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Terminaremos esta reseña copiando algunos párrafos del discurso del Sr. Martinez de la Rosa, el mas notable de aquella célebre sesion. Anatematizando los alborotos que servian únicamente para desacreditar la libertad, esclamaba con tanta poesía como elocuencia :

No, no veo la imágen de la libertad en una furiosa vacante, recorriendo las calles con hachas y alaridos: la veo, la respeto, la adoro en la figura de una grave matrona que no se humilla ante el poder, que no se mancha con el desórden.» Y mas adelante: «Todo el que perturba el órden público es criminal y merece castigo: que su estravío proceda de inmoderado celo por la Constitucion ó del odio que la profese, es indiferente en esta cuestion: en uno y otro caso perjudica á la misma Constitucion, destruye el órden y atropella las leyes.»

CAPITULO XXV.

Importantes reformas de las Córtes.

SUMARIO.

Doceañistas y exaltados.--Necio constitucionalismo de los primeros.-La revolucion en los clubs.-Arrepentimiento de los ministros.-Teoría revolucionaria de los moderados.-Reprodúcense los ataques de las Córtes de Cádiz á las clases privilegiadas.-Falta de equilibrio en los elementos constitutivos-Reforma de los monacales.--Reduccion del diezmo.-Estincion de los mayorazgos.-Premios patrióticos.-La prensa liberal.-D. Felix Mejía.— Jurado popular.-Suprímense las sociedades patrióticas. Su influencia y su objeto. Estado de la Hacienda.- Amnistía de los afrancesados.- Resistencia de Fernando á sancionar el decreto de los frailes.-Utilidad del veto.-Coaccion empleada por el ministerio.-Despecho del rey.-Su política. -Fray Cirilo Alameda.

Como se ha podido comprender por el estracto que de la célebre sesion del dia 7 hemos hecho en el capítulo anterior, las Córtes se hallaban profundamente divididas, y era ya imposible toda avenencia entre los anarquistas y los hombres de gobierno.

Eran estos, como ya hemos indicado, los constitucionales del año 12, que mas prácticos en la política y mas previsores por los anteriores escarmientos y desengaños, no querian separarse un ápice del sistema constitucional, cuyo equilibrio era imposible sostener por mucho tiempo entre un rey descontente y un partido organizado en las sociedades secretas, demasiadamente imbuido en las máximas político-filosóficas del siglo anterior, y que no podia olvidar la facilidad con que se hizo dueño de la nacion cuando la sedicion de la Isla.

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Algo interesada estaba tambien la vanidad política de los moderados. Acostumbrados á dar el tono á la opinion pública y á dirigir á su capricho á las Córtes de la época anterior, no podian ver con calma que unos hombres nuevos, sin reputacion, sin servicios, jóvenes en su mayor parte y sin otros títulos que su audacia revolucionaria y su acalorada imaginacion, quisiesen apoderarse del mando supremo é imponer su voluntad y sus ideas á sus maestros y directores.

Los mas sensatos del bando moderado conocian en medio de todo que las cosas no podian marchar mucho tiempo de la manera que se habia empezado, y que el mal estribaba en el mecanismo de aquel sistema y no en la intolerancia y ambiciones de los partidos.

Estaba efectivamente el daño en la misma Constitucion. Estaba en que el rey no podia acostumbrarse á la humillacion con que se le trataba, ni tolerar voluntariamente la tutela del gobierno representativo. Estaba el mal en que Fernando VII habia sido ya rey absoluto, y los reyes para reinar con una Constitucion, por suave que sea, es preciso ante todo que no hayan conocido otra cosa, que hayan visto al nacer rodeado su trono de representantes del pueblo y de ministros responsables. Y aun así, para que conserven algun afecto á esa clase de gobierno, no han de ver menoscabados torpemente su prestigio y su autoridad, ni han de leer la historia de las antiguas monarquías, ni han de escuchar de boca de los palaciegos las seductoras tradiciones de sus antepasados, cuyo capricho era ley, cuya voluntad era la

razon.

y

Mucho hubiese adelantado el gobierno en su marcha política, mucho se hubieran arraigado y acreditado entonces las ideas moderadas, uniéndose mas á la monarquía sus prohombres despues del brusco rompimiento con la revolucion en la sesion del 7.

Aquella era la ocasion mas propicia para haberse dedicado de buena fe y en union del monarca á la revision y reforma del código de Cádiz. Reforma que hubiera estirpado por completo la anarquía en las ideas, suavizando las luchas posteriores entre los públicos poderes, quitando toda arma vedada á la revolucion, y

organizando un sistema representativo, monárquico y templado, poco espuesto en adelante á sucumbir por la violencia de las reacciones ó por el desenfreno revolucionario.

no

Pero los doceañistas, como ya entonces se les llamaba, abroquelados en su absurdo é impracticable constitucionalismo, quisieron dar un paso hacia atras ni avanzar una línea hácia adelante, y se mantuvieron inmóviles en medio del revuelto mar de los partidos estremos, como elevada roca, donde debian estrellarse las olas de la reaccion palaciega y los huracanes demagógicos.

No preveian tan cándidos y confiados pilotos que, cuando el mar de la política se embravece en algunas ocasiones, ni hay diques que lo contengan ni rocas cuya cumbre no salpique su sangriento oleaje.

Pronto nos hará comprender la historia de aquellos sucesos la verdad y exactitud de estas apreciaciones.

Veamos ahora el resultado de la famosa sesion, conocida por la de las páginas, á consecuencia de la alusion de Argüelles, cuando amenazó con abrir la historia de los sucesos de aquellos dias.

Desechose, pues, como era consiguiente la pretendida formacion de causa á los militares desterrados, y no se tomó en consideracion tampoco la proposicion de suspender el citado artículo constitucional.

Como fué tan notable la sesion del dia 7, y para evitar que se interpretasen sus incidentes en perjuicio del órden público, acordóse la redaccion é impresion de aquellos debates con preferencia á todo, y que se circulasen inmediatamente á todas las provincias y autoridades.

Grandemente celebrado por los ministeriales fué el triunfo del gobierno, á quien dió prestigio pero no fuerza.

La Miscelánea y El Universal, periódicos liberales, hábilmente redactado el primero por D. Javier de Búrgos, que formaban en primera fila, y que habian cantado poco antes himnos y alabanzas en loor de Riego y de sus parciales, aplaudian ahora al ministerio, alentándole en su marcha de severidad constitucional y de salvadora resistencia.

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