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negó el Consejo la prouision ordinaria de absolucion por ochenta dias, y se huuo de bolver cierto trigo que se auia tomado para la dicha necessidad pública, a vn mayordomo de vn Arçobispo."

XIX

DOCUMENTOS LXXXVIII A XCII

Almacenadas grandes cantidades de trigo y cebada en diversos lugares de Andalucía por el cuidado y diligencia del licenciado Diego de Valdivia, y conviniendo hacer moler buena parte de ello para labrar bizcocho, el proveedor Guevara, a 15 de Junio de 1588, dió nueva comisión a Cervantes para que con vara alta de justicia fuera a Ecija a sacar y moler el trigo allí depositado, "no embargante que estava ordenado que no se sacase sin que primero se pagase", y hecha la harina, la hiciera conducir a Sevilla, a poder de Jerónimo Maldonado, tenedor de bastimentos, quien había de repartirla entre los bizcocheros de aquella ciudad, a fin de que la labrasen en bizcocho para las reales provisiones (1). Cinco días después fiábanle en Écija, por el buen desempeño de tan delicada comisión, en una escritura, Fernando López de Torres y Fernando de Orduña, y en otra, Juan Bocache y Gonzalo de Aguilar Quijada (2).

Lo de sacar el trigo sin pagarlo previamente había de concitar contra el proveedor y contra sus subordinados toda la animadversión de los vecinos de Ecija; así, luego que el escribano Trapel entró en el cabildo de 6 de Julio siguiente y notificó la comisión dada a Cervantes, acordóse que, siendo contra lo proveído en una real cédula lo del no pagar ante todo, y tan grande la necesidad que los vecinos tenían de ser socorridos con su dinero, se res

(1) Pérez Pastor, Documentos cervantinos, tomo II, pág. 118 (2) Publicadas por Pérez Pastor, ibidem, págs. 123 y 126. He hallado sus originales en el Archivo de Protocolos de Ecija, Antonio Trapel, libro 2.o de 1588, fols. 2020 y 2023.

pondiese á Guevara por ciudad lo conveniente para que tuviese efecto la paga, y que asimismo se suplicase a Su Majestad que mandara pagar el dicho trigo, despachándose los mensajeros que fuera menester, con los recaudos necesarios, todo ello con el acuerdo y parecer de los letrados de la ciudad.

Pero otro más grave mal les iba por el camino a los ecijanos cuando acordaron tal cosa. Tres días después, en 9 de Julio, Guevara dió otra nueva comisión a Cervantes para que fuese a la ciudad de Écija y a los cortijos y partes de ella "donde entendiere haber y hallar trigo y cebada", y tomándola y sacándola de poder de cualesquier personas, almacenase el trigo y lo hiciese luego moler y bizcochar. La cebada había de darse a los harrieros que condujesen la harina (1).

Mostró Cervantes esta nueva comisión al corregidor de Écija, y estando despachado un correo propio para el particular de la paga del trigo sacado hasta entonces, se acordó escribir al Rey, con el mismo correo, suplicándole que hiciese suspender la saca por aquel año y que mandase a Guevara que se proveyera de otros lugares. Enviáronse tales peticiones, reforzándolas muy luego con otra en que muchedumbre de vecinos pedían piedad al Rey, después de pintar con vivos colores lo angustioso de su situación y de quejarse de que Guevara, lejos de pagar, como le estaba prevenido, las trece mil fanegas de pan que tenía sacadas, había enviado "vn comisario suyo, el qual ba enbargando todo el pan que nos queda, y lo pretende sacar todo..."

La fama del rigor con que procedían Guevara y su comisario Cervantes se extendió rápidamente por la comarca, y por casi toda la región andaluza; así, en el cabildo de la ciudad de Córdoba, a 1.o de Agosto, se daba relación de que "en Écija está un juez enbiado por antonio de guevara, proveedor de su magestad, y va sacando a los ve

(1) La Ilustración, de Barcelona, 29 de Julio de 1888. Apud Efemérides cervantinas, pág. 127.

çinos todo el trigo que tienen, sin dexar lo que an menester..." Es patentísima la alusión a Cervantes.

XX

DOCUMENTOS XCVIII Y CI

Que el tener Antonio de Guevara entera satisfacción de la persona de Miguel de Cervantes no fué mera frase formularia de las comisiones que le dió, sino justa expresión del concepto que en realidad le merecía, pruébanlo los muchos y muy delicados encargos que confió a su celo, pericia y probidad, bien demostrados en estos asuntos.

A las comisiones de 22 de Enero, 15 de Junio y 9 de Julio de 1588, aún no enteramente despachadas las últimas, no tardó en suceder otra, la de 5 de Septiembre del mismo año, para que fuese a la villa de Marchena y comprase en ella (claro que al fiado) e hiciese conducir a Sevilla 2.000 arrobas de aceite (1).

Dos veces estuve yo en Marchena (1910 y 1911) revolviendo escrituras y libros de actas capitulares, sin que lograse hallar noticia alguna cervantina, bien que llevaba poco tiempo de que disponer; pero, al cabo, suplió, en parte, por estos archivos, el de protocolos de Écija, en donde encontré testimonio de un poder dado por Cervantes en Marchena, á 10 de Septiembre de 1588, para que Miguel de Santa María, comisario asimismo de Guevara, cobrase de Bartolomé de Llerena ochocientos ducados librados en él por el pagador Agustín de Cetina, para los gastos de las moliendas que en Écija se estaban haciendo; cobro que se efectuó á 18 del propio mes.

(1) Pérez Pastor, Documentos cervantinos, tomo II, pág. 134.

XXI

DOCUMENTOS XCIII A XCVII, XCIX,
CY CII A CIV

Dada cuenta en el cabildo de Écija de una petición de los vecinos sobre que la ciudad cobrase el trigo que se llevó para el servicio del Rey, encargóse al regidor don Luis Portocarrero que fuera a Sevilla para tratar con Guevara de éste y otros asuntos. Cumplió tal encargo, y, si por lo pronto no se efectuó el cobro, en cambio, obtuvo de Guevara que se moderase la saca de manera, “que no se hiziese vexaçion ni molestia a los vecinos", para lo cual el dicho proveedor mandó por escrito a Miguel de Cervantes que estuviese a la orden que Portocarrero le diera, y aquello y no otra cosa ejecutase. En su consecuencia, y propuesta de este regidor, la ciudad repartió entre vecinos y forasteros que tenían pan en Écija hasta 2.000 fanegas de trigo y 500 de cebada. Cervantes, pareciéndole poco grano, dado que conocía los planes y deseos de Guevara, no quería pasar por ello; mas, al fin, Guevara contentóse con tales cantidades y mandó a su comisario que las recogiese.

Así las cosas, y como, entre tanto que estos sucesos ocurrían, la ciudad hubiese obtenido ciertas reales cédulas, por una de las cuales se mandaba a Guevara, sin más declararse, que cumpliese lo que acerca de esto estaba escrito y ordenado últimamente, el cabildo, creyendo encontrar algún amparo en la dicha cédula, acordó volver a escribir al proveedor para que se moderase el repartimiento. Y aún más sucedió que habiéndose repartido fanegas a muchas personas que no las tenían, y que habían de necesitar comprarlas al contado para entregarlas al fiado a los proveedores de las armadas y galeras, el corregidor don Juan de Zúñiga, oído el parecer del prior de Santo Domingo, según el cual no se podía, conforme a conciencia, exigir trigo a quien no lo tuviese, se negó a firmar y hacer ejecutar el re

partimiento. Confirmado el parecer del dicho prior por otros teólogos que con él entraron en el cabildo, éste acordó, á 16 de Septiembre de 1588, dar cuenta a Guevara de cuanto ocurría, suplicándole que, pues, por razón de la necesidad general y de la esterilidad del año, "no se podrá recoger la dicha cantidad, ni otra menor, aviendo de dexar a los labradores y otras personas lo que an menester para comer y senbrar", suspendiese la saca; petición que pareció tan mal a Guevara, que respondió desabridamente a la ciudad, en 22 del mismo Septiembre, quejándose de la informalidad de Portocarrero, y manifestando que, aunt sin pasarle á él por pensamiento pedir trigo a quien no lo tenía, reclamaba el cumplimiento de lo concertado; donde no, haríalo cumplir "por mano de sus comisarios con mucho ruido", dado que "por estar el tienpo tan adelantado y aver dessenbargado", como lo había pedido Portocarrero, habrían todos vendido el pan que tenían. Como se ve, agriáronse mucho con este motivo las relaciones, nunca afectuosas, que mediaban entre los agentes de las provisiones y la ciudad de Écija, circunstancia en que conviene fijar bien la atención para estimar justamente todo el alcance de otros sucesos al mismo tiempo acaecidos.

Porque es de advertir que, al par que la real cédula antedicha, el jurado Cristóbal de Torres, que, con otros oficiales del cabildo de Ecija, permanecía en la Corte para gestionar lo referente a la moderación de las sacas y al cobro de lo sacado, envió otra cédula real, dirigida al Corregidor, "sobre aueriguar cierta çeuada que se había sacado desta ciudad por los comisarios de antonio de guevara, y otras cosas", cédula que no se insertó en las actas capitulares; pero a la cual se aludió en ellas con frecuencia, como veremos, empezándose por acordar, en el mismo cabildo en que se dió noticia de haberse recibido (2 de Septiembre de 1588), que se preguntara al dicho jurado y al regidor Bernardino de la Torre con qué carta o instrucción hicieron la relación por donde se había ganado tal cédula, porque la ciudad no había acordado lo que semejante relación contenía.

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