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por algunos escritores, y en la debida apreciacion de las innovaciones ó mejoras sociales. Viniendo á la gloriosa época de los reyes católicos, no dejé de notar el tránsito de la antigua civilizacion á la moderna, manifestando el carácter esencial de esta, la tendencia general á la centralizacion, asi en las relaciones sociales como en las ideas, el esfuerzo dirigido á desterrar el espíritu de localidad é individualismo creando intereses generales, y reuniendo los ánimos para constituir el estado con dos solos elementos, pueblo y gobierno. Procuré investigar los medios de que se valieron los reyes católicos para afianzar el poder supremo, tan menoscabado y envilecido en el reinado anterior; para dar vigor á las leyes, y asegurar la administracion de justicia; para ordenar el sistema de hacienda, mejorar la táctica militar, contener las usurpaciones de la corte romana, reformar las costumbres, y promover los adelantamientos de la agricultura, de las artes industriales, de la navegacion y de las letras.

males y

que

Con hechos y observaciones filosóficas dí á conocer la política de Carlos V y de Felipe II, los bienes hicieron á la monarquía, las causas que en los reinados sucesivos de la dinastía austriaca empobrecieron y despoblaron á la nacion, corrompieron sus costumbres, y acabaron con el sistema representativo.

Por último, con criterio filosófico, segun mis débiles fuerzas alcanzaron, hice una larga reseña de los progresos industriales y literarios de los españoles, vindicándolos de las invectivas con que en un tiempo fueron maltratados por algunos escritores estrangeros.

Si lo dicho no bastare para satisfacer al ilustrado crítico que hizo aquella observacion, no por eso dejaré de tenerle en el debido aprecio, ni olvidaré jamás el favor que por otra parte ha hecho á mis tareas, las cuales no merecen ciertamente tantas alabanzas.

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Hecho este descargo, tan ingrato para mí por lo tiene de personal, paso á dar una que breve noticia de la alteracion que sufrió la Francia en sus ideas políticas y elementos sociales durante el siglo XVIII, y del influjo que estas opiniones y mudanzas ejercieron en el estado social de España. El elemento monárquico habia prevalecido esclusivamente en la vigorosa y larga dominacion de Luis XIV, cuyo poder no estaba limitado por instituciones políticas de ninguna especie. Empero su gobierno era fuerte, era ilustrado: todos los ramos de la administracion pública se habian mejorado notablemente. La accion del poder central se introdujo en todas las partes de la sociedad, y logró atraer á sí todos los medios de fuerza de la misma, en lo cual

consiste la verdadera administracion. Por este medio la Francia llegó á hacerse respetar de las demas naciones, y se puso al frente de la civilizacion europea.

Pero Luis XIV abusó de este poder al fin de su reinado; empeñóse en la guerra, impólítica para él, de la sucesion de su nieto al trono de España, fue vencido y humillado; y la debilidad del monarca en su vejez se comunicó al gobierno. La monarquía, dice Mr. Guizot (1), estaba tan desgastada en 1712 como el mismo monarca, y el mal era tanto mas grave, cuanto Luis XIV habia acabado con las antiguas que instituciones y costumbres. Sin independencia no hay costumbres políticas. Los caracteres enérgicos y vigorosos desaparecen con la humillacion y la dependencia, pues que la fortaleza de las almas dimana de la seguridad de sus propios derechos.

Acercábase, pues, el tiempo en que iba a ser combatido el elemento monárquico, primero por el libre examen y la discusion, y luego por la fuerza popular, como habia sucedido en Inglaterra. La ocasion era sumamente oportuna: al

(1) Historia general de la civilizacion europea, leccion 14.

y en

gobierno fuerte y respetado de Luis XIV habia sucedido un monarca débil y enfermizo en su menor edad, y un regente sin prestigio que daba ejemplo de malas costumbres, y fomentaba la corrupcion general. El elemento democrático, exaltado hasta lo sumo en el Contrato social las obras de otros publicistas que no respetaron las tradiciones históricas, ni tenian las grandes miras y conocimientos profundos de Montesquieu, fué cundiendo en las masas populares, hasta que de una en otra guerra política se vino á parar á una espantosa revolucion, en que se hundieron las instituciones antiguas y el mismo trono.

La monarquía española gobernada por la dinastía de Borbon recibió muchas ideas é impresiones de la Francia, como se verá mas adelante, y adoptó grandes mejoras en la administracion pública; no siguiendo servilmente las inspiraciones de aquella nacion, sino añadiendo á sus luces las que derramaron algunos sugetos eminentes que honraron nuestro suelo en el siglo XVIII. Fueron comparativamente dichosos los reinados de Fernando VI y Carlos III, en que el ánimo se ensancha y recrea viendo los rápidos adelantamientos que hace la sociedad española en la carrera de la civilizacion. Guiábala el espíritu filosófico, no con aquel ímpetu que en el reino vecino, cuya sociedad iba á renovarse en

por algunos escritores, y en la debida apreciacion de las innovaciones ó mejoras sociales. Viniendo á la gloriosa época de los reyes católicos, no dejé de notar el tránsito de la antigua civilizacion á la moderna, manifestando el carácter esencial de esta, la tendencia general á la centralizacion, asi en las relaciones sociales como en las ideas, el esfuerzo dirigido á desterrar el espíritu de localidad é individualismo creando intereses generales, y reuniendo los ánimos para constituir el estado con dos solos elementos, pueblo y gobierno. Procuré investigar los medios de que se valieron los .reyes católicos para afianzar el poder supremo, tan menoscabado y envilecido en el reinado anterior; para dar vigor á las leyes, y asegurar la administracion de justicia; para ordenar el sistema de hacienda, mejorar la táctica militar, contener las usurpaciones de la corte romana, reformar las costumbres, y promover los adelantamientos de la agricultura, de las artes industriales, de la navegacion y de las letras.

Con hechos y observaciones filosóficas dí á conocer la política de Carlos V y de Felipe II, los bienes y males que hicieron á la monarquía, las causas que en los reinados sucesivos de la dinastía austriaca empobrecieron y despoblaron á la nacion, corrompieron sus costumbres, y acabaron con el sistema representativo.

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