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causas del contratiempo de aquella jornada, salió á salvo la conducta de Freire, acaso más que la de los otros generales que se hallaron en el combate.

Viniendo ya á Valencia, fueron los primeros cuidados de Blake mejorar las fortificaciones de la ciudad y las del castillo de Sagunto, fortificar el de Oropesa, reconocer la posicion y revistar las tropas de Segorbe, establecer una fábrica de armas en Gandía y otra de vestuarios en Alcoy, apresurar las operacioncs del sorteo y organizar é instruir cuerpos regulares sobre la base de los cuadros que habian venido de Cataluña, en lugar de las informes partidas patrióticas de paisanos, que tan dado era á crear el marqués del Palacio; nombró á don Juan Caro gobernador, de Valencia y él estableció su cuartel general en Murviedro (1.0 de setiembre), bien que tuvo que volver pronto á la capital, con motivo de haberse manifestado sintomas de sedicion, logrando con su prudencia calmar los ánimos, imponer respeto á los díscolos y reducir al órden á los revoltosos.

Con arreglo al plan y á las instrucciones de Napoleon, comunicadas por el príncipe de Neufchatel, presentóse Suchet el 15 de setiembre á las înmediaciones de Valencia, dejando una division de 7.000 hombres al mando de Frére en la baja Cataluña, otra de igual fuerza en Aragon al de Meusnier, y haciendo venir la de Reille de Navarra, despues de establecer en Tortosa, Mequinenza y Morella grandes almacenes de víveres, y en la primera de aquellas ciudades el parque de artillería de sitio y el material de ingenieros. La fuerza que Hevaba Suchet era de unos 22.000 hombres, repartida en tres divisiones al mando de los generales Habert, Harispe y Palombini. Blake por su parte llamó las tropas que estaban hácia Teruel, é hizo venir á marchas forzadas las dos divisiones espedicionarias, que, como dijimos, acababan de llegar de Murcia. Aunque numeroso el 2.o ejérci→ to, no era mucha la fuerza útil de él con que podia contarse (1). De modo

(1) Constaba el 2.° ejército de 26.200 en la forma siguiente. hombres, pero de la calidad y distribuidos

La 1. division, que habia regresado de Cataluña y ocupaba á Segorbe, se componia de. .'. ..

4,600 hombres, 3.800

La 2.a que maniobraba sobre Peñíscola y guarnecia esta plaza era de.. La 3.a formaba dos secciones: de ellas la 1. compuesta de quintos sin instruccion ni armamento, contaba..

La 2.a, que estaba en Atalayuelas, tenia.

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4.400 2.300

La 4., dividida tambien en dos secciones, de las cuales la primera y mayor era de quintos, constaba de...

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La reserva, de gente que se estaba organizando, era de.
La caballería, mandada per don José Sanjuan, aunque en los estados fi-
guraban 1,900 caballos, sole contaba disponibles.

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4.100

1.420

que de tropas regladas eran poco mas de 16.000 hombres los que reunia Blake fuera de las guarniciones de las plazas, y no le inspiraba gran confianza el paisanage armado. So pretesto de poner á salvo de una contingencia á las autoridades populares, dispuso que la junta se trasladase de Valencia á Alcira, y que la acompañase el marqués del Palacio como capitan general del distrito, puesto que las riberas del Júcar habian de servir de segunda línea de defensa. Puede creerse con fundamento que entraba tambien en la política de Blake alejar al del Palacio de la capital.

Lo primero de que trató Suchet fué de apoderarse del castillo ó fuerte de Sagunto, sito en un cerro, ó sea en un grupo aislado de pequeñas alturas, que forma una de las mas risueñas y agradables atalayas, junto á la villa de Murviedro; lugar de gloriosos recuerdos históricos, que si pudieran borrarse de la memoria de los españoles, se le renovaria uno de aquellos sitios que lleva todavía el nombre de altura de Anibal. Esta fortaleza, no castillo, sino campo atrincherado, como lo denominó con razon el ingeniero director de las obras, que no existia en 4810 cuando Suchet estuvo la primera vez á la inmediacion de Valencia, comenzó á construirse en enero de 1841 por consejo del general inglés Doile sobre ruinas y restos de antiguos muros. Hiciéronse los primeros trabajos siendo comandante general de Valencia Bassecourt, los continuó su sucesor don Cárlos O'Donnell, nada hizo en ellos el marqués del Palacio, que todo lo fiaba á los muros de la capital y á los esfuerzos de sus habitantes; mandó Blake renovar y proseguir con actividad las obras de fortificacion tan pronto como llegó á Valencia; mas ni el escaso tiempo que para ello tuvo permitió concluirlas, ni habia los útiles y medios, necesarios para ello. Asi, aunque bastante espacioso el recinto atrincherado, observábanse fácilmente las partes flacas y vulnerables que tenia, faltábanle edificios á prueba, fosos, caminos cubiertos, artillería apropósito, y otras muchas cosas necesarias para una defensa séria. Era no obstante preciso á los españoles conservar y defender el fuerte para entretener y molestar al enemigo, en tanto que se organizaba el ejército y se daba lugar á que viniesen tropas de otras partes; asi como interesaba á los franceses hacerle suyó para cubrir los sitios de Oropesa y Peñíscola, y para emprender desde él sus operaciones sobre Valencia. Gobernábale el coronel don Luis María Andriani: tenia el fuerte 17 piezas, 3 de á 12, las demás de á 4 y 8, y 3 obuses: Blake le dió para su defensa 3.000 hombres escasos, reclutas muchos de ellos.

Respecto á las columnas volantes agrega- con independencia, y á veces hasta ignoradas al 2.o ejército, que eran principalmente ban los generales su número y organizalas de Duran, el Empecinado, Villacampa y cion. Obispo, ya hemos dicho que solian obrar,

Tál era su estado cuando se presentó Suchet con su ejército delante del fuerte de Sagunto (23 de setiembre). Pronto y con facilidad se apoderó de Murviedro y pueblos inmediatos, y quedó incomunicada la guarnicion con el ejército, de tal manera que solo por medio de señales en las alturas de la fortificacion, en las torres de Valencia y en los buques podia entenderse imperfectamente el gobernador con el general en gefe. De tan poca importancia pareció la fortaleza á Suchet, acostumbrado á rendir plazas de guerra las mas respetables, que sin necesidad de formalizar sitio intentó y pensó tomarla por un golpe de mano. Al efecto dispusó y se ejecutó en la noche del 28 de setiembre una escalada por cinco puntos, trepando con arrojo y á porfía granaderos y cazadores á lo alto del muro; pero acudiendo nuestros soldados y arengándolos Andriani, arrojan á la bayoneta á los franceses, hieren en la cabeza al coronel Gudin, lanzan de lo alto de los parapetos á otros oficiales, rompen las escalas, arrollan á los atrevidos asaltadores, que antes del amanecer se retiran dejando 300 muertos, entre ellos muchos oficiales. Regocijase y se alienta la guarnicion con esta victoria; Suchet reconoce que necesita otros preparativos para una empresa que habia creido tan fácil, y Andriani recibe de Blake en justa recompensa el grado de brigadier, para que habia sido ya propuesto por otros generales.

Con este escarmiento hizo Suchet trasportar la artillería de sitio que tenia en Tortosa para batir en toda regla el fuerte de Sagunto. Entretanto érale tambien forzoso rechazar las columnas de Obispo y de O'Donnell que no cesaban de incomodarle, mientras nuestras partidas de Soria y Guadarajara. maniobrando por la parte de Aragon para llamar la atencion del francés, rendian la guarnicion de Calatayud. Queriendo por su parte Suchet quedar desembarazado para la empresa de Sagunto, hizo batir en brecha el castillo de Oropesa sobre el camino real de Cataluña, logrando al cabo de diez dias apoderarse de él y de los 450 españoles que le guarnecian: con lo cual no pudiendo sostenerse los pocos que defendian el pequeño y vecino fuerte llamado la Torre del Rey construido sobre la costa, le abandonaron recogiéndose á los buques. Libre asi la carretera, pudieron los franceses conducir sin obstáculo la artillería de Tortosa. Comprendiendo Blake la necesidad de reforzar su ejército, tanto más, cuanto que el general francés D'Armagnac que se hallaba en la Mancha amenazaba por las Cabrillas la derecha del Guadalaviar, pidió con urgencia á Freire las tropas que pudiese enviarle del 3.er ejército, en cuya virtud se puso en marcha el general Mahy con 6.000 hombres, y realizado este movimiento oportunamente llegó al parage designado para impedir á D'Armagnac ejecutar su intento de adelantarse hacia Valencia. Pero imperturbable el mariscal Suchet, establecidas sus baterias frente á Sa

gunto, sin que pudieran los nuestros impedirlo por el corto calibre de sus piezas, acallando fácilmente sus fuegos los muy superiores del enemigo, abiertas pronto practicables brechas en su recinto, por varias partes débil, por otras cubiertos con solos maderos sus boquetes, ordenó el asalto la tarde del 18 de octubre.

A resistirle se prepararon los nuestros, así acordado en junta de gefes que reunió Andriani, y en que los exhortó á defender las brechas á todo trance: 2.000 franceses suben con ímpetu de sus trincheras, y se arrojan intrépidamente á la muralla, de donde son rechazados á bayonetazos: 800 granaderos del Vistula, sostenidos por otros 2.000 hombres, repiten el ataque, y trepan con ardimiento por la brecha; pero en la cresta de ella los esperan firmemente los defensores; trábase mortífero combate, lúchase cuerpo á cuerpo, y además los nuestros arrojan sobre el enemigo piedras, granadas, y hasta las bombas caidas en el fuerte; los terribles granaderos se ven forzados á cejar dejando cerca de 500 entre muertos y heridos (4). Ante aquellos venerables restos confundíanse, como dice un moderno escritor, antiguos y nuevos trofeos. Mas á pesar de estas gloriosas victorias, á pesar de los ardides empleados por Andriani para seguir enardeciendo el espíritu de su tropa, á pesar del ejemplo que le daba presentándose al borde de una brecha con el sombrero levantado sobre el baston para que le viera el enemigo, la guarnicion abrumada por tanta fatiga, durmiéndose de cansancio los mismos centinelas, faltando brazos para las faenas y cuerpos para el diario servicio, apurados los sacos, faginas y pertrechos para reparar las brechas, espuesta siempre á los efectos de los proyectiles enemigos, y principiando á escasear algunos articulos de primera necesidad, era imposible que pudiera sostenerse muchos dias.

Harto lo conocia Blake; y por eso, y porque los sitiados lo reclamaban, y lo pedian los moradores de la capital, que desde las azoteas y terrados veian la tenaz resistencia de aquellos, y porque comprendia que el fuerte de Sagunto era el único antemural de Valencia, decidióse á socorrerlos, siquiera tuviese que tentar la suerte de una batalla. Al efecto expidió sus órdenes é instrucciones, y señaló sus respectivos puestos á todos los gefes de las divisiones, secciones y cuerpos de su mando, dió una enérgica y patriótica proclama, tan digna que el mariscal Suchet la copió después íntegra en sus Memorias (2),de

(1) Todo esto se ve confirmado en los partes de Suchet y del general Rogniat, que se insertaron en el Diario del Imperio, 24 y 26 de noviembre de 1814

(2) No le hagamos nosotros menos honra

que el general y escritor estrangero. -Decia la proclama: «Don Joaquin Blake, etc. á los señores generales, gefes, oficiales y soldados que tiene el honor de mandar.

Marchamos á atacar, y con la ayuda de

jó confiada la ciudad á los quintos ý á la milicia de vecinos honrados, y la noche del 25 Blake se hallaba ocupando las alturas del Puig, y todas las tropas en las posiciones que les tenia designadas, escepto la division de Obispo que aun no habia llegado, y cuyo hueco habia de cubrir con parte de la suya don Carlos O'Donnell, que formaba la izquierda de la línea de batalla, estendiéndose por el camino llamado de la Calderona, y que era el encargado de arrojar á los enemigos de las alturas de Vall de Jesús, en que se hallaba situado prolongándose hasta el mar. No describiremos la posicion especial de cada uno de los demas cuerpos, porque no nos proponemos, ni es de nuestro propósito hacer una descripcion minuciosa de la batalla. Reunia Blake cerca de 25.000 hombres. Esperó Suchet el combate, sin dejar sus baterías de seguir haciendo fuego contra la fortaleza de Sagunto, para ocultar á los sitiados las fuerzas que se habian зeparado y contener la guarnicion.

A las ocho de la mañana del 23 principiaron su movimiento nuestras tropas de 1.a línea, viniendo á ocupar la 2.a las posiciones que aquella dejaba. El ataque se emprendió por nuestras columnas con vigor y con visos de buen éxito. La division de Lardizabal se apoderó de un altozano, donde cogió al cnemigo varias piezas, lo cual, observado por los sitiados de Sagunto, los llenó de regocijo creyendo próxima su libertad. No tardaron sin embargo en recobrar los franceses la altura; y si bien en el llano maniobró diestramente Zayas, y se sostuvo en él brava pelea, al fin rescataron aquellos las piezas perdidas, y si el mismo mariscal Suchet recibió una ligera herida de bala, tambien fueron heridos los gefes de nuestra caballería don Juan Caro y don Casimiro Loy, quedando además prisioneros, con lo que desmayó nuestra gente, siendo por fin arrollada. Sin embargo Zayas no se retiró sino cuando vió retroceder atropelladamente y en confusion la izquierda, que mandaba O'Donnell, y que protegian Miranda, Villacampa y Obispo, que ya habia llegado y ocupaba su puesto. Tambien por aqui habia comenzado bien el ataque, pero de repente, y por causas que ni se aclararon entonces ni hemos hallado todavía bien esplicadas, volvió grupas nuestra caballería: con tan inesperada ocur

Díos á batir el ejército de Suchet. Si hablase con tropas mercenarias, venales ó conducidas por fuerza como las del enemigo, insistiria en manifestaros las recompensas que deben acompañar á la victoria.-Un motivo mas noble de emulacion para los que no pueden ser insensibles à la gloria militar seria llamar su atencion hácia las almenas de Sagunto, bácia las murallas y terrados de Valencia, desde los cuales nos seguirán las miradas de los que esperan de nosotros su

salvacion. La menor flaqueza, un instante de duda al march aral enemigo, seria en esta ocasion mas que en ninguna otra una vergüenza indisculpable.-Pero hablo con españoles que pelean por la libertad de su patria, por su religion y por su rey, y seria ofender los nobles sentimientos que los animan el decirles otra cosa sino que nuestro deber es vencer al enemigo ó morir en el combate. Cuartel general de Valencia, 24 de octubre de 1811.»

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