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EL ILMO. Y RVMO. SEÑOR

DON FRANCISCO DE NAVARRA,

DE LA ORDEN DE SAN AGUSTÍN

ESTUDIO HISTÓRICO-CRITICO

POR EL

DR. D. MARIANO ARIGITA Y LASA,

PRESBÍTERO,

BENEFICIADO POR OPOSICIÓN DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE PAMPLONA,
CAPELLÁN DE LA EXCMA. DIPUTACIÓN FORAL Y PROVINCIAL,
ACADÉMICO CORRESPONDIENTE DE LA REAL DE LA HISTORIA,
VOCAL Y SECRETARIO DE LA COMISIÓN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS
Y ARTÍSTICOS DE NAVARRA

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121

JAN 1945

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Es propiedad del autor.

Í la Excina. Diputación Foral y Provincial de Navarra.

Excmo. Sr.:

Si mis aficiones no me impelieran poderosamente á estudiar las grandezas de la historia de Navarra y ponerlas al alcance de todos por medio de estas monografías, indujérame á ello el agradecimiento que debo á V. E. por la protección generosa con que galardona mis desvelos. A la biografía del Doctor Navarro sigue la de su discípulo y amigo predilecto; y ya que la impor= tancia concedida al Estudio histórico-crítico del primero fué debida á llevar estampado en su primera página el sello bienhechor de V. E. más que al mérito de la obra, dígnese cubrir del mismo modo con su sombra protectora este libro, cuyo protagonista, hasta hoy apenas conocido, con ostentar un apellido tan grato para V. E., constituye una de las más legítimas glorias de nuestra historia patria.

Excmo. Sr.:

Mariano Arigita.

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os historiadores navarros apenas han consagrado un pequeño recuerdo al eximio personaje, de quien me ocupo en este libro. Con haber vivido en una de las épocas más interesantes de la historia de Navarra, con haber desempeñado cargos importantísimos durante su larga carrera, con haber intervenido en sucesos cuya memoria durará mientras dure el mundo, ha permanecido ignorado de los suyos, al paso que los extraños no le han escaseado sus elogios. Tratáronle éstos de santo y de sabio, ponderaron á boca llena su rectitud y prudencia, afirmando unos que solo le faltaron los milagros para ser venerado como santo, diciendo otros que era digno de los más elevados cargos, confesando todos los que de él han tenido noticia que las distintas posiciones de su vida pública fueron justamente debidas á sus méritos singulares y nunca al favor de los grandes del mundo. En Navarra apenas le conocen de nombre media docena de personas, y su pueblo natal no se ha cuidado de que tenía hijo tan esclarecido.

A pesar de llevar DON FRANCISCO DE NAVARRA un apellido tan ilustre, que en seguida recuerda la alteza de su origen y nobleza de linaje, y de haber pertenecido á una familia, cuyos individuos figuraron tanto

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