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mada y tan llena de arboles caydos y atravesados que los Rios truxeron, que a gran pena los compañeros podian an. dar sobre ella; alli se nos perdieron muchas espadas y vallestas y vestidos y muchas Rodelas, de cuya causa hize hazer muchas adargas de algodon bastado para los compa. ñeros en lugar de las Rodelas perdidas, y tambien para los quatro de cavallo que despues de juntado con los navios saque en tierra, pues como asi mesmo el agua nos llevase los mantenimientos, fue nos forçado yr a buscar donde oviese que comer, y como nuestro fin fuese bolver a la costa dela mar que avia diez leguas hasta ella y por tierra no podiamos yr, fue forçado hazer balsas de maderos grandes y atados unos sobre otros, puesto encima nuestro fardaje, y los yndios que nos servian, fuymonos en ellas el Rio abaxo hasta llegar á la mar, que seriamos mas de quinientas animas, y de ventura como algunos conpañeros llegaron de noche arrebatolos la corriente del Rio y sacolos a la mar a media noche, metiendolos la Resaca muchas vezes debaxo del agua, y otro dia desde la costa los viamos dos leguas la mar adentro, que como la menguante de la mar los llevo, la corriente los tornaba hazia tierra. Con todo, yo mande luego que en otras balsas pequeñas saltasen onbres sueltos nadadores, y fueron alla y los truxeron, a los quales hallaron tales que ya se dexaban de ayudar; plugo á Dios por quien el es que no se perdio ninguno, y Recogidos, camine por la costa de la mar al Poniente hasta que llegue a un golfo que se llama el golfo de San Viçeynte (1), que es donde halle a Andres Niño, que acababa de llegar con los nabios adobados y la vasija del agua hecha y vistos, pen

(1) El Golfo de San Vicente es la Bahía de Caldera, en el Golfo de Nicoya. La comarca que baña llamó se la Chorotega, donde el Lic. CavaIlón fundó en 1561 la villa de los Reyes del Puerto de Landecho, según se observa en mapas antiguos.

se embarcarme en ellos y hazer el descobrimiento con los marineros, porque no tenia piernas para andar por tierra a caballo ni a pie, y dexar a un teniente mio en tierra con los hombres que yo traya; y como la gente de mi compañia lo supo, començo a sentir soledad, pensando quedar sin mi, porque, en la verdad, ya aviamos començado a topar mayores caciques, y bisto yo esto, y considerando que tenia Razon, enbie a mi teniente con Andres Niño y a otros dos pilotos juramentados para que midiesen y contasen las leguas que se andava en el dicho descubrimiento, y yo quede con mis cien onbres y quatro cavallos, prosiguiendo mi descubrimiento por tierra y por la costa al Poniente, porque aquella hera la verdad para que vuestra magestad fuese servido como lo fue, con pensamiento de pacificar los caciques que topase y hazellos vasallos de vuestra magestad por toda manera de bien, y a los que no quisiesen, hazerselo hazer por fuerça como lo hice.

pues partidos los dos navios a descubrir y dexados otros dos en este dicho golfo de San Viceynte, para que a los descubridores de por mar y de por tierra nos esperasen alli con 40 mill castellanos de oro que ya teniamos, yo me parti por tierra haziendo muchos caciques amigos y vasallos de vuestra magestad, y tornadose todos cristianos muy de su voluntad, y llegue a un cacique que se llama Nicoya, el cual me dio de presente 14 mill castellanos de oro, y se tornaron cristianos 6 mill y tantas personas con el y sus mugeres y principales; quedaron tan cristianos en diez dias que estube alli, que quando me parti me dixo el cacique que pues ya el no avia de hablar con sus idolos, que me los llebase, y diome seys estatuas de oro de grandura de un palmo y me Rogo que le dexase algun cristiano que le dixese las cosas de Dios, lo qual yo no ose hazer por o aventuralle y porque llevaba muy pocos.

Como ove andado cinquenta leguas, tube nueva de un

gran cacique que se llama Nicaragua, y muchos yndios principales que comigo llevava me aconsejavan que no fuese alla, porque hera muy poderoso, y aun muchos de los conpañe ros que yban comigo me aconsejavan lo mesmo, pero la verdad es que yo iba determinado de no bolver atras hasta hallar quien me estorvase por fuerça de armas de yr adelante, y como llegue una jornada antes de su pueblo, enbiele las lenguas que llevava y seys principales otros que comigo yban, y enbiele a dezir lo que alos otros caciques solia, y es que yo hera un capitan que el gran Rey de los cristianos enbiaba por aquellas partes a dezir a todos los caciques ó señores dellas que supiesen todos que en el cielo mas arriba del sol ay un Señor que hizo todas las cosas y los onbres, y que los que esto creen y lo tienen por señor y son cristianos, que quando mueren van aRiba donde el esta, y los que no son cristianos van a un fuego que esta debaxo la tierra y que a todos los señores y caciques de atras hazia donde el sol nace lo abia dicho y todos lo creen asi y lo tienen por señor y son cristianos y quedan por vasallos del gran Rey de Castilla, y que a todos los caciques y señores de do hazia el sol se pone lo tengo de dezir, porque este mismo Dios asi lo manda/ que esten en su pueblo el y sus yndios y que no aya miedo que yo le dire otras cosas muy grandes deste mismo Dios, que avra plazer de savellas, y que si esto no quisiere hazer ni ser vasallo del gran Rey de los cristianos, que se salga al canpo de guerra, que yo sere con el otro dia/; este mismo dia en la tarde unos espingarderos que llevava provando la polvora, pusieron fuego a su posada y a la mia y quemaronse a ellos mismos, que fueron tres, que no fue poca turbacion entre los conpaneros por ser en bispera de tal dia como esperabamos; pero alli se dixo a todos lo que convenia y quedaron con harto menos escandalo, los quales dexe alli a curar y un otro onbre con ellos.

Otro dia, como yo llegue una legua de su pueblo, halle quatro principales y los mios que me dixeron que el cacique me esperaba en su pueblo de paz, y llegado aposentome el mismo en una plaça y casas del alderredor della, y luego me presento parte de quinze mill castellanos que en todo me dió y yo le di una Ropa de seda y una gorra de grana y una camisa mia y otras cosas de Castilla, muchas, y en dos o tres dias que se le hablo en las cosas de Dios, bino a querer ser cristianos el y todos sus yndios e mugeres, en que se babtizaron en un dia 9.017 animas chicas y grandes y con tanta voluntad y tanta atencion, que digo verdad a vuestra magestad que vi llorar algunos conpañeros de devocion, y diziendo los primeros a ellos y a ellas a parte como Dios es testigo, que este Dios que hizo todas las cosas no quiere que nadie se torne cristiano contra su voluntad, y con todo esto dixeron que querian ser cristianos y cristianas/; aqui estuve ocho dias y puse dos cruzes como en los otros pueblos traya de costunbre, una muy grande en unos montones grandes de gradas que en cada lugar en la plaça ay, que sin duda no parece sino que los mismos montones estan pidiendo las cruzes, y dexe otra en su mezquita, que el mismo la llebo en sus manos a que alli se pusiese, y quedo en cima de un altar atada por pie y hecho un monumento de matas pintadas y muy devota/; pasados los ocho dias, me parti a una provincia que esta seys leguas adelante, donde halle seys pueblos legua y media o dos leguas uno de otro, de cada dos mill vezinos cada uno; despues de avelles enbiado a dezir el mensaje y cosas que a este cacique Nicaragua, e aposentadome en un pueblo dellos, y despues de venirme todos los señores dellos a ver y hechome presente de oro y esclavos y comida como es su costumbre, y como ya ellos sabian que Nicaragua y sus yndios se avian tornado cristianos, casi sin hablar se lo vinieron a querello ser, y cada dia se venia a babtizar un se

ñor de cada pueblo con su gente, y hecho esto, venian cada dia a dezirme que fuese el clerigo a sus pueblos a hablallos de Dios, y asi se hazia y madrugavan los del un pueblo y de otro para qual le llevaria antes.

Estando en medio desta buena obra ya dicha, parece que supieron de my otros caciques grandes que estavan mas adelante y devian saber lo que los otros caciques hazian comigo, y uno dellos que se dize Diriangen vinome a ver desta manera; truxo consigo hasta quinientos onbres cada uno con una pava o dos en las manos, y tras ellos diez pendones y tras ellos diez e siete mugeres, todas casi cubiertas de patenas de oro y dozientas y tantas hachas de oro baxo, que pesaba todo diez e ocho mill castellanos, y mas atras cerca de si y de sus principales venian cinco tronpetas, y en llegando cerca de la puerta de mi posada tocaron un Rato y acabado entraron a verme con las mugeres y el oro; mandeles preguntar que a que venian, y dixeron que a ver quien heramos, que les avian dicho que heramos una gente con barvas y que andavamos encima de unas alimañas; que por ver quien heramos y lo que queriamos venian a vernos; yo mande a la lengua que les dixese todo lo que se avia dicho al cacique Nicaragua, y ellos Respondieron que todos querian ser cristianos; pregunteles que quando querian babtizarse; dixeron que ellos vernian dende a tres dias a ello, y como al diablo no le plaze dela salbacion delos onbres, hizoles mudar proposito, y tanbien creo que fue la causa vernos tan pocos; y al terçe ro dia que dixeron, aviendo ydo el clerigo con el mejor cavallo que teniamos y dos conpañeros valientes onbres a predicar a unos pueblos vecinos, estando todos algo descuydados de cosa de guerra, sabado diez e siete dias de abrill a medio dia, con la mayor siesta del mundo, dan sobre nosotros tres ó quatro mil yndios de guerra armados a su manera de jubones bastados de algodon e armaduras de

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