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guna otra, y con vecindario tan rico, se haya levantado un templo tan pequeño, tan bajo y tan pobremente adornado." El P. Motolinia escribia al Emperador, á principios de 1555: "La iglesia mayor de México, que es la metropolitana, está muy pobre, vieja, arremendada, que solamente se hizo de prestado veintinueve años há." El Sr. Arzobispo Montúfar confirmaba en 1570 el juicio general;3 y el conde de la Coruña la veia en tan mal estado, que consideraba preferible hacerla de nuevo á componerla. Con razon no se celebraban allí las funciones solemnes, sino en la capilla de S. José de los indios, edificada por el padre Gante en el atrio del convento de S. Francisco, y que era entonces la mejor iglesia de México.

Verdad es que desde el principio se consideró la parroquia vieja como fábrica provisional, mientras se levantaba otra correspondiente á la grandeza de la insigne ciudad de México; pero la construccion de la nueva catedral se retardó más de lo que se pensaba. El año de 1538 trajo ya el canónigo Campaya una cédula para el virey y el obispo, en que se mandaba hacer la nueva iglesia. El Cabildo Eclesiástico se esforzaba cuanto podia en mejorar la vieja, y preparar materiales para la otra: nombraba maestros de cantería, y áun hizo venir uno de Sevilla; pedia ayuda de indios para la obra, é importunaba al rey con sus continuas súplicas; pero no se habian señalado arbitrios proporcionados á tan grande empresa, y nada notable se hizo durante los dias del Sr. Zumárraga. Cuatro años despues de su muerte fué cuando el rey dispuso, por cédula de 28 de Agosto de 1552, que se hiciese la catedral de México tal como convenia, y que el costo de ella se divi

I Diál. II, apud México en 1554, pág. 115.

2 Carta al Emperador, 2 de Enero de 1555, apud Coleccion de Documentos para la Historia de México, tom. I, pág. 266.

3 Descripcion del Arzobispado de México, MS.

4 Carta citada.

5 Actas del Cabildo Eclesiástico, 1 de Marzo de 1536. Apénd., Documento no 49, pág. 214.- Actas del Ayuntamiento, 19 de Febrero de 1532.- MOTOLINIA, ubi supra.

diera en tres partes: con una contribuia la hacienda real, con la otra los indios del arzobispado, y con la tercera los encomenderos. El rey entraba como uno de estos por los pueblos que tenia en su nombre, y mandaba tambien que si habia españoles acomodados que no tuviesen repartimientos, contribuyeran con algo, lo cual se habia de deducir de la parte que tocaba á indios y encomenderos. Debia entenderse que ese reparto ó contribucion seria nada más por lo que faltara, despues de aplicar á la obra la parte que ya le estaba concedida de la sede vacante, lo que correspondia á la fábrica conforme á la ereccion, y los donativos voluntarios. Por causas que ignoramos, aquella disposicion no produjo resultado alguno en veintiun años, pues hasta el de 1573, siendo virey D. Martin Enriquez, y arzobispo el Sr. Moya de Contreras, fué cuando se puso la primera piedra de la suntuosa catedral que hoy tenemos. Concluida la sacristía se pasó á ella el culto provisionalmente, por ser edificio más decente y capaz que la iglesia vieja, la cual fué demolida en 1626.3

Compañía inseparable de una catedral son las casas episcopales, y se dejó sitio para ellas en la plaza; pero sea porque el Sr. Zumárraga no creyera conveniente edificar desde cimientos donde tal vez estorbara luego para la nueva catedral, ó por cualquier otra causa, el caso es que prefirió comprar para su habitacion unas casas ya hechas, á corta distancia de la iglesia, en el propio lugar que hoy ocupa el palacio arzobispal, aunque ya no lo es, sino oficina del gobierno, á despecho de las leyes mismas de reforma que le exceptuaban del despojo general. Vendedor de las casas fué Hernan Medel, apoderado de los dueños Martin López y Andrés Núñez: comprador Francisco de Herrera, en nombre del señor obispo. Hízose la escritura á 21 de Mar

1 PUGA, tom. II, pág. 176. 2 SARIÑANA, Noticia breve de la Solemne, Descada, Ultima Dedicacion

del Templo Metropolitano de México
(México, 1688, en 4o), fol. 5.
3 SARIÑANA, fol. 7.

zo de 1530, y en ella se expresó que el Sr. Zumarraga compraba las casas para poseerlas por suyas durante su vida, y que despues quedase la propiedad á la Iglesia. El precio fué de mil doscientos pesos de minas; en composturas gastó despues el Sr. Zumarraga ciento cincuenta pesos, y el rey le hizo merced de mil ducados para ensancharlas. Compró tambien otras dos casillas inmediatas á las principales: la una á Manuel Flores para cárcel eclesiástica, en 8 de Julio de 1530, por doscientos veintiocho pesos, cinco tomines, cuatro granos, y la otra para fundicion de campanas á Diego de Soria, en 27 de Marzo de 1531, por trescientos cinco pesos de tepuzque.' De los datos que he examinado se deduce que la casa destinada á cárcel era la misma que reedificada sirvió de tal hasta nuestros tiempos, en la calle cerrada de Sta. Teresa la Antigua, detras del palacio arzobispal; y la otra estaba casi enfrente, en la esquina de la calle de la Moneda. Importa conservar en la memoria la ubicacion de esta última, porque en ella se estableció la primera imprenta del Nuevo Mundo.4

Como el Sr. Zumárraga habia comprado las tres casas con el producto de los diezmos, juzgó necesario pedir al Emperador que hiciese merced de ellas á él mismo y á sus sucesores, lo cual se le concedió por cédula de 2 de Agosto de 1533.5 No tardó el Sr. Zumárraga en arrepentirse de aquel paso, dado con "no sobrada prudencia," como él dice," y quiso aplicar las dichas casas al colegio y monasterio que tanto deseaba fundar para enseñanza de niños y niñas indigenas; pero se lo estorbó la propiedad que ya habia adquirido la Iglesia por aquella cédula, y más por los términos de la escritura misma de compra. No sabemos qué

1 Apéndice, Docs. no 3, 4 y 9. 2 18 de Abril de 1534. Apéndice, Doc. no 50, pág. 232.

3 Apéndice, Doc. no 4.- Sigüenza (Piedad Heróica, cap. X, no 104) dice que las casas de Soria costaron dos

cientos cincuenta y dos pesos de buen oro.

4 Apend., Doc. no 27, pág. 137. 5 Apénd., Doc. no 18.

6 Apend., Doc. no 22, pág. 109.

razon halló despues para creer vencido ese obstáculo, pues vemos que en 18 de Junio de 1545 cedió por escritura la casa mayor al hospital del Amor de Dios, reservándose el derecho de habitarla durante su vida, y que se dió posesion en forma al mayordomo del hospital, sin que el Cabildo la contradijese.' Más aún: el Emperador confirmó la cesion el 8 de Noviembre de 1546. Sigüenza afirma que poco despues la anuló, por estar destinada desde ántes la dicha casa para habitacion de los sucesores del prelado, á quienes no podia perjudicar la liberalidad con que este daba lo que á peticion suya no le pertenecia ya sino á la mitra. Yo no he hallado el documento de esa anulacion; pero debe ser cierta, porque se habla de ella en varias notas á los títulos de la casa del antiguo hospital (hoy Academia de Nobles Artes), y porque la otra continuó destinada á palacio de los arzobispos.

Al mismo tiempo que el Sr. Zumarraga procuraba el aumento de su Iglesia en lo temporal, visitaba tambien su obispado, y atendia á la reforma de costumbres del clero y del pueblo. Á los clérigos viciosos persiguió y castigó siempre. Expuso al rey la conveniencia de favorecer los matrimonios de los españoles, y la necesidad de mandar, con graves penas, que los casados en España fueran á reunirse con sus mujeres, ó las trajesen dentro de cierto término, sobre lo cual se dieron diversas disposiciones, de cuyo cumplimiento cuidó. Propios ó ajenos, hizo imprimir á su costa varios tratados doctrinales, tanto en lengua española como en mexicana. Hacia que los vecinos asistieran á los divinos oficios de la iglesia mayor, y solia predicarles en ella. Siguiendo aquí las costumbres de su patria, celebraban los españoles la fiesta del Córpus con

1 Apéndice, Docs. no 35, 46. 2 Apéndice, Doc. n. 38.

3 SIGUENZA, Piedad Heróica, capitulo X, n rIO.

4 No tengo datos para seguir los pasos al Sr. Zumarraga en las visitas

del obispado. Encuentro solamente que en Febrero de 1545 andaba visitando por Tlapa y Chilapa. Apénd., Doc. no 34, pág. 155.

5 PUGA, tom. II, pág. 123.

S

representaciones, danzas y otros regocijos en que se mezclaba mucho de profano y con frecuencia se faltaba al decoro. Prohibió el obispo esos desórdenes, y para afirmar su resolucion mandó imprimir en 1544 la traduccion de un breve opúsculo de Dionisio Rickel, que trata del modo de hacer las procesiones, añadiéndole una enérgica invectiva contra los que mezclaban en ellas farsas profanas é indecorosas.' La prohibicion continuó en vigor hasta la muerte del señor obispo; pero en la sede vacante volvió á permitir el Cabildo las danzas y representaciones en la fiesta del Córpus; y á este propósito cuenta un antiguo cronista, que estando todo dispuesto para dar principio al auto y aparejados los representantes, llovió tanto por la mañana cosa poco comun en México), que no fué posible sacar la procesion ni hacer fiesta alguna. Tomó aquello el Cabildo por aviso del cielo, y revocó el permiso, dejando en pié, mientras duró la vacante, el mandamiento del venerable señor obispo. Era igualmente celoso de la guarda de los dias festivos en general, y para que nadie se atreviese á quebrantarla, pidió en persona al Ayuntamiento, en Agosto de 1545, que hiciese unas ordenanzas. De acuerdo ambas autoridades, se hicieron y pregonaron en seguida, con aprobacion del virey. En las actas del Cabildo se conserva, con la firma original del Sr. Zumárraga, este curioso documento, que da idea de las costumbres de la éроса.3

No debemos dejar de referir aquí un incidente que pone de manifiesto el celo apostólico de que estaba animado el buen obispo. Su grande amigo Fr. Domingo de Betanzos concibió el proyecto de ir á predicar el Evangelio en las Filipinas, y pasar de allí á la Gran China. Comunicó su idea con el obispo, quien

I MENDIETA, lib. V, pte. 1, cap. 29.
En la noticia de los escritos del

Sr. Zumarraga hallará el lector la des-
cripcion de las dos ediciones de este

tratado, y un notable pasaje de las adiciones.

2 MENDIETA, ubi supra.

3 Véase en el Apéndice, con el no 36.

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