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Abajar. v. a. Bajar. Verbo clásico usadísimo en toda la Montaña y en la literatura española por Cervantes, Juan de Mena, Góngora, P. Mariana y Quevedo entre otros, en acepciones similares, descartándose únicamente la de: humillación, vileza o abatimiento de ánimo, que en el dialecto popular montañés tiene uso muy restringido. «Quería abajátelo Celina, ella mesma; pero he queriu abajalo yo, pa decite de pasu que no lo mereces muchu, dempués de lo que me jaces rabiar.» (El Riñón de la Montaña. Delfin Fernández y González.) «Había veces que no sabía uno como enrabarse en la ringlera al abajar al camino, si al salir de la suelta porque no se jallaba un claro por onde meterse.» (Obras completas, Cutres.)

Abieldar. Con la variante «ablentar» (Pueblos limítrofes con Palencia) se usa este verbo anticuado en el sentido de: aventar (Deriv. de a y ventilare: levantar o dar aire) con manifiesta metátesis de la I y sincopa de la i pretónica. Recuerda a los clásicos, entre los cuales, Gonzalo de Berceo y el Arcipreste de Hita lo usaron con más frecuencia:

«El primero comía ubas ya maduras>> Comía maduros figos de las figueras duras Trillando e «ablentando» aparta pajas puras.

(Arcipreste de Hita cap. 1269.)

<<Quantos ovieron almas>>>

e fueron vivificados. Si los

comieron aves o fueron «ablentados».
(Gonzalo de Berceo. Signos del Juicio,
cap. 23.)

Abierto. «Emboque abierto» es en el juego de bolos al estilo montañés; es el que por hallarse cerca de la «caja>> es fácil de «sacar» o de «hacer» aún por personas poco duchas en el juego. (v. emboque, caja).

Abitadura. Pertenece al «pejino» de pescadores y al castellano antiguo. (Deriv. de abitar.) Vuelta con que se sujeta o amarra el cable alrededor de la cruz de las bitas: Porción de cable que se toma desde la entalingadura a la vuelta en las bitas, según el fondo en que se deja caer el ancla y el objeto con que se fondea.

Aborio. Tiene en el lenguaje popular montañés algunas variantes características, así se dice: Aborio en Liébana, Potes y Tresviso; alborto en Soba, Ranios y Arredondo; aborto en Pas, Luena y Riomiera, todas con el significado de: madroño, árbol y fruto. Como derivados se usan: abortal, albortal y bortal: Sitio poblado de madroños. Acaso tenga su etimología en: Arbûtus, aburtu, aborto. (Arbutus Unedo L.) <<Dada la movilidad de la r, y aún reconociendo su propensión al salto regresivo, es posible la metátesis supuesta.» Alborto y borto se usan en Alava (veas. Vocab. de palab. usad. en Alava. F. Baráibar) y la primera la cita Martínez Marina (Dicc. geogr. hist., t. I, p. 14) en su descripción de esta provincia. En la región central se usa: albortón, abortón y albortar: Aborto, abortar.

Aborrecerse. En la acepción de aburrirse: (impropiedad usadísima en el lenguaje popular montañés así como en el aragonés y vizcaíno). ¡Cuántos con menos amparo al salir de casa, han vuelto de allá hechos unos principeses aborrecios de caudales! (Pachín González) en la de estar harto de una persona: Malos lichonis me llevin si no m'aborrez el endino. (Cuentos montañeses, pg. 34) y en la de abandonar el nido los pájaros por haberlo manoseado o acechado: L'aburrició la rajuca en cuanti nusotros esquilamos al nial. (Cuent. mont. pg. 19.)

Aboticar. Tiene el mismo significado que emboticar (v. e.) y su empleo va cayendo en desuso y únicamente se deja oir en el sentido de arrempujar o derribar, en los pueblos del bajo Santander. De modo es que, no la hubieran aboticao. (Escenas Montañesas, Suum cuique).

Ábrego. (1) En toda la Montaña es el viento Sur y no el que corre entre Mediodía y Poniente o como se lee en los Diccionarios de la Real Academia Española, Covarrubias y Enciclopédico Hisp. Amerc. usado en la Crónica General de España, por Fray Luis de León, Rabbi Don Sem Tom y

(1) En muchos documentos antiguos y hasta mediados del siglo pasado, se deslindan siempre las fincas por el mediodía (por el ábrego). Del abrego «no hay abrigo» refrán montañés. Es decir, da en todas partes.» (M. Escagedo).

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Bello entre otros. ¡Vaya si apretó de firme el ábrego! ¡como que dempocas una teja mata a mi güela! (Escenas Cántabras. A apañar castañas) (v. rabucos de gayu). Respecto al vocablo y confirmando nuestra opinión dice E. Arriaga (Lexicón del bilbaino neto): «Viento Sur o africo: viento español.» Uno de los vientos llamados «castañeros» falso y pernicioso en extremo y así lo acredita el adagio montañés de esta manera: Si el ábregu vien de malas, a la mujer y hasta a el pasiego engaña.

En la región central existe con frecuencia la variante ábrigu.

Acabación. En el sentido de acabamiento. (Dialectos Castellanos, P. de Múgica). Pertenece a la región central y S.O.

Acaldar. Verbo clásico genuinamente montañés usado en diferentes modalidades y acepciones; unas veces se emplea en el sentido de acomodarse una persona en sitio o lugar conveniente: Apretaba la ventisca, espesaba la nieve, había muchu que andar hasta Tablanca, tenía cerca esta cuevona y aquí me acaldé tan guapamenti. (Peñas Arriba, cap. XX.) La acepción más típica es la que se refiere a poner o colocar las personas o cosas en orden y en situación estable y provechosa. Los adrales ya puestos, se coge con el bieldo el heno del montón cercano, y poco a poco se va acaldando en la carreta. (La Montaña. G. Morales, pg. 30). Algo más les complacía acaldar el rozo para la hoguera. (Rincón Nativo, Cuadro de costumbres históricas montañesas, P. Díaz). Con menos frecuencia expresa a veces la idea de tumbarse o postrarse acomodaticiamente: Por lo que dura el verano se acalda uno bien en cualquier parte. (Panojas. José D. de Quijano). También ha sido discutida la significación de este vocablo refiriéndose a: amenazar, acobardando o agobiando; a mi juicio la tiene muy amplia abarcando ai pejino de pescadores y a muchos pueblos de la región central; así se deja observar en la frase que lanza el montañés cuando espera mejor ocasión para saciar sus enconos: A ti ya te acaldaré yo, que equivale a: Ya me las pagarás otra vez. Por último en la acepción neta

de acobardarse lo empleó Pereda donde dice: ¿Qué puede esperarse de un hombre de mi veta cuando se deja acaldar como yo estoy acaldado por chapucerías como esa? (Peñas Arriba). Por extensión se usa «desacaldar»: desarreglar, desordenar, (v. acucularse) y «acaldadoras»: mujeres encargadas de recoger y acaldar la hierba en el pajar (v. empayar). De Pilara, por ser la mejor acaldadora de yerba que había en Robleces. (La Puchera, Cap. XVII).

Acabrachar. (v. amanzanarse). «Cara acabrachada»: parecida o del color del cabracho (v. c.). Pertenece al pejino de pescadores y a la región castreña. Tenía la su cabeza hecha un bardal, la cara acabrachada de puro roja. (Marichu. Luis de Ocharan).

Acil. Línea de piedras en la parte posterior de la cama de las vacas. Se usa principalmente en Riomiera, Selaya y Pas.

Acodar. En el sentido de: nutrir. Tiene la variante acodir en la región central y la primera en la S.E. (¿De acodar, en una de sus acepciones castellanas?) «Acodir» equivale a veces a: acudir.

Acolechar. Introducir entre la piel y los músculos de los animales un trozo de eléboro macho. (Bolet. de la Biblioteca de M. Pelayo). Mortificar, martirizar. (¿De acolchar?)

Acomodo. Dice E. de Huidobro (Palab. Giros y Bellezas). «Voz equivalente al galicismo «partido», es decir, mozo casadero apetecible; porque así como suele decirse casi siempre: «<es un buen partido», se dice también «es un gran acomodo» Más de cuatro de ellas, considerando que se había llevado el gran acomodo del pueblo, la miraban de bien mala voluntad. (Blasones y Talegas. Cap. V) (v. «casoju»).

Acorar. (Del lat. acor: acidez). Pertenece este vocablo al castellano anticuado y en el dialecto montañés, y algunas veces en el berciano, se usa en el sentido de: enfermar afligirse, acongojarse. Prestátela no te la empresto, porque aluego el malvis se acora al mudale de casa y no canta en mucho tiempo. («Escenas Cántabras». De pillo a pillo). Acorarse, tiene alguna semejanza con los giros: «tener solengua» o «solenguaño» (v. solengua).

Acucar. Desear con ansia las riquezas y otras cosas. No tiene relación alguna con (a) cucar (v. c.) Derivado de acuciar: estimular, excitar, apresurar.

Acucularse. Acularse, guarecerse, agacharse para no ser visto; acurrucarse, acoquinarse. (Valles de Iguña, Anievas y Buelna). Tiene la variante «aclucarse» con el mismo significado. (Riomiera, Pas, Castañeda).

Acuchar. Cubrir, arropar. Etimología del castellano antiguo: acullir, acoger, socorrer; del latín colligere: unir o juntar. Pertenece a la región SO.

Acullar. Se usa con más frecuencia cullar en la acepción de: escurrir, caer. (Véase cullir, escullir, escullar y churripitear).

Acunar. Tiene en el lenguaje neto montañés algunas sinonimias como: arretar, arrietar y anear; además se emplean a veces con igual significación: «arvejear», «<esmenar», y «esmengar» (v. e.): Cunar, cunear. (Región central y occidental).

Acurriar. (Véase «aturriar», «turriar», «jujear» y <<jusear»). Recoger el ganado o reunir la cabaña en un sitio fijo y determinado; conducir el ganado a voces. Pa dir a parar a la praeria la roza, onde quedarán acurrialás. («Escenas Cántabras», Concejo de aparcería). Quedando la cabaña acurriada, es decir, reunida en la majada circundante. (Peñas arriba, cap. VII). (Deriv. de acorralar, acurrialar, acurriar). Por extensión «desacurriar»: esparcir el ganado acurriado. (Valdeolea, Campóo, Torrelavega y Cabuérniga).

Adobes. Ovas. Pertenece al lenguaje «campurriano». (Valles de Enmedio, Campóo y Valderredible).

Adrentos. Con la variante adrientos significa: sentimientos generalmente reservados.

Aechos. Aechadura. Restos que produce la limpieza del trigo y de otras semillas con harnero o criba, o sea después de aechados. (Región central y Sur).

Aeisnas. También aisnas: Trabajosamente, con dificultad, apenas. (Selaya, Pas, Riomiera, Luena).

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