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contra este cacique Careta, su señor, cuyo oficio de Capitan habia usado, y viviendo en su casa, y de quien se fiaba y á quien tanto agradescimiento él debia por no lo matar, como pudiera, de la de Judas, ó al ménos, traicion y maldad fué con muchas circunstancias muy calificada; deste caso abominable, y salida del Darien para robar é inquietar aquellas gentes, hace mencion en su segunda Década, cap. 3.o, Pedro Mártir, en mucha parte, y la traicion de Juan Alonso, de la manera que está certificada, escribió Tobilla en su Historia, que llamó Barbárica; Pedro Mártir, dice así: Duce Vascho Nuñez circiter centum triginta viri conveniunt; Vascus aciem suam more gladiatorio instruit. Folle tumidior præstites subtitesque sibi ac tergi ductores ad libitum eligit: Comitem et collegam ducit secum Colmenarem. Exit rapturus a finitimis regulis quicquid fiet obvium, regionem per id littus nomine Coibam, de qua mentionem alias fecimus, adit. Caretam, ejus regulum, a quo nihil unquam adversi passi fuerant, transeuntes appellat, imperiose trucique vultu petit præberi advenientibus cibaria. Careta, regulus, posse illis quicquam inpartiri negat, se transeuntibus christianis succurrisse sepe numero unde penu habeat exaustum arguit, ex dissidiis præterea et simultatibus quas exercuit ab ineunte sua ætate cum finitimo regulo, qui Poncha dicitur, laborare domum suam rerum penuria. Nihil horum admittit Vascus gladiator miserum Caretam; spoliato ejus vico, vinclum jubet duci ad Darienem cum duabus uxoribus et filiis universaque familia. Apud Caretam regulum repererunt tres ex socijs Nicuesa, qui, Nicuesa pretereunte, judicium ex ma— lefactis timentes, aufugerant e navibus in anchoris stantibus, classe vero abeunte Careta regulo se crediderunt; Careta hos tractavit amicissime. Agebatur jam mensis duodevigessimus, prop terea et nudos reperere penitus uti reliquos incolas, et saginatos uti capones manu fœminea domi depastos, in ob caro obsonia dapesque regias fuisse sibi illo tempore incolarum cibaria visa sunt. Ex Careta vico ad presentem famem propulsamdam, non autem ad necessitatem penitus tollendam, cibaria detulerunt ad socios in Dariene relictos, etc. Esto es lo que dice Pedro Mártir; de la traicion de Juan Alonso no dice nada, porque ternia vergüenza

y confusion, el que aquesta salida de Vasco Nuñez y obra refirió, declarársela, pero pónela Tobilla donde arriba fué declarado. Con la comida y despojos que á Careta y su pueblo robó Vasco Nuñez, vuelto al Darien, Careta debia de sentir mucho su captiverio y destierro de su casa, y tierra, mujeres, y familia; rogóle que no le hiciese tanto mal, pues no se lo habia merecido, y que él le prometia de hacer cuanto pudiese por dalle bastimento para los cristianos, y siempre ser su amigo, en señal de lo cual le daba una de sus hijas por mujer, la cual era muy hermosa, y que para que su gente tuviese lugar de hacer labranzas y sementeras para le proveer, que le ayudase contra el señor y cacique Ponca, que era su enemigo. Aceptó Vasco Nuñez la dádiva y las promesas, y holgóse mucho con la hija, la cual tuvo por manceba, puesto que Careta no entendió dársela sino por mujer, como se acostumbraba entre ellos. Esta quiso y amó Vasco Nuñez mucho, y fué parte de causa por donde al cabo se le rodeó al triste, como parecerá, la muerte; sin culpa, empero, del padre Careta y della, sino por los grandes pecados y tiranías dél que habia el juicio de Dios comprendelle algun dia. Esta confederacion y amistad de este modo así asentada, suelta Vasco Nuñez á Careta, y promete que, desde á ciertos dias, será con él; puesto que no soy cierto si Vasco Nuñez quiso que fuese delante Careta, ó si fueron juntos, mas que ambos cumplieron sus promesas.

CAPITULO XLI.

Llegado, pues, Vasco Nuñez con 80 hombres á la casa y pueblo de Careta, primero, porque fué tiempo de sementeras, mandó á su gente Careta, que sembrasen para los cristianos mucha tierra, ésto hecho, aparejan para ir á destruir al Cacique y rey Ponca. Ponca, no descuidado, sintiendo que los cristianos iban en favor de Careta, no le osó esperar y acogióse al último refugio que siempre tuvieron y tienen los indios para se guarecer de los cristianos, que es huir á los montes y esconderse por las breñas; y, si pudiesen, se meterian en las entrañas de la tierra. Van juntos con sus gentes Vasco Nuñez y Careta contra Ponca, y, como no lo hallaron ni á gente suya, destruyéronle toda la tierra, tomándole todos los bastimentos que pudieron, y el oro que hallaron en joyas escondidas, y lo demas abrasado dejaron, como siempre los españoles, donde quiera que llegan, suelen hacer. Bien será considerar aquí, con qué justicia y con qué conciencia pudo Vasco Nuñez Y los españoles favorecer y ayudar á Careta, haciendo guerra contra Ponca, ni se confederar con él ni con otro en perjuicio de algunos de los de la tierra, sin saber y averiguar la justicia ó injusticia dello; y si Ponca tenia justa guerra contra Careta, ¿qué responderia Vasco Nuñez, cuando al tiempo de su muerte Dios en su juicio le pidiese, de haber auyentado y perseguido á Ponca y á sus súbditos, y hécholes tantos robos У daños, cuenta? Pero, cierto, destas semejantes consideraciones y prevision ó recatamiento para no ofender á Dios y danificar estas gentes, pocas, por nuestros españoles, en estas Indias se han hecho. Dejada la tierra de Ponca, como dicho es, destruida, determinó Vasco Nuñez dejar de infestar los Caciques y pueblos de la tierra dentro, para despues hacello con mejor

sazon y más gente, y vuélvese á los de la costa ó ribera de la mar; y el más vecino de Careta era un gran señor de la provincia llamada Comogra, y el Rey, que tenia Comogre por nombre, tenia su asiento al pié de una muy alta sierra en un llano ó campiña muy graciosa de 12 leguas. Un deudo del cacique Careta, y principal señor en aquella tierra y casa, que á los tales llamaban en aquella lengua Jurá, la última sílaba aguda, éste fué medianero que atrajo en amor y amistad de los cristianos á aquel señor llamado Comogre, y así el Comogre los deseaba ver y cognoscer y tener su amistad. Tenia el Comogre siete hijos de diversas mujeres, muy gentiles hombres, mancebos de mucha cordura y discrecion, mayormente el mayor, dicen que, era dotado de mucha prudencia y más virtuoso; sabiendo que venian los españoles, salió á rescibirlos con sus hijos y principales y toda su gente, con quien hobo grande alegría en vellos, porque los deseaba mucho ver, y hácelos aposentar á todos en su pueblo y proveerlos de comida copiosamente, y de hombres y mujeres que los sirviesen. Tenia sus casas reales las más señaladas y mejor hechas que hasta entónces se habian visto en todas estas islas, y en lo poco que se sabia de la tierra firme; la longura della era de ciento cincuenta pasos, la anchura y hueco de ochenta; estaba fundada sobre unos muy gruesos posteles, cercada de muro hecho de piedra, entretejida de madera por lo alto, como zaquizamí, por tan hermosa arte labrada, que los españoles quedaron espantados de verla, y no sabian dar á entender su artificio y hermosura. Tenia muchas cámaras, ó piezas y apartamientos; una, que era como despensa, estaba llena de bastimentos de la tierra, de pan y carne de venados y puerco, y pescado y otras muchas cosas comestibles; otra gran pieza, como bodega, llena de vasos de barro con diversos vinos blanco y tinto, hecho de maíz y raíces de frutas, y de cierta especie de palmas, y de otras cosas, los cuales vinos loaban los nuestros cuando los bebian. Habia una gran sala ó pieza muy secreta, con muchos cuerpos secos de hombres muertos, del cumbre colgados, con unos cordones hechos de algodon, vestidos ó cubiertos con mantas

ricas de lo mismo, todas entretejidas con ciertas joyas de oro y algunas perlas y otras piedras que ellos tenian por preciosas. Estos eran los cuerpos de sus padres y abuelos y visabuelos, y, finalmente, sus pasados deudos, á quien tenia Comogre en suma reverencia, y, por ventura, los tenian por dioses. Cómo aquellos cuerpos los secasen para los hacer sin corrupcion perpétuos, en nuestra Historia Apologética muy en particular lo declaramos, hablando del cuidado y ceremonias con que sepultaban sus difuntos estas gentes, que de su buen juicio de razon no fué chico argumento. Rescibiendo, pues, el rey Comogre á los españoles con la mucha humanidad y alegría que está dicha, luégo, como si fueran sus muy caros hermanos y vecinos antiguos, amicísimos, los metió en su casa y les mostró todas las piezas y particularidades della, hasta el secreto lugar ó sala donde tenia sus muertos, que debia tener por oráculo ó por templo; el hijo mayor de los siete, que dijimos ser mancebo prudente, dijo allí, «digna cosa es que regocijemos á estos hombres extranjeros, y los hagamos todo buen tratamiento, porque no tengan causa de hacer en nosotros y en nuestra casa lo que en nuestros vecinos han hecho.» Mostrada la casa y las cosas della, manda traer Comogre ciertas piezas de oro, muy ricas en la hechura y en la fineza, que pesarian 4.000 pesos, y 70 esclavos, y dáselo á Vasco Nuñez y á Colmenares, conociendo ser los principales, por señal de amistad y por presente; este oro rescibido, apartaron luego para el Rey, dello, el quinto, lo demas entre sí lo repartieron. Al tiempo que lo repartian comenzaron á reñir entre sí, dando grandes voces, sobre, quizá, quién llevaria las mejores y más bien hechas piezas; visto por el hijo mayor del rey Comogre, arremete á las balanzas del peso con que lo pesaban, dándoles con el puño cerrado recio, y echa mano del oro, y despárcelo arrojándolo por aquel suelo, y dice así: «¿Qué es ésto, cristianos? ¿por tan poca cosa reñis? si tanta gana teneis de oro que por haberlo inquietais y fatigais por estas tierras las pacíficas gentes, y con tantos trabajos vuestros, os desterrasteis de vuestras tierras, yo os mostraré provincia donde podais complir vuestro deseo,

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