Homenaje á Menéndez y Pelayo en el año vigésimo de su profesorado, Volumen2,Partes1-2

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V. Suárez, 1899
 

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Página 156 - Capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo, y las medias de carne; bien es verdad que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos como llevados, y los del otro, picados y sin suelas, de manera, que más le servían de cormas que de zapatos.
Página 383 - Adiuvabat in hoc facto Wascones et levitas armorum et loci, in quo res gerebatur, situs, econtra Francos et armorum gravitas et loci iniquitas per omnia Wasconibus reddidit impares.
Página 324 - Por donde la garza sube vio bajar un bulto negro, mientras más se acerca el bulto, más temor le va poniendo; con el abajarse tanto parece llegar al suelo, delante de su caballo, a cinco pasos de trecho.
Página 123 - ... -¡Brava comparación! -dijo Sancho-, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez,' que, mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Página 163 - Al mediodía la comida segura, sin pagar cocinero ni despensero ni enviar por carbón mojado á la tienda, que te traigan piedras y tierra, y sabe Dios por qué se disimula; sin cuidado de la gala, sin temor de la mancha ni codicia del recamado; libre de guardar, sin recelo de perder; no envidioso, no sospechoso, sin ocasión de mentir y maquinar para privar.
Página 180 - El segundo vicio es que en sola España se tiene por deshonra el oficio mecánico, por cuya causa hay abundancia de holgazanes y malas mujeres...
Página 153 - II, que Dios tiene, con todo su poder no pudo echar esta gente de sus cocinas, aunque mandó añadir mozos de cocina, y otra suerte de mozos de cocina que se llaman galopines, todo porque no hubiese picaros, y nunca se pudo- . remediar...
Página 156 - Venían en él envueltos y guardados unos naipes de figura ovada, porque de ejercitarlos se les habían gastado las...
Página 156 - ... le servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador; el otro, un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda.
Página 155 - Con esta vida penosa y esta notable desventura, llegamos al fin de nuestra jornada, Solano en cuerpo y sin ropilla (que la había dejado empeñada en una venta), y yo en piernas y sin camisa, con un sombrero grande de paja, con mucha ventanería y vuelta la copa a la falda, unos calzones sucios de lienzo y un coletillo muy roto y acuchillado.

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