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los cuales era nombrar jueces de entre los suyos para sus pleitos civiles y criminales; hasta que esto se modificó por el artículo 2.o del ordenamiento hecho en las cortes de Soria el año de 1380, que dice: «Otrosí, por razon que los judios de nues

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tros reinos usaban á sacar rabis entre sí é otros jueces, les daban poder para que pudiesen librar todos los pleitos que entre ellos acaesciesen, asi civiles como criminales.... ordenamos é mandamos que de aqui adelante non sea osado ningunt judio de nuestros regnos, asi rabis como viejos adelantados, nin otra persona alguna de los que agora son ó serán de aqui adelante, de se entremeter de judgar de ningun pleito que sea criminal.... pero que puedan librar todos los pleitos civiles que fueren entre ellos segunt su ley, é los pleitos criminales que los libre uno de los alcalles de las villas é lugares, cada uno en su jurisdicion, cual escogieren los judios. Pero por cuanto los dichos judios son nuestros, nuestra mercet es que las alzadas de los dichos pleitos criminales, asi de los sennorios como de los otros lugares cualesquier, que vengan ante la nuestra corte.» (1)

Al paso que se les ponian estas y otras corta

(1) Coleccion de los cuadernos de córtes que da á luz y sigue publicando la Academia de la Historia.

pisas, les daba el rey en el mismo ordenamiento la seguridad de ampararlos y defenderlos, como lo habian hecho sus predecesores. A pesar de esta promesa crecia el encono del pueblo contra los mismos, como era preciso que sucediese por la intolerancia de los unos y de los otros (1).

(1) Los judios maldecian á los cristianos en sus oraciones, segun se ve por las siguientes palabras del ordenamiento en que se les prohibe este bárbaro uso. «Por cuanto nos ficieron entender que en sus libros e en otras escripturas de su Talmut les mandan que digan de cada dia la oracion de los hereges, que se dice en pie, en que maldicen á los cristianos, e á las iglesias e á los finados; mandamos e defendemos firmemente que ninguno de ellos non las diga de aqui adelante... e el que las dijiere ó respondiere á ellas... que le den cien azotes.»>

CAPÍTULO XV.

Progresos intelectuales de los españoles y de los árabes desde la invasion de estos hasta principios del siglo XIII.

Las letras que desde la irrupcion de los bárba

ros del norte habian ido decayendo lastimosamente en toda Europa, conservaron algun lustre en España durante los buenos tiempos de la dominacion goda, esto es, desde Recaredo hasta Egica. La iglesia goda que habia influido tan favorablemente en el orden moral y el político, segun he demostrado antes, conservó una buena parte de la civilizacion romana, como se ve por las leyes promulgadas en los concilios toledanos, y por las obras de S. Isidoro.

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Sucedieron los reinados turbulentos de Witiza y Rodrigo, en los cuales fue paralizándose el movimiento intelectual, hasta que cesó del todo con la irrupcion de los sarracenos. De aqui procede aquella noche tenebrosa de ignorancia que cubre

los primeros siglos de la restauracion, en los cuales lo poco que se escribia era bárbaro, asi en la esencia como en la forma. Los rústicos ingenios que trabajaron para dejar consignados los hechos históricos de sus tiempos, hicieronlo sin plan, sin crítica, sin orden, en un latin corrompido, detestable. Abranse por donde quiera los cronicones de Idacio, del Pacense, de Sebastiano, de Sampiro y de Pelagio, y se verá confirmada esta verdad. No resalta menos este atraso en las Córtes ó concilios celebrados en Leon y Coyanza durante el siglo XI, y en los demas instrumentos que han llegado á nuestra noticia.

La misma ignorancia, y aun mas crasa todavía, reinó en los demas paises de Europa hasta fines del siglo XI; porque la anarquia feudal dominante en todos ellos impedia el establecimiento de un regular gobierno que afianzase la seguridad personal, y bajo cuyo amparo pudiesen los hombres dedicarse con sosiego á cultivar las letras y las artes. En menos de un siglo contado desde que los bárbaros del norte invadieron el imperio de los romanos, habia desaparecido casi toda la civilizacion que estos habian comunicado á la Europa; pereciendo en este general esterminio, no solo las artes de imaginacion y de puro recreo, sino tambien las de utilidad, sin cuyo cultivo no puede hacerse agradable la vida. Asi las personas comunes como las de alta gerarquia no sabian leer,ni escri

bir: muchos clérigos no entendian el breviario en que rezaban, y aun algunos de ellos apenas sabian leer lo que contenia. Perdióse casi del todo la memoria de los hechos históricos, ó cuando mas se conservaron en áridos anales algunos acaecimientos de poca monta, ó cuentos milagrosos. Hasta los códigos de leyes publicados por las varias naciones que se establecieron en Europa, dejaron de usarse, y se sustituyeron á ellos vagas y caprichosas costumbres. En suma, la razon humana abandonada, deprimida y sin cultivo alguno, yacia en la mas profunda ignorancia: la Europa durante aquellos tenebrosos siglos produjo muy pocos autores que merezcan leerse, bien por la elegancia de la diccion, á por ό la exactitud y novedad en los pensamientos; y tampoco puede hacer alarde de muchos inventos útiles, ó por lo menos agradables á la sociedad (1)..

Durante el siglo XII fue estendiéndose en Europa la esfera de los conocimientos humanos, y se hizo mas familiar el estudio de los autores clásicos griegos y latinos; contribuyendo á ello las Cruzadas que pusieron en comunicacion á los pueblos de Europa con el imperio griego, donde se conservaban los restos de la antigua civilizacion

(1) Robertson, A view of the progress of society in Europe.

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