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Salvador Iesu Christo de mil y quatrocientos y seis años. Nuestras coronicas escriben que falleció (cuatro dias adelante) en 25 de Diciembre en Toledo, dia de la Natividad de nuestro Señor, fin del año 1406, y principio de 7, como entonces se contaba. Nosotros inducidos de la autoridad del privilegio referido, recelamos algun yerro en las coronicas en cuanto al tiempo ó lugar en que murió este rey, porque como todas han seguido la que escribió Don Pedro Lopez de Ayala, chanciller mayor de Castilla y primer restaurador de sus buenas letras, sin pasar del año 1396. Y apenas se averigua quien fue el autor que la prosiguió ; pudo introducirse algun yerro en la cronología, 6 topografía, Segun la cuenta comun falleció el rey en edad de 27 años y 83 dias, digno de mas larga vida por sus muchas virtudes. Fue sepultado en la santa iglesia de Toledo con sus padres y abuelos,

GAPITULO XXVIII.

Rey Don Juan II jurado en Segovia.-Infante Don Fernando conquista á Antequera.-Célebre milagro del Santísimo Sacramento en Segovia.-San Vicente Ferrer predica en Segovia.-Infante D. Fernando Rey de Aragon.-Persecuciones del Obispo D. Juan de Tordesillas.

I.

RA el príncipe Don Juan heredero de 21 meses y 19 dias. Los señores del reino que casi todos asistian á las córtes en Toledo, instaron, con verdad ó con ficcion, al infante Don Fernando, que atenta la poca edad del príncipe y estado peligroso del reino tomase la corona. Respondió con ejemplo admirable, tomaria el cuidado de Tutor, que el rey su hermano le habia encargado, reservando el ser y autoridad para el rey su Señor g sobrino; por el cual hizo luego levantar estandartes. Y el dia primero del año siguiente 1407 par

tió á nuestra ciudad, donde estaba el nuevo rey con su madre, desconsolada de que su marido en su testamento hubiese dejado encargada la crianza del niño á Juan de Belasco y Diego Lopez de Estuñiga. Nuestro obispo de cuyo valor se valia la reina en su desconsuelo, la aconsejó grangease el ánimo del infante, en quien se juntaban poder y justicia.

Escribió con terneza al cuñado que la respondió compadecido, aliviando como noble la aflicion á lạ afligida. Sabiendo que el infante venia con toda la corte á nuestra ciudad á abrir y cumplir el testamento de su hermano, que traia en una caja cerrada con tres llaves, salió el obispo por orden de la reina á recibirle al Otero de Herreros, aldea de nuestra ciudad á cuatro leguas, que conserva el nombre de otra mas antigua poblacion, cuyas ruinas tiene cerca de sí; donde permanece un palacio que es solar antiguo de los del apellido de Sanz de Herreros. Aqui propuso el obispo al infante el desconsuelo grande de la reina viuda, y el mucho alivio que con sus cartas habia recibido, pero que la desconsolaba sobre manera que la hubiesen de quitar su hijo; y con advertidas razones esforzó apretadamente la causa de que se habia encargado, exagerando que parecia rigor aun contra la naturaleza, la qual habia inhabilitado á los hombres para la crianza de los niños, aun siendo hijos propios quitar el suyo á una madre tan afligida; se siguiese el orden natural en favor de una reyna, á quien la muerte habia de

y

jado en lo mejor de su edad sin marido y en tierra estraña. Y pues los hombres nacian para el gobierno, su Señoria (título entonces de los infantes) gobernase el reino: y la reyna atendiese á criar su hijo, prometiendo de su parte satisfacer al Belasco y Es

tuñiga.

- II. El infante, conocida la piedad de la peticion, respondió con esperanzas; ordenando que el obispo se adelantase á sosegar el ánimo de la reina. Procurólo asi nuestro prelado, pero ella inconstante en sus acciones, isleña en fin, y que fácil se dejaba gobernar de una dueña, mandó cerrar y guardar con diligencia la ciudad, estorbando la entrada á quien traia la corona á su hijo. Llegó el infante; y hallando cerrada la ciudad mandó aposentar su gente en los arrabales, que son cuatro sin los barrios de Zamarramala, Lastrilla y San Cristobal. El se aposentó en el convento de San Francisco, casa grande al oriente de la ciudad, en medio del arrabal mayor. Nuestros ciudadanos obedecian á la reina, en cuyos brazos vian á su rey; juzgando que aun con esta obediencia agradaban al infante, que solo atento como siempre al bien de rey y reino, prevenia remedio á las discordias que ya comenzaban entre reina y tutores. Aqui segunda vez algunos señores con motivo destas discordias le instaron se coronase; y respondió con severa templanza, que la mayor corona era la despreciada: y para componer discordias de vasallos seria mas eficaz la potes

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tad de tutor con autoridad de vasallo leal, que la corona tyranizada; y los que con su ejemplo no se sosegasen, se sosegarian con el castigo. Cierto el engañoso cocodrillo de la gloria humana siguió á este príncipe al paso que él huyó su vanidad. Dispuso que fuesen recibidos en nuestra ciudad su persona, prelados, caballeros y procuradores de ciudades, para que ante todas cosas fuese coronado el rey con el homenage acostumbrado; y despues se tratasen medios entre reina y tutores. Esto se efectuó disponiéndolo nuestro obispo.

III. Viernes 15 de Enero en nuestra iglesia mayor fue coronado el rey. Celebraron el acto la reina, infante y ambos tutores, y los obispos siguientes. D. Juan, de Cuenca: D. Juan, de Sigüenza: D. Pedro, de Orense: D. Iuan, de Segouia: D. Sancho, de Palencia: D. Paulo, de Cartagena: D. Frei Alonso, de Leon: y los ricos hombres: D. Ruy Topez de Aualos Condestable de Castilla: D. Fadrique Conde de Trastamara: D. Enrique, Conde de Montalegre. Juan de Belasco, Camarero mayor: Diego Lopez ́de Estuñiga, Iusticia mayor: Gomez Manrique, Adelantado mayor de Castilla: D. Pedro Velez de Gueuara: luan Hurtado de Mendoza, Mayordomo del Rey: Farci Fernandez Manrique; Carlos de Arellano: Diego Fernandez de Quiñones, Merino mayor de Asturias: Pedro Nuñez de Guzman, y muchos procuradores de prelados ausentes, cabildos, y ciudades. Celebrado el acto, el infante despues de mu

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