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el contenido de lo que se podría llamar la fisiología del hombre criminal, y dedujo en concepto de conclusiones, que si algu nas veces se encuentran estas anomalías en los hombres normales, es por excepción y caso raro, dándose en alguna ocasión en la serie, pero en corto número en el individuo, en tanto que se dan más numerosas y más frecuentes entre los criminales como clase y como individuos.

Esta misma tesis dió lugar á M. Benedikt para enseñar sus estudios sobre los caracteres neuro-patológicos de los criminales, sobre todo de los de profesión, atacados de una neurosis física, moral é intelectual, congénita ó adquirida en la infancia. Estas consideraciones las desarrolló también ante el Congreso de Frenopatía celebrado en Anvers.

M. Lacassagne combatió el valor exagerado que, según él, se concede á la hipótesis del ataxismo y sostuvo la idea del «tipo retardado», que coincide sustancialmente con la teoría atáxica, estando mejor demostrada. Y en efecto, es por una detención, por una parada en el desenvolvimiento, por lo que el individuo presente sufre los fenómenos del ataxismo.

Para concluir el desarrollo de la primera tesis, Ferri sostuvo los caracteres psicológicos y psico-patológicos de los criminales, según los estudios por él hechos, en 2.000 presos, locos y hombres honrados, así como según numerosas relaciones médicolegales sobre locos criminales. Ferri ha estudiado la sintomatología psíquica desde el punto de vista de la génesis del crimen, especificándola por la psicología común de los criminales, por la observación de 70 caracteres psicológicos de criminales instintivos, relativamente á su insensibilidad fisiológica y moral, á su modo de obrar antes y después del proceso, á su falta de repugnancia para el crimen cuando éste se imagina, á la ausencia de remordimientos después de cometido, á su imprevisión Ꭹ á la insuficiencia de las penas. Por lo que concierne á la psico-patología criminal, es decir, de los caracteres psicológicos de los locos criminales, tiene Ferri especificados 50, relativamente á la deliberación (lenta ó instantánea) del crimen, á los motivos del mismo, al modo de obrar antes, durante y después del delito y á la vida anterior de los individuos, enumerando, sobre todo, los síntomas exclusivos y característicos de los locos

criminales. Después de cuya exposición, Ferri propuso la clasificación de los criminales en criminales instintivos, crimina les locos, criminales apasionados, criminales de ocasión y crimi nales por hábito.

MM. Bianchi, Marro, Benedikt y Garofalo, defendieron puntos de vista un poco diferentes de los de Ferri. Están de acuerdo con éste sobre los principios fundamentales de la clasificación, pero disienten sobre la distinción enumerativa de los diferentes tipos criminales. La discusión, larga y animada, no pudo terminar por una decisión formal. El Congreso se limitó á adoptar una conclusión de Benedikt, haciendo constar el acuerdo sobre los principios fundamentales de la clasificación propuesta.

La segunda y tercera tesis se relacionan estrechamente con la primera, en cuanto tenían por fin determinar los otros caracteres que pueden ayudar á determinar bien la génesis del crimen. M. Sergi, profesor, desenvolvió sus ideas sobre los caracteres bio-patológicos generales que predisponen al crimen, y sobre los diferentes orígenes y modalidades de estos caracteres, señaló tres categorías, como signos de degeneración atáxica, primitiva y secundaria (ó adquirida). MM. Lacassagne y Angiulli pidieron explicaciones á Sergi sobre la influencia del medio social, del cual había tenido tanta cuenta, que distinguía en su trabajo las causas del crimen en causas biológicas y causas sociales. El Congreso ha aprobado, después de breve relación de M. Taverni sobre la misma tesis, las ideas generales expuestas por Sergi. También aprobó sin discusión las consideraciones del profesor M. Sciamanna, sobre la clasificación de las acciones humanas bajo el punto de vista psicológico.

Se pasó á la discusión de la cuarta tesis, menos vasta, pero no carente de interés. La cuestión era: «¿Hay antagonismo entre el suicidio y el homicidio?» M. Morselli, examinando la cuestión bajo todos sus aspectos, teniendo cuenta del número anual de homicidios y suicidios, de las influencias del clima, de la raza, de las estaciones, de la edad, del sexo, de las profesiones, etc., afirmó que hay entre estos dos fenómenos algunas veces paralelismo, pero más frecuentemente antagonismo, y que no son el uno y el otro más que dos aspectos de un mismo hecho natural, la derrota del débil en la lucha por la existencia.

MM. Moleschott y Lacassagne dieron explicaciones sobre el suicidio desde el punto de vista histórico y de la frecuencia de los homicidas suicidas.

Ferri, en su monografía sobre el homicida suicida, sostiene que ciertos paralelismos aparentes se resuelven en un antagonismo esencial. Por eso llamó la atención del Congreso sobre una comunicación de M. Colajanin contraria á las ideas de Morselli. Y añadía que un Magistrado francés, M. Tarde, publicará pronto en la Revue philosophique consideraciones contra la afirmación de antagonismo existente entre el suicidio y el homicidio; consideraciones cuyo resumen quedó incluído en los comptes rendus, y que había observado una relación de antagonismo, según él, más estrecha entre el suicidio y la emigración. Ferri manifiesta que, admitiendo el antagonismo, no sabría determinar al presente las causas precisas y positivas, pero que era necesario limitarse á observar y á afirmar los hechos.

La quinta tesis, consagrada á la epilepsia y sus relaciones con la locura moral y la criminalidad, era de las más importantes y difíciles. M. Frigerio aportó un notable trabajo, apoyando sus conclusiones en gran número de hechos clínicos. M. Lombroso, declarando su conformidad con ese trabajo, desarrolla sus ideas sobre la identidad fundamental que ha sido el primero en observar entre la locura moral y la criminalidad instintiva de una parte y la epilepsia de la otra, recordando los numerosos caracteres orgánicos y psíquicos, comunes á la una y á las otras formas de degeneración. Estas conclusiones fueron combatidas, no en su principio fundamental, mas sí en la extensión que se les ha dado por MM. Tamburini, Motet, Moleschott, Lacassagne, sosteniendo que si bien se puede admitir una identidad entre la locura moral y la criminalidad, por tendencias congenitales, no se puede sostener entre la criminalidad ó la locura moral y la epilepsia, donde las formas y manifestaciones son tan numerosas, sin llegar á ser siempre criminales. M. Roussel citó en contra el proyecto de ley francés sobre los enajenados, que iguala á los epilépticos, á los locos comunes y á los criminales. Á este propósito recuerda Ferri que sus estudios de Psico-patología criminal le habían hecho afirmar que muchos síntomas, hasta el presente inexplicables,

venían á probar la identidad fundamental, si no formal y absoluta, de la epilepsia, de la locura moral y de la criminalidad hereditaria, como, por ejemplo, el asesinato por impulsión irresistible y sin motivo delante de muchos testigos, la muerte de personas desconocidas, la extrema ferocidad en el homicidio, la somnolencia y la amnesia después del crimen, etc. El Congreso, sin afirmar una identidad absoluta entre la epilepsia y la locura moral, se adhirió en un gran número de puntos á las ideas de Lombroso y Frigerio.

Sobre la sexta tesis, consagrada á la simulación entre locos y criminales, el Congreso aprobó sin discusión el trabajo de M. Venturi, que se encontrará en los comptes rendus.

En cuanto á la séptima tesis, se aprobó por unanimidad la proposición de M. Sergi, como orden del día siguiente, en perfecta armonía con las aspiraciones antropológicas. Dice así:

«En atención á las opiniones emitidas sobre el estudio clínico de los condenados, el Congreso afirma la necesidad de que se establezca un Museo de antropología criminal, que se compondrá de piezas anatómicas obtenidas de las penitenciarías, permitiendo á los Catedráticos de la Universidad usar de ellas para la enseñanza, para lo cual estarán dichas piezas en el lugar más próximo á las clases de Derecho penal.»>

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Ocupémonos en los trabajos de la sección de sociología criminal. Siete tesis se habían planteado, todas fueron discutidasexcepto la quinta «sobre los mejores medios para combatir la reincidencia.»> M. Barzilai presentó su Memoria, pero no hubotiempo para discutirla. El Congres. estuvo unánime en pedir que esa Memoria se publique en os comptes rendus.

La primera tesis estaba enunciada en los siguientes términos: «¿Las teorías de la antropología criminal pueden ser aceptadas al redactarse el nuevo Código penal italiano?» ¿Qué clasede utilidad reportaría su adopción?»

Tres eran los encargados de explanarla: Garofalo, Porto y

Puglia. El primero, en un discurso escuchado con solemne atención, sostuvo que desde el punto de vista de la defensa social contra los criminales, los últimos proyectos de Código penal italiano significan un verdadero peligro y retroceso en las legislaciones actuales, porque se ha dado mucho más valor á los principios escolásticos y abstractos que á las necesidades prácticas de la lucha contra el crimen. Garofalo se pronuncia por el mantenimiento de los Códigos presentes con modificaciones. en las disposiciones generales, modificaciones que señala en sus detalles, hasta que las conclusiones de la sociología criminal puedan ser aceptadas por entero por la legislación positiva.

Así planteada la cuestión, promovióse una polémica animada, en que tomaron parte MM. Righi, Moleschott, Muratori, Bonomo, Pugliese, Porto, Garofalo, De Bella, Precace, Ferri, etcétera. Todos estuvieron de acuerdo sobre este punto, que el nuevo proyecto de Código penal italiano representa una exageración de las teorías de la escuela clásica y protege insuficientemente á la sociedad contra los delincuentes. Los debates se suspendieron por la llamada al orden de Lacassagne y Magitot. Estos recordaron el carácter internacional del Congreso y que la Asamblea no se podía ocupar en particular de la legislación italiana, dando solamente los principios generales. Se ha hecho constar que la tesis fué propuesta en 1884, cuando el Congreso debía ser nacional y celebrarse en Turín, por lo que vino á transmitirse al Congreso internacional en que felizmente se había trocado el primitivo proyecto. Recibidas estas explicaciones, el Congreso se decide, por importante mayoría, por el sentido de Lacassagne y Magitot, aprobando la orden del día propuesta por Moleschott y concebida así:

«El Congreso, convencido de la dificultad de informar y dirigir á los Parlamentos, reconociendo que sólo las ideas maduras y bien demostradas pueden penetrar en la vida práctica, por virtud de sus propias fuerzas, emite el voto que las legislaciones futuras tendrán en cuenta, en su evolución progresiva, los principios de la escuela de antropología criminal.»>

La segunda tesis estaba dedicada «á las aplicaciones de las doctrinas positivas en los procesos criminales actuales.» Los expositores eran: MM. Ferri y Porto, para la parte general;

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