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que de ellos se desprenden, y las reflexiones individuales del autor, no estaría cortado para dejar en el ánimo de los lectores la huella que intenta producir.

Sabíamos cuando le escribimos la manera infalible de obtener para este libro el diploma de importante, expedido por eminencias cuyo sólo nombre ejerce una autoridad que no se discute: alardear de circunspeccion y áun de indiferencia política, medio usual, para mejor hacer la guerra á todas las ideas modernas y desahogar á mansalva las pasiones más rencorosas de partido; imponer silencio á la conciencia y fingir respeto y culto á cosas y personas en que por vieja corruptela se quiere hacer consistir nuestra existencia nacional; pasar de ligero por los héroes, en cuyas hazañas no haya medio de dar participacion á las figuras que es de rigor colocar en primer término de los cuadros históricos; disculpar los más deplorables errores de tiempos pasados, convirtiendo la regla legítima de que sobre los acontecimientos no deben faltar los contemporáneos, en la novísima doctrina de que el criterio de la posteridad es incompetente para juzgar los períodos pasados, cuya única sentencia valedera es la de aquellos que los atravesaron, con grillos en los piés, esposas en las manos y mordaza en la boca para que no pudieran moverse ni chistar: no desconocíamos, en fin, que para conquistar á nuestro trabajo la calificacion de sério, que ha venido á ser la más empinada de todas, despues de disimular lo cierto con la mayor seriedad que pudiéramos, debíamos adoptar, como si fueran de apóstoles y evangelistas, las palabras y escritos de los que dirigen la tríbu de las clases gobernantes por juro de heredad; dar á nuestra obra cierto barniz de sacristía y cierto tinte de uncion neo-católica, todo ello en estilo ampuloso y altisonante, nutrido de adjetivos y sinónimos, repleto de figuras de diccion, pródigo en trasposiciones y amplificaciones, atestado de enrevesados conceptos cuando conviene velar el pensamiento, y en el lenguaje de los corrillos más maldicientes cuando se trata de dar rienda suelta al ódio reconcentrado, volviendo sin tardanza á la afectacion del habla de otras edades, sin parar mientes en que el padre Feijóo decia hace ya siglo y medio: No hay nacion que pueda sufrir hoy el lenguaje que en ella misma se hablaba doscientos años há.›

Conociendo, pues, perfectamente ese formulario para confeccionar libros serios, que nuestra inmodestia juzga no muy difícil de llenar, no nos atuvimos sin embargo á él, y preferimos aspirar sencillamente á presentar un estudio histórico, verdadero y popular, que contribuyera á rectificar ideas extraviadas por errores que han arraigado la tiranía y la intolerancia; un estudio que, léjos de incurrir en la aridez de los compendios históricos, ofreciera en cada página algun atractivo capaz de cautivar la atencion del lector más frívolo, para que infiltrando así el conocimiento íntimo de la lucha entre la España antigua y la moderna, no sólo fuese saludable correctivo de lamentables preocupaciones, sino que, picando la curiosidad de los leyentes ménos

desocupados ó más perezosos, les hiciera caer en la tentacion de entrar en investigaciones más profundas y sacar su inteligencia del cáos en que se procura tenerla sumida. Animábanos la idea de que tambien la crítica ha pasado por una revolucion; de que ya se atiende ménos al escritor que al pensador; de que ya el mejor estilo es el más general, el más abierto al mayor número de facultades, el que acierta á ser racional para la inteligencia, animado para la imaginacion, armonioso al oido, el que logra tocar la cuerda sensible del corazon y apoderarse del alma: alentábanos la segu ridad de que el pensamiento no es ya más que una inmensa gravitacion en que todos pesamos, unos con el peso de un grano de arena, otros con el de una montaña, pero que todos tenemos ya nuestra parte de colaboracion, todos influimos unos sobre otros con la predicacion ó el ejemplo, y por esta cooperacion, por esta jerarquía de talentos, en cierto modo inédita, por la presion de los mejores sobre los medianos, y á veces por la resistencia de los medianos á los mejores, se forma al cabo la sabiduría de las sabidurías, llamada opinion pública, que acaba siendo casi siempre la síntesis nacida de la difusion de la verdad.

Con indulgencia tal recibió el público nuestro humilde ensayo, que en ménos de tres meses se agotó la edicion, de que hace ya años por rara casualidad se encuentra un ejemplar. En ella decíamos, explicando la índole y el propósito de nuestra tarea: Hemos necesitado encerrar en un volúmen sucesos de medio siglo, perfectamente conocidos de las personas ilustradas, pero por desgracia ignorados, ó mal apreciados en gran parte, de la masa general del país. Para salvar el inconveniente de repetir cosas sabidas, hemos ido á buscar en las fuentes originales las olvidadas, y muchas de ellas nunca archivadas en ninguna historia, descendiendo á detalles curiosos que animen á reconocer las páginas de este libro, dedicadas á recoger como en una lente la imágen del absolutismo y la arbitrariedad; hemos cuidado con mucho esmero de los hechos y las doctrinas de que trata este estudio, tengan á su lado, no el leve peso de nuestra opinion, sino el apoyo de autoridades irrecusables por el lector, sea cualquiera su opinion y áun su pasion; hemos querido, en fin, levantar un testimonio esplícito y solemne de las contrariedades que en España se han opuesto á la accion del progreso político y material. >

que

«Por primera vez se ven reunidas, agrupadas y presentadas frente á frente, las palabras textuales de Cárlos IV, María Luisa, Fernando VII, Napoleon I, los grandes de España, los cuatro Consejos de Castilla, el de la Inquisicion, José y Luis Bonaparte, los infantes Don Antonio, Don Carlos y Don Francisco, los generales, los obispos, la reina Cristina, Luis Felipe, la reina Isabel, Don Cárlos, Don Fernando y Don Juan de Borbon, y otros personajes y altos cuerpos del Estado. Por primera vez se utilizan para una confrontacion que no pueda ser contradicha, los documentos ofi

ciales, las comunicaciones de las juntas y corporaciones populares, las pastorales, las proclamas, los periódicos, los folletos, las hojas volantes, los gritos, los pasquines, los anónimos, las canciones populares, las caricaturas, los datos, olvidados muchos desde principios de este siglo, reproducidos muy pocos, utilísimos todos para apreciar las opiniones española y afrancesada, liberal y servil, moderada y exaltada, isabelina y carlista, progresista y retrógrada, democrática y conservadora. Por primera vez, en fin, se abre una amplia informacion de escritores, oradores y hombres políticos, admitiendo á declarar todas las opiniones, parcialidades, intereses y pasiones, para que resulte la verdad en el ánimo más prevenido, despues de oir las declaraciones de Godoy, Jovellanos, Quintana, Argüelles, Gardoa, Beña, Villanueva, Castro, San Miguel, Marliani, Blake, Llorez, Miranda, Pecchio, Marina, Uquinaona, el Padre Salmon, Nellerto (Llorente), Izquierdo, Ceballos, Aranza, Urquijo, O'Farril, Lardizabal, Toreno, Martinez de la Rosa, Rovigo, Aranza, Galiano, Pacheco, Miraflores, Búrgos, Benavides, Florez Estrada, Castaños, Chateaubriand, Ferrer del Rio, Inguanzo, Cañedo, Lara, Alvarado, Córdoba, Borrego, Savigny, Castro, Duverini, Leon, Hubert, Lassala, Arrizaga, Gonzalez Brabo, Donoso Cortés, Campoamor, Rico y Amat, Capmany, Roca, Lafuente, Brizard, Pidal, Peñaguayo, Roca de Togores, Mon, Arrazola, Thiers, Guizot, Pastor Díaz, Concha, O'Donnell, Rios Rosas, Trueba Cossio, Bendicho, Lopez, Conde de las Navas, Lamartine, Palmerston, Caballero, Pratt, Santa Cruz, Cabello, Temprado, Carnet, Valdés, Ferrer, Pirala, Chao, Baralt, Vicent y otros infinitos que sería prolijo citar.»

Nuestra propia experiencia nos dice, que habiendo hecho para esta obra el estudio, casi, que necesitábamos para escribir una historia, que presentando reunidos y ordenados documentos, datos y autoridades, por mil partes esparcidos y nunca compilados, hemos trabajado para otros, hemos clasificado é inventariado trofeos abandonados, formando con ellos un riquísimo arsenal, muy útil para los que en la tribuna, en la prensa y en toda especie de debates, defienden la causa de la democracia. Léjos de pesarnos que aprovechen este trabajo, y teniendo presente la multitud de casos en que hay imposibilidad de encontrar oportunamente para las improvisaciones de la lucha activa, tantas armas de resultado instantáneo para quitar á los adversarios de las ideas modernas toda apariencia de razon en discusiones y polémicas, hemos procurado que lo mucho revisado y leido, para no poder aprovechar más que indicaciones y frases, porque otra cosa no cabia en el terreno estrecho en que nos movíamos, sirva de guía á los hombres políticos, á la juventud estudiosa y á todo el que quiera saber la verdad de nuestra Revolucion, para encontrar el complemento de lo que no hemos hecho más que señalar; y lo hemos facilitado, en fin, cuanto hemos podido, dejando señalada nuestra larga y laboriosa peregrinacion, con más de mil citas que

sirvan para dirigirse, sin los rodeos y fatigas que á nosotros nos han costado, á los manantiales donde se encuentran los documentos y textos de que sólo fragmentos hemos tomado. >>

Eso decíamos en la primera edicion de este libro, destinado á reseñar las ideas, las creencias, las instituciones y vicisitudes por que ha pasado España desde principios del presente siglo, y á evocar de paso la fe democrática de tres generaciones, los sentimientos de un largo período de crueles sacrificios. Al revisar la primera edicion, para preparar la segunda, nada hemos necesitado desdecir ni adulterar de lo que pensamos hace ya quince años: cumplíamos entónces, escribiéndolo, un encargo con que nos honró el partido en que hemos militado, desde que empezamos á pensar, hasta que, cerrado el círculo de su evolucion, ensayados y agotados sus ideales, y madurados por la accion del progreso otros, que han de sellar con nuevo cuño las instituciones oriundas de períodos caducos, aquella comunion política perdió su razon filosófica de existencia, se disolvió y desapareció, legándonos insigne ejemplo de patriotismo ardiente, de iniciativa reformista, de perseverancia admirable, de abnegacion y valor cívico incomparables, y asegurando á la bandera que la dió sombra durante sesenta años de crueles luchas, puesto central en el grupo sagrado de estandartes y enseñas que guiaron á España á las glorias de la guerra de la Independencia y á los heróicos esfuerzos con que rompió el sudario en que se la tenía envuelta, realizó su resurreccion, y preparóse á una nueva vida.

Pero si no hemos tenido necesidad de cambiar el cuadro, hemos debido ensancharle. El tenaz empeño de una escuela esencialmente perturbadora, y malamente llamada tradicionalista, en perpetuar las falsificaciones históricas y calumniar las ideas modernas, presentándolas como peligros sociales, nos ha movido á anteponer al estudio sobre la filiacion de la Revolucion española una reseña, ligera, pero documentada tambien, de las usurpaciones de la monarquía absoluta y sus ruinosas consecuencias. La conveniencia de hacer luz completa, no sólo sobre esa época, sino sobre otra más moderna, en que clases determinadas se han confederado como tales, y asidas á principios y símbolos tradicionales materializados, explotan instituciones sin cimiento moral, que se mantienen por la coalicion de intereses egoistas (produciendo una desorganizacion económica y política, propia de períodos que tienen por única creencia el culto al becerro de oro, por único sacerdote la corrupcion, por únicos fines sociales las riquezas; el sensualismo y el vicio), nos ha movido á aumentar considerablemente el libro, para robustecerle con nuevas revelaciones y nuevos é importantes testimonios de hombres de todas opiniones, que han ido apareciendo desde la primera impresion. Antes de cerrar la obra y descansar de la jornada, hemos creido que debíamos pararnos á echar una mirada por el camino recorrido, ayudando al lector á darse

cuenta de las experiencias adquiridas en él, y á explicarse bien las causas originarias de que estemos como estamos, y las asombrosas condiciones de vitalidad de una nacion que, con el pasado de la española, no está peor aún. Por último, para comodi. dad de los curiosos, hemos formado un minucioso índice alfabético de materias que permitirá abarcar en minutos todos los antecedentes y opiniones importantes sobre un punto ó una cuestion dada, á traves de las múltiples situaciones por que la política ha pasado en España desde fines del siglo anterior; trabajo enojoso, pero creemos que de alguna utilidad, no sólo para los que quieran adquirir fácilmente un conoci miento exacto de la historia contemporánea y fijar sus ideas, sino áun para aquellos que, no teniendo nada que aprender, podrán recordar, sin molestia, noticias, detalles y pormenores, que en vano buscarian ni en el Diario de Sesiones, ni en la Gaceta, ni en las colecciones de periódicos, ni en cuerpo de obra alguna.

Del conjunto de este libro esperamos que resulte el proceso en que se revelan los crímenes que llevaron á España á la decadencia, los autores del rebajamiento moral, de la postracion material y de la inferioridad en que estamos con relacion á otros pueblos, ni tan prósperos como fué el nuestro un dia, ni de tantos recursos como los que hoy mismo cuenta, y la demostracion tambien de la influencia, más ó ménos directa, pero siempre enorme é inevitable de la cosa pública, sometidos todos, absolutamente todos los habitantes de una nacion, áun los más encerrados dentro de un sistema de egoismo reconcentrado. Que los hombres de buena fe lean y reflexionen, no los juicios nuestros, sino el fallo irrefutable de más de un millar de actores en la historia y cronistas de ella, por diversos y áun opuestos criterios guiados, y rasgando las tinieblas en que se ha procurado tenazmente mantener envuelta la opinion, y reconociendo, que el que no profesa ningun principio niega todos los deberes y se niega á sí mismo todos los derechos, rechacen la teoría mortal de la indiferencia, lepra del individuo y gangrena de la patria; hagan brotar de su alma una conviccion, como brota del suelo el árbol bien arraigado; recobren la esperanza, levanten el ánimo y se preparen á recibir, amaestrados por la enseñanza de lo pasado, la promesa infalible del porvenir.

Paris 2 de Mayo de 1879.

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