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DE D. ALONSO DE ERCILLA.

Si pensara que el trabajo que he puesto en esta obra me habia de quitar tan poco el miedo de publicarla, sé cierto de mí, que no tuviera ánimo para llevarla al cabo. Pero considerando ser la historia verdadera, y de cosas de guerra, à las cuales hay tantos aficionados, me he resuelto en imprimirla, ayudando á ello las importunaciones de muchos testigos, que en lo mas dello se hallaron, y el agravio que algunos Españoles recibirian, quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien las escriba. No por ser ellas pequeñas, pero porque la tierra es tan remota y apartada, y la postrera que los Españoles han pisado por la parte del Perú, que no se puede tener della casi noticia, y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupacion de la guerra, que no da lugar á ello: y así el que pude hurtar, le gasté en este libro, el cual porque fuese mas cierto y verdadero, se hizo en la misma guerra, y en los mismos pasos y si

vij

tios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas de algunos tan pequeños, que apenas cabian seis versos, que no me costó despues poco trabajo juntarlos y por esto, y por la bumildad con que va la obra, como criada en tan pobres pañales, acompañándola el zelo y la intencion con que se hizo, espero que será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva. Y si á alguno le pareciere que me muestro algo inclinado á la parte de los Araucanos, tratando sus cosas/ y valentias mas estendidamente de lo que para bárbaros se requiere; si queremos mirar su crianza, costumbres, modos de guerra y ejercicio della, verémos que muchos no les han hecho ventaja, y que son pocos los que con tan gran constancia y firmeza han defendido su tierra contra tan fieros enemigos, como son los Españoles. Y cierto es cosa de admiracion, que no poseyendo los Araucanos mas de veinte leguas de término, sin tener en todo él pueblo formado, ni muro, ni casa fuerte para su reparo, ni armas á lo menos defensivas, que la prolija guerra y Españoles las han gastado y consumido, y en tierra no áspera, rodeada de tres pueblos Españoles y dos plazas fuertes en medio della, con puro valor y porfiada determinacion hayan redimido y sus

tentado su libertad, derramando en sacrificio

della tanta sangre, así suya, como de Españoles, que con verdad se puede decir, haber pocos lugares que no esten della teñidos, y poblados de huesos, no faltando á los muertos quien les suceda en llevar su opinion adelante. Pues los hijos ganosos de la venganza de sus muertos padres, con la natural rabia que los mueve, y el valor que dellos heredaron, acelerando el curso de los años, antes de tiempo tomando las armas, y se ofrecen al rigor de la guerra. Y es tanta la falta de gente por la mucha que ha muerto en esta demanda, que para hacer mas cuerpo y enchir los escuadrones vienen tambien. las mugeres á la guerra, y peleando algunas veces como varones, se entregan con grande ánimo á la muerte. Todo esto he querido traer para prueba y en abono del valor destas gentes, digno del mayor loor del que yo le podré dar con mis versos. Y pues, como dije arriba, hay ahora en España cantidad de personas, que se hallaron en muchas cosas de las que aquí escribo, á ellos remito la defensa de mi obra en esta parte, y á los que la leyeren se la encomiendo.

CANTO I.

El cual declara el asiento y descripcion de la provincia de Chile, y estado del Arauco con las costumbres y modos de guerra que los naturales tienen y asimismo trata en suma de la entrada y conquista que los Españoles hicieron hasta que Arauco se comenzó á rebelar.

No las damas, amor, no gentilezas
De caballeros canto enamorados,
Ni las muestras, regalos, y ternezas
De amorosos afectos, y cuidados :
Mas el valor, los hechos, las proezas
De aquellos Españoles esforzados,
Que á la cerviz de Arauco no domada
Pusieron duro yugo por la espada.

Cosas diré tambien harto notables
De gente que á ningun rey obedecen,
Temerarias empresas memorables
Que celebrarse con razon merecen :
Raras industrias, términos loables
Que mas los Españoles engrandecen;
Pues no es el vencedor mas estimado
De aquello en que el vencido es reputado.

I

Suplicoos, gran Felipe, que mirada Esta labor de vòs sea recibida, Que de todo valor necesitada, Queda con darse á vos favorecida : Es relacion sin corromper sacada De la verdad, cortada á su medida, No desprecieis el don aunque tan pobre, Para que autoridad mi verso cobre.

Quiero á señor tan alto dedicarlo Porque este atrevimiento lo sostenga, Tomando esta manera de ilustrarlo, Para que quien lo viere en mas lo tenga: Y si esto no bastáre á no tacharlo, Alomenos confuso se detenga, Pensando que pues va á vos dirigido, Que debe de llevar algo escondido.

Y haberme en vuestra casa yo criado,
Qué crédito me da por otra parte!
Hará mi torpe estilo delicado,

Y lo que va sin órden, lleno de arte :
Así de tantas cosas animado

La pluma entregaré al furor de Marte:
Dad orejas, señor, á lo que digo,
Que soy de parte dello buen testigo.

Chile, fértil provincia y señalada
En la region Antártica famosa,
De remotas naciones respetada
Por fuerte, principal, y poderosa :

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