Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de Trasimena que hicieron temblar á Roma sobre sus cimientos, y en las cuales los cántabros participaron no poco de la gloria y del peligro, los romanos arrepentidos de haber dejado sucumbir á Sagunto, sin socorrerla, resolvieron atacar á los cartagineses en España (1). ›

Refiriéndose á la parte que los vascos tomaron en la guerra de Italia en las legiones de Aníbal, cita Chaho una composición vascongada, de desconocido bardo, en la cual un joven guerrero se dirige á un pájaro, suponiéndole su amada ausente y dice: Hace mucho tiempo que no oigo tu voz melodiosa. No hay hora, ni momento que tu imagen no se presente á mi triste recuerdo. Á este apóstrofe, el bardo en escena, responde á la joven, sin otra transición.—Una tarde pasaba al pié de nuestras montañas el extranjero que venía de África con soldados extranjeros. Dice á nuestros ancianos y á nuestros padres, que sus hijos son valientes, es verdad; y dice además que él no nos buscaba, sino nuestros enemigos, los romanos.-Entonces gritó la juventud: Aníbal, si no mientes, si tales son tus proyectos, nosotros no nos mezclaremos con tus soldados extranjeros; pero sí marcharemos delante de ellos y delante de ti. En vano es que los romanos hayan querido sublevar las Galias contra nosotros; te seguiremos hasta el fin del mundo. Y partimos á la hora que las mujeres dormían tranquilamente, sin despertarse los niños echados sobre el seno de sus madres. Y los perros fieles, pensando que, como de costumbre, volveríamos con la aurora, no ladraron. Muchos días, desde entonces, muchas noches han pasado y no hemos vuelto, valientes éuscaros, con pierna suelta y pié ligero. Hemos peleado por el africano: hemos atravesado el Rhône, más furioso que el Ebro; hemos franqueado los Alpes, más empinados que los Pirineos.-Vencedores en todas partes, hemos descendido como un torrente en la bella Italia, donde se encuentran campiñas fértiles, ciudades doradas, muje.

[ocr errors]

(1) MONCAUT.

res encantadoras; mas todo esto no vale más que nuestras mon· tañas, nuestras madres, nuestras hermanas y nuestras novias. -Dicen que antes de un mes entraremos en la ciudad de los romanos, y adquiriremos oro á casco lleno. Mas yo respondo: Yo no quiero. Ya basta: prefiero volver á las montañas y volver á ver á la que amo. Mi país está lejos, el tiempo es largo. >

Al fin de esta campaña, de la que dice Polibio que la bravura de los españoles, auxiliares de los cartagineses, tuvo la mejor parte en las victorias de Aníbal, los vascos cambiaron y se aliaron con los romanos. La federación cantábrica llama sus milicias que combatían al otro lado de los Alpes. Trescientos de los principales montañeses fueron encargados de conducir á sus compatriotas á España y de llevarlos á Scipión (1). Los éuscaros y los celtíberos exigieron de los romanos el mismo sueldo que de los cartagineses, y fueron, dice el mismo Tito Livio, el primer pueblo extranjero que Roma admitía á este título, para tener el honor de combatir bajo sus águilas. La defección de la liga cantábrica produjo la caída de los cartagineses en Italia. Los vasco cántabros contribuyeron poderosamente á su expul sión de España (2).

VI

Los vándalos que en el siglo v invadieron el mediodía de las Galias y destruyeron la Nuevapopulania, impacientes por penetrar en España, intentaron franquear los Pirineos occidentales, por sitios menos difíciles que los del narbonés; pero por aquella parte, los cántabros ó más bien los vascongados, no

(1) TITO LIVIO.

(2) CHAHO.

enervados por la sensual civilización romana, les opusieron fuerte resistencia. En este peligro común, las poblaciones de Aquitania tuvieron la prudencia de rodearse al patricio Constancio, jefe de la milicia imperial, fortificaron á Lapurdún, así como la línea de la Nive y de la Nivela, é hicieron frente á los vándalos (1).

Derrotados después por las huestes montañesas y prisio neros sus jefes, la organización de los individuos pirenáicos que habían cerrado la entrada de aquellos verdaderos bárbaros en España, se encontró momentáneamente destruída; lo cual hizo decir á Orosa, «que Constancio retiró de los Pirineos á los fieles paisanos encargados de defenderlos..

Pero por este tiempo, más que en los Pirineos occidentales, era en los orientales y en la antigua tierra de los vascones, donde se efectuaban sucesos importantes en los que intervienen franceses y españoles (2).

No hubo ni podía haber tanto movimiento por la parte de Gui púzcoa, que no tenía la dependencia francesa que Navarra; pero se efectuaba, ó se aspiraba en todos los Pirineos, á un movimien to de concentración y de autonomía que ofrecía muy serias y aun invencibles dificultades, á pesar de que no faltan escritores, especialmente franceses, que la consideran una necesidad en el porvenir; y han consignado que, así como los antiguos vascos decían á los romanos que los Pirineos comenzaban en el Ebro y terminaban en el Adour, é ingertos en sus rocas, de las que se consideraban parte integrante, tenían los que habitaban á uno y otro lado de los Pirineos identidad de origen, de lenguaje, de costumbres, leyes, etc., puede ser que algún día intenten

(1) MONCAUT.

(2) «Una carta de Arsius, primer obispo del Labourd,-980-clasifica en su diócesis el valle del Baztán hasta el col de Belate, el valle de Lerius, el territorio de Hernani y de San Sebastián hasta Santa María d'Arost, en Guipúzcoa; probando esto que los límites separativos de Francia y España han variado frecuentemente, y que el principio según el cual se han fijado es arbitrario». Histoire primitive des Euskariens-Basques, por AGUSTÍN CHAHO.

los modernos la unidad nacional, de que particularmente gozaron en lo antiguo (1).

En todo el país verdaderamente vasco, no hay una tradición, ni monumento ó ruina que denuncie la dominación ó estancia del pueblo godo, si exceptuamos una pequeña parte de Álava invadida por Leovigildo. Sisebuto y Suintila pelearon con la gente vascona en los llanos de Álava y Rioja; pero sin intentar siquiera penetrar en el interior montuoso del país vascongado (2).

Tampoco se han hallado, hasta ahora, en los valles y montañas de Vizcaya y Guipúzcoa vestigio alguno del arte latinobizantino. Es inútil buscar los restos de aquellos monumentos que han inmortalizado á Tarragona, Ampurias, Mérida, Clunia, Itálica, Córdoba, Sevilla y Granada: no han podido existir en sus montañas monumentos árabes, porque no llegaron hasta ellas los sectarios de Mahoma, ni los visigodos. Hay sin embargo templos de notable arquitectura, tomada de la que más sobresalía en Castilla. De aquí que, en los siglos x, XI, XII y parte del XII, las basílicas de Armentia y de Estivaliz en Álava y la de Iciar con el monasterio de agustinas de Hernani, en Guipúzcoa, iniciaron las construcciones que durante las centurias XIII y xiv levantaron, en todo el país vasco, monumentos tan notables como la iglesia parroquial de Mondragón, la de San Ildefonso y San Pedro en Vitoria.

(1) «L'interposition d'un petit peuple libre previent les luttes que le seul voisinage des grandes nations est capable de faire naître. Si de mauvaises inspirations ne viennent contradire la voix de la justice et de la saine politique, l'independance de la fédération cantabrique será proclamée sans combat». -CHAHO.

(2) «El territorio comprendido entre los términos de Pamplona, Logroño y Zaragoza, los Pirineos aragoneses y catalanes, y alguna vez que otra los llanos de Álava, donde los cántabros y celtiberos fácilmente hacían incursiones, lo mismo que los vascones orientales, fueron el teatro constante de aquellas confusas luchas; nunca el antiguo territorio de los autrígones, caristos y várdulos, ni siquiera el de los vascones que habitaban entre el Urumea y el Arga, y que hasta los tiempos de Garibay hablaron el vascuence, como le hablan en gran parte todavia».-CÁNOVAS.

Caveda (1) cita como notables en el segundo período de la arquitectura ojival las iglesias de San Sebastián de Azpeitia, con una fachada moderna; la de Guetaria, de tres naves; la colegial de Santa María de Vitoria; la de Santiago, en Bilbao, capillas y claustro, correspondiente todo al siglo XIV y otras, como veremos, pues en ninguna de las tres provincias hermanas faltan verdaderas obras de arte que merecen ser más conocidas de lo que lo son.

El borromonismo, siglos XVII y XVIII, ó estilo borrominesco, sobresale y le usa D. Ignacio Ibero director de la suntuosa fábrica de Loyola, en la construcción de la torre de Elgoibar. Autor de muchos detalles en Guipúzcoa fué Tomás Jáuregui. En estas construcciones y otras muchas que pudieran citarse de la escuela borrominesca, predomina constantemente el mismo carácter: libertad suma y profusión en el ornato; capricho y, si se quiere, extravagancia en la invención; variedad infinita en las formas; licencia y muchas veces desquiciamiento en los miembros de un orden y en la manera de combinarlos (2).

Si como se ha dicho, son los monumentos la verdadera cró nica de los pueblos, los pocos que de aquellos existen en el país vascongado, nos ayudan fácilmente á formar su historia, no complicada en verdad por grandes vicisitudes. «Cuántas veces se vea á la Aquitania cambiar de formas, otras tantas la civilización se ha renovado. Si se pára la atención en una época cuyas construcciones no tienen originalidad, puede asegurarse sin temor, que de ella carecen también sus ideas (3).»

No es de extrañar se ignoren, no sólo obras de arte, sino muchas de las grandes glorias de los vascongados. Sin revelar está aún la remota fecha en que se lanzaron atrevidos á la pesca de la ballena en los lejanos mares de Terranova; y si sabe

(1) En un notable Ensayo histórico sobre los diversos géneros de Arquitectura empleados en España desde la dominación romana hasta nuestros dias.

(2) CAVEDA.

(3) El Arte en Alemania, por FORTOUL.

« AnteriorContinuar »