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de los indios; pero el astuto Alejo discurrió un arbitrio seguro para romperla. Algunos de sus guerreros dieron un largo rodeo, i atacando con sus picas a los caballos que los españoles tenian a sus espaldas, los precipitaron sobre la línea introduciendo en ella un espantoso desórden. Combinado este movimiento con un ataque mas formidable de los bárbaros, la batalla, aunque sostenida por algun rato con ardor, se convirtió luego en una derrota completa de los españoles. A la desorganizacion de éstos se siguió una horrible carnicería de que solo se esceptuaron unos pocos soldados que quedaron prisioneros, i otros que por estar cubiertos de heridas fueron dejados por muertos en el campo del combate. Los vencedores se alejaron de esos lugares llevándose un copioso botin. En la mañana siguiente, cuando llegó el socorro pedido a la plaza de Conuco, fueron recojidos de entre los montones de cadáveres, algunos heridos casi moribundos. Uno de éstos era el mismo capitan Gallegos, que falleció pocos dias mas tarde estando sometido a juicio como responsable de aquel doloroso desastre.

A estas derrotas se siguieron todavía otros combates mas o ménos funestos para los españoles. Un destacamento de 250 soldados que salió de Conuco a las órdenes del capitan Bartolomé Perez de Villagran, fué batido por Alejo en un sitio vecino llamado Perales, i volvió a la plaza destrozado i con pérdida de su jefe i de muchos soldados. Otro destacamento de 280 hombres mandados por el sarjento mayor Bartolomé Gomez Bravo, sostuvo pocos dias despues un combate mas reñido todavía en el sitio denominado Lonquen, a corta distancia de Yumbel, en que perdió a su jefe i alguna tropa, pero en que pudo defenderse resueltamente i obligar a los indios a tomar la retirada. Este último suceso, a pesar de que los españoles no pudieron perseguir al enemigo, fué celebrado por éstos como una victoria que atenuaba en parte los contrastes anteriores.

Junto con estos contratiempos que retardaban la pacificacion del territorio que habia estado sometido a los españoles, ocurrieron ese mismo verano otros accidentes que hacian mas azarosa la situacion de éstos. Los indios de la isla de Santa María, que despues de la evacuacion de la plaza de Arauco habian quedado libres de toda sujecion, apresaron un buque que se acercó a sus costas i en él tomaron veinticinco prisioneros. A mediados de marzo, los indios pehuenches, pobladores de las faldas orientales de la cordillera, hicieron una irrupcion en los campos vecinos al Maule, donde comenzaban a establecerse nuevamente los españoles, robaron bastante ganado i tomaron muchos prisioneros. Así, pues, a pesar de la actividad i de la enerjía desplegadas por

TOMO V

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Porter Casanate, este conjunto de desgracias embarazaba su accion i minaba su crédito de gobernante i de militar (12).

4. Terremoto del 15 de marzo de

1657 i ruina de Concepcion: el fiscal de la audiencia propone al rei trasladar la línea de frontera

Maule.

4. En medio de los accidentes i contrastes de la guerra, sobrevino un espantoso cataclismo que hizo mas penosa i alarmante la situacion de los españoles.

El jueves 15 de marzo de 1657, a las siete i media de la noche, ocurrió en la rejion del sur del territoa las orillas del rio un terremoto comparable en su intensidad, si no en sus estragos, con aquel que diez años antes habia destruido la ciudad de Santiago. "Concepcion quedó aruinada i asolada jeneralmente desde sus cimientos, dice una relacion contemporánea, porque sobrevino a este terremoto otro no menor fracaso, como fué salir por tres veces la mar por las calles de dicha ciudad, con que combatida de estos tan fuertes elementos, cayeron los edificios i se perdieron los víveres i murieron hasta cuarenta personas" (13). En efecto, dos horas despues del primer sacudimiento, se notó que el mar se retiraba; pero volviendo luego con un ímpetu aterrador, llegó hasta la mitad de la plaza; i esta violenta inundacion así como los sacudimientos de la tierra que seguian sucediéndose, echaron al suelo las casas i los templos, sin perdonar humilde albergue ni soberbio edificio que no esperimentase su total ruina," dice otro escritor contemporáneo, Rojas i Fuentes. Los habitantes de la ciudad se asilaron en las lomas vecinas donde vivieron muchos dias. El gobernador se hallaba entónces en campaña; pero el obispo don Dionisio Cimbron, que acababa de tomar el gobierno de la diócesis, ejercitó su accion episcopal, segun las creencias de sus feligreses, "conjurando al mar i exhortando al pueblo a la penitencia" (14). Allí, como habia sucedido ántes en Santiago, se atribuyó a milagro la salvacion de las imájenes de algunos santos, a los cuales se hicieron aparatosas procesiones los dias siguientes.

(12) Todos estos hechos estan consignados con mas o ménos estension en los informes dirijidos ese mismo año al rei por la real audiencia de Santiago, de que hablaremos mas adelante; i se hallan ademas referidos mas prolijamente aunque con mucha confusion i con deficiencia por el cronista Córdoba de Figueroa, el cual parece apoyarse en los manuscritos del padre Rosales que no han llegado hasta no

sotros.

(13) Informe del fiscal Solórzano i Velasco de 2 de abril de 1657.

(14) Córdoba de Figueroa, Historia, lib. V, cap. 24. Por un error evidente, este cronista dice que el terremoto tuvo lugar el 14 de marzo.—Véase Olivares, Historia de los jesuitas, páj. 217.

Aquel terremoto se hizo sentir con gran fuerza en todo el territorio comprendido entre los rios Cauten i Maule, i con menor violencia en el resto del reino; pero no causó estragos tan considerables como el que destruyó a Santiago. La rejion del sur, asolada por el alzamiento de los indios, casi no tenia mas edificios de alguna importancia que los de Concepcion (15); i esta era entónces una ciudad pequeña, empobrecida ademas por la guerra. Pero, de todas maneras, esa catástrofe no podia dejar de producir una profunda impresion en todos los ánimos i excitar el desaliento entre los que creian ver en tales desastres un castigo evidente del cielo i un anuncio de nuevos desastres. El terremoto parecia venir a demostrar que la ruina del reino de Chile era irreparable.

El gobernador, el obispo de Concepcion i la real audiencia informaban por entónces al rei sobre el estado de la guerra. El primero no habia perdido la esperanza de recuperar el territorio de que habian sido arrojados los españoles despues del alzamiento, pero pedia socorros de jente i de dinero demostrando que los caudales del situado alcanzaban solo para pagar las tropas, i no para reconstruir los fuertes i llevar a cabo todos los trabajos que eran indispensables. La real audiencia se mostraba profundamente alarmada con la repeticion de aquellos desastres de todo órden, i no tenia mucha confianza en que fuera posible repararlos. Envió con la mayor rapidez dos cargamentos de víveres para socorrer a los habitantes de Concepcion, i, así como el cabildo de Santiago, pidió al virrei del Perú que enviase los socorros posibles; pero en sus comunicaciones parecia empeñada en exajerar los males que aquejaban al reino. El fiscal de la real audiencia, doctor don Alonso de Solórzano i Velasco, seguramente con conocimiento del tribunal, preparó un largo i noticioso informe al rei sobre el estado de Chile, de su poblacion, de la pobreza a que estaba reducida, de los desastres de la guerra i de los estragos causados por los terremotos. A juicio de éste, la situacion del reino era calamitosa e irreparable; i debia renunciarse a toda esperanza de consumar por medio de las armas la recuperacion de lo perdido. "Solo la guerra defensiva es la que ha de conservar este reino, decia con este motivo. De ella ha de resultar el ahorro de vuestra hacienda real, i que no se derrame tanta sangre sin esperanza de contrastar a este tirano tan re

(15) Segun el informe citado del fiscal Solórzano, los indios, cuando destruyeron a Chillan dos años ántes, habian dejado en pié la iglesia mayor; pero ese único edificio fué arruinado por el terremoto.

belde (los indios) i avilantado como valeroso i numeroso." Pero a causa de la confusion i de la desconfianza que habian producido los últimos desastres, se trataba ahora de rehabilitar la guerra defensiva no sobre la base de 1612, estableciendo la línea de frontera en las márjenes del Biobio, sino haciéndola retroceder cuarenta leguas para fijarla en el rio Maule, sin dejar en todo ese territorio mas que una plaza fuerte en Concepcion, para la defensa del pais contra las agresiones de corsarios. "Infiero, añadia el doctor Solórzano en otra parte de su informe, que convendrá despoblar la ciudad de la Concepcion, dejándola fortificada con solo 200 soldados, haciendo mejor i mas segura mar.sion, que ya se vieron despobladas en otra ocasion otras ciudades i dejar despoblada la de Chillan i pasar sus armas al partido de la ribera del Maule, poblando en Duao, pais capaz, de buen temple i mui fértil en aquellas riberas donde se guardará el vado que el rio abre allí. Tiene gran comodidad para el riego de tierras. Todos los que tienen estancias desde el rio de Maipo, que está cuatro leguas de la ciudad de Santiago hasta el rio de Maule, que son cincuenta, tienen a una, a dos, a tres i mas leguas de estancia. Se les puede reformar dejándoles las tierras necesarias i otro tanto mas, i en lo restante acomodar a los pobladores (de Concepcion i de Chillan), con que quedarán unos con otros abrigados, la tierra poblada i rica, impedida la entrada. al enemigo por la cordillera i demas pasos, i dicha ciudad i su distrito segura i resguardada; i puesto que esta poblacion se hace por el bien público, i se les aplica a los pobladores lo que sobra a los poseedores, i que el repartir las tierras fué para poblar i no para superfluidad, no parece se hace injuria pues mira la conservacion de lo mismo que poseen con seguridad" (16). Desarrollando su plan, proponia que en la ribera norte del Maule, i a distancias proporcionadas, se construyesen cuatro fuertes, cada uno de ellos defendido por doscientos hombres, con lo que quedará todo abrigado, de manera que no pueda pasar un pájaro sin que se rejistre." El fiscal creia que este sistema, al paso que iba a importar una grande economía para el tesoro real, por la reduccion del ejército, permitiria ir reduciendo gradualmente i por los medios de la persuasion a los indios del otro lado de la nueva frontera. Como arbitrio de economía, proponia ademas la supresion de la

(16) Informe citado del fiscal Solórzano i Velasco. Este curioso e importante documento ha sido publicado por don Claudio Gay, en las pájs. 422-448 del II tomo de Documentos; pero su edicion adolece de muchos errores de copia o de imprenta.

real audiencia por ser innecesaria por el estado de pobreza del pais. El fondo de aquel prolijo informe era que el reino de Chile estaba casi enteramente perdido, i que los medios empleados para su restauracion eran absolutamente ineficaces por la escasez de jente i de recursos de los españoles i por el gran número i el vigor incontrastable de sus enemigos.

5. En medio de repetidos contrastes, Porter Casanate conti

nua asentando la recuperacion del

territorio perdido por el alzamiento de los in

dios.

5. Estos informes no podian ménos de desprestijiar a Porter Casanate en el ánimo del rei i de sus consejeros. En la corte de España, donde, a pesar de los contrastes espantosos que desde tiempo atras sufria la monarquía, se estaba creyendo aun en el poder ilimitado de las armas del rei, debia opinarse que los desastres de Chile eran el resultado de su mal gobierno i que esa situacion se mejoraria, sin duda, con un cambio de gobernador. Sin embargo, el cuadro sombrío que se trazaba no era del todo verdadero. A pesar de aquellos desastres, Porter Casanate continuaba pacientemente la obra de la recuperacion del territorio. perdido, i, venciendo dificultades enormes, continuó estableciendo, en la medida de lo posible, la paz i la tranquilidad en la rejion comprendida entre los rios Maule i Biobio.

Apoyado en sus jestiones por el cabildo de Santiago, a quien daba cuenta periódicamente de los sucesos de la guerra, el gobernador no cesaba de pedir socorros de jente i de dinero al virrei del Perú. Los auxilios que recibia no eran, en realidad, mui considerables; i aunque no eran mayores los que conseguia sacar de Santiago, comenzó a reconstruir i repoblar los fuertes que habian sido arruinados por el alzamiento de los indíjenas. A fines de 1657 pasó él mismo el rio Biobio a la cabeza de un cuerpo de tropas, batió a los indios que intentaron ponerle resistencia, destruyó sus chozas i sus sembrados, rescató del cautiverio unos veinte españoles, i a fines de enero de 1658 estaba de vuelta en Concepcion, satisfecho del resultado de esta corta campaña.

Las ventajas alcanzadas en ella no eran mui importantes, pero produjeron un gran contento en todo el reino. El cabildo de Santiago, temiendo las nuevas irrupciones de los indios en los campos vecinos al rio Maule, habia enviado tropas para guarnecerlos; i queriendo reprimir los conatos de sublevacion que se suponian a los indíjenas del distrito de esta ciudad, habia procedido, con la intervencion de la audiencia, a su persecucion i castigo. En acuerdo de 7 de enero habia resuelto dirijirse nuevamente al virrei del Perú para representarle las angustias

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