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A mediados del mes anterior salió de Cervera el general en gefe con un gran comboy para socorrer y avituallar á Solsona y los fuertes adherentes; la faccion trató de impedirle el tránsito en las formidables posiciones que ocupaba entre Biosca y Solsona, fortificadas ademas por cortaduras y parapetos hechos en los pasages mas difíciles: nuestro ejército arrojó á las fuerzas enemigas de todas las posiciones, introdujo el comboy en Solsona, y regresó á proteger la fortificacion de Biosca.-La retirada de Segura, y los sucesos que á ella siguieron en el Centro, permitieron á los sublevados de aquellas provincias amenazar á la de Tarragona, aproximándose con fuerzas considerables al Ebro, entre Uldecona y Cherta el baron de Meer con parte de sus fuerzas corrió á impedirles el paso del Ebro, y noticiosa de este movimiento la faccion catalana, reunió hácia Vich como unos 5.000 hombres, y emprendió el ataque y toma de Manlleu, punto interesante por su situacion sobre el Ter. Resistiéronse con vigor en el recinto del pueblo los nacionales y demas fuerza que le guarnecian, y rechazaron varios asaltos; pero agoviados por el esce sivo número de los enemigos tuvieron que retirarse al fuerte, juntamente con aquella parte de la poblacion, que por sus compromisos políticos, creyó deber ponerse en seguridad. Los enemigos se apoderaron entonces de la poblacion, y á pesar de que solo habian quedado en ella personas indiferentes ó de conocida opinion carlista, pasaron sin distincion de sexo ni edad á cuchillo á cuantos hallaron, cargaron en acémilas la riqueza y efectos que encontraron, y pusieron fuego y redugeron á cenizas la mayor parte de la poblacion. ¡Hecho atroz y execrable, y que aun debe parecerlo mas, al considerar que era un gefe extranjero el que asi se bañaba en la sangre de españoles pacíficos é indefensos!-El fuerte se defendió hasta el 39 de abril, en que el enemigo noticioso de la llegada del general Carbó con la primera division de su mando le salió al encuentro, y el 1.o de mayo se trabó entre unas y otras fuerzas una reñida accion, en que viéndose Carbó atacado por fuerzas muy superiores, y no portándose debidamente algunos cuerpos (cuyos oficiales han sido despues castigados), se replegó á Roda, distante media hora de Manlleu, donde se hizo firme y Segunda série.-TOMO I.

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rechazó por fin al enemigo. Acorrió á estas noticias el baron de Meer, pero el enemigo noticioso de su venida apresuró la retirada y emprendió su movimiento á la montaña.

Política interior. La política interior no acaba de fijarse, ni de tomar un giro decisivo y regular la direccion de los negocios públicos. Esta circunstancia es hasta cierto punto nueva é inusitada. Desde que, con mas o menos latitud, se restableció entre nosotros el gobierno representativo, los diversos gabinetes que se sucedieron, adoptaron en general los principios que sirven de base á una de las dos grandes fracciones, en que se halla dividida la parte política y activa de la nacion; y segun la índole y naturaleza del gobierno constitu. cional, se apoyaron en mayorías parlamentarias de doctrinas análogas. Pero á la caida del ministerio de diciembre se haHó el gobierno en una situacion anómala y estraña, de que no ha podido aun salir, á pesar de todos sus esfuerzos: cayeron aquellos ministros, sin embargo de que obtenian el apoyo de las cortes, y al querer reemplazarlos se hallaron, como era natural, graves dificultades. Se formó sin embargo el ministerio Frias, que, no pudiendo bastar á las exigencias de la situacion, tuvo que resignar el mando al abrirse otra vez las cortes del reino, que se negaron á prestarle apoyo.

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Entonces fué cuando subió al poder el gabinete de los señores Alaix y Pita; pero formado sin un pensamiento político que le diese consistencia y vida, desdeñando á la vez las doctrinas del uno y del otro lado del Congreso, privado por consiguiente de su sincera adhesion y apoyo, y desarrollándose contra él las malas pasiones, produccion necesaria de tiempo de revueltas, y que ya se habian desencadenado contra sus antecesores, este ministerio encontró mas obstáculos y menos auxilios que todos los demas que le precedieron. Como las cortes, cuando no son un gran apoyo, son un gran estorbo, el ministerio tuvo necesidad ó de retirarse, ó de cerrarlas: adoptó este último extremo, y se acabó de complicar la situacion. El gobierno se colocó en una posicion extralegal é insostenible, á no ser que el éxito, que todo lo santifica y sanciona, viniese á abonar su conducta. Pero allegadas á las dificultades inseparables de la situacion las peculiares á la índole especial del

gabinete, la simultánea embestida de los partidos, los desafueros у libertades nunca vistas de la prensa, la mala fortuna en la guerra, y sobre todo la discordia y desunion que estalló entre varios de sus miembros, y de la que se apercibieron al momento los partidos en acecho, conocieron que no podian continuar dirigiendo los negocios públicos, y pusieron su dimision en manos de S. M. el 3 de mayo, Sin embargo no se vió que la corona diese á nadie el grave cargo de formar un nuevo ministerio, ya porque se reconociesen las inmensas dificultades, que en la actualidad debia presentar la ejecucion de semejante idea, ya porque prevaleciendo la influencia de una de las fracciones, en que manifiestamente se hallaba dividido el gabinete, creyese ésta poder reforzarse y formar un nuevo ministerio, asociándose personas que le atrajesen el apoyo de que carecia, y le sacasen de la especie de aislamiento en que se ballaba. Conforme á esta idea se admitió la dimision de los señores Pita, Chacon y Hompanera, á quienes se achacaban inclinaciones mas pronunciadas bácia los hombres y doctrinas de la antigua oposicion; y fueron despues de varias tentativas, reemplazados por los señores Vigodet y Carramolino, dando el despacho interino de hacienda al Sr. Jimenez.

El nombramiento de los nuevos ministros, y señaladamente el del Sr. Carramolino, conocido como diputado perteneciente á la mayoría, y la salida de sus antecesores, y en especial la del Sr. Pita, aproximaron el ministerio al partido moderado, y tal vez le pusieron en estado de poder contar con su apoyo, y de entrar en las condiciones del gobierno constitucional, que repugná todo ministerio que no esté sostenido por una mayoría cualquiera.

Entre tanto, y mientras el poder fluctuaba asi incierto, va→ cilante y dividido, sin resolver ni arrostrar ninguna de las graves cuestiones que preocupaban el ánimo del público, es¬ tas cuestiones servian de pábulo á la actividad y agitacion de los partidos, y tal vez de pretesto á deplorables y punibles escesos. La principal de estas cuestiones era la disolucion de las actuales Córtes, pedida con empeño por el partido que

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está en ellas en menoría, y rechazada con empeño tambien por los que tan grande y cumplido triunfo obtuvieron en las últimas elecciones. Grave y peligrosa medida suele ser en los gobiernos representativos la disolucion de las Cámaras, y frecuentemente seguida de males y trastornos no pequeños, por mas que en algunas ocasiones sea indispensable acudir á este remedio extremo. Cuando hay una disidencia formal entre los consejeros de la corona y los diputados de la nacion, cuando es difícil ó imposible entenderse y avenirse, en estos casos, si el ministerio cree tener á su favor la opinion y el apoyo del cuerpo electoral, apela á él disolviendo la cámara, y pidiéndole una nueva diputacion, que le apoye en sus actos y sistema. La disolucion es entonces el único medio de salir de un conflicto grave; al cuerpo electoral se le presenta una cuestion fácil de resolver, ¿ dará su apoyo al sistema político del ministerio, mandando una mayoría perteneciente á él, ó le reprobará, eligiendo á los mismos diputados? Tal es la situacion única, esclusiva que puede motivar la grave medida de la disolucion. Entre nosotros no existe tal situacion: ni los que piden la disolucion, ni los que la rechazan desean que el cuerpo electoral apoye el sistema actual del ministerio. ¿Qué objeto tendria entonces la disolucion? ¿Qué diferencia, qué conflicto se dirimiría con ella? Seguramente ninguno. La disolucion, pues, no se haría en favor del gobierno, en favor de la corona, para lo que fue únicamente establecida; se haría meramente en favor de un partido, que cualquiera que sea su importancia, ni ha podido llegar al poder, ni ha conseguido estar en mayoría en las Córtes; su único objeto, pues, sería dar alguna contingencia de victoria en la lucha electoral al partido político, vencido en las últimas elecciones. Y en nuestro concepto este interés de partido no es motivo suficiente para una resolucion tan grave.

Pero la gravedad de esta cuestion en sí misma, desaparece casi del todo ante la gravedad de los medios que se han adoptado para resolverla: gravedad que los partidos, preocupados con los intereses actuales, con los intereses del momento, perciben en todo su valor é intension, y cuyos resultados llorarán tal vez algun dia, cuando disipado el prestigio con que

no

ventajas transitorias los fascinan, vean en toda su estension la profunda herida que han abierto al régimen representativo, y á la causa de la libertad y del orden legal. La disolucion de las Córtes del reino es siempre cuestion árdua, cuestion grave y trascendental; y no es por lo mismo para tratada tumultuariamente en las calles y en las plazas, ni entre personas apasionadas ó poco entendidas. Aun tratándola asi, debiera hacerse sin dañar ni herir á la institucion, sin faltar á las consideraciones debidas á los que se hallan revestidos del alto carácter de diputados de la nacion, y sobre todo sin adoptar tales medios, tales modos de pedir, que el acceder á la peticion parezca (ya que no lo sea) acceder á una exigencia indecorosa, ilegal y revestida de todos los caracteres de violencia....... Y cuenta que si estas consideraciones debieran tenerse siempre presentes, aun deben tenerse mas con las actuales Córtes; porque siendo el mayor cargo que se les hace, el ser demasiado monárquicas, bien se pudiera creer, que si la corona disolvia y repudiaba unas Córtes favorables á su prerogativa, solamen te lo hacia cediendo á la violencia y á las amenazas...... Y lo repetimos, esto sería aun mil veces mas grave que la misma disolucion.

La tranquilidad pública no ha podido tambien menos de resentirse de tan acaloradas discusiones, y de la relajacion del orden y de la subordinacion legal, que tan gravemente nos aqueja: prescindiendo de las tentativas de desórden, no bien reprimidas en algunas ciudades de funesta celebridad en este género de acontecimientos, solo recordaremos los sucesos de Valencia, donde la sangre inocente y no vengada de una autoridad superior y de un ciudadano valiente y honrado, está produciendo sus frutos naturales, y atrayendo sobre aquella ciudad disturbios y desgracias que diariamente la ensangrientan. No se sabe aun fijamente lo que los agitadores de aquella ciudad pretendian, pues les faltaban hasta los comunes y vulgares pretestos de estar tiranizados bajo un régimen escepcional, y por autoridades impopulares: parecia que siquiera para abonar y acreditar el mando de los hombres políticos con quien mas simpatizan, debian haberse abstenido de promover turbulencias y desórdenes, y haberse empeñado en manifestar

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