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animan ni tienen voz sino para pedir pan á un desgraciado que se dice su rey. Esta es mi posicion. V. A. y el emperador juzguen si es justo que siga así mucho tiempo. Si hay un hombre que escriba de otro modo en Francia sobre mi situacion, este hombre es de seguro ó un idiota ó un traidor. La mayor prueba de adhesion que he dado al emperador y á este país, la mayor que pueda darles jamás, es mi resignacion de hace un año; pero las cosas forzadas tienen un término, la justicia del emperador las hará cesar ó ellas cesarán por si mismas de un modo que yo no preveo..... etc.

José à la reina Julia.

Mi querida amiga: estoy en cama con una fiebre catarral, que no inspira cuidado: te escribo esto, por temor de que algun indiscreto le escriba y te alarme inoportunamente. No he recibido todavia contestacion å mis cartas de 10 y 14 de fe. brero: si las respuestas son negativas, ó nɔ llegan, me veré obligado á ponerme en ca. mino, y llevaré yo mismo mi firma en blan co. Debo decirte que mi salida de este pais será aquí un suceso feliz para todo el mundo, á escepcion de un reducidísimo número de amigos que no debo contar, no porque mi carácter personal haya merecido ni excitado tal manera de sentir, estoy lejos de pensarlo, sino por la inutilidad de mi pre sencia, por el peso de que estoy sirviendo, porque al fin, sea como quiera, estoy cos

tando mas de 200,000 francos mensuales,

ciertamente mas de lo que yo querria hoy para el bienestar de este pais (hace tres me

ses que no se paga á mis empleados): todo debe tener un término, y este término ha llegado. Hace tres dias ha faltado poco para que hubiera una insurreccion por la subida del pan...

En este estado de cosas, yo mereceria mi suerte, si voluntariamente la prolongára. Auuncia pues al emperador que partiré tan pronto como hayas recibido esta carta, si en este intermedio no me llega algun socorro. Mi estado, mi salud, me hacen desear una perfecta tranquilidad: espero y deseo mas sinceramente de lo que afectarán creer algunas gentes, que el emp.rador tenga pronto bastantes hijos varones, para que na

die pueda atribuirme ni imaginar en mí ningun cálculo y ninguna hipótesis, y que vuelto á mí mismo pueda ocuparme de mis hijos. Vivir tan tranquilo, como agitado he vivido hace veinte y cinco años, y sobre to do hace seis, es lo único que pido al empe rador...

Va ocho dias que no veo á nadie, y decla ro yo mismo mi perfecta inutilidad aquí, especialmente desde el Monitor del 26, que de hecho destruye en mi todo ejercicio del derecho real, pues que el solo poder que le reconocia le niega: asi estoy probando las angustias de la muerte politica en este pais. Sin embargo, no firmo mi cesion, porque esto no convendria al emperador que lo hiciese aquí; y además no puedo, antes de dejar, este pais, declararme á mí mismo muerto, y asistir á mis propios funerales.-Llevaro conmigo un español, ó dos, etc.

Napoleon á José.

Hermano mio: me apresuro á anunciar á V. M. que la emperatriz, mi muy cara esposa, acaba de dar felizmente á luz un princi

pe, que por su nacimiento ha recibido el tí→ V. M. me ha mostrado siempre me persuatulo de Rey de Roma. Los sentimientos que den de que participará de la alegría que me hace esperimentar un suceso tan interesan

pueblos... (Y en otra carta de la propia fecha, 20 de marzo, le añadia lo que sigue.) Esta tarde á las siete el príncipe será ondo→ ye (bautizado sin las ceremonias de la Iglesia). Teniendo el proyecto de bautizarle

te para mi familia y para la felicidad de mis

dentro de seis semanas, encargo al general

conde Defrance, mi escudero, que os llevará esta carta, os entregue tambien otra ro

gándoos seais el padrino de vuestro sobrino.

José á Napoleon.

Hermano mio: ayer tarde á las seis he sabido por una carta del príncipe de Neufchatella nueva del nacimiento del rey de Roma. No quiero diferir el felicitar á V. M., en tanto que puedo ofrecer personalmente mis homenages á V. M. y á S. M. la emperatriz por un suceso de tan gran interés para to→ dos, y sobre todo para mí... etc.

José á Napoleon.

En Santa María de Nieva, 25 de abril.

Señor: tengo la honra de participar á V. M. que yo contaba ponerme en camino el 23. Efectivamente, emprendí mi viaje ese dia sin haber tenido todavía respuesta á las cartas que hace tres meses he escrito á V. M., á la reina y al principe de Neufchatel. Lo he retardado cuanto he podido, pero la necesidad me ha hecho decidirme... Desde que estoy en marcha nii salud se restablece, lejos de ese espectáculo siempre renaciente de miseria y de bumillacion que he tenido delante de los ojos hace un año en Madrid: yo he visto mi consideracion de crecer como rey, mi autoridad menospreciada por militares á mis órdenes, so pretes to de órdenes directas que recibían de Paris. He debido temer que V. M. no se acordase ya de mí, y no he visto otro refugio que mi retiro... Yo estaria pronto à volver á España despues de haber visto á V. M., y haberle manifestado muchas cosas que ignora y que le importa esencialmente saber. Estoy tambien pronto á deponer en manos de V. M los, derechos que me ha dado á la corona de España, y V. M. pue

de desde este momento mirarla como pro-
piedad suya bajo todos conceptos, si mi ale-
jamiento de los negocios entraba en las
miras de V. M. Pero yo no puedo volver
y despues que esté ilustrado sobre los hom-
aquí sino despues de haber visto á V. M.,
bres y sobre las cosas que han hecho
llante, y por último imposible, y me han
mi existencia primero difícil, después humi-
colocado en la posicion en que me hallo hoy.
En fin, señor, en todo caso y evento yo mc-
receré la estimacion de V. M.,
derá sino de vos; disponed del resto de mi
no depen-
vida, desde que haya visto lo hastante para
mi alma y el de los negocios de este pais, al
convencerme de que conoceis el estado de
vuestra confianza y de vuestra amistad, sin
cual no puedo volver sino en el lleno de
las cuales el solo partido que me queda es la
retirada mas absoluta.

de mi tierna amistad.
No dude nunca V. M. de mi afeccion y

viaje de Jo é, su llegada á Pris, las confeLo d más que pasó á continuacion del rencias coa Napoleon, el resultado de ellas, lectores, por lo que dejamos dicho en el tesy su regreso á Madrid, lo saben ya nuestros to del capítulo.

CAPITULO XV.

EN

1811.

(De agosto de 1811 á enero de 1812).

Encomienda Napoleon á Suchet la conquista de Valencia.-El gobierno español confia su defensa á don Joaquin Blake.-Parte de Cádiz.-Tropas que lleva.-Descalabro de nuestro tercer ejército en Zujar Prudentes disposiciones de Blake en Valencia.--Preséntase el ejército de Suchet.-Sitio y defensa del castillo de Sagunto.-El gobernador Andriani.-Ataques y asaltos de franceses rechazados.-Es batido en brecha.-Trabajos y fatigas de la guarnicion.-Combate heróico sostenido en la brecha.-Batalla y derrota del ejército español entre Valencia y Murviedro-Retirada de Blake á Valencia.-Rendicion del fuerte de Sagunto.-Capitulacion honrosa.-Situacion de la capital.-Empeño de Suchet en su conquista y de Blake en su defensa.-Estado de sus fortificaciones.Espíritu de los valencianos.-Distribucion de las tropas españolas.-Colocacion de los franceses.-Linea atrincherada.-Recibe Suchet refuerzos de Navarra y de Aragon.-Pasan de noche los franceses el Guadalaviar.—Acometen nuestra izquierda.—Floja defensa y retirada de Mahy.-Sorprende este suceso á Blake.-Defiende Zayas denodadamente su posicion.-Avanzan los franceses. -Vacilacion de Blake.-Recóg se á la ciudad.-Acordónanla los franceses.-Consejo de generales.-Cuestiones que propuso Blake.-Acuérdase la salida de las tropas.-Empréndese de noche. - Embarazos que encuentran.-Tienen que retirarse á los atrincheramientos.-Inquietud en la poblacion.-Comision popular que se presenta á Blake.-Cómo la recibe.-Pro, osicion del pueblo desechada.-Estrechan los franceses el cerco.-Abandonan los nuestros la línea, y se retiran á la ciudad.-Bombardeo y destruccion.-Propuesta de capitula – cion.-Consejo de generales españoles.-Dividense por mitad los pareceres.-D eide el voto de Blake.-Se acepta la capitulacion.-Sus condiciones.-Parte oficial de Blake á la Regencia.-Entran los franceses en là ciudad.-su guarnicion prisionera de guerra.Es llevado Blake al castillo de Vincennes en Francia.-Entrada de Suchet en Valencia. -Recibimiento y arenga con que le saluda una comision del pueblo.-Conducta del arTOMO XIII. 3

zobispo y del clero secular.-Prision y fusilamiento de frailes--Recibe Suchet el título de duque de la Albufera.-Cómo recompensó Napoleon á los generales, oficiales y soldados del ejército conquistador.

Ilabia entrado en los planes y miras de Napoleon, segun indicamos yá, la conquista de la ciudad de Valencia, y habia encomendado esta empresa al nuevo mariscal del imperio Suchet, el conquistador de Lérida, de Mequinenza, de Tortosa y de Tarragona, distinguido guerrero, á cuyos triunfos ayudaban á la par el valor, el talento y la fortuna. Noticia tenian de este proyecto las Cortes y el gobierno de Cádiz. Necesitábase un general de capacidad Y de prestigio que oponer á Suchet. Las desa venencias entre las autoridades militares y políticas del reino y de la ciudad de Valencia hacian tambien necesaria la presencia de un gefe autorizado y prudente que pudiera cortar discordias tan lamentables, é imponer y hacerse obedecer de todos. El capitan general, marqués del Palacio, mas dado á minuciosas prácticas- de devocion que á ejercicios militares, á procesiones que á organizacion de regimientos, mas amigo de armar cuerpos informes de paisanos para halagar las masas del pueblo que de crear tropas regulares y disciplinadas, no ofrecia seguridad alguna de resistencia á una acometida del francés. Esto hacia tambien precisa la eleccion de un general capaz de poner remedio á tantos males.

Por todas estas razones fijáronse las Córtes en don Joaquin Blake, que á sus condiciones de acreditado patriota, de entendido guerrero, y de organizador activo, unía la autoridad y el respeto gerárquico que le daban el grado superior de la milicia que acababa de obtener y la alta dignidad de presidente de la Regencia del reino. Con gusto dispensaron las Cortes por segunda vez la ley que impedia conferir á los regentes el mando activo de las armas; y no desagradó este nombramiento al embajador inglés, que en la patriótica entereza de Blake encontraba siempre un obstáculo inflexible á sus pretensiones, y alegrábase de verle apartado de la Regencia. Por su parte el honrado y modesto general, siempre pronto á ocupar el puesto en que se creyeran mas útiles sus servicios, no titubeó en cambiar, tambien por segunda vez, la silla presidencial del supremo gobierno por las privaciones, las fatigas y los riesgos de una campaña comprometida y difícil, y esto en ocasion que acababa de regresar del condado de Niebla, casi sin descansar de su gloriosa expedicion á Extremadura.

Dióse á Blake el mando del 2.o y 3.er ejércitos, con las columnas que formaban las partidas agregadas á ellos, aunque á veces solian obrar con indopendencia; y además dos divisiones espedicionarias, mandadas por los ma

riscales de campo Zayas y Lardizabal: conservaba el marqués del Palacio la capitanía general de Aragon y Valencia, pero á las órdenes de Blake. Partió éste de Cádiz con las divisiones spedicionarias (31 de julio); la artillería y parte de los bagages desembarcó en Alicante; hízolo él en Almería; las tropas se incorporaron, provisionalmente al 3.er ejército que mandaba Freire, y él se encaminó á Valencia, donde llegó el 14 de agosto, á fin de preparar los medios de defensa, y lo demás conducente al mejor éxito de la empresa quə se le habia encomendado.

Entretanto asistió mala fortuna al 3.er ejército, no obstante la incorporacion de las dos divisiones. El mariscal Soult, que desde la provincia de Granada observaba sus movimientos, propúsose envolverle, ordenando cierta maniobra á los generales Godinot y Leval, á que luego habia de cooperar él en persona. Dirigíase esta operacion contra las divisiones españolas que guiaban don Ambrosio de la Cuadra y don José de Zayas, por ausencia momentánea de éste mandada la suya por don José O'Donnell. En las alturas de Zújar, á una legua de Baza, se hallaban los nuestros cuando fueron acometidos por el general Godinot (9 de agosto), sin que don Manuel Freire que ocupaba la Venta del Baul, y sospechaba los intentos del enemigo, creyera oportuno abandonar aquella posicion. Recio y desgraciado por demás fué el combate que alli sufrió don José O'Donnell, teniendo que retirarse á Cúllar con pérdida de 433 muertos y heridos, y mas de 4,000 prisioneros ó extraviados. Por fortuna Godinot no siguió á su alcance, temeroso de que Cuadra le atacase por la espalda. Movióse entonces Freire de la Venta del Baul, y tuvo á suerte el poder pasar á Cúllar, donde resolvió retirarse á Murcia con todo el ejército, no sin que fueran acosando de cerca á nuestros ginetes los del general Soult, hermano del mariscal.

A marchas forzadas y por caminos diferentes, sin darse reposo, y con escasísimo rancho, haciendo solo algun alto para repeler al enemigo, fanquearon las divisiones en su retirada una distancia de treinta y siete leguas. El mismo Freire tuvo que cruzar por ásperos senderos, pasando no pocos trabajos y apuros hasta llegar á Alcantarilla, una legua de Murcia (13 de agosto), donde sentó sus reales con las tres divisiones de su 3.er ejército, porque las dos espedicionarias tomaron la vía de Valencia. Gracias que los franceses no prosiguieron hasta Murcia, acercándose solo Leval á Lorca, porque otras fuerzas españolas llamaron la atencion de Soult hácia otra parte. La desgracia de Zújar vino á recaer sobre el general Freire, pues à poco tiempo tuvo que entregar el mando del 3.er ejército á don Nicolás Mahy; bien que su reputacion no tardó en repararse de los juicios que pudieron lastimarla, porque de la informacion que á instancia de las Córteś se hizo acerca de las

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