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Lit de J M Mateu, Madrid

DIA 10. DE MARZO DE 1820. EN CADIZ. Plaza de San Juan de Dios.

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Sanchez Navarro, Foto-litog?

Reproduccion de una estampa de la época, de la coleccion de D. Cristobal Ferriz

2011

medida produjo casi unánime contradiccion. Nada se resolvió, como acontece en junta de muchos. Dejóse, pues, á la suerte, á la casualidad ó á la fortuna, una decision tan importante» (1)).

El 1.o de Enero de 1820, el comandante del batallon de Astúrias, acantonado en las cabezas de San Juan, formó á los soldados, los arengó y aclamó la Constitucion de 1812; se dirigió luego á los Arcos, residencia del general en jefe, le prendió incorporando á las fuerzas sublevadas, primero un batallon, y sucesivamente otros dos: el nombre de este jefe, D. Rafael del Riego, ha llegado á ser uno de los más populares de nuestra historia. Galiano y San Miguel (2), que tuvieron una parte importante en aquel movimiento, han contado las vicisitudes por que pasó. Sólo haremos notar, que quien persiguió á Riego fué D. José O'Donnell, hermano del conde de Labisbal y comandante del Campo de Gibraltar (3).

(1) BENAVIDES. Fernando VII y la Masonería. “La América".

(2) Memorias sobre las operaciones del ejército nacional de San Fernando, por D. Evaristo San Miguel y D. Fernando Miranda.

(3) Para que pueda formarse cabal juicio de la conducta de Labisbal, añadiremos el testimonio de tres autoridades de españoles de distintas opiniones, y otra extranjera.

En efecto, el general estaba en tratos con las sociedades secretas. Algunos años ántes habia sido recibido franc-mason y últimamente se habia agregado, aunque no á las claras, á la masonería española ó reformada, lo que equivale á la conjuracion existente." GALIANO, obra citada, tomo VII.

"Era opinion comun ó por mejor decir hecho cierto, que el general en jefe, conde de Labisbal, estaba en el plan y en cierto modo al frente de los trabajos revolucio. narios." SAN MIGUEL, Vida de D. Agustin Argüelles, to

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"Pero O'Donnell,- dice Lamartine,-flotaba como esos aventureros sin patria á merced de los acontecimientos y de los partidos, indeciso de opinion entre los absolutistas los liberales, dando seguridad á unos, esperany za á otros, pronto tan sólo á pronunciarse los que le por eleváran más alto. Apénas llegado á Cádiz, recibió confidencias de los jefes del ejército inscritos en las sociedades secretas, y afectó escucharles con gusto. Así se reconquistó en los liberales la confianza que habia perdido por su primera defeccion, y cubrió con su silencio y su tolerancia la corrupcion y el enganche de los conspiradores. Sarsfield, otro general, seguido de O'Donnell, amigo del infortunado Lacy, recibió las mismas confidencias, y juró vengar á éste reconquistando la Constitucion por la cual habian muerto Lacy y Porlier. O'Donnell y él parecieron ponerse de acuerdo para hacer estallar en un dia determinado la insurreccion de los cuerpos del ejército en favor de la causa comun. Pero sea que la connivencia de Labisbal y Sarsfield con los oficiales conspiradores de su division, no fuese más que

Todos los pueblos sienten en momentos determinados, enardecerse sus almas con acentos patrióticos que se hacen nacionales: el hombre de corazon se conmueve al oirlos; el himno que así se exhala de todos los labios es eterno, y nadie tiene poder para profanarle; semejante á las banderas sagradas suspendidas de las bóvedas de los templos, y que sólo salen al público ciertos dias, el canto nacional se guarda como una arma extrema, para las grandes necesidades de la patria. Eso ha llegado á ser en España el himno que por primera vez se oyó á principios de 1820, que lleva el nombre del caudillo de aquel alzamiento, que fué declarado por unanimidad marcha nacional y de ordenanza por las Córtes de 1822 y que ha venido á ser el acento de la revolucion española, el llamamiento á que hay que apelar siempre que es necesario despertar en el alma del pueblo la embriaguez del combate (1).

un lazo innoble para conocer las opiniones de sus subordinados y hacerles traicion, sea que los dos generales, juzgando inoportuno el momento y prematura la ocasion, quisieran dejarle estallar á medias, para aplacarie mejor ó sofocarle en seguida, O'Donnell fingió dejar que se proclamase á su vista la Constitucion por algun regimiento, y reuniéndose en seguida á Sarsfield para volver contra los culpables, arrestó en flagrante delito á todos los coroneles y oficiales comprometidos ó sospechosos que habian tenido la imprudencia de pronunciarse, y los envió prisioneros á las fortalezas. Asegurada la córte con este goipe y este pérfido vigor de O'Donnell, le recibió como el salvador del trono y le retuvo en Madrid." Histoire de la restauration, por A. DE LAMARTINE, tomo IV.

(1) Cuando Riego se apoderó de la isla de Leon y de puente de Zuazo, intentó que se uniera al movimiento la plaza de Cádiz, pero no lo consiguió á pesar de los muchos trabajos que para ello hizo Galiano; á éste encomendó la letra de un himno que mantuviera vivo el espíritu de los soldados; pero habiendo compuesto unas estrofas de arte mayor, que Riego juzgó demasiado académicas y altisonantes para la inteligencia y el gusto del soldado, San Miguel, entónces comandante del regimiento de Astúrias, hizo la poesía del himno del ciudadano Riego, que se estrenó el 27 de Enero de 1820. Se ha atribuido á varios la música de estos versos, más notables por su entusiasmo bélico, que por su belleza literaria, unas veces á D. Trinidad Huerta, otras á D. José Reart, y otras á D. Francisco Sanchez. El maestro Barbieri, despues de probar que Huerta tenia 15 años y medio cuando se compuso el himno, "mejor armonizado que lo su edad madura supo hacer Huerta;" despues de demostrar que es absurdo el error de que la letra fuese acomodada á la música de un rigodon compuesto por Reart, porque habiéndole tratado durante muchos años, jamás le oyó indicacion que eso pueda confirmar, y despues, en fin, de hacer notar que no está averiguado que D. Francisco Sanchez fuese músico de regimiento de Valencia, ni autor del himno, cita un libro impreso en 1828 con el título de Coleccion de canciones patriotas,

que en

Más de veinte dias iban pasados sin que ningun pueblo respondiese á aquel alzamiento: Riego tuvo que salir con una columna de 1.500 hombres á recorrer la costa del Mediterráneo, prometiéndose despertar simpatías y encontrar recursos para extender por todo el literal las proclamas, excitando á defender la libertad y destruir el despotismo que agobiaba la nacion. Militarmente considerada las expedicion, no produjo ningun resultado, quedando reducida

que contiene 28, y la música de 4 para canto y piano, siendo la primera de ellas:

El

Himno de Riego:
Música

de Gomis Colomer.

Barbieri hace notar que Gomis nació en Onteniente, en 1791; que fué músico mayor de un regimiento de artillería; que en 1820 vino á Madrid, donde desempeñó el mismo destino en un regimiento de la Guardia Real, y que en 1823 marchó á Francia, donde se dió á conocer ventajosamente como compositor dramático, presentando en la escena francesa las óperas: Le Diable á Seville, Les revenants, Les Portefais y Rose le barbus. Tomando en cuenta que Galiano otras personas autorizadas, así coy mo la prensa, han dicho que la música del himno de Riego fué compuesta por un músico mayor; recordando que Gomis lo era á la sazon de un regimiento de artillería; que en el mismo año 20 fué colocado en la Guardia Real (lo cual constituia un ascenso, y acaso un premio por el himno); que marchó á Francia en 1823, cuando se vieron obligados á emigrar casi todos los que veian comprometida su existencia por haber tomado parte en aquel movimiento liberal, Barbieri deduce, con poderosas razones y acertado criterio, que el autor del himno fué don José Melchor Gomis Colomer, que murió en París el dia 4 de Agosto de 1836. Le afirma además en esta opinion, que examinando las obras de Gomis y comparándolas con la música del himno de Riego, se nota en éste una ligereza de estilo y unas formas artísticas, que tienen muchos puntos de contacto con aquél.

Este himno, que tanta influencia ha ejercido en las luchas políticas de España, ofende a los enemigos de la revolucion; despues de prohibirle durante muchos años los absolutistas, y de constituir en cuerpo de delito sus acentos, procuran, cuando ya no tienen fuerza para tanto, hacer caer sobre él una especie de ridículo incomprensible: no há mucho que un diputado ultramontano, de los más simpáticos por cierto de su fraccion, dijo jocosamente que, en vez de himno de Riego, deberia Ilamarse marcha del nuncio, porque los períodos que está en boga, es siempre de rigor la expulsion de los enviados de Su Santidad. ¡Así tratan la historia los hombres de esa escuela! ¡Como si la monarquía absoluta, hasta Cárlos IV inclusive, no hubiera expulsado repetidas veces á los nuncios! No se habia inventado el famoso himno, cuando Felipe II, modelo de catolicismo, tomó, segun dice su cronista Cabrera, la resolucion de "sacar de estos reinos al nuncio, y asi, en un coche de su caballeriza, le llevó D. Diego de Córdoba, y su ropa y criados enviaron en el mismo dia los alcaldes de Córte." Esa sí que fué marcha, y no al compás del himno de Riego, sino á paso gimnástico: ménos se explica aún por qué los conservadores miran con ojeriza el himno, cuando á él han tenido que apelar para estremecer con sus vibraciones el corazon de los soldados, lo mismo en la guerra civil que

á 300 soldados, la mayor parte rendidos y estenuados, cuando el 8 de Marzo salieron de Córdoba para Extremadura, donde al fin tuvieron que dispersarse, quedándole á Riego por únícal compañía 44 hombres; pero su grande objeto estaba logrado; el alzamiento habia conmovido los ánimos y servido de señal para un movimiento, que fué secundado en Galicia, Astúrias, Aragon y Cataluña, ántes que Mina penetrára en Navarra dándole mayor fuerza.

Fernando estaba leyendo un folleto de Chateaubriand en que, llevado de su pasion absolutista, se rebajaba á elogiar lo que el emperador de Rusia habia condenado, cuando recibió la noticia del alzamiento de Riego, Quirogae Arco Agüero y demás jefes del ejército de la

sostuvo en el trono á Cristina é Isabel, que en las aventuras á que esos revolucionarios de circunstancias se han lanzado los años 54 y 68, que para levantar los ánimos cuando se embarcaban en la estéril campaña de África.

Necesitan los pueblos un himno nacional, como necesitan una bandera, sobre todo en sus relaciones con los demás pueblos. Cuando en España queremos dar un testimonio sensible de simpatía á los franceses, los suizos, los ingleses, los norte-americanos, tocamos sus himnos nacionales; cuando los extranjeros quieren á su vez honrarnos á nosotros, no tocan un bolero andaluz, unas manchegas ó un zorzico, cantos que, por españoles que sean, nada tienen que ver con la afirmacion de la unidad nacional, tocan el himno de Riego. La monarquía, para quien tantas cantatas se han encargado y escrito, no conservaba más música que una marcha alemana, rega lada por el rey de Prusia para que las bandas militares la toquen en los desfiles á paso regular; de la multitud de himnos de circunstancias, inspirados por la interminable série de nuestras luchas poílicas, ni uno solo ha traspasado las fronteras; la República pasó sin himno, como sin tantas otras cosas; el único que para los españoles representa la idea de libertad y para los extranje ros la idea de España, es el himno de Riego. Será criticable el canto que al cabo de más de medio siglo los ha sobrevivido á todos, pero ni los españoles, ni los extranjeros, conocen otro que exprese lo que él. La experiencia dice, que los himnos nacionales no se hacen por enó de encargo; nacen en un momento de crísis suprema tusiasmo excepcional, se imponen á las masas, porque responden á los sentimientos de la nacion, porque son la expresion exacta de una situacion anormal, y quedan incrustados en la memoria popular, como eco prolongado de la idea patriótica que les dió vida. Vendrán, tal vez, dias en que un nuevo canto nacional reemplace á éste; vendrán, acaso, circunstancias que impongan la necesidad de otro, no sabemos á qué imaginacion inspirada, ni tampoco si sera pacífico ó belicoso; pero hasta que lleguen esas circunstancias imposibles de prever, de las cuales haya de brotar un nuevo himno, los que inten cional ó candidamente intentan hacer caer el ridículo sobre el de Riego, no lo conseguirán, porque es insensa. to pretender ridiculizar el paso doble que ha resonado en tantos y tan sangrientos combates, el himno que llevó la revolucion desde Andalucía á Nápoles y á Lisboa, único conocido en toda Europa, como signo y expresion musical de la España moderna,

el

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DIA 10. DE MARZO DE 1820. EN CADIZ

Sanchez Navarro, Foto-litog?

Puerta de Tierra.

Reproduccion de una estampa de la época, de la coleccion de D. Cristóbal Ferriz

Juan Carraja le arate

Lit de J.M.Mateu, Madrid

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