos, librerías y almonedas, y de la

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Bibliotecas antigua y nueva de Escritores Aragoneses de Latassa:

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selecta lectura de historiadores y literatos, necesarias para descubrir escritores desconocidos y obras casi por completo ó por completo ignoradas; y siendo de importancia y no pocas las adiciones de este género, á los méritos de las Bibliotecas de Latassa hay que unir los de su entusiasta é ilustrado ordenador y continuador don Miguel Gomez Uriel.

De propósito hemos dejado para el final de este artículo, malo por ser mio y peor por ser ya largo, el elogio de las dos piezas que van al frente de la obra nuevamente editada: el Prólogo del Excelentísimo Sr. D. Joaquin Gil Bérges y el estudio crítico de .don Victorio Pina. El respetado repúblico ha puesto de relieve, con la elocuente sencillez de su peculiar estilo y con las correctas aserciones de su juicioso entendimiento, la vida literaria de Aragon y el servicio extraordinario que presta á la Literatura en general, y muy especialmente á la pátria, el "perseverante refundidor y continuador del inmortal Latassa,,. El Sr. Pina, conocido de público hasta ahora como discreto periodista, ha probado con el estudio crítico que sigue al Prólogo del Sr. Gil Berges, y con los artículos de las Bibliotecas Antigua y Nueva, debidos á su pluma, si interpretamos acertadamente las iniciales V. P. al fin de algunos impresas, que entiende en achaques de erudicion y de crítica histórica no menos que en los de crítica literaria; que no le faltan títulos para desempeñar, no como indocto crítico, sino como muy sesudo juzgador, la comision aceptada y honrosamente cumplida. Aparte las consideraciones generales apuntadas por el Sr. Pina respecto de la Biblioteca de Latassa, los artículos en ella consagrados á Micer Juan Costa y Beltran y al licenciado Alonso Fernandez de Avellaneda (Fr. Luis de Aliaga)—págs. 355 y 485, respectivamente, del tomo publicado-muestran bastante la extension de los conocimientos y la madurez de juicio que adornan al Sr. Pina,

con escribir de asuntos tan controvertidos como los actos de Felipe II, Antonio Perez y el Justicia Lanuza, y del verdadero autor del "Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha, que contiene su tercera salida; y es la segunda de sus

aventuras,,.

Terminemos: están ya asegurados, y con creces, los estudios del eruditísimo Latassa; los defectos apuntados, á vuelta de los elogios merecidos, por un literato ilustre, cuyo nombre esta vez omitimos. por justos respetos, más nacen de considerar la obra segun el plan que á Latassa impone, que de juzgarlo con arreglo al plan que Latassa se propuso: no se han perdido esta vez, como tantas otras, las producciones de los ingénios aragoneses; la imprenta ha divulgado las de Latassa.

pensa

Patrimonio público son ya, merced á sacrificios cuya recomá todos obliga, indivíduos, autoridades, corporaciones, academias é institutos docentes, los libros de nuestro preclaro bibliófilo; si de su amor pátrio y de su diligencia literaria hubiesen participado aun en mínima proporcion los hombres que por su orígen, por sus estudios ó por sus oficios tenían deberes sacratísimos cerca de nuestros archivos y librerías públicas y privadas, no se daria el triste espectáculo de que habiendo sido Aragon tan fecundo en todo linaje de grandezas, sea la más pobre de las regiones españolas en punto á conservar los timbres de su alta gloria; por no decir que en absoluto carece de todas sus monumentales creaciones.

Aquí, donde debia existir como un santuario en el cual se diera guardia de honor á los infolios originales de nuestros egregios analistas, si algo, para nosotros conocido, existe original y auténtico, es merced á la más casual de todas las casualidades; es porque con filial solicitud supo estimarlo y logró recogerlo, y sabe guardarlo con amorosa veneracion, el jurisconsulto y docto sabedor de las co

Bibliotecas antigua y nueva de Escritores Aragoneses de Latassa. XVII

sas aragonesas D. Santiago Penén: en las mesas destinadas á la venta de carnes, arrancados de tapas de pergamino más piadosas que los hombres, descoyuntados, en Zaragoza, y hace ya algunos años, encontró y salvó de su total ruina parte valiosa de los Anales del gran Zurita, de los folios originales, con sus arrepentimientos, apostillas, correcciones, notas é interlineados, las mismas páginas trazadas por el inmortal historiador del cual se ha dicho que un solo pueblo lo posee para envidia de todos los demás: y ese pueblo es Zaragoza, donde no ya carece de una estátua, sino donde se lleva á la plaza pública como innoble mercancía la obra de su hermoso juicio, de su colosal entendimiento.

Setenta arrobas de papel, todas por este estilo, decian contestando á las diligentes pesquisas de nuestro ilustrado y buen amigo Sr. Penén, habian sido repartidas entre varios industriales, y empleadas en el objeto indicado; y de estos papeles salvó y conserva, y no es poco, los folios 234 al 273 del Libro IV, 274 al 330 del Libro V, 42 al 91 del Libro VI, los primeros folios del Libro VII, completo el Libro VIII, dedicado á la historia de D. Fernando el Católico, los 78 últimos folios del Libro XII y 223 del Libro XIII, de los Anales de Zurita.

Tales recuerdos nos inspira el pensar cuánta labor y cuántos años han sido precisos en pleno siglo XIX para reimprimir obra agotada y de tanto mérito como la del insigne Latassa. A bien que todo parece anunciar consoladora revancha de injustos olvidos y de incurias pasadas, que quiera Dios lo hayan sido para siempre. Las letras aragonesas han recibido en el presente año dos hermosos desagravios; la Diputacion Provincial ha publicado el Diccionario de Voces aragonesas, inestimable testamento de la castiza pluma de nuestro doctísimo Borao; Diccionario cuidadosamente castigado y enriquecido por su autor, y precedido en esta su segunda edicion

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