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nes, aunque dividida en varias piezas por tabiques, forma un salón irregular, cuyos lados Norte y Mediodía miden 18 metros; el de Poniente, 5, y el de Oriente, 3,70, dándonos una superficie de más de 70 metros cuadrados, donde podían reunirse cómodamente los rabinos para discutir y estudiar las cuestiones interesantes relativas á las ciencias sagradas y profanas que cultivaban las Academias de Toledo 1.

Todo á lo largo de la sala corre un friso ó cenefa de arabescos en sus cuatro paredes y casi tocando con el techo que da á aquella sala un aspecto fantástico, aunque en varias partes se halla este friso interrumpido ó destruído por los tabiques levantados para acomodar aquel local á la habitación del capellán de la ermita, uno de los cuales no hace todavía muchos años que murió en aquella casa, tomando después la Comisión de Monumentos el buen acuerdo de prohibir que en aquel local viviera nadie. Paralela con la faja de arabescos, calados y medallones que forman el friso dicho, corre una inscripción hebrea que rodeaba todo el salón y que en varios puntos está borrada en parte y en otros por completo destruída. De ella damos una muestra á continuación, juntamente con la versión castellana, aunque no nos atrevemos á garantizarla mientras no se aclaren algunos de los caracteres hebreos y se pueda leer íntegra, dejando entre tanto su interpretación á los doctos 2.

También ponemos aquí tres medallones copiados del friso, prescin

I Pérez Bayer y Palomares, que describen minuciosamente esta casa, creen que fué destinada para que hicieran oración en ella las mujeres; pudiendo darse cuenta de lo que ocurría en la sinagoga mediante las tribunas que la ponen en comunicación con lo que nosotros creemos ser la bet ham-midrás. Dos ejemplares manuscritos que había en la Biblioteca Provincial de Toledo nos los llevaron á la Nacional, donde hay que ir para consultarlos.

Nos parece poco á propósito para que desde ella pudieran orar las judías toledanas la sala de que hablamos, pues sólo una pequeñísima parte de las personas que en ella caben puede servirse de las tribunas y ver desde ellas las ceremonias religiosas y oir las explicaciones de la Ley y de los Profetas. En las sinagogas es cierto que las mujeres se hallaban separadas de los hombres, como sucedia igualmente en las iglesias cristianas de los primeros siglos; pero estaban hombres y mujeres en el mismo plano, separados por celosías ó por tabiques ó vallas de madera que impidieran la comunicación de los dos sexos, para lo cual se elevaban poco más de la altura de un hombre.

Tampoco falta quien crea que aquella sala del Tránsito debiera ser como el oratorio particular de Samuel Leví; esto nos parece todavia menos admisible, porque para oratorio particular reúne menos condiciones que para oratorio general femenil. Samuel oraría desde aquellas tribunas, como los rabinos alli reunidos, cuando lo tuviera por conveniente, antes, durante y después de las sesiones ó juntas científicas que allí se celebraban, objeto para el cual parece construida aquella sala, si es que vale algo la doctrina de las causas finales.

2 Aunque la primera intención fué publicar aqui parte de la inscripción hebrea de que se habla en el texto, junto con su versión castellana, pues la hemos copiado en parte y traducido, después hemos pensado que seria mejor publicarla integra (en cuanto lo permita su estado de conservación), dando à la vez la versión completa. Por eso no publicamos ahora nada.

diendo de los adornos y calados y poniendo solamente las letras árabes para que pueda compararlas el inteligente con las que se hallan adornando las paredes interiores de la sinagoga. En la factura de unas y otras como en los rasgos de los caracteres hebreos del Tránsito y de su bet ham-midrás, verán una misma mano y un mismo tiempo. Uno de los medallones, el que lleva el núm. 6.o, puede ser admirado en la pared del Norte, á poco de entrar en la sala, y el núm. 7.o, en un rincón junto à la chimenea que hicieran en la habitación interior sobre la pared del Mediodía.

Toda esa exuberancia de ornamentación de que solamente van pequeñísimas muestras en las anteriores cuartillas no fué puesta para gozo y solaz de algún particular por rico y noble que fuera, sino para un salón público destinado al público servicio de los hijos de Israel en nuestra antigua ciudad. Sin acudir á otros datos ni argumentos, basta á persuadirlo la unidad de la pieza, á propósito para veladas y reuniones; del todo inútil para servir de habitación á una familia, ni siquiera á un particular, á un célibe sin familia, hasta tal punto, que cuando se pensó en utilizar para habitación lo que no había tenido tal destino, fué necesario modificarlo, dividiéndolo en varios departamentos que sirvieran á las necesidades de los moradores. Y así la vemos hoy que tiene cuatro habitaciones: una cocina, dos dormitorios y una sala, junto con un cuarto obscuro que pudo servir de cuarto trastero, encerrado y limitado todo por las antiguas paredes que formaban el salón, cuya unidad acreditan ahora mismo el friso arabesco y la inscripción hebrea que corren por sus cuatro paredes. Además de esto, se conservan las tribunas que dan á la sinagoga, desde las cuales podían orar, y de hecho oraban, los rabinos congregados en la escuela ó casa de estudio, bien cuando se celebrasen las reuniones litúrgicas, bien en otras ocasiones en que quisieran dedicarse á preces particulares y privadas.

De modo que hay que descartar la idea de que aquella sala fuese la habitación de Samuel Leví ni de otro judío cualquiera, porque no sirve para eso. A lo sumo podría vivir en la planta baja el portero de la escuela, como vive hoy el conservador ó custodio del monumento, pero nada más. ¿Qué era, pues, y á qué estaba destinada la sala contigua á Nuestra Señora del Tránsito? Ya lo hemos dicho y confiamos haber llevado la persuasión á nuestros lectores: era, la bet ham-midrás de Toledo, el Ateneo, como si dijéramos, ó el Liceo de los rabinos toledanos, que tenían allí sus

reuniones, sus discusiones, sus controversias sobre puntos de Teología, de Filosofía y de ciencias. Era la casa de estudio contigua á casi todas las sinagogas del mundo; casa y escuela donde, no solamente se juntaban los rabinos, sino también los alfaquíes árabes y los sabios cristianos, de todos los cuales se sirvió D. Alfonso X para que le ayudasen en sus trabajos científicos. Pues aunque el Tránsito es posterior al hijo de San Fernando, no lo es Santa María la Blanca, en cuyas proximidades hemos hallado rastros probables de la casa de estudio perteneciente á aquella bellísima sinagoga.

El P. Fita, hablando de la sinagoga de Córdoba (Boletin de la Academia, tomo v, pág. 393), también hace mención de la escuela aneja á dicha sinagoga, por estas palabras: «No os parecerá de seguro inverosímil que la sinagoga de Córdoba tuviese dos puertas, como las que acabo de apuntar: una, digámoslo así, interior, meridional, ó del atrio, común á todas las que venían directamente de la calle de los judíos; otra, interior, occidental y propia de las habitaciones interiores, que, además de la escuela, debieron de contener la sala capitular ó concejil de la aljama.» Por donde se ve que el docto Académico admite que la escuela en las sinagogas estaba tan próxima á ellas, que formaba parte del mismo edificio, según vemos que ocurre en la que venimos estudiando del Tránsito; sucediendo algo parecido, aunque no tan próximo, en Nuestra Señora la Blanca.

VII

Y es muy de notar que de estas casas de estudio toledanas salió la corriente de aproximación de los sabios judíos al Cristianismo; corriente empezada antes de Alfonso el Sabio y terminada con las célebres conferencias de Tortosa; corriente benéfica que no tuvo ejemplo antes ni después, porque desde los tiempos apostólicos no registra la Historia un número tan crecido de judíos conversos, muchos de los cuales ocuparon altos puestos en la literatura, en las ciencias, en el orden político y, sobre todo, en el eclesiástico.

Todas estas consideraciones debieran mover á quien pueda remediarlo, para que la restauración de Nuestra Señora del Tránsito, hace más de veinte años comenzada, fuera algo más que un buen deseo, porque en ese largo período de años no se hizo otra cosa que llenar la sinagoga de madera con el andamiaje y retejar, hace dos años, la ermita para que no aca

baran las aguas llovedizas de arruinarla. Y al propio tiempo que se restaura la sinagoga, siendo urgentísimo hacerlo, por el buen nombre de España, restaurese también la bet ham-midrás adjunta, que no es un pegote, como generalmente se cree, sino una bellísima obra de arte, digno complemento del edificio levantado por Samuel Leví; pudiérase destinar, una vez convenientemente restaurada, á fines análogos á los que la destinó el tesorero de D. Pedro. ¿Tan mal estaría en Toledo un Ateneo, una escuela, un salón donde pudieran reunirse los aficionados al estudio y cambiar impresiones, como ahora se dice, y comunicarse recíprocamente sus conocimientos para bien de todos?

Por lo menos pudiera servir á la Comisión de Monumentos, que mucho se desvela por la conservación de tantos notables como en Toledo existen, aunque para ello tenga que luchar con inmensas dificultades de todo género, como punto de reunión, que tendrían en aquel lugar un carácter típico.

Muchas veces me ha venido el pensamiento de si habrá interés por parte de alguien en que la restauración del Tránsito no se haga, esperando á que la ocasión se presente oportuna para..., más vale callar; porque aun cuando me sobran indicios para sospechar, los indicios, como decía con razón hace pocos días el Sr. Iglesias, defensor de Ferrer, no son base suficiente para una afirmación categórica.

RAMIRO F. VALBUENA,

De la Comisión de Monumeutos.

31

3. ÉPOCA.-TOMO XVIII

EXCAVACIONES DE NUMANCIA

(Continuación 1.)

E

VI

OTRAS ANTIGÜEDADES NUMANTINAS

STUDIADAS las ruinas, que permiten vislumbrar la fisonomía urbana de Numancia, y examinada la cerámica, que nos ha permitido apreciar el gusto artístico de los numantinos, quedan por repasar las series de objetos descubiertos asimismo entre las cenizas de la destruída ciudad, y por los cuales puede completarse el conocimiento de las industrias y de las costumbres de los indígenas.

Nos parece aventurado y prematuro someter estas series de objetos á un estudio de conjunto como el que hemos bosquejado de la cerámica, cuya abundancia lo pedía. Vamos, pues, á señalar tan sólo los caracteres de dichas series y de las piezas principales, estableciendo por divisiones de este trabajo las que impone la distinta naturaleza de los mismos objetos.

Objetos de barro.-De esta materia, predilecta de los numantinos, se han hallado, además de los vasos, de que por extenso hemos tratado, variedad de piezas merecedoras de atención.

Debemos mencionar, en primer término, un ídolo, por desgracia incompleto, y un fragmento de otro. El ídolo en cuestión, de igual tipo que los

I Véase págs. 26 y 196 del tomo xvII y 118 del tomo xviii.

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