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da medida de represion que publicaba la Gacela, respondián las provincias sublevadas con una proclama de rebelion y resistencia.

Modificado el ministerio de la manera que hemos indicado, hizo un esfuerzo supremo para domeñar la anarquía provincial. Esfuerzo colosal pero inoportuno.

El 31 publicó una real órden en la que, despues de condenar la creacion de las Juntas, que habian invadido los poderes del trono y de la nacion, la proclamacion de la Constitucion de Cádiz, y las peticiones para la reunion de las Córtes constituyentes, se decia el gobierno no puede dejar de denunciar á la nación á los perpetradores de tan abominables crímenes, y de perseguir hasta su esterminio á los fautores y adherentes de tan inaudita y detestable empresa..

¿Qué esperanza quedaba en circunstancias tan críticas á Toreno para salir de aquel conflicto? La cooperacion estranjera, tan asiduamente solicitada, no se concedia; la reaccion del pais en defensa del órden no se completaba. ¿En qué pues fundaba su heróica tenacidad en defenderse el acosado presidente del Consejo?

Ya hemos dicho en otra parte que en tan apurada situacion no hacia falta otra cosa que la aparicion de un hombre de genio, de un político de recursos, de corazon y habilidad que, colocándose sobre los partidos, los refrenase á todos. La corona y la nacion buscaban por todas partes ese hombre, y ese hombre se presentó por fin; era D. Juan Alvarez y Mendizabal.

Nombrado ministro de Hacienda desde la caida del anterior gabinete, habia permanecido en el estranjero sin apresurarse a tomar posesion de su destino, ocupado en buscar recursos y en prepararse para desempeñar aquel con algun provecho.

Constitucional exaltado en el año de 1829, emigrado desde el 23, el tiempo y los desengaños habian modificado sus opiniones políticas, como las de otros muchos, y en sus conferencias con los gobiernos de Londres, Paris y Lisboa, á su paso para España, habíase mostrado defensor de los principios moderados.

Ageno á la discordia actual de los partidos, sin recientes compromisos con ninguno de ellos; con reputacion de entendido en materias de Hacienda, conocido ya por la viveza de su imaginacion

y su habilidad para salvar situaciones desesperadas, llegó Mendizabal á la corte, en aquellos momentos de confusion, como una esperanza para los hombres de órden, y una garantía de triunfo para los viejos constitucionales.

Natural era que desde su llegada á Madrid se viese asediado de todos, y generalmente adulado y complacido.

Critica era la situacion de Mendizabal: por una parte encontraba un ministerio, al cual pertenecia, débil, escarnecido y maltratado por otra, mas de treinta provincias en absoluta rebelion, y proclamando una nueva Constitucion, con elementos y brios para sostener sus pretensiones: el trono impotente: irritados los partidos: el pais en combustion: una guerra civil que todo lo consumia, y una revolucion que todo lo amenazaba.

Desde su entrada en la península, desde sus conferencias con lá junta de Badajoz, comprendió Mendizabal lo estraordinario de aquellas circunstancias y lo comprometido de su posicion.

Contra sus antecedentes democráticos, estaban sus actuales promesas á las córtes aliadas de monarquismo y moderacion. Contra sus deseos de órden y teraplanza, luchaba su conviccion de que ya era imposible resistir el asolador torrente de las reformas.

No pudiendo de modo alguno refrenar la revolucion, lo mas patriótico y conveniente era dirigirla por buen camino, ordenarla y adormecerla. No siendo posible ser ya partidario del justo me dio. Mendizabal se vió en la necesidad de ser revolucionario.

Si lo fué con la prudencia que convenia; si alentó á la revolucion en vez de contenerla; si dividió aun mas los partidos en lugar de juntarlos, cosas son que la historia de su administracion se encargará de hacerlo, como veremos mas adelante.

En los primeros pasos de su vida ministerial, en su primera conferencia con el conde, comprendió este que el llamado á ser su auxiliar y amigo, iba á convertirse muy pronto en su rival y

sucesor.

Los reiterados consejos de Mendizabal; el cada dia mas alarmante é imponente estado de las provincias; las interesadas exigencias del embajador ingles, y la conviccion de Toreno sobre su

impotencia y aislamiento, inclinaron el ánimo de Cristina á admitirle la renuncia así como á los demas ministros.

De este modo cayó el tercer ministerio de la reina gobernadora. Aunque no escaso de fortuna en los sucesos de la guerra, carecia de medios y habilidad para recuperar la fuerza moral que faltaba ya al poder cuando lo abandonó Martinez'de la Rosa. Fiando demasiado Toreno y sus colegas, en los auxilios estraños, no dieron bastante importancia á sus muchos enemigos, y cuando llegó el momento de combatir á la revolucion, encontraron una milicia numerosa, que les cra hostil; un ejército, que se negaba á batirse con el pueblo; unas autoridades débiles y pusilánimes ó sometidas á la revolucion misma, y una administracion servida por empleados en quienes concurrian estas mismas circunstancias.

Con elementos semejantes no podia esperarse otra cosa que lo que al fin sucedió. Abandonado aquel ministerio á su mala suerte, sucumbió fáciente, y sucumbieron con él los principios conservadores que defendia.

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Tendencias de la nueva administracion.-Famoso_programa de 14 de setiembre. - Halaga Mendizaba! á la revolucion.-Preséntanlo sus panegiristas como un genio.-Confianza y entusiasmo de la nacion.-Sométense al gobierno las juntas sublevadas.-Convócanse las Cortes. Juntas de armamento y defensa. Su poder y despótica administracion.-Célebre quinta de 100,000 hombres. Inutilidad de sus resultados.-Oportunas medidas para alentar a los partidarios de la reina.-Desarrollo de la guerra en vincias. –Patriótica conducta del general Córdova, di civil en varias pro

Norte. -Abrense las Córtes. - Discurso de la corona. Contradiccions entre las promesas y los hechos.-Reformas proyectadas.-Su inoportunidad é imposibilidad de plantearlas.-Situacion de los partidos en la nueva legislatura. -Célebre volo de confianza.-Alucinacion del bando exaltado. Empirismo y farsa de la solicitada autorizacion.-Dasele á esa medida un carácter poIftico.

La revolucion triunfó por completo. El bando exaltado imponia su voluntad al trono, y el principio de autoridad yacia en tierra despedazado por la anarquía.

Despues de ligeras modificaciones quedó definitivamente nombrado el ministerio á que Mendizabal daba nombre, entrando formarle el conde de Almodovar, Rodil, Heros y D. Alvaro Gomez Becerra. Hombres casi todos muy bien quistos entre la gente sublevada, especialmente el último, que cambiaba por el ministerio de Gracia y Justicia la plaza de vocal de la junta revolucionaria de Zaragoza.

Estos nombramientos y los de Espinosa, Quiroga, O'Daly, jefes de la sublevacion de 1820, para el mando militar de varias provincias, dieron á la administracion de Mendizabal desde los

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