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DEDICATORIA Y CAPÍTULO PRIMERO.

Al Escmo. é Ilmo. Sr. D. Fr. José Aranguren del orden de S. Agustin, del consejo de S. M., Gran Cruz de la órden Americana de Isabel laCa tólica, Arzobispo Metropolitano de estas Islas, Teniente Vicario general de los Ejércitos de mar y tierra en estos dominios, &c. &c.

Escmo. Sr.: Cuando las crónicas de las órdenes religiosas me han servido tanto para la formacion de esta obra que además puede decirse se principia con la Division Territorial Eclesiástica y cuerpo de anibos cleros de estas Islas, (*) me ha parecido que debia dedicar mi pobre trabajo al Gefe Superior de la Iglesia en ellas, y espero que V. E. acogerá benigno esta débil ofrenda.

Mucho se ha escrito de la historia de este pais; pero hasta ahora nadie se ha tomado el trabajo de recapitularlo, bajo un método claro y sencillo: verdad es que las obras antiguas no se encuentran ya y por otra parte se echan de menos muchos datos estadísticos.

En Europa se ha medido la altura de los montes; se ha observado diariamente durante siglos las variaciones del barómetro y termómetro; se han situado las ciudades principales por buenas observaciones astronómicas; se han calculado las mareas; se saben los consumos de viveres; se ha estimado el calor medio del dia; se han medido los edificios de mayor altura; se ha medido por cálculos aprocsimados la cantidad de agua que cae anualmente en ciertas ciudades; lo han sido con exactitud las alturas de varios puntos y terrenos sobre el nivel del mar, además de las montañas, razonando sobre lo que estas causas influyen en la variacion de la temperatura &c. Se sabe tambien la parte del terreno inculto y cultivado y se han contado hasta las casas, los árboles y los animales domésticos de muchos pueblos y provincias. Añádase á esto que hay planos topográficos de que aquí carecemos.

Con tanta y tan abundante copia de antecedentes es todavía tan dificultoso el escribir sobre esta materia, no obstante que la clase de contribuciones que alli se cobran á los pueblos sirven de mucho en los resultados que arrojan, que D. Pascual Madoz, cuya laboriosidad y estensos conocimientos son notorios, se esplicaba asi en la comunicacion que dirigió á la redacción de la Gaceta de Madrid el 14 de Marzo de 1849.

Yo suplico á Vds. les decia que en el exámen y censura de este trabajo no pierdan de vista una circunstancia muy importante: á saber: Que esta obra el Diccionario) se escribe en un país donde hay mucha falta de datos estadísticos y mucha prevencion, y en ocasiones dadas resistencia à entregar los que ecsisten.»

Por lo espuesto se puede deducir que estas dificultades llegáran hasta la imposibilidad en Filipinas donde todo está por crear.

\*. He pensado despues que seria mas metodico el tratar primero del territorio y despues de las instituciones.

Sin embargo lejos de rehuir la impugnacion de mi obra, contestaré con mucho gusto á toda observación razonable que se me haga porque asi resaltará mas la verdad.

Durante muchos años he buscado con ánsia las obras en que se trataba de estas Islas, ya impresas ya manuscritas, ya nacionales ya estrangeras, y ya finalmente sobre asuntos generales ó especiales fuesen antiguos ó modernos.

Las obras antiguas en que comprendo todo lo que es anterior á este siglo, puede decirse que pertenecen á dos clases de escritores que son religiosos y navegantes. Los primeros lo han hecho con mas generalidad, los segundos se han circunscrito á puntos determinados de estas Islas y á ideas generales.

Descuellan entre lo primitivo y mas importante de los religiosos, sus crónicas, sus vocabularios, su historia general, sus tratados sobre misiones, sobre párrocos, y otros muchísimas cosas de importancia para conocer el estado del pais en aquellos tiempos. Estas obras apreciables deben estar al frente de todas, 4. por su respetable antigüedad mas cercana que otras á los tiempos de la pacificacion: 2.° por que se escribieron en el mismo pais cuya historia refieren: 3.° por que sus autores prelados misioneros y párrocos, tenian conocimientos locales de que han carecido otros que han escrito. (*) Por ejemplo el abate Rainal, escritor francés que nunca estubo aquí, solo de oidas pudo escribir, y siempre con la prevencion con que desgraciadamente lo han hecho algunos estrangeros.

El Viajero universal solo dijo disparates, y aun en las edicciones modernas reproducidas con otro título y adornadas con láminas, se vé el convento de S. Francisco de Manila, aislado con un puente para entrar en el átrio de él; por aquí se puede deducir como estará lo demas.

Y no solo se han equivocado estos autores antiguos sobre Filipinas, sino que han escrito con notoria pasion, de los establecimientos de los españoles asi en Asia como en América. Para leer con aprovechamiento no solo á Rainal sino al inglés Robertson y aun al piadoso padre Las Casas, es necesario tener á mano las reflecsiones imparciales que escribió en italiano D. Juan de Nuix y Perpiñá el cual rebate las aserciones de aquellos con sólidos argumentos.

Lo único en que á Rainal se le puede dar entera fé, es en cuanto á poblacion, y eso porque tomó los datos para ella de un estado del Arzobispado de Manila de 1752. Siete años antes, en 1745 se habia publicado en Manila por el Padre Diaz, el Párroco de indios.

En 1756 se imprimió en Madrid la historia de Filipinas por Fr. Domingo Martinez. En 1763 se publicó tambien en la Córte la obra sobre Misiones de Filipinas del Padre Mozo.

El Duque de Almodovar fué compendiador de Rainal y publicó sus trabajos en 1783 segun puede verse en el Diccionario de Canga Argüelles hablando de la Capitanía general de Filipinas. Debo advertir que la obra de Almodovar corre impresa bajo el nombre de Eduardo Malo de Luque, nombre supuesto pero formado en anagrama con las mismas letras del título del Duque por lo cual se descubre que es él quien escribió sin querer dar su nombre.

En 1786 se formaron las ordenanzas de buen gobierno, que desde fines del mismo siglo se mandaron revisar por S. M.; pero estando muy atrasado el espediente en 1801 ó 1802, y no habiendo ya ejemplares, se mandaron imprimir ciento por el

(*) El tratado de las costumbres de los indios del Padre Placencia, Franciscano, es de 1589; pero creo que no existe ningun ejemplar á no ser que se encuentre en el archivo del Superior Gobierno ó de la Real Audiencia: tambien he visto citada en otras obras antiguas, la historia de Filipinas del Oidor Morga.

Y son igualmente de venerable antigüedad la historia de Colin y la conquista de Filipinas del P. Gaspar; asi como la crónica del P. Santa Maria, la historia de la provincia del Santísimo Rosario, &c. &c.

Sr. Aguilar con objeto de repartirlos á los Alcaldes mayores y Corregidores de las provincias, para su observancia, los cuales pagaron los gastos de impresion; despues han sido comisionados para su revision en dos distintas épocas los Ministros de esta Real Audiencia D. Francisco Duazo y D. Dionisio Umeres. (*)

Lo que sobre estas Islas ha escrito el desgraciado La Perouse de quien no se supo mas, puede apreciarse bajo dos conceptos; 1.° en lo que era de su facultad que merece entera fé y crédito.

2. En lo que no era del resorte de su carrera, que no la merece por la prevencion con que escribió.

Esta prevencion se manifiesta á las claras y sin rodeos contra el gobierno local y contra el clero. Además un hombre que llegó á Cavite el 28 de Febrero de 1787 y salió para China el 10 de Abril siguiente, mal podia conocer un pais en que solo estubo cuarenta dias, la mayor parte del tiempo ocupado en la carena de sus buques; asi es que admira se hubiese atrevido á escribir como lo hizo, pero por lo misnio no sorprende el que lo equivocase todo; por ejemplo, se muestra muy agradecido del Intendente que le regaló á su partida una coleccion de caracoles, y dice que este Intendente se llamaba D. Gonzolez Carvagnal. (**)

En otro párrafo asegura que los habitantes de Panay y de Mindoro son moros y no reconocen inas gobierno que el de sus príncipes particulares llamados sultanes. Por este estilo un marino tan entendido empezó á desbarrar cuando se metió á historiador; dejémoslo aquí y hagamos justicia al marino.

La Perouse demostró que la situacion del banco de la Plata estaba 25 millas mas al Sur en la carta de Dalrimple que habia copiado Daprés; que no merecian ninguna confianza las de la costa occidental de Luzón y bahia de Manila, y que la posicion que se daba á los bancos de Masinloc y Bolinao tampoco era ecsacta.

En Cavite puso un observatorio astronómico y situó aquel puerto, asi como Manila y otros de que hablaré en su lugar al tratar de los puertos y bahías de la Isla de Luzón.

Antes de llegar á Cavite habia pasado por las Islas Marianas donde demostró por buenas observaciones que los Jesuitas habian calculado bien las distancias de unas á otras; pero que estaban situadas 30 millas mas al Norte, cuyo error de las cartas de aquellos Padres se habia perpetuado por todos los geógrafos que las habian copiado.

En 1788 se imprimió en el Seminario Conciliar, esta estensa historia de Filipinas en 13 ò 16 tomos que publicó Fr. Juan de la Concepcion.

Serían pasados cinco años que la Perouse habia partido, cuando llegó á estas Islas la espedicion Española mandada por Malaspina y compuesta de las corbetas Descubierta y Atrerida.

De estos sábios marinos son los planos escelentes que tenemos de la bahía de Manila, Cavite, puerto de Palapa y S. Jacinto; ademas reconocieron la costa occidental de Luzón y algunas de las Visayas. En el año de 4792 escribía en su diario el viagero Malaspina la poblacion que se calculaba tener estas Islas en las veinte y cinco provincias que habia entonces, á saber; 12 en la Isla de Luzón y 13 fuera de ella, de cuyos datos hago mencion en el capítulo correspondiente.

Melbourne, autor inglés, trató de estas Islas á fines del siglo pasado ó á principios de éste en su obra titulada Oriental Commerce. Dá razon bastante eesacta de la Nao de acapulco, cómo se cargaba y hacía sus viages; trata ademas de la compañía de Filipinas copia la Real cédula de su ereccion, sigue despues la historia del Comer

ron otras tambien

* No estoy cierto si estas ordenanzas son las formadas por el Sr. Arandía, pues creo que se forma*) Seguramente seria D Ciriaco Carvajal

cio en general, apertura del puerto de Manila á las naciones estangeras, y se muestra muy juicioso en todo lo que nos pertenece; pero siento decir que cuando se mete á historiador ya es otro hombre.

Solo trató de una parte de la historia del pais que es cuando sus paisanos tomaron la plaza de Manila en 1762, su ocupacion durante la guerra y reembarque del ejército inglés despues de hecha la paz; pero su relacion difiere enteramente de las muchas que han publicado los españoles.

Apareció despues el derrotero de la India del capitan Horzbourgh, esta obra que se ha adquirido una justísima popularidad casi universal, se halla en manos de los pilotos de todas las naciones y puede decirse que es su código de mar; en ella se dan instrucciones para entrar por la Bahía de Manila y para navegar por toda la costa occidental de Luzón con descripcion de sus principales puertos, bajos, puntas, cabos &c La costa Norte de Luzón desde el Cabo Engaño hasta el Cabo Bojeador, las Islas Babuyanes y Batanes, las Marianas, todo es objeto de las investigaciones del capitan Horzbourgh. Dicen que le sirvieron para escribir sobre Filipinas, algunos manuscritos de capitanes de buques españoles; es posible que asi fuese pues el que discurrió sobre toda la India y China y sobre casi todo el globo, debió reunir para ello muchos materiales: pero los conocimientos especiales adquiridos por él mismo fueron muchísimos, asi como las rectificaciones de trabajos agenos que pudo hacer en sus dilatados viages. (*) Ya en el siglo diez y nueve, no son los Religiosos y los navegantes los únicos que escriben sobre estas Islas, pues comparten sus trabajos algunos particulares é individuos de otras carreras.

En 1802 se publicó el compendio de la grande Historia universal de Anquetil llena de errores en cuanto á Filipinas. Baste decir que segun este autor se halla situada Luzón frente de Malaca. A pesar de esto y de decir que los naturales no tienen oro porque no quieren cavar la tierra para buscarlo, y que solamente sacan todos los años mil quinientas libras para pagar el tributo, lo cual es inesacto, no deja Anquetil de ser razonable en otras cosas por ejemplo cuando se espresa así:

"Rara vez sucede que las familias de españoles establecidas en las Filipinas las dejen: pues volverian á España con muy mediana opulencia, porque sin embargo de vivirse cómodamente en aquellas Islas, son pocos los que en ellas se enriquecen; y ademas de ser dificil hallar para el pasage ocasiones directas, las que se hallan son en estremo caras: por lo cual una vez acostumbrados al clima, se quedan alli gustosos, y mas siendo, como es, muy suave el gobierno."

Esto es bastante ecsacto para el tiempo en que se escribió, aunque hoy no lo es. En 1803, se publicó un compendio de la historia de Filipinas por un religioso Recoleto llamado Fr. Joaquin Martinez de Zúñiga quien la dedicó al general Alava que estubo en este pais mandando una escuadra española. Dicha obra es tan escasa en el dia que apenas se encuentra uno ú otro ejemplar en el estudio de algun curioso.

Otra obra apareció en 1810 escrita por un francés llamado Santa Cruz, emigrado en estas Islas en tiempo del Sr. Aguilar y publicada en París. En ella hay un informe dado por el autor sobre las Minas de Manbulao en Camarines Norte, de resulta de una comision que para su reconocimiento dice recibió de aquel gobernador con otras que enumera; pero no tengo datos para saber si efectivamente fué como lo dice Santa Cruz (Sainte Croix.)

Comin escribió el estado de estas Islas en el mismo año de 1810, mas no publicó su obra hasta 1820 que lo verificó imprimiéndola en Europa. D. Tomás Comin, era empleado de la compañía de Filipinas y adquirió en el tiempo de su residencia en el

En 1836 se habian hecho ya cuatro edicciones de esta obra magna en su género.

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