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L viajero que penetra en Álava por la garganta de las Con

chas de Tuyo, se encuentra agradablemente impresionado al ver, é ir recorriendo, la extensa llanada, ceñida por montes bravos, peñas escarpadas y enhiestas cordilleras.

La sierra de San Adrián que majestuosa se eleva entre Álava y Guipúzcoa, y es parte y continuación de la inmensa cordillera del Pirineo, aseméjase á una gran muralla; su comu

nicación por este lado sería imposible si la industria humana no hubiera vencido los obstáculos de la naturaleza. En su cumbre se halla el puerto, en lo antiguo fortaleza de San Adrián y la famosa Peña Horadada, llamada así por estarlo naturalmente en el espacio de unas 70 varas de largo y 10 de ancho; y á la parte sur está horadada artificialmente para paso de carruajes. En no interrumpida continuación de la sierra de San Adrián, elévanse también la de Aránzazu, asiento del célebre Santuario tan venerado por las tres provincias hermanas, y del que nos ocuparemos al hablar de Guipúzcoa, en cuya jurisdicción se erigió; los altos de Arlabán, tan célebres en la guerra de la Independencia y en la primera carlista; la enhiesta cumbre de Gorbea y la de Amboto, origen de fantásticas y poéticas leyendas; la alta peña de Orduña, al otro frente, el elevado monte Ibar, la brava sierra de Toloño, y luego la encumbrada cordillera de Andia.

Parece que la naturaleza quiso rodear por todas partes el terreno conocido por la llanada de Álava (1), cortándose sólo aquel anillo de cordilleras para dar paso al río Zadorra, ó más bien éste, á fuerza de tiempo, se abrió camino por entre estos peñascos, como parece habérsele abierto también el Ebro por las Conchas de Haro; siendo opinión admitida, que aquella llanura, así como la de la hermandad de la Ribera, Miranda, Santa Gadea y parte de la Bureba, no podía menos de ser una gran laguna, hasta que el Ebro se abrió el camino citado y que lleva.

Abundante el país en frondosas arboledas de hayas, robles, encinas, en sabrosos pastos, en aguas minerales, cosecha de toda clase de cereales, no faltan minas de hierro, turba, etc., no escaseando las canteras de piedra y mármoles, y préstase alguna atención, aunque sin muy especial cuidado, á la productiva cría de ganados.

El perenne verdor del suelo, el casi apiñamiento de los

(1) Álava significa llanura inmediata á las montañas.

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