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les, esmerábanse nuestros reyes en que no se vulnerasen en lo más mínimo los derechos de sus vasallos.

En las treguas ajustadas en 1293, entre los bayoneses y maestres Juan y Gonzalo Martínez, procuradores del rey Don Sancho, juntáronse en Fuenterrabía y San Juan de Luz los jueces comisionados para valuar los daños que recíprocamente se hicieron, y procurar su reintegro (1).

Por cuestiones de Navarra con Francia unas veces, de Navarra con Castilla ó Aragón otras, y no pocas con los alaveses y guipuzcoanos, andaban con frecuencia inquietos los siempre belicosos navarros, no siendo límites las fronteras á las algaradas en que mutuamente se causaban graves daños, talando é incendiando cuánto unos y otros encontraban á su paso, aunque no hallaran la menor resistencia.

En la lucha entablada ó más bien sostenida en Francia sobre el señorío del condado de Bigorre, en la que peleaban encarnizadamente franceses, ingleses y navarros, apoderáronse los segundos de Bayona (1.o de Enero de 1295), base natural de las operaciones inglesas con Navarra y las provincias vascas. Enojadas éstas entonces con los franceses, parece que cuatro mil vascos ofrecieron su concurso al general inglés, y este refuerzo les permitió apoderarse de Sordes y Saint Sever. Los franceses, guiados por el conde de Valois, se reforzaron también y se apoderaron de esta última villa después de tres meses de sitio (2).

No resuelve esto la cuestión, se hace precisa la alianza de

(1) En 1294 tuvieron otra conferencia en el valle de Larraun los comisionados por Guipúzcoa y Navarra, producida por los daños que mutuamente se cau

saron.

En este mismo año, á 24 de Junio, dió D. Sancho carta-puebla á la villa de Deva, con nombre de Monreal, concediéndola el fuero de Vitoria. Habíase principiado su edificación en el alto de Iciar, con el nombre de Monreal de Deva; pero conocidos los inconvenientes de tal localidad, solicitaron bajar á la orilla del mar, con el goce de las mismas mercedes concedidas, y lo concedió D. Alfonso XI en Algeciras á 17 de Junio de 1343, á condición de que los pobladores de Deva le pagasen los pechos, fueros y derechos con que habían de contribuirle en Iciar. (2) Histoire des Pyrénées.

Felipe el Bello con los reyes vecinos y su establecimiento definitivo en el Bigorre; pide á la reina de Castilla una nueva demarcación de fronteras y la restitución de los castillos que conservaba de los navarros: la reina consintió en ir á Vitoria para preparar el arreglo; pero se hizo éste difícil, y terminaron las conferencias, sin contraer compromiso alguno aquella se

ñora.

No satisfacía á Felipe el Bello poseer el señorío de Bigorre teniendo secuestrada esta provincia, pues la propiedad directa estaba en litigio, en espera de sentencia definitiva, que se ocupaba de obtener, aunque con la calma de un hombre hábil que espera que el tiempo y las circunstancias ayudarán sus proyectos.

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As guerras y tratados de Guipúzcoa con Inglaterra, apenas han llamado la atención á nuestros historiadores antiguos y modernos, y necesario fué que la ilustrada y celosa diputación de la Provincía en 1863, anunciara concurso público para premiar la memoria que con mayor exactitud y mejor crítica presentara las luchas que los vascongados sostuvieron con la nación inglesa en los siglos XIV y xv, y los tratados de paz que las terminaron. Fué justamente premiado el erudito guipuzcoa.

no D. Pablo de Gorosabel, y gracias á él puede llenarse este gran vacío en nuestra historia patria (1).

La antigua Aquitania, situada entre el río Garona y los Pirineos, pertenecía al principio del siglo XII á Guillermo X, y á mediados del mismo á su hija Leonor que casó en segundas nupcias con el duque de Normandía, heredero presunto del trono de Inglaterra, que ocupó después con el nombre de Enrique II de la dinastía de los Plantagenets; así se transmitió el ducado de Guiena á la casa inglesa. No bien avenidos con ella los habitantes del ducado, se sublevaban con frecuencia, prote

gidos por los reyes de Francia, á los que prestó homenaje Enrique, cuyo ejemplo siguieron los sucesores en el ducado, conviniéndose que el rey de Inglaterra y sus herederos tendrían en feudo lo que poseían aún de Bayona y de Burdeos, á título de pairia en la corte de Francia. No fué esta paz muy duradera: excesos cometidos por los ingleses dieron motivo ó pretexto á Felipe el Hermoso para citar á Eduardo I en su calidad de vasallo ante el tribunal de pares del reino, y por su negativa á comparecer se le confiscaron los feudos; lo cual ocasionó una nueva y encarnizada guerra; ocuparon los ingleses á Bayona, y á los ocho años (1302) se hizo la paz, restituyéndose á Inglaterra las ciudades que le habían sido confiscadas. Rómpense de nuevo las hostilidades en 1324; fué sangrienta la lucha; prisionero el rey Juan de Francia, el tratado de Bretigny (1360) aseguró la paz, concediendo á Eduardo la posesión con plena soberanía independiente del ducado de Aquitania, al que se agregaron importantes provincias, y desapareció el vasallaje

(1) No hallando el Sr. Gorosabel los suficientes datos en nuestros antiguos y modernos historiadores, sin exclusión del mismo Garibay tan cercano á los sucesos, acudió á los cuadernos de las antiguas Cortes y á los archivos, y como él dice, «no era bastante aún todo esto para conseguir el importante objeto á que me dirijo; por lo cual, á fin de completar en lo posible el trabajo, ha sido necesario consultar los historiadores nacionales y extranjeros. Estos han sido Wallingham, Froissard, Villani y Meyer, y sobre todo la gran colección diplomatica de tratados hecha por Tomás Rymer.»>

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