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Antes de terminar este episodio de los sucesos de Tolosa, al cual volveremos muy pronto, puesto que fué el último de esta guerra, veamos lo que entretanto habia acontecido en España, donde nada habrá ya que nos sorprenda, puesto que la lucha estaba vencida, y no faltaban ya sino los últimos, parciales y naturales desenlaces.

La guarnicion francesa de Santoña y su gobernador, á quienes vimos aislados y reducidos al estrecho casco de la plaza, convenciéronse de que era una temeridad estéril la resistencia y diéronse á partido (27 de marzo), no sin sacar de la capitulacion una condicion ventajosa, cual era la de volverse á Francia bajo su palabra de no tomar las armas durante la presente guerra. Mas habiendo de someterse este ajuste á la aprobacion de lord Wellington, como generalísimo de los ejércitos españoles, y estando fresco en su memoria el ejemplo reciente de lo sucedido con los rendidos de Jaca, que faltaron á una condicion igual tan pronto como pisaron el suelo francés, negóse á ratificar aquella cláusu'a, y bien podia hacerlo, seguro de que en aquellas circunstancias la necesidad habia de obligar á los vencidos á sujetarse á cualesquiera condiciones que se quisiera imponerles.

Los pocos dias que permaneció Suchet en Cataluña al abrigo de Figueras hacia sus escursiones á Perpiñan, como quien cuidaba ya más del territorio francés que del español, á cuyo fin colocó tambien tropas en la Junquera y en el Coll de Pertús. De buena gana hubiera reunido el resto de las tropas del Principado, á saber, los 3.000 hombres que Robert tenia en Tortosa y los 8.000 que en Barcelona acaudillaba Habert, con lo cual podia aún formar un cuerpo de mas de 22.000 hombres de aquel brillante ejército de Cataluña. Asi lo intentó, pero Robert no podia salir de Tortosa, bloqueado y muy vigilado por los españoles, y una vez que Habert hizo la tentativa de arrancar de Barcelona, fué repelido por Sarsfield, y obligado á retroceder con pérdida. Al fin no pudiendo Suchet prolongar más su permanencia en España, dejóla en los primeros dias de abril, tomando con las columnas que le acompañaban la vía de Narbona. Al salir voló las fortificaciones de Rosas, pero dejó todavía guarniciones en Barcelona, Figueras, Hostalrich, Tortosa, Benasque, Murviedro y Peñíscola, bien que bloqueadas todas por los españoles, y en estado las más de no poder servir mucho tiempo.

Volviendo ya á Tolosa, segun ofrecimos, en la tarde del mismo dia en que se dió la batalla llegó allí la noticia de la entrada de los ejercitos aliados del Norte en París (31 de marzo). Lleváronla el coronel inglés Cook y el coronel francés Saint-Simon, enviado el uno al duque de Ciudad-Rodrigo y el otro al de Dalmacia; añadiendo, que á poco de la entrada se habia reunido el Senado, y nombrado un gobierno provisional para la Francia, com

puesto de cinco personas, á cuya cabeza estaba Talleyrand, príncipe de Benevento; que este gobierno habia formado una Constitucion, y presentada al Senado y aprobada por unanimidad, se habia proclamado rey de Francia á Luis Estanislao Javier (Luis XVIII.); que por un decreto del Senado, Napoleon habia sido destituido del trono, y abolido el derecho hereditario de su familia; y por último, que Napoleon habia hecho abdicacion del trono imperial, y los monarcas confederados le habian señalado para su residencia la isla de Elba. Estas noticias se celebraron con júbilo en Tolosa, que tál era ya el espíritu anti-napoleónico que dominaba, y aquella noche fué Wellington muy victoreado en el teatro.

Comunicadas estas nuevas á los mariscales Soult y Suchet, el primero no las tuvo ó aparentó no tenerlas por bastante auténticas para decidirse á reconocer el gobierno provisional, y hasta adquirir mas certeza propuso á Wellington un armisticio, que el general inglés no admitió. Mas como el duque de la Albufera, prévia una reunion de los principales gefes de su ejército, decidiese someterse al nuevo gobierno de París, no tardó tampoco en hacerlo el de Dalmacia, y ambos acudieron á celebrar con el de Ciudad-Rodrigo una suspension de hostilidades, y á ajustar un convenio que pusiese término á la guerra. Hiciéronse dos en lugar de uno, porque así lo exijió Suchet, no queriendo reconocer supremacía en Soult, á quien tenia, como muchos, por hombre orgulloso y de condicion predominante.

El convenio con Soult contenia: la cesacion de hostilidades desde aquel mismo dia (18 de abril); la demarcacion del territorio que habia de servir de límite á los dos ejércitos, francés y aliado: la suspension tambien de toda hostilidad con las plazas de Bayona, San Juan de Pié-de-Puerto, Navarreins, Blaye, y castillo de Louedes: que la villa y fuertes de Santoña serian entregados á las tropas españolas, evacuándolos la guarnicion francesa, y llevando consigo todo lo que le pertenecia: que el fuerte de Benasque seria tambien entregado á los españoles: que la demarcacion de la línea para el ejército del duque de la Albufera seria las fronteras de Francia con España desde el mar hasta el departamento del alto Garona: que la navegacion de este rio seria libre desde Tolosa hasta el mar, y que habria un espacio por lo menos de dos leguas entre los primeros acantonamientos de los respectivos ejércitos.

Habiendo querido Suchet, segun indicamos, negociar por sí y separadamente con Wellington, hízose entre los dos al dia siguiente otro convenio, en que despues de estipularse que en la convencion con Soult se tuviera por no incluido lo que tenia relacion con su ejército, se pactaba: que todas las plazas que éste ocupaba todavía en España serian inmediatamente entregadas á las tropas españolas: que la de Tortosa seria la primera, y la guarnicion

francesa pasaria á Francia por el camino real que va á Perpiñan: que luego que aquella llegase á Gerona se entregaria la fortaleza de Figueras: que las de Murviedro, Peñíscola y Hostalrich lo serian tambien con la menor dilacion posible: que tan pronto como la guarnicion de Tortosa llegase á la frontera de Francia, se entregaria la plaza de Barcelona á las tropas españolas, debiendo reunirse todas las francesas en Perpiñan, con las provisiones y todos los medios de trasporte que las autoridades españolas deberian facilitarles: que habiendo Suchet restituido varios prisioneros españoles sin cange alguno, y estando dispuesto á restituir todos los que se hallaban dentro de los límites del distrito de su mando, se le devolverian tambien todos los prisioneros francese3 de las guarniciones de Lérida, Mequinenza y Monzon, en igual número y en igualdad de grados: y que á fin de ejecutar prontamente este convenio serian enviados inmediatamente á Cataluña un oficial inglés y otro español con las instrucciones correspondientes, y pasando por su cuartel general se le incorporaria un oficial francés, para que juntos y de concierto procediesen á cumplir y ejecutar el tratado (1).

Asi sucedió, siendo evacuadas por los franceses, en virtud de los convenios ajustados el 18 y 19 de abril en Tolosa, las plazas que aun tenian en España, alguna no sin algun tiroteo, como la de Benasque, las demás sucesivamente y sin obstáculo, como Tortosa, Murviedro, Peñíscola, Santoña y Ba.ce→ lona, siendo las últimas Hostalrich y Figueras, y quedando en su virtud lus dias 3 y 4 de junio libre de franceses el territorio español. Consecuencia de aquellos tratados fué tambien el regreso á España de los prisioneros de gueria, У de aquellos que con el nombre de reos de Estado habian sido llevados | or Napoleon á Francia, á escepcion de los que no habian podido sobrevivir á los padecimientos. A su vez las tropas aliadas, anglo-hispano-portuguesas, iban evacuando la Francia, habiendo cesado el objeto que allá las habia llevado.

Asi terminó la gloriosa guerra de la independencia española, tan fecunda en memorables acontecimientos como hemos visto; episodio inolvidable de la vida de nuestra nacion, sobre el cuál habremos de hacer todavía mas adelante algunas reflexiones, urgiéndonos ahora contar cómo los españoles tuvieron la satisfaccion de ver otra vez en el seno de su amada patria, que era entonces la mayor dicha que podian imaginar, aquel monarca por quien tanta sangre habian derramado.

(1) Insertáronse ambos literalmente en la de abril de 1814. Gaceta extraordinaria de la Regencia de 26

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Segunda legislatura.-Memorias de los Secretarios del Despacho.-Causas de conspiracion.-Audinot.-Ley de beneficencia militar.-Recompensas á la familia de Velarde.Decreto para solemnizar el aniversario del Dos de Mayo.-Declára e dia de luto nacional.-Monumentos históricos y artísticos para perpetuar la memoria de la revolucion.— Medidas económicas.-Desestanco del tabaco y de la sal.-Comisiones para redactar los Códigos, criminal, civil y mercantil.-Trabajos sobre reforma de aranceles.-Reglamento de Milicia nacional-Designacion del patrimonio del rey.-Dotacion de la casa real.- Anticipo para ayuda de gastos de su establecimiento en la córte.-Asignacion para alimentos de los infantes.-Adhesion de las Córtes al rey.-Preparativos para solemnizar su entrada en el reino.-Rogativas públicas.-Ereccion de monumentos.Indultos. Decreto para no reconocerle sin que jare la Constitucion.-Causas que prepararon y produjeron la libertad de Fernando en Valencey.-Conducta de la Regencia española.-Comportamiento de Napoleon.-Dispónese el viaje de Fernando á España.Viene delante el general Zayas, y cómo es recibido en Madrid.-Carta del rey à la Regencia, y entusiasmo que produce en las Córtes su lectura.-Sale Fernando de Valencey con los infantes don Carlos y don Antonio.-Pisa el territorio español.-Recibele el general Copons.-Escena grandiosa á las orillas del Fluviá.-Carta de Fernando á la Regencia desde Gerona.-Júbilo en las Córtes.-Propónese que se le nombre Fernando el Aclamado.-Apártase el rey del itinerario prescrito por las Córtes, y se vá á Zaragoza.-Sintomas de las intenciones anti-constitucionales del rey, revelados por el duque de San Carlos.-Junta de sus cortesanos en Daroca sobre si deberia jurar la Constitucion.-Otra junta en Segorbe sobre el mismo asunto.-Llega el rey á Valencia.-Personages siniestros que le rodean.-Elio.-Hace que los oficiales de su ejército le proclamen rey absoluto.-Representacion de los diputados anti-liberales llamada de los Persas.-Cartas de las Cortes al rey, no contestadas.-Trasladan éstas sus sesiones al conTOMO XIII. 20

vento de Doña María de Aragon.-Proposicion de Martinez de la Rosa.-Torcida conducta de los realistas en Valencia.-Acércanse tropas á Madrid.-Salida del rey para la Córte.-Disuelve Eguía la representacion nacional, y cierra el salon de sesiones.-Encarcelamiento de los diputados constitucionales.-Tumulto popular.-Se destroza la lápida de la Constitucion-Publicacion del famoso Manifiesto de 4 de mayo en Valencia. -Entra el rey en Madrid.-Alegría del pueblo y llanto de encarcelados y proscritos.Ministerio que se forma.-Comienza el reinado de Fernando VII. é inaugúrase su funesta politica.

Antes de referir por qué causas y medios salio el rey Fernando VII. de su cautiverio de Valencey, y cómo volvió á España, y la manera como fué recib'do por el pueblo español, y la conducta que a su vez observó el monarca tan deseado y aclamado, cúmplenos dar cuenta de las tareas en que habian seguido ocupándose las Córtes del reino reunidas en Madrid, desde la segunda legislatura que dejamos abierta en el capítulo XXVII., por lo mismo que de sus trabajos han hecho escasa mencion los escritores, ó por poco conocidos, ó porque los oscurecieron las gravísimas novedades y trastornos que se realizaron, simultáneamente unos, á la raiz de ellos otros.

Comenzaron aquellas tareas por la lectura que á escitacion de las mismas Córtes hizo cada secretario del Despacho, de una Memoria comprensiva del estado en que se encontraban los negocios concernientes á sus respectivos ministerios y departamentos. Y como se advirtiese que se hacia caso omiso de dos causas ruidosas que á la sazon se seguian, la una sobre la conspiracion tramada contra la seguridad del Congreso, la otra contra un supuesto general Audinot, que se decia agente de muy altos personages para trastornar el gobierno, hubo de contestar el ministro, que la primera se seguia ante el juez de primera instancia, y que sobre la segunda habia tomado la Regencia las medidas conducentes para aclarar los hechos, No satisfizo la última contestacion, y se propuso, y se aprobó por unanimidad, que el gobierno exigiese al juez encargado de ella diese parte de su estado dos veces cada semana, que este parte se trasladase á las Córtes, y que el gobierno cuidára de no perder momento hasta su terminacion, indicándose además (3 de marzo, 1814) que aquella acta se imprimiera y circulára inmediatamente á todas las autoridades civiles, eclesiásticas, militares y políticas, para conocimiento del pueblo.

Hizose famoso este espediente, asi por haber entendido en él y dado dictámenes é informes los tribunales militares y civiles, la Audiencia, el Supremo de Justicia, el Consejo de Estado, y el Tribunal de Córtes, como por la calidad del impostor, y más todavía por la indole de la conspiracion, que aunque inverosímil y absurda, envolvia, con intencion perversa, á personas las mas eminentes, asi españolas como estrangeras, comprometiendo y haciendo

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