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castellana, latina, francesa é inglesa; matemáticas, ciencias naturales y otros ramos de instrucción. Declaráronse válidos y académicos los cursos ganados en él; en 1844 quedó erigido en Instituto provincial de segunda clase, y en 1851 le elevó el Gobierno á la categoría de Real Seminario Científico é Industrial. En él han recibido instrucción y la reciben además de muchos españoles no pocos jóvenes de las repúblicas de la América que fué española, que no pueden menos de conservar gratos recuerdos de la hermosa villa de Vergara, tan bien sentada junto al río Deva, y rodeada de montes.

II

Al tumulto que secundando el de Vizcaya se produjo (1718) en Vergara, Mondragón y Arechavaleta en contra del establecimiento de aduanas, ocasionando graves daños, sucedió años después (1766) otro, la Machinada, respondiendo al que recorrió toda España por la carestía del pan. Mas no se limitó en Guipúzcoa á la perturbación de algunos pueblos, sino que los que se insurreccionaron en Azcoitia y Elgoibar, salieron al campo y llevaron la insurrección á otras villas y aldeas, no en todas bien recibidos, como sucedió en Vergara, donde al presentarse unos 700 amotinados de Elgoibar, les rechazaron y les cogieron 13 prisioneros; lo cual agradecieron el rey y el consejo de Castilla dirigiendo á los vergareses sendas cartas de felicitación.

Los insurrectos de Azcoitia en número de unos 2,000, obligaron al corregidor á rebajar el trigo y los comestibles; y con el bando que al efecto se dió y un estandarte que hicieron llevar á un eclesiástico, derramáronse en partidas que fueron engrosando; amenazaron á Vizcaya, reconcentraron sus fuerzas en Hernani para caer sobre San Sebastián, donde no faltaban ele

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mentos levantiscos dispuestos al motín, anunciado ya por pasquines, lo cual produjo la prisión de algunas mujeres, más audaces que los hombres que las ayudaban; pero merced á las precauciones adoptadas se conservó el orden y aun pudo salir tropa y vecinos contra los sublevados, ahuyentándolos. La actitud de San Sebastián mató la insurrección, que falta de apoyo y ayuda en poblaciones importantes, se fué disolviendo, respirando tranquila la provincia en cuanto á estos disturbios, porque respecto á sus intereses mucho padecieron con las nuevas hostilidades con Inglaterra, por la imprudencia cometida por España favoreciendo la independencia de los Estados Unidos. Guipúzcoa y especialmente la ciudad y consulado de San Sebastián, pusieron á disposición del rey 500,000 reales, ofreciendo catorce compañías armadas de tercios, y se procedió á la formación de las de toda la provincia; mas no indemnizó esto las pérdidas en el mar sufridas.

La muerte de Carlos III contuvo el progreso que su reinado inició en España. Atento á todo, procuró estrechar nuestras relaciones comerciales con África; pues atendiendo al beneficio comun en el tráfico y comercio de frutos y géneros de ambos dominios (Marruecos y España), ha mandado S. M. circular órdenes á los capitanes y comandantes generales de las costas, previniéndoles que en tanto que se solemniza el tratado de paz, reciban como amiga siempre que arribe á nuestros puertos cualquier embarcacion súbdita de aquel príncipe (el de Marruecos), facilitándola cuanto necesitare, el desembarco y venta de los efectos que condujere á este fin, y la compra de los que quisiere cargar... (1).»

(1) Comunicación del marqués de Squilace de 23 de Enero de 1766, de orden del Rey. No debemos omitir, aunque sea en este sitio, que en el año de 1311 Don Fernando IV mandó á los vecinos de San Sebastián que aprontasen cierto número de bajeles contra los moros, pero habiéndole representado que esta disposición era contra fuero, la revocó.

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