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Cook, y Bligh. Bougainville la introduxo en la Isla de Francia, de donde pasó á Cayenne, á la Martinica, y desde 1792 al resto de las islas Occidentales. La caña de Otaheite, el To de aquellas islas, es una de las adquisiciones mas importantes que los colonos deben á los viages de los naturalistas. No solamente produce una tercera parte mas de jugo que la Creolla en un mismo espacio de tierra, pero á causa de lo grueso de su caña, y lo tenaz de sus fibras, dá mas leña para quemar. Esta última ventaja es de suma importancia en las Indias, en donde la destruccion de los montes y bosques ha obligado al colono á usar la caña, despues de haberla sacado el jugo, para mantener el fuego de sus fabricas. Sino hubiere sido por el conocimiento de esta planta, los progresos de la agricultura en la America Española, y la introduccion del azucar de Java y de las Indias Orientales, las revoluciones de Sto. Domingo, y la destruccion de las grandes plantaciones de azucar en aquella isla, hubieran tenido un efecto mas sensible en los precios del producto colonial en Europa. La caña de Otaheite se llevó de la isla de la Trinidad á Caracas, de alli pasó á Cucuta, y á Sn. Gil en Nueva Granada. En nuestros días, su cultivo durante veinte y cinco años ha casi destruido completamente la aprehension, que exîstia antes, de que trasplantada á America, degeneraria gradualmente, haciendose tan delgada como la Creolla. Si acaso hay algo de variedad, es una variedad muy constante.

Varias personas, y Depons entre otras, han afirmado, que la caña mencionada degeneraba en America; que el azucar que extraen de ella no es de tan buena calidad como la Creolla; que en parte se liquida en el viage, &c. Estos son errores reconocidos ahora por todos los colonos. Hay en las colonias, como en todas las demás partes, un numero de gentes algo tardos de ingenio, que se oponen á todo descubrimiente util con todo el peso de sus preocupaciones, vanidad é ignorancia: estas gentes rehusaron cultivar la caña de Otaheite por quatro ó cinco años; pero ahora que ven que produce una tercera parte mas de azucar que la Creolla, su interes les ha hecho abandonar sus preocupaciones.

Tambien tiene la ventaja de dar una cosecha muy considerable durante diez años, en tierras de una fertilidad ordinaria,

y por quince ó diez y seis en un terreno fertil; mientras que se necesita volver á plantar la Creolla de dos en dos años en un terreno mediano, y de cinco en cinco en las tierras mejores: esta es una ventaja inestimable.

Pero lo que hace aun mas precioso este vegetal es la flexibilidad de su organizacion; ó en otras palabras, la propiedad que tiene de acomodarse á varios temperamentos mucho mas aun que la Creolla. Es bien conocido que la ultima apenas dá azucar, y que es necesario plantarla todos los años, si se quiere que produzca algo, en payses donde el termometro de Reaumur baxa, solo por algunos meses, á 15°. Esto no sucede con la de Otaheite. En Luisiania, el cultivo de la caña de azucar se habia casi abandonado antes de la Revolucion Francesa, porque la caña Creolla apenas daba nada de azucar. Los emigrados de Sto. Domingo introduxeron la de las Islas de Mendoza; y aunque no produce allí tanto como en las Antillas, sin embargo su cultivo es mas productivo que el de la Creolla.

La tercera especie, la caña morada, llamada caña de Batavia ó de Guinea, es seguramente indigena de la isla de Java, en donde se cultiva, particularmente en los distritos de Japara y de Pasuruan. Sus hojas son de color de púrpura, y muy anchas; y en Caracas la prefieren para el ron.

MODO DE PLANTARLA-La caña de azucar se propaga por si sola. Quando la cortan para pasarla por el molino, lo hacen á cosa de un pie de su cima, afin de poderla plantar. El sitio asignado para plantarla, se divide en quadros, semejantes á los de nuestros jardines, para que al plantarlas sucesivamente, las cañas de cada quadro se maduren al mismo tiempo, asignando á cada una el tiempo para cortarse, y al azucar para fabricarse, sin que las otras cañas sufran ningun perjuicio. Los Franceses llaman á estos quadros pièces de cannes; por lo general tienen quatro de ellos: los Ingleses los dividen por quince ó veinte aranzadas, que llaman plats. Los Creollos de Tierra Firme hacen sus divisiones de cien varas quadradas, y que llaman tablones: en la Habana los hacen del doble, y los llaman cañaverales. Los tablones estan divididos los unos de los otros por setos de un gramen colosal-el latta, ó gynerium con hojas disticas.

El tiempo que escogen para plantar la caña es, quando, segun el orden de las estaciones, se espera lluvia. Esto se observa mas particularmente, donde no hay ninguna facilidad para el riego: pues la asistencia del agua es esencial para la germinacion de la planta. Sin agua la caña no crece, ni tampoco adquiere nunca aquel grado de vigor, y jugo melifero, que se observa quando se halla bien regada natural ó artificialmente.

Para plantar la caña, hacen hoyos en la tierra, que tienen quince pulgadas de largo por diez de ancho, y seis de hondo. En este trabaxo, que es el mas penible de los que pertenecen á la plantacion de la caña de azucar, no emplean mas que Negros, y las Negras mas robustas. Cada Negro puede hacer diariamente, sesenta ú ochenta de estos agujeros; pero si la tierra ha estado antes labrada, que es como sucede en la Jamaica, un Negro puede hacer el doble.

La distancia entre los agujeros se determina por la naturaleza del suelo. Por mucho tiempo se creyó que debian estar cerca los unos de los otros, en proporcion de la riqueza del terreno; porque, segun decian, la tierra teniendo mas jugos nutritivos, puede alimentar un numero mayor de plantas. Esta opinion era especiosa, pero se remplazó muy pronto por una mas filosofica; y se ha notado, que quando las cañas están demasiado juntas, tienen que impedirse reciprocamente en su crecimiento y madurez. Privandose por su inmediacion de la luz y del aire, los dos agentes mas poderosos de su existencia y vigor, presentan siempre el aspecto de abortos antes que de cañas medrantes. Basta aplicar á una tierra pobre los principios que se applican á terrenos de una naturaleza mas fertil. La conclusion que de aqui se sigue es, que las cañas deben plantarse distantes en proporcion á la fecundidad del terreno; de este modo, en las tierras pobres estan plantadas á tres pies de distancia y en las ricas á seis.

Humboldt dice, que la caña Creolla y la de Otaheite se plantan en el mes de Abril, la primera á quatro, la segunda á cinco pies de distancia: se madura en catorce meses.

Aunque los hoyos no tienen mas que seis pulgadas de profundidad, sin embargo la tierra que ha sido cabada, y que dejan junto al tronco, les hace parecer que tienen mas de un pie de

tierra. En cada agujero ponen tres plantas de caña, y no las cubren mas que con tres pulgadas de tierra, y sin acalcarla. Este trabaxo pertenece á los muchachos, ó á los que no tienen mucha fuerza. El resto de la tierra queda á los lados del hoyo, de suerte que los que no tienen conocimiento de estas labores se imaginarian que las plantaciones no estaban aun acabadas.

Quando la plantación está en un terreno pantanoso, en el que se teme que la planta se pudra, cuidan de no poner la caña en el hoyo. No ponen mas que una extremidad en el fondo del hoyo, y la planta se pone en una posicion inclinada, de suerte que esté de quatro á cinco pulgadas afuera de la tierra. Esto se llama plantar en cañon, porque una planta asi se parece á un cañon que apunta. Semejantes plantaciones nunca pagan por el trabaxo que cuestan.

Si se determinase forzar á la naturaleza absolutamente, estableciendo una plantacion de azucar en un terreno pantanoso, lo que costaria muchisimo trabaxo antes de que pudiese producir, la prudencia y el interes exigen que el terreno sea secado previamente. Si la falta de un declive formase un obstaculo insurmontable, un solo expediente queda, mas fatigante, pero sin embargo mas ventajoso para la tierra. Recojase el agua de lluvia de todas las partes sobre el terreno que se piensa secar: habiendo depositado las particulas de que está cargada, y aclaradose, se la debe soltar abriendo las esclusas, y esta operacion debe repetirse tan amenudo como lo permitan las lluvias. Este metodo une la doble ventaja de levantar el terreno, y de formar un lecho de tierra vegetal, de la que derivaria una fecundidad peculiar. Esta especie de tierra es demasiado vigoroso para la caña de azucar. La planta adquiere un aumento portentoso, pero es tan aquosa que el mas habil refinador no puede obtener azucar de ella. Este defecto se obvia plantando la tierra de arroz por dos años sucesivos. La plantacion de arroz tiene la doble y singular ventaja de levantar la tierra con los tronquillos que dexa, y de sugetarla extrayendo los jugos sutiles. Quando el arroz cesa de producir, la caña de azucar le remplaza muy productivamente. Este metodo de corregir los terrenos pantanosos, con la ayuda del agua de lluvia, es doblemente util para las tierras que estan

cerca del mar, porque las limpia igualmente de aquellas substancias salinas que son hostiles á la vegetacion.

PARA ESCARDAR.-A fines de cinco ó mas dias, á lo mas diez, la caña comienza á mostrarse baxo la forma de un cañoncito, que en pocos dias se divide en dos hojas pequeñas, delgadas, y opuestas. A medida que la planta crece, hecha dos hojas mas en el mismo orden que las primeras. A esta epoca exîge lluvia, ó riego artificial. Poco despues es indispensable quitar las yerbas que la rodean, sin lo qual la ahogarian; y el uso de la escarda debe repetirse por tres veces, hasta que la caña cobra suficiente fuerza para ahogar, en su turno, todas las plantas extrañas. Cada vez que se escarda, se debe cuidar de cubrir la joven planta con parte de la tierra que se dexó a su lado al tiempo de plantarla.

CALIDADES.-La caña de azucar se madura segun la estacion que experimenta; las lluvias retardan su madurez, la sequedad la acelera. Mucho depende de la naturaleza del terreno. En un terreno rico y humedo, la caña no madura por diez y seis ó diez y siete meses, mientras que en un terreno ligero se madura dos meses antes. En el noveno mes, la planta comienza á despojarse de sus hojas. Las que estan junto al pie caen primero, y las demas siguen en sucesion; de suerte que para el tiempo que la planta llega á su madurez, la piña de hojas que la termina son las unicas que quedan.

Al mismo tiempo la caña toma un color amarillo, señal infalible de la buena calidad del azucar que contiene. Esto no sucede con las cañas de los terrenos pantanosos, ó baxos; pues retienen el color verde, qualesquiera que sea su edad, anunciando de este modo al refinador la dificultad que experimentara para obtener el azucar.

La distancia de los nudos ofrece igualmente una señal fixa para determinar la calidad del azucar á medida que se hallan juntos, la planta es inferior.

Es de mucha importancia al fabricar el azucar, recoger la caña á su verdadero punto de madurez. Antes de esta epoca, producira mucha agua y poco azucar. Si está demasiado madura,

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