Obras completas del excmo. sr. d. Manuel José QuintanaM. Rivadeneyra, 1852 - 588 páginas |
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... amistad afectuosa que en vida sintió por tí , prolongándose mas allá del sepulcro , durarán siquiera todo lo que dure este libro . Cadiz , 20 de junio de 1815 . MANUEL JOSÉ QUINTANA . . ORRAS COMPLETAS DE DON MANUEL JOSÉ QUINTANA .
... amistad afectuosa que en vida sintió por tí , prolongándose mas allá del sepulcro , durarán siquiera todo lo que dure este libro . Cadiz , 20 de junio de 1815 . MANUEL JOSÉ QUINTANA . . ORRAS COMPLETAS DE DON MANUEL JOSÉ QUINTANA .
Página 4
... lastimas oir , ¡ ah ! que negado Eternamente á la virtud me vea , Y bárbaro y malvado Cual los que así te destrozaron sea . Con sangre están escritos En el eterno libro de la OBRAS COMPLETAS DE DON MANUEL JOSÉ QUINTANA .
... lastimas oir , ¡ ah ! que negado Eternamente á la virtud me vea , Y bárbaro y malvado Cual los que así te destrozaron sea . Con sangre están escritos En el eterno libro de la OBRAS COMPLETAS DE DON MANUEL JOSÉ QUINTANA .
Página 5
Manuel José Quintana. Con sangre están escritos En el eterno libro de la vida Esos dolientes gritos Que tu labio afligido al cielo envia . Claman allí contra la patria mia , Y vedan estampar gloria y ventura En el campo fatal donde hay ...
Manuel José Quintana. Con sangre están escritos En el eterno libro de la vida Esos dolientes gritos Que tu labio afligido al cielo envia . Claman allí contra la patria mia , Y vedan estampar gloria y ventura En el campo fatal donde hay ...
Página 33
... libro dilatarse pueden Los grandes dones del ingenio humano : ¿ Qué les falta ? ¿ Volar ? Pues si á natura Un tipo basta á producir sin cuento Seres iguales , mi invencion la siga : Que en ecos mil y mil sienta doblarse Una misma verdad ...
... libro dilatarse pueden Los grandes dones del ingenio humano : ¿ Qué les falta ? ¿ Volar ? Pues si á natura Un tipo basta á producir sin cuento Seres iguales , mi invencion la siga : Que en ecos mil y mil sienta doblarse Una misma verdad ...
Página 35
... libros , la del bueno De sus acciones en el grande ejemplo ; La virtud recordándolas se eleva ; Gloria es su nombre , su memoria un templo , Así vivirás tú ; cuando trocada La suerte de los pueblos , que ahora deben Á tu amoroso esmero ...
... libros , la del bueno De sus acciones en el grande ejemplo ; La virtud recordándolas se eleva ; Gloria es su nombre , su memoria un templo , Así vivirás tú ; cuando trocada La suerte de los pueblos , que ahora deben Á tu amoroso esmero ...
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Términos y frases comunes
Adelantado Almagro Almirante Alonso Alvaro Alvaro de Luna amigo amor anacreónticas ánimo armas Atahualpa ATAIDE autoridad Balboa batalla buen caballeros caballos Calabria capitan castellanos Cervantes cielo cion conde conde de Haro Condestable corte Cuzco daba dado Darien debia decia dejó dijo dió ejército empezó enemigos Enrique entonces envió eran escritor España españoles esperanzas estaba Fernando fortuna franceses Francisco Pizarro fueron fuerza fuese gente gloria Gobernador Gonzalo guerra gusto habia hallaba hermano Hernando de Soto Hernando Pizarro hicieron hijo hizo HORMESINDA hubiera Inca indios Infante instante Italia llegó llevaba mandó mano miserable modo monarca muerte mundo MUNUZA Nápoles navío noble obispo padre parecia pecho PELAYO podia poesía poeta presente principal Príncipe pudo pueblo puso queria quiso reino respeto rey de Aragon rey de Navarra Roger Roger de Lauria salió Sicilia socorro soldados talento tambien tenia tierra trato tuvo venir ventura versos vino volvió
Pasajes populares
Página 32 - Así, rota la vela, abierto el lado, Pobre bajel a naufragar camina, De tormenta en tormenta despeñado, Por los yermos del mar; ya ni en su popa Las guirnaldas se ven que antes le ornaban, Ni en señal de esperanza y de contento La flámula riendo al aire ondea. Cesó en su dulce canto el pasajero, Ahogó su...
Página 32 - Bárbaro gozo en su ceñuda frente resplandeció, como en el seno oscuro de nube tormentosa en el estío relámpago fugaz brilla un momento, que añade horror con su fulgor sombrío. Sus guerreros feroces con gritos de soberbia el viento llenan; gimen los yunques, los martillos suenan, arden las forjas. ¡Oh vergüenza! ¿Acaso pensáis que espadas son para el combate las que mueven sus manos codiciosas?
Página 32 - España: en el preciado seno de América, en el Asia, en los confines del África, allí España. El soberano vuelo de la atrevida fantasía para abarcarla se cansaba en vano; la tierra sus mineros le rendía, sus perlas y coral el Océano, y donde quier que revolver sus olas él intentase, a quebrantar su furia siempre encontraba costas españolas.
Página 33 - Sí, yo lo juro, venerables sombras; yo lo juro también, y en este instante ya me siento mayor. Dadme una lanza, ceñidme el casco fiero y refulgente; volemos al combate, a la venganza; y el que niegue su pecho a la esperanza, hunda en el polvo la cobarde frente. Tal vez el gran torrente de la devastación en su carrera me llevará. ¿Qué importa? ¿Por ventura no se muere una vez?
Página 32 - Jano el templo abrimos, ya la trompa de Marte aliento dimos; tres veces ¡ay! los dioses tutelares su escudo nos negaron, y nos vimos rotos en tierra y rotos en los mares. ¿Qué en tanto tiempo viste por tus inmensos términos, oh Iberia?
Página 142 - Iriarte cuenta bien, pero Samaniego pinta: el uno es ingenioso y discreto, el otro gracioso y natural. Las sales y los idiotismos que uno y otro esparcen en su obra son igualmente oportunos y castizos : pero el uno los busca, el otro los encuentra sin buscarlos, y parece que los produce por sí mismo...
Página 27 - ¿Qué es del monstruo, decid, inmundo y feo que abortó el dios del mal y que insolente sobre el despedazado Capitolio a devorar el mundo impunemente osó fundar su abominable solio?
Página 33 - No ha sido en el gran día el altar de la patria alzado en vano por vuestra mano fuerte. Juradlo, ella os lo manda: ¡Antes la muerte que consentir jamás ningún tirano!
Página 32 - ¡Ya acabaron los tiranos!" ¡Oh triunfo! ¡oh gloria! ¡oh celestial momento! ¿con que puede ya dar el labio mío el nombre augusto de la patria al viento? Yo le daré; mas no en el arpa de oro que mi cantar sonoro acompañó hasta aquí; no aprisionado en estrecho recinto, en que se apoca el numen en el pecho y el aliento fatídico en la boca.