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ción, era un verdadero caos: apenas había dos pueblos con igual organización. Merced á las muchas poblaciones de señorío particular, era muy frecuente, que además de los alcaldes ordinarios hubiera alcaldes mayores ó gobernadores puestos por el señor (1): así era variada la organización y elección de Ayunta

(1) «Otra causa de esta confusión jurisdiccional era, el que á veces los pueblos que componían una misma hermandad, pertenecían á distintas jurisdicciones. Así por ejemplo, la hermandad de Arraya y Laminoria, compuesta de dos valles, pertenecía, á fines del siglo pasado, el primero á su señor D. Felipe de Samaniego, y segundo á la abadía de Santa Pía, cuyo abad confirmaba los oficiales municipales elegidos el día 1.o del año por los concejales salientes. La hermandad de la Rivcra, dividida en alta y baja, correspondía en jurisdicción, la primera á los condes de Orgaz y la baja á los duques de Frías. Sucedía también, que algunas hermandades estaban sujetas á un mismo alcalde, como las de Ariñiz, Badayoz, Cigoitia, Ubarrundia, Iruña y Arrazua, que tenían por señor al duque del Infantado, y eran conocidas por tierras del duque con un solo alcalde ordinario en Foronda, asistiendo al duque el derecho de nombrar un gobernador cuando lo tuviese por conveniente. Faltaba, pues, en Álava la unidad y uniformidad de jurisdicción como consecuencia de los derechos del señorío particular, desconocido y no consentido en Vizcaya y Guipúzcoa, participando de este señorío algunas municipalidades privilegiadas. Vitoria le tenía sobre los cuarenta y tres lugares de su jurisdicción, y por concesiones de los Reyes Católicos sobre las hermandades de Zuya y Bernedo, y sobre las villas de Elburgo y Alegría. Salvatierra sobre los pueblos de la hermandad de San Millán. Los principales personajes que disfrutaron señoríos en Álava, fueron el conde de Oñate sobre Guevara y Salinillas; los duques de Frías sobre la Riberabaja; del Insantado sobre las tierras que llevaban su nombre; de Hijar sobre las tierras llamadas del Conde y Salinas de Añana con sus pueblos; y el de Werwik sobre las hermandades de Ayala, Urcabustaiz, Arceniega, Arrastaria y Llodio. El marqués de Mirabel tuvo el señorío de Berantevilla y las villas de Hereña y Turiso, y el de Villamenasar sobre Berguenda. Fontecha perteneció al conde de Orgaz. La hermandad de Aramayona á la casa de Mortara, y las de Mastroda y los Guetos á la casa de Hurtado de Mendoza. Llegó á tal punto la división y subdivisión de señoríos en Álava, que el solo pueblo de Portilla tenía á la vez los tres distintos señoríos del duque de Frías, de D. Íñigo Ladrón de Guevara y de D. José de Abalas. La extensión del señorío particular absorbía casi todo el territorio, y durante algunas épocas no hubo otras hermandades realengas que Vitoria, Salvatierra, Labraza, Vellogin, Morillas, Cuartango, Valdegovia, Valderejo, Villa-Real, Mendoza, Gamboa, Axparrena, Berrundia, Laguardia, Oquina, Marquiniz é Iruraiz, menos la villa de Alegría, Elburgo con sus pueblos, Erenchun y Garma; y aun de estas diez y siete hermandades las seis de Salvatierra, Morillas, Cuartango, Valdegovia, Valderejo y Villa-Real, pertenecieron á las casas de los señores de Ayala y Avendaño hasta los siglos XVI y XVII; y las de Gamboa, Axparrena y Barrundia al señorío del conde de Oñate. ¡ Excelente modo de cumplir los reyes sucesores de D. Alonso XI la cláusula I del contrato de 1332, sobre no poder enagenar ninguna villa ni aldea de Álava, debiendo fincar para siempre en la corona real los nuestros reinos de Castilla é de León, debiendo ser toda realenga! Por fortuna han desaparecido ya tales señoríos, depresivos de la dignidad real

mientos y pugnaba en ella la nobleza con el estado llano y los plebeyos, que los había: en las hermandades donde existía esta distinción de estados, obtenían los hidalgos preferencia en la obtención de los cargos municipales. Los alcaldes salientes solían elegir en algunos pueblos su sucesor; en otros el alcalde con dos ó más vecinos; en Contrasta todos los vecinos elegían dos candidatos que proponía el señor para que eligiera el alcalde; el señor de Comunión elegía el ayuntamiento sin intervenir ningún vecino: en Elciego y Ereña los cargos de alcalde y síndico alternaban entre los de estado noble y llano; y, por último, desde el sufragio universal que se practicaba en Marquines, la insaculación en varios pueblos, hasta el aristocrático sistema de San Vicente de Arana, donde sólo podían ser electores los hijosdalgo, eligiéndose entre ellos mismos á la suerte por medio de habas blancas y negras, no se conocía seguramente forma elec toral que en Alava no se practicara hasta 1845.

y conculcadores de las libertades populares.» (Historia de la Legislación y Recitaciones del Derecho Civil de España por los SRES. MARQUÉS DE MONTESA Y D. CAYETANO MANRIQUE).

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Álava moderna. - Edificios públicos de Vitoria.
Aspecto de la población.-Paseos

N toda la provincia, si exceptuamos alguno que

otro caserón, llamados palacios por sus dimensiones y haberlos habitado personas que se distinguieron, no se conserva edificio antiguo notable (1). En cambio los hay modernos muy notables; mereciendo especial mención las escuelas de Yodio, mandadas erigir

Pasco

185.

(1) Lo es por la historia más que por el arte el llamado palacio de Larraco. Casi consumida la población varonil de Álava por los incesantes pedidos de hombres para las guerras en que estaba empeñado con mejor deseo que fortuna Don Felipe IV, un insigne patricio que vivía en el rincón de Larraco (campo cercado) no lejos del histórico solar de Mariaca, y descendiente de él, armó á su costa un regimiento de voluntarios y los ofreció al rey enviándolos á campaña.

Tales son los antecedentes que para la consideración pública tiene la casa-palacio de Larraco, reconstruído en el siglo XVII, y modernamente reformado, sin nada notable que le distinga si exceptuamos un alto mirador que sirve de montera al edificio.

Hasta principios de este siglo conservábanse allí armas y recuerdos del ilus

y

sostenidas por el marqués de Urquijo, verdadera providencia de aquel su pueblo natal, al que ha dotado, á mucha costa, de abundantes aguas potables y de un excelente cementerio, además de los muchos y constantes beneficios que ha dispensado y dispensa.

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No se distingue esta generación y las que la han precedido en el presente siglo, por la construcción de magníficos conventos y suntuosas catedrales; pero sí lega á nuestros descendien

tre patricio Ugarte; pero si han sabido apreciarse no se han conservado en su sitio.

Lo que sí se conserva inmediata es la casa primitiva de la familia, los restos de una ermita y ruinas, como testigos mudos de mayor grandeza.

Todo esto lo puede contemplar el viajero desde el ferrocarril de Miranda á Bilbao; pues al llegar á la altura de la estación de Inoso, en la enhiestada Peña de Orduña, tendiendo la vista por los hondos, frondosos y pintorescos valles de Lezama y Orduña, que parecen la base del alto y casi siempre nevado Gorbea, allá bajo, cerca de la apenas visible carretera de Altuba, se distingue la casa-palacio que nos ocupa, y se le ve por algún tiempo merced á las revueltas de la vía férrea para salvar la Peña, cuyo trayecto merece especial visita.

tes admirables hospicios, suntuosas casas de misericordía, erigidas muchas, como la de Vitoria, sobre las ruinas de aquellas casas de oración y recogimiento, albergue de las órdenes monásticas, que tuvieron su época gloriosa, pero que pasaron.

Se halla instalado el Hospicio en el antiguo local del colegio de San Prudencio, á su vez alzado cerca del derruído templo de San Ildefonso, cuyo nombre tomó la primitiva iglesia en honor y memoria de los reyes Alfonsos de Castilla, que allí inmediato tuvieron siempre su palacio. Construyóse el colegio fundado por el vitoriano Salvatierra, obispo de Segorbe y de Ciudad-Rodrigo, en el siglo XVII, con verdadero lujo y esplendidez, como aún se ve en su fachada y distribución general. Es todo excelente; su portada de columnas dóricas empotradas sostienen el balconaje y columnata jónica del segundo cuerpo, coronado por una moderna escultura que representa la Caridad, la cual se ejerce verdaderamente y de una manera tan admirable que honra á Vitoria.

Otro de los edificios destinados á beneficencia, digno de mentarse, es el hospital civil, llamado de Santiago. De construcción moderna, tan notable en su conjunto y detalles, como en su servicio y administración, es monumental, de grandes proporciones y capacidad, y puede servir de modelo.

II

La llamada Plaza Nueva de Vitoria es una de las más lindas de España. Comenzóla el arquitecto D. Justo Antonio de Olaguibel en 1781 y la concluyó á los diez años. Es un cuadro de sillería de 220 piés, cuya línea dividen 19 arcos: en el piso llano hay un pórtico de 15 piés de ancho con pavimento de losa y te chumbre de capillas: encima dos pisos, y todo el edificio tiene 50

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