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CAPITULO XVII

OPERACIONES MILITARES EN EL RESTO DE ESPAÑA.

1911.

(De agosto á fin de diciembre.)

Perseverancia admirable.-Sucesos de Cataluña.-Don Luis Lacy y el baron de Eroles.Toman las islas Medas.-Sorpresa de Igualada y de Bellpuig.-Operacion con binada con Eroles, Milans, Sarsfield, Casas y Manso.-Sucede el general francés Decaen á Macdonald.-Aragon.-Duran, el Empecinado, Amor, Tabuenca.-Hacen prisiorera la guarnicion de Calatayud.-Pasan á Guadalajara de órden de Blake -Navarra.-Mina. -Pregonan los franceses su cabeza.-Tientan después ganarle con halagos.-Arranque enérgico de Mina.—Va á Aragon.-Derrota una columna enemiga.-Embarca los pisioneros.-Bando notable de represalias espedido por Mina.-Castilla.-El 6.o ejército. -Wellington.-Socorren los franceses à Ciudad-Rolrigo.-Combaten al ejército anglo-portugues.-Accion de Fuenteguinaldo.-Don Julian Sanchez; don Cários de España.-Extremadura.-El 5." ejército español.-Division anglo-portuguesa.-Sorpresa y derrota del general francés Girard en Arroyo-Molinos.-El 7.° ejército.-Invade nuevamente Bonnet las Astúrias.-Movimientos de las tropas españolas.-Santander y Provincias Vascongadas.-Porlier.-Renovales, Longa y otros caudillos.-Reunion de Mendizabal y Merino en Castilla.-Andalucia.-Espedicion de Ballesteros.-Muerte del general francès Godinot. -Situacion del rey José en Madrid.

A pesar de los grandes contratiempos que habiamos sufrido en la zona oriental de la península, principalmente con las pérdidas de Tarragona y Va

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manera de guerrear, y adoptándola Lacy lisonjeó á los naturales y se hizo gran partido entre ellos. Al calor de aquellos dos gefes, Lacy y Eroles, crecian los somatenes, se organizaban los cuerpos francos, y salian á campaña nuevos guerrilleros; de modo que con ser los franceses dueños de las grandes poblaciones y de las plazas fuertes, no gozaban de mas tranquilidad y reposo en Cataluña, que en el principio de la guerra, costándoles el mismo trabajo que antes comunicarse entre sí y con Francia, y abastecer á Barcelona. Al mariscal Macdonald, duque de Tarento, sucedió en el gobierno del Principado el general Decaen. Este preparó en diciembre en el Ampurdan un convoy considerable para el abastecimiento de la capital. Contaba para ello el general francés con mas de 14.000 hombres, además de los 4.000 que de Barcelona habian de salir á su encuentro. Noticioso de este proyecto Lacy, sin embargo de no contar sino con una escasa mitad de aquella fuerza, propúsose estorbar su marcha. Al efecto dispuso que los gefes españoles, Eroles, Milans, Sarsfield, Casas y Manso se colocáran con sus respectivos cuerpos en las posiciones que les señaló, y aunque no logró impedir la entrada del convoy, esperó á Decaen al regreso en las alturas de la Garriga. Presentóse en efecto en este punto (5 de diciembre) un cuerpo francés de 5.000 infantes, 400 ginetes y piezas. Lacy los rechazó vigorosamente; Casas y Manso los persiguieron hasta Granollers, y viéronse forzados á torcer por San Celoni, dejando libre la ciudad y pais de Vich. Asi se mantenia la guerra de campo en Cataluña, ya que el enemigo nos tenia ocupadas las plazas y ciudades.

Lo mismo que en Cataluña hacian los caudillos que hemos nombrado, ejecutaban en Aragon Duran, el Empecinado, don Bartolomé Amor, Tabuenca, y algunos otros, principalmente por la parte de Calatayud, logrando, entre varios atrevidos golpes, hacer prisionera la guarnicion francesa de aquella ciudad (4 de octubre, 1811), compuesta de 566 hombres. Trastornados traian al gobernador de Zaragoza Musnier los movimientos y la audacia de estos guerrilleros, si guerrilleros podian llamarse ya los que, como Duran y el Empecinado, acaudillaban cuerpos de 5.000 infantes y 500 caballos. Cuando la division italiana de Severoli que se hallaba en Navarra pasó á Aragon (9 de octubre), llamada por el mariscal Suchet, como en su lugar dijimos, para que le auxiliára en sus operaciones sobre Valencia, aprovechó aquella ocasion el gobernador de Zaragoza Musnier para perseguir á los nuestros y arrojarlos de Calatayud. Mas cuando los franceses llegaron á este punto, ya el Empecinado y Duran le habian abandonado, y juntos unas veces, separados otras, continuaban sus correrías. Don Juan Martin, despues de haber tenido apurado el castillo de Molina, obligado á dejar aquella operacion, acometió la Almunia, cuya guarnicion rindió (6 de noviembre), ocupándose el resto del otoño en

batir la tierra y cortar comunicaciones entre Valencia y Aragon. Duran por su parte hizo una diversion á la provincia de Soria donde tambien obtuvo ventajas, y por último volviendo á Aragon y reincorporándose con don Juan Martin, recibieron ambos órden de Blake (diciembre de 1811) para pasar á la provincia de Guadalajara á las órdenes del conde del Montijo, nombrado comandante general de la misma, segun ya indicamos al tratar de la campaña de Valencia.

Pero era el caso, que si los franceses desembarazaban de tropas la Navarra para llevarlas á Aragon ó Valencia, como sucedió cuando fué llamada la division italiana de Severoli, aprovechaba el activo, astuto y temible Mina aquella ausencia para correrse tambien á Aragon, ponerse sobre las Cinco Villas ú otros puntos que le convinieran, y traer como mareados á los franceses de este reino. Mina, que siempre, pero más desde la célebre sorpresa de Arlaban, habia atraido sobre sí una persecucion especial, en términos que en el estio de 1811 se habian destinado á acosarle nada menos que 12,000 hombres, cuyos movimientos sin embargo burló con hábiles evoluciones y maniobras, en que nadie le igualaba, habia de tal modo irritado al gobernador de Pamplona Reille, puso éste á precio su cabeza (1), ofreciendo por ella 6.000 duros, cuatro por la de su segundo Cruchaga, y dos por cada una de las de otros gefes. Y aun no teniendo por bastante eficaz este medio, atendido el cariño que le profesaban y la lealtad que le guardaban todos los navarros, apeló el francés al del halagò y la seduccion. Al efecto buscó personas de la ciudad amigas suyas que fuesen á ofrecerle ascensos, honores y riquezas, si abandonaba la causa de su patria. Era esto en ocasion que acababa de entrar en Navarra la division de Severoli: Mina necesitaba de algun respiro, y entretavo unos dias á los comisionados con respuestas ambiguas. Mas como volviesen á insistir pidiéndole una resolucion, citóles á todos, cinco que eran yá, para una conferencia que habrian de tener en el pueblo de Leoz, cuatro leguas de Pamplona, el 14 de setiembre.

Acudieron todos en efecto el dia señalado, á escepcion de un tal Mendiri, gefe de gendarmes. O por cartas que Mina recibiera de Pamplona, ó porque sin necesidad de avisos él hubiera desde el principio recelado ser to 'o ello ardid para armarle algun lazo, so pretesto de la ausencia de Mendiri, y mostrándose irritado por la sospecha que su falta le infundia, hizo arrestar á los cuatro comisionados y llevóselos consigo. De pérfida y alevosa calificaron esta accion los franceses, alegando que los comisionados habian ido bajo el seguro de su palabra, lo cual era verdad. Mas sin negar nosotros que Min: hubiera

(1) Bando de 24 de agosto, 1311,

podido encontrar, para eludir el artificio de los enviados de Reille, otros medios que no fuesen tan ocasionados á aquella censura, ¿cómo pudo creerse que él, ó no penetrára, ó no supiera por confidenciales avisos, que el plan iba por lo menos contra su lealtad y en su descrédito, cuando no fuese una trama inicua para apoderarse de su persona?

Salvóse pues del modo, mas o menos injustificable, que hemos dicho. Y cuando Severoli evacuó la Navarra para pasar á Aragon, Mina penetró tambien en este reino. Púsose sobre Ejea, y despues sobre Ayerbe (16 de ortubre, 1811). Contra él destacó Musnier desde Zaragoza una colarina, que encontrando á los nuestros en las alturas inmediatas á aquella villa, tuvo por prudente retirarse la vía de Huesca. Animado con esto Mina, siguió tras los enemi gos hostigándolos y rodeándolos en términos que tuvieron que formar el cu dro. Al fin, fatigados éstos, acosados siempre, y acometidos por último á la bayoneta por la gente de Cruchaga, tuvieron que rendirse, cayendo prisioneros 640 soldados y 47 oficiales, entre ellos el mismo gefe llamado Ceccopieri, herido como otros. Con noticia de este desastre, partió el mismo Musnier de Zaragoza resuelto á rescatar los prisioneros, obran lo en combinacion con otros gobernadores y comandantes franceses. Mina acertó á burlar á todos, y atravesando el Aragon, la Navarra y la Guipúzcoa, encaminose al puerto de Motrico, rindió la corta guarnicion francesa que en él habia, y embarcó los prisioneros á bordo de la fragata inglesa Iris.

De regreso en Navarra, espidió su famoso decreto de 24 de octubre (1), en los términos y con el motivo que ahora diremos. El general francés Relle, gobernador de Pamplona, irritado con la guerra que Mina le hacia, y faltando á todos los sentimientos de humanidad, habia hecho ahorcar, fusilar y vejar desapiadadamente y de mil modos, no solo á militares prisioneros, sino a los padres y parientes de los voluntarios españoles. Con tal motivo Mina y los gefes de su division pasaron varios oficios en queja de semejantes atentados: en uno de ellos le decian al comandante general de Navarra: «Si el conde «de Reille inmediatamente no revoca su decreto de 5 de agosto, cesa en «su sistema y pone en libertad todos los presos por nuestra causa, harémos «una guerra sin cuartel, incluyendo la magestad misma del emperador, dego«llando cuantos parientes suyos y de sus partidarios hallemos en cualquier par«te del mundo; el saqueo y las llamas decidirán la suerte de sus bienes; y si «Reille quiere un plan sanguinario y devastador, nosotros, olvidando la mo«deracion que nos distingue, esparcirémos por todas partes la muerte y la «desolacion..... y no cesara la catástrofe hasta finalizar con el último del ejér

(1) No de 14 de diciembre, como dice equivocadamente Toreno.

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