VII

DOCUMENTOS XX, XXI Y XXIII

En un curioso e interesante artículo intitulado Genealogías de Miguel de Cervantes Saavedra y doña Catalina Palacios de Salazar y Vozmediano, su mujer (1), dice su autor, don Vicente Paredes, tratando del licenciado Juan de Cervantes, que "a este abuelo de Miguel de Cervantes le nombró el Rey juez de residencias para la ciudad de Plasencia en el año 1538, según consta en el Libro de las Mojoneras existente en su Archivo Municipal". También sabemos por alguna declaración testifical, inserta en la pre sente colección (2), que el dicho licenciado había sido corregidor de aquella ciudad. Probablemente lo sería desde 1538 a 1541, año este último en que don Gonzalo Fernández de Córdoba le nombró alcalde mayor de su estado de Baena y de su condado de Cabra. Como tal, nuestro licenciado asiste en muchos cabildos, y, por tanto, en el libro primero de actas hay muchedumbre de firmas suyas: folios 153 vuelto, 154, 159 vuelto, 167 vuelto, 168, etc. Las últimas que hallé corresponden á los cabildos de II de Septiembre de 1543 (folio 246) y 27 de Enero de 1545 (folio 303); pero como no se le reemplazó hasta el mes de Noviembre de este año, inclinome a creer que pasaría estos dos en Baena, por lo tocante a la cual villa se le mandó tomar la residencia a que se refiere el documento XXIII. La referente a Cabra, como en tal documento se indica, le fué tomada el año anterior: en el cabildo de 24 de Enero de 1544 (fol. 259 vuelto) se dió lectura de la provisión en que el Conde nombraba por juez de residencia al licenciado Bartolomé de Morales, para tomarla al alcalde mayor, alcaldes ordinarios, alguaciles, regidores, jurados y escribanos "que han sido son en la dicha villa de cabra,

(1) Revista de Extremadura, tomo VII (1905), pág. 209. (2) Documento XXXIV, pág. 88.

de todo el tienpo que a su merçed pareçiere que deven dar quenta..."

VIII

DOCUMENTOS XXII, XXIV, XXV Y XXVI

En 1897 hallé estas noticias de la estancia del licenciado Cervantes en Osuna, después de buscarlas sin fruto en años anteriores al de 1545-mal guiado por las erradas indicaciones de don Julio de Sigüenza-, y me aproveché del hallazgo en mi estudio intitulado Cervantes y la Universidad de Osuna, inserto en el Homenaje a Menéndez y Pelayo en el año vigésimo de su profesorado (1).

Por la declaración del alférez Luis de Pedrosa, natural de Osuna, prestada en la famosa información cervantina hecha en Argel, se conocía la estancia del abuelo de Cervantes en aquella villa andaluza: "...este testigo -había dicho Pedrosa-tiene noticia y sabe que pasó por rrealidad de verdad que en la villa de osuna, de donde este dicho testigo tiene declarado ser natural, donde tubo en ella a sus padres, sabe este testigo que en ella fué corregidor juan de serbantes, el qual tenian y tubieron por un principal y honrado caballero; y asi, teniendo estos meritos, trujo y le dieron la vara de tal corregidor por horden y merced del conde de ureña, padre del duque de osuna, cuya es agora la dicha villa; y quel padre deste dicho testigo tubo estrecha y hordinaria amistad con e! dicho juan de serbantes, corregidor, el qual este testigo a sabido por cosa muy cierta quel dicho miguel de serbantes es nieto del susodicho..."

La inexactitud en que incurrió Luis de Pedrosa por lo que toca al empleo que el licenciado Cervantes había tenido en Osuna es, ciertamente, disculpable: lo sabía sólo

(1) Madrid, 1899.

de oídas, pues cuando el licenciado estuvo allá, era muy niño Pedrosa, quien nació por Octubre de 1540, según se echa de ver por su partida de bautismo:

"En tres dias del mes de otubre de mill e quinientos e quarenta años baptizé yo francisco de morales, cura, a luys, hijo de hernando pedrosa y de ysabel de aguilar su legítima muger: fueron padrinos juan Ruyz, trapero, y juan de merida, y fueron sus madrinas ysabel de pobo, beata, y maria de la luz, muger del sobre dicho Juan Ruyz, trapero.-Fran.co morales."

(Archivo Parroquial de Osuna, libro 1.o de Bautismos, fol. 216.)

Por la partida bautismal de Luisa, hermana del alfé rez Pedrosa, nacida en 1544, se sabe que era terciopelero el padre de entrambos.

Pedrosa-bueno es no dejar inéditas estas noticiasfué rescatado cerca de tres años después que Miguel de Cervantes: a 21 de Agosto de 1583 (1). Era de mediana estatura, "barbirroxo, que empieça a encanezer; cautibó en lo de portugal siendo alferez del capitan xpoual perez maldonado, a quatro de agosto del año de setenta e ocho." Costó su rescate 450 doblas, de la limosna de Su Majestad.

IX

DOCUMENTOS XXVII Y LVIII

Andrés de Cervantes, hijo del licenciado Juan de Cervantes, que, como vimos en la tercera de estas notas, le acompañaba en Alcalá de Henares por los años de 1533, debió de acompañarle asimismo cuando fué nombrado alcalde mayor de Cabra, y allí hubo de conocer y tratar a una

(1) Archivo Histórico Nacional, Libros de Redención de los padres Trinitarios, 119 b.

doña Francisca, con quien casó, y cuyo apellido ignoramos, ya que no se menciona en las partidas bautismales de sus hijos Juan y Rodrigo, nacidos, respectivamente, en Marzo de 1548 y Septiembre de 1564. Años después fué repetidamente alcalde ordinario de la dicha villa: como tal, concurrió a muchos cabildos de 1568 y 1569, y alcalde ordinario se le llama en el documento LXIX, del año 1587.

X

DOCUMENTOS XXVIII AL LV, CON EXCLUSION DEL XXXIV

"En estas nobles y honrosas ocupaciones (las de administrar justicia)-dije en mi estudio de Cervantes y la ciudad de Córdoba (1) vivió holgadamente, y aun muy a lo caballero, el licenciado Cervantes, hasta que, bien cumplidos los sesenta años, y frisando quizás con los sesenta y cinco, volvió a sus lares, hecho el propósito de no abandonarlos sino con la muerte. Tornó a dedicarse, como en sus años juveniles, al ejercicio de la abogacía, y la notoriedad de su saber, de su larga experiencia y de la buena conciencia con que ejercía su profesión le granjearon a fines de 1551 el nombramiento de letrado de la ciudad, designación que le fué reiterada en cabildo de 23 de Septiembre de 1552, por cuya acta consta que se le señaló el salario de veinte ducados anuales, pagados por tercios. Nótese, pues, que las utilidades y medras del abuelo, oficiando ante el altar de Astrea, pudieron correr parejas, por lo ruines, con los veinte ducados en que el nieto, treinta y tres años más tarde, oficiando en el templo de Talía, vendió la propiedad de La Confusa, la mejor y más celebrada de sus comedias" (2).

(1) Página 35.

(2) Puede verse mi artículo rotulado Una escritura inédita de Cervantes, en La Ilustración Española y Americana, núm. 8 de Mayo de 1913, y en mi libro Burla burlando..., pág. 417.

Sólo he de añadir a estos renglones que del documento L, por mí descubierto en el Archivo Universitario de Osuna, di noticia, trece años ha, en mi discurso intitulado Cervantes estudió en Sevilla (1).

ΧΙ

DOCUMENTO XXXIV

Este interesantísimo pleito de Rodrigo de Cervantes, hallado recientemente en el copioso Archivo de la Chancillería de Valladolid por mi estimado amigo don Narciso Alonso Cortés, a quien debe mi agradecimiento la hidalga fineza de su copia y cesión, da buena materia para unas largas y sabrosas notas, que yo, por hoy-tal ando-, no puedo pensar en redactar. Así, he de limitarme, no sin disgusto, a llamar la atención del lector sobre las particularidades más interesantes que han venido a revelarnos tales actuaciones.

Comenzaré por algo que no está en el pleito: por algo de que aún no tengo sino unas vislumbres. Residiendo Ro drigo de Cervantes en Alcalá, en donde, como es sabido, nacieron sus hijos Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), Miguel (1547) y Juan (1550), dedicóse a la profesión de médico çurujano, como se hizo llamar en ciertas escrituras que otorgó por Octubre de 1564 y que yo saqué a luz con mi discurso intitulado Cervantes estudió en Sevilla. Uno de los años últimamente citados encargóse de la curación de un hijo del Marqués de Cogolludo, y como, sobre si quedó o no quedó curado, hubiese discusión y pleito entre el çurujano y el Marqués, pidiendo el uno ciertos honorarios y negándolos el otro, Rodrigo de Cervantes, ya fuese para estar más cerca del lugar en

(1) Página 9.