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IDEA SENCILLA

DE LAS RAZONES QUE MOTIVARON

EL VIAGE

DEL REY DON FERNANDO VII

Á BAYONA

EN EL MES DE ABRIL DE 1808,

DADA AL PUBLICO DE ESPAÑA Y DE EUROPA

POR EL EXCMO. SEÑOR D. JUAN ESCOIQUIZ &c. &c. PARA
su justificacion y la de las demas personas que componian en-
tonces el Consejo privado de S. M. contra las imputaciones vagas
de imprudencia ó ligereza divulgadas contra ellos por algunos su-
getos poco instruidos de las expresadas razones acompañada de
una noticia breve de los sucesos y negociaciones de Valençay hasta
la vuelta de S. M. á España.

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INTRODUCCION.

Lleno leno de amor á mi nobilísima Nacion española, cuya gloria, acrecentada si es posible con los recientes sucesos, vuela de boca en boca por todo el orbe, contando la honra de ser individuo suyo como mi mayor dicha, no puedo menos de mirar la conservacion de este noble timbre en toda su pureza como la del bien mas precioso.

¿Quál no habrá sido pues mi desconsuelo durante los seis años de cautiverio que he pasado en Francia, al llegar á mis oidos la noticia de que se habian esparcido en este tiempo por la España algunas voces vagas contrarias á mi reputacion, y á la de los restantes sugetos, que componíamos el Consejo privado del Rey en la época de su viage á Bayona en Abril de 1808, no acusándonos de infidencia, pues hasta el mas ignorante vulgo debia mirar esto como el disparate mas ridículo, pero sí de ligereza, de falta de reflexion, de ignorancia ó de imprudencia en nuestros dictámenes, acerca de aquel funesto viage?

Verdad es que estos rumores injuriosos se han disminuido á proporcion que las circunstancias de los hechos se han ido haciendo públicas, asi respecto á los que precedieron al viage, como á los que le acompañaron y siguieron. Con efecto, supe durante mi detencion en Fran cia, que D. Pedro Ceballos y el Duque del Infantado, recobrada su opinion, habian merecido en España tanta confianza, que se les habia colocado durante la guerra en los empleos mas inportantes. Con todo, las mismas noticias me dieron á conocer, que si aquellos dos sugetos habian logrado justificar su conducta política á los ojos de nuestros patricios, la del Duque de San Carlos, y mucho mas la mia, por mas que estuviesen en el mismo caso, eran aun censuradas por varias personas de imprudencia, y de debilidad.

No lo extrañé, por la regla harto comun de que los ausentes son siempre los que llevan las cargas, pues care

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