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Adelardo Lopez de Ayala.-Aún llora la escena española la prematura muerte del laureado autor de El Tanto por Ciento, El Tejado de Vidrio, Consuelo y Rioje. No hace aún cuatro años fallecía en la corte de España, siendo presidente del Congreso de los Diputados, el puesto más elevado en la política de este país.

Las obras de Ayala forman un teatro especial, del cual es hoy el imitador más fiel el jóven poeta Juan Antonio Cavestany, cuyo teatro se distingue por la elegancia y cultura en la forma, pero no por eso se crea que Ayala abandone la trascendencia en el asunto que desarrolla en sus dramas, ántes al contrario, en todos los suyos se advierte una profundidad tal en los temas que desa:rolla, que más se crée sea obra de un profundo filósofo que de un poeta. Versificacion tan natural, fluída y sonora como la de Ayala, no es posible buscarla en otro autor; su naturalidad es tan grande que sus versos se adivinan hasta por los más ajenos á la poética.

Tambien Ayala fué orador: su principal discurso fué el pronunciado en el Congreso español en ocasion de la muerte de la reina Mercedes, primera esposa de Alfonso XII: más que discurso, es una poética elejía en prosa, no escrita desde la que el divino Herrera hizo á la muerte de su amada la condesa de Jelvez. Su estilo vigoroso, persuasivo y tierno, hacen de este discurso una obra digna de la oratoria de Ciceron y Demós

tenes.

Luis Eguilaz.-Eguilaz preparó el nacimiento del género realista que hoy cultivan Echegaray, Cano y Sellés. La Cruz del Matrimonio es su principal obra. Pero el realismo de Eguilaz es natural y no está llevado á la exageracion á que lo han conducido estos escritores. Sus obras, á más de su gran mérito literario, tuvieron otro muy grande y al que se debió en mucho la gran aceptacion que les dió el público: que fueron interpretadas

por el Talma español de nuestros días, por el incomparable actor Julian Romea.

D. José Echegaray, Leopoldo Cano y Eugenió Sellés.—Llegamos al fin de nuestro modesto trabajo al analizar los escritores dramáticos de hoy. Estos tres señores, grandes pensadores, buenos poetas y mejores escritores, no obstante deben ser censurados abiertamente; porque al aceptar el realismo más exajerado en sus obras, llevan á la gramática española por una pendiente fatal, para apartarla de la cual serán inútiles cuantos esfuerzos se hagan. Echegaray en El Puño de la Espada, La Esposa del Vengador, La Muerte en los Lábios, y mil más ; Cano, en los Laureles de un Poeta, El Código del Honor, y La Opinion Publica, y Sellés en El Nudo Gordiano, y en El Cielo ó el Suelo, aunque todas obras de gran mérito literario y en las cuales se adivina el profundo talento de sus autores, no obstante el exajerado realismo que en ellas impera, vicia el gusto del pueblo y ha de dar en un término más ó ménos próximo funestos resultados.

Echegaray, en sus obras O Locura ó Santidad y en El Gran Galeoto, sin abandonar el realismo que tan acerbamente criticamos, ha conseguido desarrollar en ella dos dramas sociales de primera fuerza, castigando defectos de la época en que vivimos. Si Echegaray, Sellés y Cano, abandonasen el realismo que los domina, serían dignos sucesores de Ayala y Tamayo. No obstante esto, son los tres considerados como los primeros dramaturgos de su país y á la altura de los primeros contemporáneos

europeos.

Juan Antonio Cavestany-Aun no ha cumplido hoy veintidos. años y ya cuenta con innumerables obras dramáticas que le han valido una hermosa reputacion y que hacen presentir en él al dramático del porvenir. Los estrechos vínculos que á él nos unen, nos prohiben hacer su juicio solo dirémos que su género es el de Ayala y Tamayo, es decir, el drama social revestido de

la forma culta y clásica de estos escritores. Sus principales. obras son: El Esclavo de su Culpa, escrita cuando aún no tenía quince años, Grandezas Humanas, Sobre quien viene el Castigo, Despertar en las Sombras, ( dramas) Salirse de su esfera,y Ay que tio, (comedias), y el monólogo La noche antes. Esta última es una obra de muy difícil ejecucion por lo imposible de interesar á un público un personaje solo; sin embargo, la novedad y la forma con que está escrita, valieron á su autor grandes aplausos.

Tambien es orador, lo cual es muy difícil de encontrarse en un jóven de cortos años. En el Círculo Demócrata Dinástico que preside Moret se dió á conocer como orador impetuoso y sus discursos se distinguen por la grandeza de imágenes y por la forma especia! de su estructura, sacrificando todo en sus discursos, preparando al público para recibir un aplause al fin de cada período. Cavestany ama mucho el aplauso y esto tal vez en el teatro y en la oratoria le eleven á mayor altura de la que tan jóven tiene ya en la república de las letras.

Acaba de contraer matrimonio con una bella señorita de gran fortuna, cuya fortuna tal vez le haga abandonar las buenas letras por las letras de cambio ó tal vez haga que pierda su espíritu poético, porque poetas ricos, pocos se haliarán en el mundo, y parece condicion precisa para ser poeta, el ser pobre por esto nosotros no perdemos la esperanza de ser algun día ménos malos de lo que somos.

JENARO CAVESTANY.

Mejico 1884.

LA ORACION DEL PROFETA

Señor, reviva ante tu vista el triste
Pasado nuestro de zozobra y llanto
Y, mirando el oprobio y el quebranto
Que sufrimos, piadoso nos asiste.

De la hija de Sion gentil y airosa
Qué ha sido Mira cómo al enemigo
Sus casas, nuestras casas, dan abrigo,
Y sus campos su ofrenda primorosa.

El dolor, la amargura, nos oprimen,
La orfandad nuestras lágrimas incita
Y, apagado el mirar, la faz marchita,
Cual tristes viudas nuestras madres gimen.

Miserias y baldon tales sufrimos
Que, de los bosques y cisternas dueño
El enemigo usurpador, el leño
Y el agua solamente á precio hubimos.

Con cadenas al cuello y maniatados
Míseros ay lleváronnos cautivos

Sin permitir un punto, compasivos,
Dar reposo á los miembros fatigados.

Por pan, sin pátria y sin hogar, vendimos
La dulce libertad —¡ de tal manera
Dura la adversidad mostróse y fiera !-
Y de Egipto y Asiria esclavos fuimos.

Contra tí nuestros padres han pecado
¿Porqué sobre nosotros tantos males,
Dolor, congojas y miseria tales
Si han su ejemplo sus hijos imitado?

De nuestros propios siervos fuimos siervos Y no hubo una mano que se alzara Contra la impia opresion y que calmara Nuestros dolores ásperos y acerbos.

Desafiando el peligro amenazante
Para el sustento hallar, por los desiertos
Estériles vagábamos inciertos,

Esperando la muerte á cada instante.

Nuestra faz demacrada y macilenta

Y nuestra piel rugosa y denegrida
Dejó el hambre, que avara en nuestra vida
Hizo presa cebándose violenta.

A las castas mujeres deshonraron
En Sion y Judá desamparadas
De la violencia en manos entregadas,
Y á las púdicas vírgenes ajaron.

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