Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Sea el primero el que refiere la Crónica de D. Alonso cl Sábio, cap. 21. y. 22. de las amargas quexas que dieron á este Rey los hidalgos de Castillaren Burgos. ¡ porà que se creían agraviados en sus franquezas y uno de los puntos que cuenta es: »ottosí se agraviaban los hi"dalgos del pecho que daban en Burgos, que dicen; nalcabala.”

El Rey, como sábio y clementísimo, respondió á todos los capítulos, y de la alcabala dixo: que hay eran "ellos quando él lo otorgára al Concejo de Burgos para la labor de los muros, é que entonces que todos se lo "consintieran, y pues que de esto se agraviaban, quel ❤tenia por bien que los hidalgos non pagasen." I 1. Con estos lugares pretende probar Berganza, lib. 7. cap. 7. n. 123.; que la alcabula, no empezó en Don Alonso XI., cuya Cronica.c. 262. la llama pecho nuevo, é que hasta aquel tiempo nunca fuera dado á ningun Rey en Castilla ni en Leon. El otro lance no es menos notable. Desde la niñez amaton, extraordinària mente, y defendieron á Don Alonso VIII. conǝtadbi eso es bien sabido el alboroto memorable que suscita➡ ron los hidalgos de, Castilla en las Cortes de Burgos, durante el sitio de Cuenca (referido por Garibay lib. 12 cap. 20.) quando acaudillados del Conde de Lara Gesistieron á la imposicion anual de cinco mdravedis, que pretendia establecer el Rey, entonces mozo de solos do ce años, mal inducido á esta novedad por Don Diego Lopez de Aro, Señor de Vizcaya. Al fin cedió de sá empeño, el benignísimo Rey, y confirmó á los hidalgos su Fuero y exênciones, á pesar de los ahogos de la guer ra, y de los atrasos ocasionados en la menor edad ; y los nobles de Castilla quedaron tan agradecidos á la casa de Lara por su defensa, que desde entonces tuvo la primera voz en Cortes por la nobleza, y se obligaron toTom. XV.

G

dos

dos á darle por memoria un yantar ó comida, ó el gas to de ella anualmente. Cedió vuelvo á decir el Rey, y fue en adelante tan diferente su conducta con la nobleza, que en su primer testamento de Fuentidueña (cuya cópia, tal qual se ha podido sacar, remito á vmd.) pudo poner con toda verdad esta ternísima cláusula.

Et obsecro meos Ricos-omes, quod sicut ego non inspexi animam, vel corpus meum in bene faciendo illis, non sit cissimolestum boc quod accipio pro meis debitis persolit vendis, pukul

[ocr errors]
[ocr errors]

Esta beneficencia bizarra grangeó justamente á Don Alonso los amables renombres de bueno y de grandes Esta misma.condescendencia y ternura para con su pueblo imprimió el Rey en su insigne, sábia, y santa hija Doña Berenguela, madre de San Fernando (¡qué abuelo!¡qué hija !! ¡ qué nieto !} de quien dice un tan buen testigo.como Don Lucas de Tuy.

Fuit prafata Berengaria, filia Regis Castella adeò sa? pientissima quod patris sapientia ad eam defluxise videretur Hecicum primò venit› ‹ Légioném blandis precibus à1oia rasuo Rege Adephonso obtinuit ut corrigeret Mores,& Foros Legionensis Civitatis & Regni, & gravamina' rele= varetill yrD 1 gobind D.NOBU OD viib is sins ti -De manera que aún las moderaciones y franquezas del Fuero de Leon bien que menores, y mas estrechas que las de Castilla (como notó Garibay c. cit.), se deben tambien á Castilla por el benigno influxo de esta gran Reyna. Su padre/Don Alonso. VIII. apenas hizo otrà cosa en su vida, que hacer mercedes, como se ve en los infinitos privilegios que de él existen; y es bien dificultoso hallar Rey en las historias tan amante, y tan amado de su pueblo. Ni se crea que estas larguezas, y bondades disiparon su erario ó su poder. Por el contrario creció con sus cuidados en poblacion, riqueza y 12 fue

D

Fuerzas su estado. El Rey por el mismo hecho era due ño de voluntades, vidas y haciendas de todos, y ésta mutua estrecha union de Rey y pueblo le hizo invenį sible, y de puso en estado de dar la ley, con un terreno de tan corta extension, á todos sus colaterales, que eraй como pondera el Obispo Don Lucas, el fortisimo Don Alonso Rey de Leon, el extrenuo Don' Sancho de Navarra, cl ferocisimo Don Pedro de Aragon, ypel máximo Miramamolin: sobrándole fondos para la obra, y dotacion para las Huelgas y su hospital: para fundacion de Universidad en Palencia, trayendo á gran costa los mejores maestros de Europa: para enriquecer las Ordenes Militares: y para otras muchas obras de religion, piedad y magnificencia, parte de las quales se ven en el testamento que remito. Ni se piense tampoco que las guerras y gastos eran de poca consideracion cotejados con los de puestro tiempo ; antes bien es cosa marabillosa lo que pondera con razon Don Miguel Zavala y Auñoŋ, al principio de su célebre representacion al Rey, diciendo pag. 4. »Vemos en la vida del Señor Rey Don Alon

T

so el VIII.° dominando solo las Castillas, que quando npasó revista en Toledo á aquel exército que le coronó de "victorias en las Navas de Tolosa, constaba de zoo! ❤infantes, yǝ400. caballos sin da infanteria de Casti »lla, dándose á los infantes tres reales cada dia y los #caballos cinco, y el vagage constaba de 1700.. carros »ĉuyo esfuerzo si hoy se intentará tendriamos por difi ncultoso, y aún imposible conseguirlo."ap rader pobliɔ A cuya consideracion debe añadirse para cómputo de la poblacion, que el exercito enemigo, cuyo número solo de muertos llegó á doscientos mil hombres, era de Moros Españoles mantenidos con frutos de España, Más estos eran los efectos de da benignidad del Rey, so bre la nobleza y el pueblo. Adlá, sombra de su bondadi

[ocr errors][merged small]

her

herbian en gentes las poblaciones antiguas, y se for maban innumerables nuevas, de las quales refieren las principales Don Lucas y el Arzobispo Don Rodrigo que formó muchas á su costa cen aquel mismo tiempo. El cuidado de la agricultura de toda labor á propias expensas, y de la cria de los ganados y animales subia desde el infimo vasallo Christiano, Judio, ó Moro, hasta el misino Monarca que tenia sus propias tillas y bodegas en diferentes parages. El comercio y las fábricas de todo lo necesario para la vida se prueba por mil testimonios; haber sido entonces tal, que ahora apenas se puede creet. Por el contrario la entrada de géneros extrangerosera tan escasa como se ve aqui en un libro original de cuentasidel Rey Don Sancho IV. Es verdad que has bia menos moneda en aquellos siglos: mas ya se sabe que en un estado la riqueza verdadera son hombres, fru tos y géneros, y que la moneda solo es riqueza de signo, en, quanto es un equivalente pretioso de los géneros, pára la commutacion y no mas; cuya estimacion y equit valencia sube baxa según és la abundancia de ella, y la falta de los géneros: significados, y cuya materia, establecida la fé pública, importa poco que sea de metales preciosos óiconchitas,, como en muchas costas de Africa

Asia,b de papel, como en parte sucede en la China, y nuevo Boston, y como vemos que sucede en los cambios, boletines y billetes de Europa. Por lo demas es cierto que la población era increiblemente mayor, sier do: fá cil de probar qué en este Arzobispado solo faltan mas de good lugares que entonces habia phiquesen los que hoy han quedado no se halla una tercera parte de habi tadores, generalimente hablando. Así se hace creible to que pondera Zavala, y lo que cantó en sus querellas D. Adenso el Sabio,hablando de sí mismo, como copian Pellicory Don Nicolas Antôniorang lay analde 1 ni sad

El que de Hueste mantuvo en Sevilla
Dicién mil'de á caballo é tres doble peones.

[ocr errors]

Añadiéndose á esto, que en aquellos siglos, segun Joldicho eran rarísimos los que no concurrian con su trabajo personal ó su cuidado al aumento de la riquezą verdadera, y poder comun en aumento de frutos, géneros y comercio. ¿Podrá hoy girarse sobre este renglon una cuenta igual á la de aquel tiempo Los frutos de tierralsiempre agradecida en crianza y labranza eran á proporcion de su grande y vario cultivo, y aprovechamiento de aguas. En los géneros de las artes mecanicas no habia las delicadezas de nuestro siglo, como ni tam poco en las artes liberales y ciencias; pero tampoco es dificil de probar que fueron los siglos de que vamos ha blando mucho menos groseros, toscos, rudos y bárba ros de lo que comunmente se cree de ellos, así en las artes como en las ciencias. Probaráse algun dia todo, si Dios quisiere. Entretanto yo alargo este discurso sin saber cómo, y aún me extravio. Vuelvo, pues, á decir, que siendo tanta la adhesion de los Castellanos á su antiguo Fuero y libertades, tanto su empeño para conservarle y defenderle, tanta la paz que en lo interior del estado gozaron con su gobierno y tanta la felicidad queidentro y fuera de él disfrutaron baxo el yugo suave y honroso de semejantes leyes, ¿quién creerá que los Ricos hombres de Castilla se apresuraron á cumplir el mandato de Don Alonso VIII., formando la Recopi lacion que les ordenó? ¿Quién creerá que entre las guerras, y hambre fatal de los dos años últimos de aquel reynado de nada cuidaron tanto como de sepultar su querido Fuero viejo, y disponer otro nuevo que ofrecer al examen del Rey? No es mas natural creer que to da la idearse quedó en mandar, que nada se hizo que fincó élspleyto en este estado, que prosiguieron en juzgar

[ocr errors]

por

« AnteriorContinuar »