Obras completas del excmo. sr. d. Manuel José QuintanaM. Rivadeneyra, 1852 - 588 páginas |
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Página 17
... tambien de tu dichoso tiempo Podrás , Fileno , renovar la gloria : Busca la soledad , ella en sus brazos Dió siempre al triste favorable asilo ; Y dulce y melancólica , en su seno , Renovando memorias deleitosas , Templará tu amargura ...
... tambien de tu dichoso tiempo Podrás , Fileno , renovar la gloria : Busca la soledad , ella en sus brazos Dió siempre al triste favorable asilo ; Y dulce y melancólica , en su seno , Renovando memorias deleitosas , Templará tu amargura ...
Página 18
... Tambien brotando á rios La sangre inglesa inunda sus navíos ; Tambien Albion pasmada Los montes de cadáveres contempla , Horrendo peso á su soberbia armada ; " Tambien Nelson allí ... Terrible sombra , No esperes , no , cuando mi voz te ...
... Tambien brotando á rios La sangre inglesa inunda sus navíos ; Tambien Albion pasmada Los montes de cadáveres contempla , Horrendo peso á su soberbia armada ; " Tambien Nelson allí ... Terrible sombra , No esperes , no , cuando mi voz te ...
Página 19
... tambien ; dando á los aires Su dulce nombre , que repite el eco Con el acento triste y lamentable Con que le oye de mí ; si ella me viera , Fijos los piés en la sonante playa , Tender la vista á descubrir de lejos De sus divinas luces ...
... tambien ; dando á los aires Su dulce nombre , que repite el eco Con el acento triste y lamentable Con que le oye de mí ; si ella me viera , Fijos los piés en la sonante playa , Tender la vista á descubrir de lejos De sus divinas luces ...
Página 21
... tambien ! Ondas feroces , Sed justas una vez ya que la tierra Muda consiente que la hueste impía De Marte asolador brame en su seno , Vosotras algun dia Vengadla sin piedad : esas crueles , Esas soberbias naos Que , preñadas de ...
... tambien ! Ondas feroces , Sed justas una vez ya que la tierra Muda consiente que la hueste impía De Marte asolador brame en su seno , Vosotras algun dia Vengadla sin piedad : esas crueles , Esas soberbias naos Que , preñadas de ...
Página 23
... Tambien yo aprendo á desear la aurora , Tiempo oportuno á los amantes tristes . Cual ellos , ¡ ay ! por esta selva umbrosa Ando buscando la adorada huella De mi enemigo . ¿ Qué te harás , Corisca ? ¿ Le rogarás ? El odio no lo quiere ...
... Tambien yo aprendo á desear la aurora , Tiempo oportuno á los amantes tristes . Cual ellos , ¡ ay ! por esta selva umbrosa Ando buscando la adorada huella De mi enemigo . ¿ Qué te harás , Corisca ? ¿ Le rogarás ? El odio no lo quiere ...
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Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 32 - Así, rota la vela, abierto el lado, Pobre bajel a naufragar camina, De tormenta en tormenta despeñado, Por los yermos del mar; ya ni en su popa Las guirnaldas se ven que antes le ornaban, Ni en señal de esperanza y de contento La flámula riendo al aire ondea. Cesó en su dulce canto el pasajero, Ahogó su...
Página 32 - Bárbaro gozo en su ceñuda frente resplandeció, como en el seno oscuro de nube tormentosa en el estío relámpago fugaz brilla un momento, que añade horror con su fulgor sombrío. Sus guerreros feroces con gritos de soberbia el viento llenan; gimen los yunques, los martillos suenan, arden las forjas. ¡Oh vergüenza! ¿Acaso pensáis que espadas son para el combate las que mueven sus manos codiciosas?
Página 32 - España: en el preciado seno de América, en el Asia, en los confines del África, allí España. El soberano vuelo de la atrevida fantasía para abarcarla se cansaba en vano; la tierra sus mineros le rendía, sus perlas y coral el Océano, y donde quier que revolver sus olas él intentase, a quebrantar su furia siempre encontraba costas españolas.
Página 33 - Sí, yo lo juro, venerables sombras; yo lo juro también, y en este instante ya me siento mayor. Dadme una lanza, ceñidme el casco fiero y refulgente; volemos al combate, a la venganza; y el que niegue su pecho a la esperanza, hunda en el polvo la cobarde frente. Tal vez el gran torrente de la devastación en su carrera me llevará. ¿Qué importa? ¿Por ventura no se muere una vez?
Página 32 - Jano el templo abrimos, ya la trompa de Marte aliento dimos; tres veces ¡ay! los dioses tutelares su escudo nos negaron, y nos vimos rotos en tierra y rotos en los mares. ¿Qué en tanto tiempo viste por tus inmensos términos, oh Iberia?
Página 142 - Iriarte cuenta bien, pero Samaniego pinta: el uno es ingenioso y discreto, el otro gracioso y natural. Las sales y los idiotismos que uno y otro esparcen en su obra son igualmente oportunos y castizos : pero el uno los busca, el otro los encuentra sin buscarlos, y parece que los produce por sí mismo...
Página 27 - ¿Qué es del monstruo, decid, inmundo y feo que abortó el dios del mal y que insolente sobre el despedazado Capitolio a devorar el mundo impunemente osó fundar su abominable solio?
Página 33 - No ha sido en el gran día el altar de la patria alzado en vano por vuestra mano fuerte. Juradlo, ella os lo manda: ¡Antes la muerte que consentir jamás ningún tirano!
Página 32 - ¡Ya acabaron los tiranos!" ¡Oh triunfo! ¡oh gloria! ¡oh celestial momento! ¿con que puede ya dar el labio mío el nombre augusto de la patria al viento? Yo le daré; mas no en el arpa de oro que mi cantar sonoro acompañó hasta aquí; no aprisionado en estrecho recinto, en que se apoca el numen en el pecho y el aliento fatídico en la boca.