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Principe venía, en ausencia suya nombró gobernador de los Reinos de Aragón al Illmo. y reverendo D. Alonso de Aragón, Arzobispo de Zaragoza Y de Valencia hasta que el Principe D. Carlos proveyese, y le dió poder para regir, administrar y gobernar dichos Reinos durante la ausencia de su nieto. Manda muy estrechamente á los testamentarios que tan pronto como ocurriere su fallecimiento enviasen persona ó personas y escribiesen al Rey de romanos, su hermano, y al Príncipe, su nieto, haciéndoles saber su muerte y lo que les encargaba por su testamento y lo que cumplía á su estado y al bien de todos sus Reinos y señoríos la presta venida del Príncipe D. Carlos, por la grande indisposición de la Reina Doña Juana, su madre, y á la buena y quieta sucesión suya. Igualmente encarga á los dichos testamentarios que enviasen mensajeros á los dichos Rey de romanos y Príncipe D. Carlos, los Reinos de Aragón, Valencia y Principado de Cataluña, instándoles su venida. Encargó al Principe que no hiciese mudanza alguna en lo respectivo al gobierno y regimiento de los dichos Reinos de las personas del Real Consejo ni de las otras que le servían en las cosas de la pecunia y cancillería que se hallase tenían sus oficios al tiempo de su muerte, y que lo mismo hiciese con los de los Reinos de la corona de Aragón. Que no tratase ni negociase las cosas de los Reinos sino con personas naturales de ellos, ni pusiese personas extranjeras en el consejo ni en el gobierno ni en los otros oficios sobredichos, por ser personas que tenían práctica de ello y con la naturaleza lo harían con más amor, siendo esto en gran contentamiento y descanso de los poblados en los dichos Reinos viendo se trataban los negocios y se gobernaban por los naturales de la misma tierra; le encarga mucho tuviese cuidado de tener todos los poblados en los dichos Reinos en paz y en justicia, mirando mucho por ellos y tratándolos con mucho amor como á fidelisimos vasallos, y encarga á los Lugares tenientes, Virreyes, Gobernadores, Principes y Almirantes y á todas las demás personas de cualquier estado y condición de los Reinos y señoríos de la corona de Aragón, lo que cumplía al bien de los Reinos y al estado de la Reina primogénita y nieto, por la gran falta de aquella para gobernar y tuviesen la forma de regimiento y gobernación, como si por él en vida y después de sus días por la dicha serenisima Reina su hija fuese proveido. Suple por dicho su testamento la menor edad del Principe su nieto, para que no obstante ella, atendido su buen seso pudiese gobernar, haciéndole hábil y capaz para ello.

26. Que por el testamento de la Reina Católica había quedado por gobernador de los Reinos de Castilla, lo cual fué aprobado y confirmado por los procuradores de Cortes de estos Reinos, y queriendo proveer en ello dejaba y nombraba por gobernador de los Reinos de Castilla, de León, Granada, Navarra, etc., al Príncipe D. Carlos, su nieto, para que los gobernase y administrase en nombre de la Reina Doña Juana, su hija; y porque por ausencia del dicho Príncipe hasta que él proveyese la dicha goberna44

TOMO V

ción y administración no se siguiese algún escándalo ó inconveniente, le parecía que sería bien nombrar alguna persona de autoridad, buen celo y conciencia para la cosa pública de sus Reinos y para que estuviese en lugar del dicho Príncipe hasta que él proveyese lo que se debía de hacer, por ende confiando de la conciencia, religión, rectitud y buen celo del reverendísimo D. Francisco Ximénez, cardenal de España, arzobispo de Toledo, primado de las Españas y chanciller mayor de Castilla, le nombró y señaló en nombre del Ilmo. Príncipe D. Carlos, su nieto, para que administrase, proveyese y gobernase estos Reinos, hasta tanto que el Príncipe lo proveyese, dándole poder cumplido para lo tocante á la dicha gobernación. Suple la menor edad del Príncipe, su nieto, y le encarga que haga y tenga en los Reinos de Castilla y guardase la misma forma que en los Reinos de Aragón sobre la mudanza de personas de los consejos y otros oficios.

27. Atendiendo al estado del infante D. Fernando, su nieto, y no tener cosa cierta para mantenerse, le manda en feudo las ciudades y tierras de Taranto, en la provincia de Otranto; Otron, la Matea y Tropea, en Calabria; Galípoli, en la tierra y provincia de Bari, en el Reino de Nápoles, con todas sus fortalezas, puertos, términos perpetuamente para él y los suyos.

28. Ruega al Príncipe tenga á bien librar y consignar á sus testamentarios los diez cuentos de maravedis que tenía y recibía de situado en las alcabalas, los cuales fueron consignados por la Reina Católica por su testamento, para que sus testamentarios los pudiesen cobrar y recibir por cinco años para el cumplimiento de los descargos y cosas que el testamento les encomendaba.

29.a Recomienda mucho al Príncipe D. Carlos, su nieto, que mirase mucho por la Reina Germana, á fin de que tuviese todo buen tratamiento en estos Reinos de Aragón, y fuese muy acabada y servida, y que la diese todo favor y ayuda en sus consignaciones, y que lo hiciese por lo que siempre había ella procurado y entendido en el sosiego, paz y aumento de estos Reinos, y por lo que se había alegrado en el bien de sus hijos, amándoles como á propios suyos.

30. Encarga mucho al Príncipe, su nieto, tenga en especial encomienda al infante D. Enrique y al duque de Segorve, y que tratase sus cosas con mucho amor y voluntad, y que procurase que nadie llegase á las consignaciones que de él tenían en las bailías de Aragón y Valencia y Reino de Sicilia.

31. Encomienda al Príncipe D. Carlos la persona del reverendo arzobispo de Zaragoza D. Alonso de Aragón, para que lo honrase y procurase su acrecentamiento por ser persona que podria mucho aprovechar para lo que se le ofreciere de confianza en las cosas de sus Reinos, porque era persona que tenía prudencia, consejo y saber.

32.

Que cuide mucho, dice al Principe D. Carlos, del exaltamiento de la fe y de destruir y extirpar la heregía, constituyendo para ello personas y ministros buenos, de buena conciencia y vida, que hiciesen la Inquisición justa y debidamente, y procure la destrucción de la secta mahometana.

33. Suplica al Príncipe D. Carlos tenga por muy encomendados sus criados y oficiales y servidores, así de su consejo como de su tesorería, cancillería de los reinos de Aragón que estuvieren sirviendo y vivieren con él al tiempo de su muerte, fuesen recibidos y sirviesen los mismos destinos en casa de su hija primogénita y nieto. Fué otorgado en el lugar de Madrigalejo en la casa de los frailes del monasterio de Guadalupe, martes á veintidos de Enero de mil quinientos diez y seis.

Signo del Rey de Aragón.-Testigos que fueron presentes, llamados y rogados, que firmaron sus nombres y pusieron sus sellos.-D. Fadrique Enríquez, almirante de Castilla.-Conde de Modica y D. Bernaldo de Rojas y Sandoval, marqués de Denia, mayordomo mayor.-D. Fadrique, obispo de Siguença.-Mosen Luis Ancles, tesorero general.-Juan Velasques, contador mayor.-D. Pedro Sánchez de Calatayud, camarlengo.Mosén Martin Cabrero, camarero y del consejo de Su Alteza.

Signo de Miguel Velázquez Clemente, protonotario del Rey.- Signo + de Alonso de Soria, lugarteniente de protonotario del Rey.-Signo † de Alonso de Soria, lugarteniente de protonotario de la Reina.

Archivo general de Simancas.-Patronato Real.-Testamentos Reales.-
Legajo 2.o, fol. 28.

REGENCIA

DEL

CARDENAL CISNEROS.

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