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CAPÍTULO XXXV.

Estamentos de próceres y procuradores.

SUMARIO.

Próceres y procuradores mas notables.-El duque de Rivas.-Política sensata de Martinez de la Rosa.- Famoso dictámen sobre la contestacion al discurso de la corona.-Impaciencia de los procuradores. Memorias de los ministros sobre el estado critico de la nacion.-Necesidad de unas Córtes conciliadoras. --Abuso del derecho de peticion-Tabla de derechos.-Inoportunidad de su presentacion. — Fué la línea divisoria entre moderados y exaltados.-Sistemática oposicion de los últimos.-Nuevas peticiones. Cuestion de empleados. Rehabilitacion de los de la segunda época constitucional.Notable discusion que produjo. ¿Era ó no continuacion la política de 1834 de la de 1823?-Cuerdas esplicaciones del ministerio sobre este punto.Dudosa aptitud legal de Argüelles y Galiano.-Apuros de la Hacienda,Reconocimiento de la deuda estranjera.-Carácter político de estos debates.Es espulsado Burgos del Estamento de próceres.-Desacertada conducta de aquel cuerpo.

En las juntas preparatorias que celebraron los Estamentos para la propuesta de un presidente y vicepresidente en el de procuradores, y el nombramiento en ambos de la comision de contestacion al discurso regio, dejóse ya traslucir algo de oposicion al ministerio y de impaciencia por resucitar principios políticos y reformas democráticas; reminiscencias de las otras épocas constitucionales.

El Estamento de próceres, donde se congregaban las eminencias políticas, científicas y aristocráticas, se colocaba desde un principio á la altura de los cuerpos de su clase, resaltando en sus discusiones la gravedad y la moderacion.

Sobresalian entre sus individuos, por su reputacion de hombres de gobierno, D. Evaristo Perez de Castro, D. Javier de Bur

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gos, D. Nicolas María Garrelly, D. Antonio Cano Manuel y el marques de las Amarillas.

Brillaban como literatos y hombres de letras, D. Manuel José Quintana, D. Diego Clemencia y el duque de Rivas; por su reputacion y categoría, el general Castaños, el duque de Zaragoza, D. Miguel Ricardo de Alava, D. Antonio Pesada, obispo que habia sido de Cartagena, D. Pedro Gonzalez Vallejo, que lo habia sido de Mallorca el marques de Rodil y el general D. Gerónimo Valdes.

Contaba el Estamento de procuradores en su seno á D. Agustin Argüelles, que aun no se habia presentado, á Martinez de la Rosa, Toreno, Moscoso de Altamira, D. Ramon Giraldo, conde de Ezpeleta, Romero Alpuente, y otros antiguos y conocidos constitucionales. Isturiz y Alcalá Galiano fueron nombrados algo despues de inauguradas las sesiones.

Entre los procuradores nuevos se designaba ya como capacidades parlamentarias á D. Antonio Gonzalez, D. Telesforo Trueba y Cosío, D. Fermin Caballero, el conde de las Navas, y sobre todos D. Joaquin María Lopez, procurador por la provincia de Alicante, que se habia dado á conocer en la primera sesion preparatoria por la facilidad de su pronunciacion y el fuego de sus ideas, siendo elegido secretario de la comision de contestacion al discurso, y como tal principal redactor de aquel documento.

Discutióse en el Estamento de próceres el dictámen de la comision, y aunque conformes casi todos en sus bases y en su esencia, impugnólo el duque de Rivas, fervoroso adalid de exageradas ideas populares.

Jóven de talento; lleno de ardor y de fe por la causa que sustentaba; resentido con el absolutismo por diez años de dura emigracion; empapado de teorías deslumbradoras, aprendidas en el estranjero, y con mas imaginacion que esperiencia, oponíase al dictámen de la comision que creia tan pálido y poco significativo como el Estatuto real. G

Adoleciendo de la exageracion é impaciencia de los innovadores del año 23, pretendia el pronto establecimiento en España de un gobierno representativo democrático y radical con su aclara

cion de derechos, no fantástica y filosófica, como la que entre los franceses habian existido, sino positiva y exacta.

Pedia una ley clara y terininante de policía, otra de libertad de imprenta, otra de organizacion de la milicia urbana, otra de arreglo con nuestras colonias, y por último, que el Estamento manifestase en su contestacion al trono sus ardientes deseos de que entrase el gobierno en el ancho campo de las reformas.

Todo esto manifestado en una peroracion fogosa y arrebatada, impregnada de frases é ideas muy semejantes á las usadas por las anteriores asambleas constitucionales, revelaba la poca calma de los liberales exaltados y su predisposicion á hacer la guerra al gobierno y al sistema político que este se proponia establecer.

Martinez de la Rosa, que por su cualidad de presidente del consejo de ministros y orador de fama, era el que estaba mas obligado á contrarestar las nacientes exigencias, calmó las abultadas inquietudes é infundados temores del defensor de los dere chos del pueblo, y esplicó clara y terminantemente la marcha que convenia seguir en tan dificiles circunstancias en honra y beneficio de todos.

. El cimiento del edificio del gobierno representativo, dijo el ministro de Estado, existia en el Estatuto rcal; ley que aseguraba la suerte de la nacion; ley que, acomodando las instituciones de nuestros mayores á las necesidades de la época, aspiraba á tener aquel carácter venerable que tan bien espresan nuestros antepasados con el nombre de ley perpeiua. En el Estatuto real están consignadas de una manera suficientemente clara todas las reformas; ; y es tal, señores, la prisa, tal la urgencia de proceder á estas reformas que ya, desde el primer dia, se quiere una enumeracion circunstanciada y prolija de todas las mejoras que deban practicarse? Todo se hará, señores: todo se hará poco á

poco.»

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Esta era la manifestacion de la verdad; este el cco de la razon; este el lenguaje de la conveniencia. En política, la senda del bien, aunque llana, es angosta y está rodeada de precipicios, en los cuales, solo á fuerza de práctica ó de cordura se consigue no caer. Y así mostró comprenderlo en aquella ocasion el Esta

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mento de próceres que, dando el punto por suficientemente discutido, aprobó en su totalidad el dictámen de la comision.

De otra muy distinta manera se iniciaban tan graves cuestiones políticas en el Estamento de procuradores. La oposicion estaba mas organizada, era mas formidable. La mayoría de la comision pertenecia á exaltados innovadores, y aun en el seno de la Cámara, aunque esta clase de hombres era inferior, empezaba ya á imponer su voluntad y á dar el tono á las discusiones.

Grande fué el chasco del ministerio al ver la manera ruda y osada con que la comision combatia su sistema en el dictámen de contestacion al discurso de la corona; documento del cual, por ser el primero que se discutió en aquellas Córtes y que revelaba bien claramente el espíritu democrático de la oposicion, insertamos en seguida los párrafos mas significativos.

<< Señora: El Estamento de procuradores del reino ha esperimentado el mayor placer al ver á V. M. colocada en su seno en el dia de la apertura, y mas al oir de vuestra propia boca principios y deseos, cuya ejecucion bastará á hacer la prosperidad á que es llamada esta nacion por un concurso de circunstancias felices, pero de que porfiadamente la alejaron por mucho tiempo los vicios de una legislacion absurda. Regenerar esta patria desgraciada poner en accion todos los resortes de su engrandecimiento: procurar se dé toda la latitud y garantías necesarias á los derechos sociales, y levantar sobre estas bases el augusto monumento de alianza y union entre el trono y el pueblo; tales son los deseos del Estamento, y tal será el noble objeto á que consagrará sus afanes..."

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«El cuadro que presenta la situacion interior del reino, nos ha dicho V. M., está lejos de ser tan halagüeño, como vuestro patriotismo deseara. El Estamento añadirá, que sin duda es mas triste todavía de lo que V. M. ha podido creer. Muchos años de un sistema atrabiliario, de una legislacion errónea, de una administracion ciega, y de una reaccion for midable contra los principios reconocidos como axiomas en toda buena organizacion social, nos han traido por una progresion descendente á un notable estado de opresion y de miseria... V. M. está llamada al grandioso. destino de reanimar esta patria moribunda, y de asociar á su nombre la alta gloria de haber llevado á cabo una empresa tan recomendable como difícil.»

«El Estatuto real (ha dicho V. M. para concluir su discurso) ha echado ya el cimiento. A vosotros toca, ilustres próceres y señores procuradores del reino, concurrir á que se levante la obra con aquella regularidad y concierto que son prendas de estabilidad y firmeza.»

Correspondiendo el Estamento á esta invitacion franca de V. M., trazará desde luego la línea de sus principios y de su conviccion. La máquina política es un agregado de varias ruedas, y se necesita que todas caminen con proporcionado movimiento al impulso de un primer agente. Todos los derechos sociales deben ser igualmente protegidos; y sin este concurso exacto, el objeto de la asociacion queda defraudade. La libertad de imprenta, ese centinela y puesto avanzado de las demas garantías, necesita entre nosotros verse exenta de las restricciones que hoy la reducen casi á la nulidad. Las buenas leyes pueden prevenir los abusos ó castigarlos cuando tengan efecto, de un modo que haga muy difícil su repeticion; mas nunca es justo ni prudente sacrificar positivas ventajas á los temores de un riesgo acaso imaginario; ni la facultad de propalar el pensamiento por este medio existe, cuando la reprimen la censura previa ó la arbitrariedad.»

«La igualdad de derechos ante la ley y la libertad civil no pueden menos de ser consagradas en toda la estension que reclaman la razon y la justicia: la seguridad personal debe ser protegida igualmente contra todo ataque del poder y de los abusos; y la inviolabilidad de la propiedad corresponde del propio modo sea anunciada como uno de los símbolos principales, ó como la segunda cláusula del pacto social.»

Añadiendo á estos principios la independencia del poder judicial en todas sus clases, y la responsabilidad por los actos que desempeña; igual responsabilidad en el poder ministerial por los administrativos; el oportuno establecimiento del jurado, que es la salvaguardia de la inocencia; y reducidas todas estas máximas á un cuerpo elemental que forme la tabla de los derechos y obligaciones politicas, y el nudo de íntima union entre el trono, y los súbditos á 'cuyo sosten sean llamados en todos los ramos los hombres mas idóneos y decididos, el Estamento se atreve á asegurar que el estado de la nacion cambiará bien pronto, y que los pueblos, bendiciendo el nombre de V. M., conservarán la diferencia entre un gobierno absoluto, que todo lo atropella, y un sistema paternal que solo usa de la autoridad para promover la felicidad comun.»>

La franqueza con que acaba de producirse el Estamento bastará á dar la verdadera idea de sus principios, y hacer en todas las clases el elogio de V. M. V. M. nos ha dicho que siempre la encontraremos dispuesta á cuanto pueda redundar en bien y en provecho de la España: y nosotros nos abandonamos, penetrados de gozo y gratitud, á los mas dulces presentimientos. Nuestro deber es indicar las necesidades de la nacion, de cuya confianza y derechos somos depositarios; y la feliz disposicion de V. M. å oirlas y remediarlas, es el mas lisonjero presagio para el porvenir. Los intereses de los Estados pueden muy bien ser equívocos; y bajo la aparien cia de una funesta gloria, suele muchas veces encontrarse su degradacion y su miseria. Pero regenerar un pueblo al influjo de leyes sabias; levantar

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