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brian contenido algo los excesos de sus compañeros. Por aquellas muertes vinieron á quedar solos Matienzo y Delgadillo. "Tengo por muy cierto, escribia á la corte el Sr. Zumárraga, que para lo que conviene al bien y sosiego de la tierra, fué muy gran daño que Dios permitió á esta tierra con la muerte de los unos vida de los otros."

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IV

A al poner el pié por primera vez en la tierra que iban á gobernar habian quebrantado su instruccion los oidores, porque sin aguar

dar en el puerto á su presidente, como les estaba mandado, se contentaron con despacharle un correo, ántes de tomar el camino de la capital. Recibido el aviso, emprendió tambien Guzman su viaje, y entró en México casi á los fines de aquel año. No encontró aquí á su enemigo Cortés, porque se habia ido ya para España, fatigado de tantas contradicciones, y con deseo de agenciar por sí propio en la corte sus negocios, que caminaban mal, gracias á las siniestras informaciones que sin cesar daban sus émulos, entre los cuales se distinguia el agente de Guzman. Acabó de decidir su viaje una carta que recibió del obispo de Osma, presidente del Consejo de Indias, en que le invitaba á presentarse con toda brevedad. Era escrita la carta de órden superior, porque las acusaciones contra Cortés hicieron al fin tanta mella en el ánimo del rey, que se deseaba sacarle de la tierra á toda costa; pero se temia que si el rey mismo le mandaba. directamente la órden de ir, rehusara obedecerla, en

1 Carta al Emperador, 27 de Agosto de 1529, Apénd., Doc. n. 1. pág. 10. - Bernal Diaz, al referir el suceso, añade esta observacion satírica que descubre su opinion acerca de los crímenes atribuidos á Cortés: «Y si allí

estuviera Cortés, segun hay maliciosos, tambien lo infamaran y dijeran que Cortés los habia muerto.» Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España (Madrid, 1632, fol.), cap. 196.

cuyo caso era preciso castigarle severamente, cosa que no parecia muy hacedera. Pero como no se confiaba del todo en el efecto de la carta del obispo, se dió á los nuevos oidores otra del rey, llena de disimulo, en la cual se le decia que su ida era muy importante para tratar cosas convenientes á la tierra, y se le aseguraba que S. M. tenia gran deseo de hacerle mercedes.' Realmente las obtuvo despues; pero al tiempo de escribir la carta eran muy otras las intenciones, porque se hablaba nada menos que de cortarle la cabeza, y áun se mandó á la Audiencia, que si no queria ir de grado, le apremiara hasta enviarle preso. Prevenciones inútiles, porque él llegó á la corte antes que los oidores salieran para su destino. Contrasta de una manera poco favorable al gobierno la suspicacia y doblez suyos, con la llaneza y lealtad de Cortés, que sin recelo alguno iba al rey, para deshacer con su sola presencia las acusaciones de sus enemigos.

Pero si Cortés estaba ausente, y no logró Guzman la satisfaccion de afligirle en la persona, sino tan solo en los bienes, tuvo en cambio el gusto de encontrar aquí, aunque retraido de la cosa pública, á un antiguo gobernador de la tierra: el malvado factor Gonzalo de Salazar. Uníalos ya estrecha amistad, contraida por cartas cuando el uno estaba encarcelado en México, y el otro gobernaba su provincia de Pánuco. Tenian de comun grande enemistad contra Cortés, índole perversa, desmedida codicia é insaciable sed de mando. Luego que el factor supo la venida de la Audiencia, conoció que la fortuna le deparaba una excelente ocasion de levantar su abatido estado: no omitió, por lo mismo, medio de congraciarse con los nuevos oidores atraerlos á su partido. Despachó sus letras de felicitacion á Nuño de Guzman, acompañadas de un rico presente de sedas, paños, plata labrada y refrescos, con criados que le sirvieran hicieran y sastres que ropa á

15 de Abril de 1528. Cedulario de PUGA, tom. I, pág. 60.

2 HERRERA, Déc. IV, lib. 2, cap. 1; lib. 3, cap. 8.

él mismo y á los de su comitiva. Salió por otro lado el veedor Chirinos, digno compañero de Salazar, llevando galgos para caza de liebres, y aparejo para otros pasatiempos. Dióse tambien maña el factor de que aparecieran nombrados por la ciudad los regidores Orduña y Carbajal, para que salieran á recibir y cumplimentar al presidente.' Fueron bien instruidos por parte del factor, cuyos grandes amigos eran, á fin de que á su modo informasen á Guzman de todo lo que pasaba, pintándole, por supuesto, las cosas en daño de Cortés y del tesorero Estrada, á quien hacia en esto traicion, porque le tenia deslumbrado con amistad fingida. Guzman recibió gratamente los regalos, y áun más la siniestra informacion, porque odiaba de muerte á Cortés, y poco menos á Estrada, con quien acababa de tener graves desavenencias por cuestiones de límites entre la ciudad de México y la gobernacion de Pánuco.

Tampoco perdia el tiempo Salazar con los oidores. Apénas llegados, logró introducirse en su favor; cosa no muy difícil, por cierto, porque quienes meditan las mismas maldades, presto se confabulan, y porque Delgadillo, el peor de todos, era granadino, como él. No los dejaba el factor á sol ni á sombra, ni se apartaba de ellos sino mientras dormian: les buscaba y aderezaba aposentos, adivinaba sus menores deseos, lisonjeaba sus pasiones, hablábales horrores de Cortés, contra quien venian mal prevenidos, y en breve alcanzó tanta mano con ellos, que la gente honrada se asombraba de que así favorecieran públicamente á un hombre cargado de delitos. Tan extraña se hacia aquella amistad, que muchos llegaron á tenerla por un artificio con que ocultaban los oidores su verdadera intencion de engañar primero al factor, y despues castigarle, sobre seguro, tan rigurosamente como merecia. No acababan de creer que unos letrados á quienes el

1 El Sr. Zumárraga dice que los nombrados fueron el médico Ojeda y Carbajal; pero los nombres que he

puesto son los que aparecen en el acta del cabildo de 13 de Noviembre de 1528.

rey confiaba el delicado encargo de poner término al desórden, y que habian sido deseados como el rocío del cielo, se aliaran con el que fué causa principal de aquello; pero el tiempo no tardó en dar un triste desengaño á los que tal creian, porque ni la amistad era fingida, ni los encargados de traer el remedio hicieron otra cosa que agravar el mal.'

Establecido el gobierno, lejos de decaer tomó creces la perniciosa influencia de Salazar, y en tanta manera, que no se prestaba oído á queja alguna contra él, siendo así que habia dado motivo para tantas. Público alarde hacian los gobernadores de su odio contra Cortés, y con eso no quedó quien osara hablar de sus negocios; no se hallaba procurador que le defendiera, ni patrono que le ayudara. Los partidarios de la Audiencia, que se llamaban á sí propios se llamaban á sí propios "los que seguian la voz del rey," daban con afectacion á sus contrarios el título de "parciales de D. Hernando," contraponiendo así ambos nombres y banderas, para tratar, no muy encubiertamente, de vasallo rebelde á Cortés, y de alzados á sus amigos. Para saciar su ojeriza tenia Guzman una arma terrible en el poder que traia de tomar residencia al conquistador, y á fe que no dejó enmohecer esa arma. No toca á mi intento hablar de los agravios, persecuciones, deshonras, robos y daños con que aquellos indignos jueces afligieron á Cortés á sus compañeros, en especial á Pedro de Alvarado;" mas no dejaré de lamentar que escritores estimables

I «De aquí se dice generalmente que esta Audiencia Real, que tanto se deseaba para el bien y sosiego de la tierra, ha sido como el guisopo del herrero, que con echar agua enciende más el fuego.» Carta del SR. ZUMÁRRAGA al Emperador, 27 de Agosto de 1529, Apénd., Doc. no 1, pág. 26.

2 «En esta tierra, por nuestros pecados, hay las parcialidades notorias: la una que sigue la voz del rey, é otra la aficion que con D. Hernando Cortés se tiene.» Requerimiento del

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Cabildo al Sr. Zumárraga, en el acta de 10 de Marzo de 1530.

3 Á tal extremo llevaron los oidores la persecucion contra Alvarado, que no le dejaron de sus muchas riquezas sino una mula de silla; y como un dia fuera á hacer visita al presidente, cuando salió no halló su mula, porque tambien se la habian secuestrado, y tuvo que volverse á pié. Carta del SR. ZUMARRAGA, citada, Apénd., pág. 19.

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hayan dado inmerecido crédito al proceso de residencia, formado por el encono, guiado por la mala fe, y sostenido por el terror ó por las declaraciones interesadas de enemigos notorios ó de ruines sobornados.' Una vez apoderado Salazar del ánimo de los oidores, presto conoció que estaban abrasados de codicia, y para serles más grato, "comenzó á darles avisos diabólicos de cómo habian de robar la tierra y henchir las bolsas," añadiendo el servicio de proporcionarles un agente tan á propósito como el perverso García del Pilar, muy jóven todavía, pero consumado en maldades. Con la poderosa ayuda de intermediario tal, dieron luego presidente y oidores sobre los pobres indios. Rica vena era aquella, porque aturdidos con la reciente conquista y consiguiente ruina de su república, sometidos á duros vencedores, y no asentada toda

1 En España se dió muy poco crédito á ese proceso. El Consejo opinó que la «relacion secreta que enviaban era llena de pasion, y aunque habia algunos cargos feos, no venian probados.» (HERRERA, Déc. IV, lib. 6, cap. 10.) Ménos caso se hizo de la probanza relativa al supuesto asesinato de su primera mujer. Hablando del proceso de residencia, se expresa así el Sr. Zumarraga: «En todos cuantos testigos en ella se han recibido, no se hallará haber tomado uno solo, siquiera por señal, que no sea de los aliados del factor.... y seyendo por él prevenidos y persuadidos que digan de la manera que á él le está bien, y en daño de D. Hernando.» (Carta, 27 de Agosto de 1531, Apénd., Doc. no 1, pág. 26.) En los documentos de la época se deplora con frecuencia la facilidad con que se encontraban testigos falsos, y particularmente en Veracruz. (HERRERA, Déc. IV, lib. 6, cap. 4.) El mismo Nuño de Guzman, que habia empleado esa arma contra Cortés, se quejaba cuando se le volvió en contra, y decia: «Es de calidad esta tierra, que si cient testigos quieren para condenar á uno, los hallarán, y otros tantos para salvalle.»

(Carta al Consejo, 13 de Febrero de 1537, apud Documentos del Archivo de Indias, tom. XIII, pág. 455.) — Hasta hace poco tiempo conociamos tan solo las declaraciones contra Cor

tés, y se creia que no se le habia dado traslado de los cargos, ni habia contestado á ellos. Pero últimamente ha aparecido la continuacion del proceso (en los Documentos Inéditos del Archivo de Indias), y en ella la valiente defensa del conquistador, que hizo por él Garcia de Llerena y tan cara le costó despues. Cortés no era un santo; pero basta con leer estas nuevas actuaciones, y en especial el incidente de la recusacion de la Audiencia, para convencerse de la inícua parcialidad de los jueces, de la falsedad de los testigos, de la exactitud del juicio del Sr. Zumárraga, y de que si en España no se dió crédito á la pesquisa, se debió á la pasion que en toda ella se descubre, y no á un favor más hecho á Cortés. Sus contrarios se encarnizaron de tal modo aquí contra él, que por aquellos dias figuraba como actor ó reo en ochenta y cinco pleitos! (Documentos Inéditos del Archivo de Indias, tom. XXVII, pág. 167.)

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